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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del capitulo:

Actualizando entre semana, les diré por qué no pude hacerlo el sábado o domingo y les explicare unas cosas.

Primero: Estoy en semana de exámenes y el sábado me puse a hacer una tarea (que era nuestro examen) y como yo soy tan buena alumna (Nótese el sarcasmo) me puse a hacer el trabajo (que desde hacia un mes debí haber hecho) dos días antes de entregarlo (o sea sábado y domingo).

Segundo: Estoy enferma, ya lo había dicho. La inspiración no me llega cuando ando enferma, pero ya tenía algo de este capítulo así que sólo era moldearlo y terminarlo para subirlo :3

Tercero: YO NO ACTUALIZO SÁBADO O DOMINGO. Trato de hacerlo estos días para que el fic termine pronto y para que no se pierda el hilo del asunto y ustedes no se aburran. Pero yo en sí NO tengo un día para actualizar debido a la escuela y a que surgen incidentes (u_u) y sinceramente no me gustaría decirles "Actualizo tal día" y ustedes esperen ese día el capítulo nuevo y por azares del destino no actualize porque no puedo ¿Qué tal si se enojan conmigo? D:

 

Y ya, eso es todo.

La culpa fue mía por no haberles dicho, así que me disculpo (u_u)

Gumball

El despertar de esa mañana fue muy diferente de las otras, no porque me levantara con el olor del desayuno, ni porque el hematoma causado por Marshall siguiera en mi cuello, tampoco era porque ese día Mentita volviera ya recuperada de su leve cansancio y no, tampoco era porque ese día era el último día de la semana, o sea, no más clase por dos días (Bueno quizá si un poco, ¡Al fin libre!) sino que me levante feliz ¿La razón? ¡No tengo la menor idea! Pero qué importa, estoy feliz y no veo razón alguna para no estarlo.

Baje a la cocina tarareando una canción sin nombre, abrace a mi hermana, salude a Mentita cogí comida para llevarle a Ciencia y subí a mi cuarto para llevársela.

─ Ten amiguito ─. Le di a Ciencia unas migajas de pan, le cambie su agua y limpie su jaula mientras él comía en su bolita de plástico. ─ ¿Sabes? -hable- hoy me he levantado muy pero muy feliz, no sé la razón pero no pienso quejarme, está bien tener esta sensación de algo en el estómago y creo que el que la sensación no me cause molestia es mucho que mejor ─. Me gustaba hablar con mi rata, sabía que no me contestaría pero si me escuchaba para mi bastaba. Ciencia era como un amigo, y qué mejor amigo que el que sabe escuchar y Ciencia sabía hacerlo. ─ Tengo que bajar a desayunar Ciencia, Marshall vendrá pronto y tengo que estar listo para que nos vayamos. Nos vemos al rato ─. Saqué a Ciencia de su ruedita y junte su nariz con la mía, Ciencia coloco sus patitas en mi nariz y vi cómo sus bigotes se movían. ─ Pórtate bien eh, no asustes a Mentita ─. Supongo que si Ciencia supiera hablar hubiera contestado algo como; “No te prometo nada” o quizá y posiblemente “No soy culpable de que esa mujer no pueda ni verme, ¡Aquí yo soy la victima! Mira que estar encerrado en esa jaula o en la rueda sólo porque ella no puede verme sin pegar un bote”. Coloqué a Ciencia en su jaula y volví a bajar tarareando la misma canción.

─ Se le ve muy feliz joven ─. Menciono Mentita una vez hube vajado a desayunar.

─ ¿Tú crees? ─. Pregunté.

─ Sí, lo creo ¿pasó algo bueno en mi ausencia? ─.

─ Hizo un amigo ─. Respondió mi hermana. ─ Y uno muy llamativo por cierto ─.

─ ¡¿En serio?! ─. Preguntó exaltada Mentita, lo cierto es que sabía que ambas se alegraban pues ellas mejor que nadie sabían que me costaba mucho hacer amigos. Y que el que hiciera uno en menos de una semana era algo para alegrarse.

─ Sep, así es ─. Dije sin poder contener mi alegría. ─ Se llama Marshall ─. Presumí.

─ Oh ya veo, me alegro mucho por usted señorito ─.

─ Cielo desayuna rápido, te viene a buscar Marshall ¿No? ─.

─ Creo que si ─.

─ Bueno entre si crees o no come ─.

─ Ya sé, ya sé ─. Mencione masticando el primer bocado.

Marshall

─ No quiero ir a la escuela ─. Rogué a mi madre quien en ese momento se encontraba haciendo el desayuno.

─ Tienes que ir, no estás enfermo y es la primera semana no puedes faltar ─ Contraataco.

─ ¡Por eso mismo! Es la primera semana así que no hace mal sino voy ─.

─ Irás porque yo así lo digo punto final, de hecho llamare a la escuela para preguntar si llegaste ─. Amenazó.

