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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del capitulo:

Lamento haber tardado ;-; estube trabajando y apenas ayer se desocupo el lugar... Bueno no les diré más.

También estubo eso de que no venía ningún nombre inspirador para la pandilla etcétera, etcétera. 

Sus insultos 'amorosos' con respecto a la actualización me llamaron </3

En fin, perdonen la tardanza.

Gumball.

Ese día me levante con algo de culpabilidad, ojeras y el sentimiento de todo el peso del mundo en mis hombros, ni siquiera había podido dormir cómodamente en mi cama después de lo sucedido en la tarde del día anterior, al principio creí que era por culpa del cubrecamas, así que me levante en la madrugada a cambiarlo y puse un diseño completamente diferente al que tenía con anterioridad.

Pero el problema no era el cubrecama ni la cama misma, yo simplemente cerraba los ojos y el recuerdo de Marshall haciéndome esas cosas venía mi mente, a lo último opte por tomarme unos somníferos ¡Qué funcionaron de maravilla!

 

Marshall                        

Sí, hombre. Hoy lo llevaré para que lo conozcan, trata de que esté la mayoría de mis súbditos ─.

Viejo, eres un puto. Y si no fuera porque eres mi amigo de infancia, hace mucho te hubiera golpeado ¡Mira que llamarme el mero día en el que traerás tu novio a conocer a la pandilla, y decirme que los reúna a todos para que lo vean en cuestión de horas! Marshallito quiere una paliza ¿No?, porque te la estás ganando ─.

Flame, deja de andar de marica refunfuñón y haz lo que te pido, que no es ningún imposible. Carajo pareces novia olvidada ─.

¡Arg! ¡No quiero ser llamado marica, y menos por ti! Mierda, con respecto a reunir a los demás, lo haré, lo haré sólo porque hasta yo tengo curiosidad de ver cómo es el niñito que te volvió de la otra acera en cuestión de semanas ─. Y colgó.

Flame, definitivamente me golpearía cuando me viera,lo había hecho esperar por mi maravillosa presencia por mucho tiempo y no conforme lo hacía trabajar... pero bueno. Este no era momento para preocuparme, ya lo haría cuando lo tuviera detrás de mí en una carrera por salvarme de sus puños.

Mire el reloj de mí celular esperando que ya fueran las once y media para poder ir a buscar a Gumball, pero ¡Warg! El tiempo tenía algo en contra de mí, ni siquiera las once veinte, creo que ayer gue lo mismo. Necesito revisar ese reloj después.

Me senté en el sofá con los brazos extendidos y la pierna derecha sobre la izquierda a esperar la hora en la que pudiera ir a buscar a Gumball.

El recuerdo del día anterior vino a mí tan vívidamente que solté una risita y curveé los labios en completa felicidad, el simple recuerdo de, Gumball, completamente rojo y excitado por mí causa me ponía a salivar. ¡Mierda, cómo lo deseaba en este momento! Uff, tranquilo Marshall, no lo pienses tanto o tendrás una erección y en estos momentos con tu hermana merodeando por la casa no es buena idea.

Me toqué la sien con la mano izquierda y me di un leve masaje para calmar los humos.

Necesitaba hablar con Gumball, así que simplemente tomé mi celular y le marque. Esta vez él no tardo en contestar.

¿Hola? ─. Preguntó algo dudoso, ah, es que a veces era más mono, su timidez me agradaba, pero dicen que los más tranquilos son los más peores. Yo no quiero provocar la ira de Gumball.

 ─ Hey, ¿Qué haces? ─.

Escojo mi ropa ─.

¿Escoger? ¿Para qué? ─.

Pues para vestir, dah, ¿Para qué más será? ─.

Aah ─. ¿Fin de la conversación?

Sí… Marshall… ─. ¡Ah, coño, pero no me pongas esa vocecita tan baja que me cohíbo!

¿Eh, qué pasó? ─.

¿Cómo es el lugar al que vamos? ─. A ver, ¿El lugar?

¿Y tú para qué quieres saber eso? ─.                     

Pues para ver qué me pongo ─.

Vale, ahora sí me estaban entrando los puñeteros celos.

¿Te estás arreglando para ir a allá? ─. Pregunte con la voz más tranquila que podía hacer, sí, esa en la cual parecía que te estás aguantando para no decir todo lo que piensas y por lo tanto suenas peor.

No me estoy arreglando, sólo escojo qué ropa llevar ─.

¿Y eso qué importa? Sólo conocerás a mis amigos ─.

Gumball, soltó una carcajada del otro lado de la línea que duro minutos, me lo pude imaginar lagrimeando  mientras se agarraba el estómago debido al dolor de reír mucho.

¿Y ahora qué dije?

Serás tonto, no me arreglo para tus amigos por si eso te preocupa ─.

¿Y entonces? ─. Gumball se tomó su tiempo para contestar, supuse que estaba recuperándose de la carcajada que se había dado a mi costa.

Me preparo para el clima y el lugar ─.

El clima de hoy es agradable, ni frío ni caluroso ─. Por el lugar… bueno. Considero que la Nocheosfera en realidad es muy tranquila, ahora lo es.