─ Está bien, está tú ganas ─. Subí escaleras arriba hacia mi cuarto, tenía que alistarme rápido pues había que pasar por Gumball.

─ ¿Por qué no quieres ir a la escuela, eh? No has faltado en lo que va de la semana y precisamente hoy no quieres ir ─. Marceline estaba en mi cama sentada viéndome correr de un lado a otro acomodando mis cosas.

─ Simplemente no quiero, y te equivocas, el segundo día de clase falte por cosas que no pienso decir ─.

─ Oh, ya veo ─.

─ ¿Qué quieres? ─. Pregunte, mi hermana no era exactamente de pasar tiempo conmigo y si estaba en mi cuarto por algo era.

─ ¿Le dirás algo, no? ─. Pregunto, mientas me quitaba una camisa, para probarme otra.

─ ¿A quién? ─.

─ Al niñito ese que vino ayer, ¿Cuál era su nombre?... Ah, sí Gumball ─. Me tense al oír ese nombre, mi hermana lo noto y siguió hablando. ─ Te gusta ¿No? Me imagino que no quieres ir a clase porque ayer sucedió algo y metiste la pata hasta el fondo ─.

─ N-n-no-no sé a qué te refieres ─.

─ ¡Venga gilipollas que has tartamudeado! He dado en el blanco ─. Eso lo dijo con su retintín y me molesto. No me agradaba ser un libro abierto para las personas, pero cuando de mi hermana se trataba era imposible que yo le ocultara algo. ─ Venga, siéntate y háblame de lo acontecido, quiero saber cómo es que mi hermanito quien toda su vida a rechazado a los hombres que se le declaran ha terminado gustando de uno ─. Marceline hizo una pausa para contener su risa burlona y luego prosiguió. ─ Espero y no te estés confundiendo ¿Sabes? Ayer que lo vi de espaldas y el niño parece mujer. Así que… te lo menciono sólo para asegurarme de que en realidad sabes que es hombre y no mujer ─.

Lancé un resoplido de disgusto mientras iba a sentarme al lado de mi hermana. Al lugar que ella había señado.

─ Sé que es hombre y también sé que me gusta, así que puedes estar tranquila tu hermano no se volvió de la otra acera sólo por confusión ─.

─ Eso cambia las cosas pero en fin lo mencione para asegurarme de que no te equivocabas por la abstinencia o algo ─.

─ Jajajaja no estoy en abstinencia Marce ─. Marce, era como yo llamaba a mi hermana, supongo que era un gesto cariñoso entre ella y yo. No le gustaba que la llamaran así por otros “Estoy orgullosa de mi nombre así que llámame Marceline y no me pongas apodos” solía alegar, pero a mí me dejaba llamarle Marce.

─  ¿Y entonces? ─.

─ ¿Y entonces qué? ─. Pregunte.

─ Pues que qué mierda piensas hacer, o más bien por qué no quieres ir a clase ─.

─ Oh, eso… ayer le dije que tenía algo que decirle, él pregunto qué y yo le respondí que hoy le diría… pero… ─.

─ Pero no le quieres decir -asentí- Te le ibas a declarar ─. Más que pregunta sonó a afirmación y volví a asentir. ─ Pues ve y declárate, no veo porqué debas contenerte ─.

─ No quiero ser rechazado ─. Musité.

─ Já, ¿Eso es todo? “sin pena no hay gloria” ─ Recitó Marceline.

─ ¡Pues prefiero penar que lamentar un rechazo y perder su amistad! ─.

─ Pues eres un estúpido ─. Marceline se levantó de donde estaba y se dirigió a la puerta, y antes de salir me volteo a ver. ─ Y yo no tengo hermanos estúpidos ─. Y una vez dicho eso, se marchó.

***

Mi madre se iba hoy, como había mencionado el día que llego era muy probable que sólo estuviera dos días, y sí, así fue. Le hablaron del trabajo unos minutos antes de que yo me quitara de la casa, ella junto sus cosas y se fue… pero no sin antes advertirme que pensaba llamar a la escuela para asegurarse de yo había llegado.

Toque la puerta de la casa de Gumball y escuche cómo las cosas revoloteaban adentro, minutos después abrió una mujer de aspecto joven y de cabello rojo con unas pecas en la nariz.

─ ¡Señorito Gumball han venido por usted! ─ Grito y después centro su atención en mí. ─ Entonces usted es el amigo del señorito… ¿Cómo es que menciono que te llamabas?... Marline, Marcia… no, no esos son nombres de mujeres… esto… ─.

─ Marshall, mi nombre es Marshall ─. Sonreí ante lo despistada que parecía ser la joven.

─ ¡Oh, sí! ─. Exclamo la joven. ─ Un gusto conocerle joven, soy la ama de llaves de la casa y niñera a tiempo completo del joven Gumball ─.

─ ¿Niñera? ─. Pregunte. ─ ¿No es Gumball ya algo mayorcito para necesitar niñera? ─.

─ Sí, sí lo es. Pero también es algo torpe. Por eso tiene niñera sólo que él no lo sabe ─. Menciono risueña la joven y yo reí.

─ ¡Ah, Mentita no estés diciendo mentiras sobre mí! ─. Chillo Gumball quien venía apareciendo detrás de… Mentita al parecer.

─ No estoy diciendo mentiras joven, de hecho todo lo mencionado es verdad. Pero no se preocupe que no he dicho nada que le pueda avergonzar. Y en vez de estar riñéndome debería apresurarse a irse o puede llegar tarde─.

─ ¡Oh, es cierto! Venga Marshall hay que irnos ─. Todo pasó tan rápido que para cuando me di cuenta Gumball sujetaba mi mano y corríamos hacia la parada del bus. Transporte que habíamos empezado a usar después del incidente del tranvía.

La mano de Gumball era cálida y suave, me daba un sentimiento de conformidad.

Sí, lo había decidido. Hoy me declararía y si Gumball me rechazaba ya tendría tiempo de sobra para tirarme a la amargura del rechazo. Pero al menos por hoy no pensaría en eso.

Gumball

Marshall y yo llegamos al salón sudorosos y agitados debido a que el horario del autobús que tomábamos había cambiado. Para cuando llegamos a la parada sólo podíamos visualizar la parte trasera del camión irse. Sucede que antes de tomar el camión que nos dejaba cerca de la escuela había uno que pasaba antes y por lo tanto al verlo no creímos que fuera el nuestro así que nos sentamos a esperar pacientemente la llegada del nuestro, pero al notar que este simplemente no aparecía Marshall y yo terminamos preguntándole a una joven que trabajaba en una cafetería cercana a la parada y esta nos informó del cambio del horarios ¿Qué ocasiono eso? Pues que Marshall y yo corriéramos como si de una maratón se tratara hasta llegar a la universidad.

─ Creo- creo que he- creo que he bajado mi desayuno en esta carrera ─. Menciono Marshall mientras intentaba inhalar el suficiente oxígeno e intentaba calmar su respiración.

─ A ti- a ti no te fue tan mal ─. Conteste desplomándome en el pasillo que daba frente a nuestro salón. ─ Tú no- tú no te caíste tres veces.

─ Ya me habías dicho que -Marshall inhalo aire para después seguir hablando- que eras torpe, pero no pensé que me lo contaras en serio ¡Cuando nos conocimos dijiste que corres se te daba bien! ─.

─ ¡Para correr por mi vida, no para correr una maratón sólo por perder el autobús! ─.

─ ¡Debiste pensar que corrías por tu vida! ─.

─ ¡Ah! ─. Iba a contestar algo, pero lo cierto es que Marshall tenía razón. Quizá si me lo hubiera pensado como una carrera para salvar mi vida la cosa hubiera ido mejor y no hubiera llegado con el pantalón rasgado de las rodillas.

─ Te acabas de dar cuenta de que era una buena idea ¿No? ─ Menciono un altanero Marshall, quien extendía su mano para ayudarme a levantarme.

─ Ya quisieras ─. Conteste, pero de igual forma acepte su mano para levantarme.

─ ¡Ah, ustedes! ─. Grito una Betty quien volvió a tirarme al suelo con una tacleada. ─ ¡Creí que no vendrían! ¡Faltaron el segundo día y ayer! ─.

─ Hoy hemos venido y nos vamos a quedar, por cierto buenos días Betty ─. Saludo Marshall y tomo a Betty por debajo de los brazos y la quito de encima de mí. ─ Ahora, vamos a entrar al salón porque no quiero que me dejen fuera de clase ─. Marshall volvió ayudarme a levantarme.

─ ¡Ah! ─. Grite esta vez yo.

─ ¿Y ahora qué? ─. Pregunto Marshall.

─ Ayer me mandaste un mensaje sobre que hoy me dirías… bueno no dirías sino que hoy me preguntarías lo que no habías podido preguntar anoche. Quiero saber qué me preguntaras ─. Marshall (quien había estado dándome la espalda) se volteó  a verme y sólo me dedico una sonrisa.

─ Te lo preguntare después de clases, cuando estemos solos ─. Y se volvió hacia el salón.

Lo cierto es que debí entrar detrás de él, pero no lo hice, me quede un rato más pensando en la sonrisa que Marshall me había dado. Sentí que era diferente. Era una sonrisa bonita, tranquila y hasta apacible si me lo pensaba mejor.

Por un momento pensé que sería bonito que sería bonito que esas sonrisas sólo me las dedicara a mí.

Notas finales:

Ahora, a reponder los Reviews (/.w.)/


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