Si, bueno en fin ¿Estás haciendo algo importante? ─. ¿Echar la flojera sería importante?

No, estoy libre ─. Mencione alegremente. Me acomode en el sofá, quedando acostado en este.

¡Qué bueno! -menciono Gumball con malicia- porque así puedes venir a mi casa y ayudarme a escoger la ropa que llevare ─.

Aah, estoy tan débil ─. Apague un poco mi voz y la moldeé a modo que sonará como la voz de esa niña que salía del pozo en una película cuyo nombre no recuerdo.

Gumball, en lugar de creérselo soltó un grito seguido de una maldición.

Marshall, no uses esa voz cuando hablas por teléfono. Casi me suelto el celular del miedo que me has causado ─.

Jajajajajajajaja perdón, perdón ─.

En fin te espero ─.

Iba a replicar, pero Gumball ya había colgado. ¿Qué les pasaba hoy a las personas?, todos me colgaban antes de que yo replicara, me levante con pereza del sofá y fui hacia mi cuarto, subir escaleras en un momento de flojera era un martirio.

─ ¡Ah, cómo desearía poder volar! ─. Grite cuando llegue al último escalón y con la misma me dirigía a mi cuarto a buscar ropa y meterme a bañar.

Gumball

Tenía una montaña de ropa en mi cama y aunque literalmente había mucha ropa de dónde escoger yo simplemente no podía escoger un conjunto.

─ Aah, necesito ayuda ─. Devolví el short corto a la pila de ropa y luego me lancé sobre esta. ─ Parezco colegiala escogiendo qué ropa llevar ─. Me hice un ovillo entre toda esa ropa e intente dormir un poquito.

Pero pareciera que la suerte no estaba de mi lado, Mentita, toco a mi puerta diciéndome que mi amigo había venido y por amigo se refería Marshall.

─ Dile que pase ─. Fue mi contestación, deshice la amorfa forma en la que me encontraba y me senté en el montón de ropa a esperar a que Marshall entrara.

Lo primero que entro de él fue su cabello negro como la noche, ese mechón característico de su persona. Marshall, entro a medias y se paró en el marco de la puerta, desde ahí me observo.

─ ¿Te bañaste? ─. Pregunté, él asintió. Se relino en la puerta y se apoyo en su hombro.    

─ Tienes hecho un reguero Gumball, deberías limpiar ─.

─ Lo haré, pero primero ayúdame a escoger una vestimenta ─.

Marshall, se movió de donde estaba y camino hasta mí, se puso de cuclillas en frente de mí y como un niño pequeño puso sus brazos en mis piernas y luego su cabeza.

Yo, extrañado y conmocionado por el repentino acto, sólo empecé a acariciarle el cabello

─ Quiero verte con un sexi short  corto ─. Menciono Marshall, a la cual respondí con una palmada en la cabeza y Marshall soltó un ‘Auch’.

─ Me pondré un pesquero, lo he decidido ─. Marshall torció el cuello y supuse que la idea no le gusto.

─ Da igual, te verás sexi ─. Otra palmada.

─ ¡Ay, basta de agresión! De acuerdo, de acuerdo ya no te diré nada ─.

─ Así me gusta ─. Dije orgulloso, Marshall, por su parte hundió su rostro en mis piernas y me apretó levemente los costados con la palma de sus manos.

─ Podrías estar así por mucho tiempo ─.

Creo que Marshall se empezó a dormir, su voz empezaba a sonar apagada y cansada.

─ Marshall ─. Susurre, él contesto con un ‘¿Jum?’ a lo que yo pregunte si tenía sueño, él dijo que no, solo que se sentía bien estar así, en mis piernas.

Lo deje estar por un rato más así, en lo que pensaba mentalmente qué ponerme y empezaba a armar conjuntos para vestir, porque sí, yo conocía de memoria toda mi ropa. Lo suficiente para saber qué camisa iba mejor con determinado pantalón.

***

 

Después de unos cinco minutos llegué a la conclusión de que no sabía qué ponerme, deje de acariciar a Marshall y me hice hacia atrás apoyándome en mis brazos, Marshall por el contrario se acurruco más en mí.

Parecía un niño, quizá a muchas personas él les pareciera atractivo y ciertamente lo era, pero en estos momentos, Marshall se me hacía más lindo que atractivo.

¿Será amor?

No, no, no lo creo, es atracción. Es muy pronto para decir que le amo.

Marshall

Gumball, olía a rosas, desde el primer día que le conocí ese era el olor que sentía en él, me pregunto si será su champú o simplemente es su persona.

Hay gente que tiene un olor corporal muy rico, por ejemplo… hmm ¿Quién?... ¡Ah, sí! Mi hermana, mi hermana huele a lilas, desde pequeño tenía la duda de si era su champú o algún perfume, así que cuando me animé a preguntarle qué perfume usaba porque olía muy bien, ella simplemente se encogió de hombros y me llamo ‘tarado’ después de que yo hiciera berrinche y no le hablará por días ella terminó diciéndome que era olor corporal.

Obviamente no le creí, pero con el tiempo me fui dando cuenta que era cierto, y que así como había personas que olían a rosas y lilas, también había personas con las que sólo olerlas te provocaba alejárteles.

─ Marshall -hablo Gumball- necesito escoger mi ropa, así que si te levantarás de mis piernas me ayudarías mucho ─. Empezó a removerse lentamente, creo que pensaba que yo estaba durmiendo.

Después de unos minutos en los cuales yo no colaboré ni un momento, Gumball se rindió de moverse y yo seguí sobre sus piernas.

Estaba actuando tan infantil, pero es que no lo podía evitar, él me daba ganas de hacerle maldad y portarme todo ridículo. Aah si me vieran mis amigos así me negarían y luego se reirían…

¡Amigos! Mierda, hoy debíamos irlos a ver. Me levante rápido, mire hacia Gumball quien me miro con sorpresa debido al repentino acto.

─ ¿Qué te falta por escoger? ─. Pregunte ligeramente sobresaltado. ¡¿Por qué siempre me olvidaba de ellos?! Que mal amigo soy.

Gumball por el contrario estaba muy tranquilo. Que bonito.

─ Sólo la camisa… ─. Interrumpí su charla mientras rozaba su nariz con la mía. Una sonrisa se mostró en su rostro, él puso sus manos en mi pecho en señal de que me detuviera para que lo dejara hablar (Maldición, quiero cambiar el día de la visita). ─ Pero no sé cuál usar ─. Terminó de decir, llevo sus manos a la pila de ropa en la que se encontraba y saco de un pesquero beige de esta. El pesquero se veía fresco y tenía varias bolsas además de una correa que se posaba por los lados. ─ Ayúdame a escoger una camisa ─.

─ Bueno, levántate del montón de ropa ─.

Gumball se levantó y se sentó en la silla de su escritorio mientras yo buscaba alguna camiseta.

Este niño… ¡Tiene mucha ropa y no sabe qué escoger!

Escogía una camisa y si no me gustaba la tiraba, y así hasta que di con una que me pareció aceptable. La camisa era de manga mediana (le llegaba hasta el codo) era de color verde jade  (la mitad de las mangas,  del codo hacia abajo y de la mitad del pecho hacía la cintura) y amarillo opaco (de los hombros hacia los codos y de la mitad pecho que faltaba hacia el cuello). Se le vería bien con el pesquero. Se la lancé a Gumball y este la agarro al vuelo, la miro con cierta consternación (como si nunca hubiera visto esa camiseta).

─ ¿Qué pasa? ─. Pregunté al ver que su reacción no cambiaba. ─ ¿No te gusta acaso? ─.

─ N-no, no es eso, es que esta camisa la tenía perdida ─.

─ Oh… no se me hace extraño, tienes mucha ropa, deberías donar a la caridad ¿No crees? ─. Él sonrío ante mi comentario.

─ Si, lo haré ─. Se levantó de donde había estado y se dirigió a la puerta. Antes de salir se giró para hablarme.

─ Me iré a bañar, ya vuelvo. No toques nada ─.

Y salió. ¿Que no tocará nada? ¡¿Qué rayos iba a tocar sin que él se diera cuenta?! Gumball era demasiado ordenado, y por eso sabía que si yo tocaba algo él lo sabría.

Por esa razón estaba reteniendo la curiosidad, porque de tocar quería tocar muchas cosas. Saber más de él.

***

Gumball regreso después de un cuarto de hora, venía con el pesquero puesto y la camisa que yo (ah, se siente bien decir eso) le había escogido, entro secándose el cabello.

─ Vámonos ya ¿No? Para que lleguemos a tiempo ─. Dijo él en lo que sacaba su tolla a la terraza y la dejaba en una silla que había ahí.

─ Umju, vamos, te advierto que son uno salidos ─.

─ No sé por qué no me extraña ─.

─ Hey, yo soy muy normal ─. Me defendí.

─ Ajá claro ─.

Bueno, yo era el líder de toda esa parvada de salidos así que quizá no era tan normal. Pero yo me consideraba normal eso es algo ¿No?

***

Al salir de su casa nos dirigimos al tranvía, había que tomar ese transporte dado que era el que más rápido iba y el único que pasaba cerca de la Nocheosfera. Por mí me iría caminando, no quería que Gumball reviviera memorias poco agradables, pero dado que él parecía distraído cuando subimos supuse que ya había olvidado el pequeño problema que hubo.

En el lapso del camino me fui comiendo la boca de Gumabll en cada oportunidad que tenía, besos leves, besos profundos, lenguas, labios roces fue lo que hubo hasta que llegamos a la Nocheosfera a él no parecía molestarle  y menos incomodarle. Yo, por mi parte me la estaba pasando de puta madre.

Ya quería que ellos lo conocieran, Gumball les agradaría.

A algunos más que a otros, mi preocupación eran las mujeres.

Notas finales:

Oh, no. Mujeres (xD)

Ya tengo el nombre de la pandilla :'v

por lo consiguiente viene mi familia de visita, así que dudo actualizar. Pero trataré :)


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