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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del capitulo:

*Se pone de rodillas y pide perdón*

Lamento la tardanza, este capítulo en especial es largo, además tube problemas ya que el word lo eliminó (cuando ya había escrito 4,000 palabras QnQ) y lo empecé desde cero.

Le puse a Flame de nombre Rie, la verdad quería llamarlo Noah, pero leí un libro donde el personaje se llamaba de esa forma y me gusto mucho para Flamitas.

El capítulo es de por los menos 5 mil y algo de palabras.

Mi Facebook

Ya lo tengo puesto en mi descripción, y no pensaba ponerlo aquí. (Pero dado que no sé siquiera si leyerón mi descripción) Lo pongo aquí para que ahora sí, ustedes puedan ir a mandarme mensajes exigiendo capi :'D

Gumball

─ Entremos ─. Me dijo Marshall a lo cual prosiguió a tenderme su mano, (sinceramente eso se me hacía muy cursi, y estoy seguro que a él igual. Exactamente “cursi” fue los que me hizo dar la mano. Quizá estábamos a punto de entrar a la boca del lobo.).

Habíamos estado caminando por al menos unos veinte minutos después de bajar del tranvía. La “Nocheosfera” era una colonia de clase media olvidada por los altos poderes del país, era oscuro y parecía falta de vida, se sentía un aire frío en ella. Marshall, me había contado en el tranvía que en realidad antes era la colonia más prospera de todo AAA, pero después del golpe de estado que habían hecho para subir al poder a su líder, Hunson, El país decidió olvidarse de ella, y ahora las decisiones importantes y elecciones gubernamentales y presidenciales eran tomadas sin pedir opinión alguna de sus habitantes.

─ ¿Habrá alguien? ─. Pregunté dudoso, estar en una ciudad olvidada de la mano de la justicia no me daba una especial alegría.

─ Tranquilo, habrá alguien ─. Nos encontrábamos en una casa de aspecto deprimente, hecha de tablas y de un color que oscilaba entre añejo y opaco. Marshall dijo (antes de subir la colina en la que se encontraba la casa) que ese era “El cuartel” y que ahí se reunían él y sus amigos cuando no tenían nada que hacer y estaban aburridos de estar en su hogar. Era el cuartel, pero el nombre que le daban era “La cueva”.

Marshall abrió la puerta de “La cueva” y lo primero que pude notar fue un grupo de jóvenes amontonados (porque no encuentro otra forma de expresar el hecho de que están completamente el uno sobre el otro y el término “hechos bola” siempre he sentido que es inapropiado y vulgar), estaban completamente absortos viendo a…

─ ¡Es Reno! ─. Grité, todos los que ahí se encontraban voltearon rápidamente hacia la puerta. Sentí como varios pares de ojos se posaban en Marshall y de ahí pasaban a mí. ─Perdón… ─. Articulé.

─ ¡Gumball! ─. Reno, (quien era el único que conocía de los allí presentes) corrió hacia donde estábamos Marshall y yo. Aparto a Marshall de un manotazo y me abrazo. ─ Qué alegría el verte por aquí. Entre la calaña ─.

Yo solté un “¿Ah?” y Marshall una maldición, jaló a Reno de la capucha de la sudadera que llevaba.

─ Respeta más a tu líder ─. Marshall tocaba con su índice el pecho de Reno mientras le decía eso. ─ Y él es mío ─. Me apunto a mí. Después de eso tomó mi mano y empezó a caminar despreocupadamente (jalándome a mí) hacia el interior de la casa.

Las personas se hacían a un lado para dejarlos pasar.

Cuando llegamos a un sofá que de sorpresa era rojo (nótese el sarcasmo), todos se acercaron y empezaron a hablar animadamente, Marshall sonreía con lo que le contaban, hasta que un muchacho de cabellos rojos se acercó a él.

─ Vaya, pero si el reyecito se dignó a aparecer ─. Soltó con burla el joven. ─ Y no viene solo por lo que veo ─.

Marshall, se paró rápidamente en actitud amenazadora.

─ Marshall… no… ─. Hable, temí que se pelearan. Pero nada de eso sucedió.

─ ¡Cabrón! ─. Marshall y el joven se abrazaron con camaradería y se palmearon las espaldas.

Una vez se hubieron separado el joven posó su vista en mí.

─ ¿Es él? ─. Preguntó el joven.

─ Sí, es él ¿A que es una monada, no? ─. Menciono Marshall con una sonrisa.

El chico me extendió su mano a forma de saludo y me mostro una sonrisa.

─ Gusto en conocerte, me llamo Rie, pero todos me dicen Flame ─.

─ Gum-Gumball, me llamo Gumball ─.

─ Un placer Gumball ─. Dijo el chico, soltó mi mano y luego se volteó hacia los demás. ─ Bueno chicos ¿No piensan presentarse acaso? ─. Los demás jóvenes sonrieron con cierta emoción y en un corto momento estaba rodeado de personas y nombres.

Marshall

Bien, al menos a la mayoría les había agradado Gumball, eso ya era un gran paso.

─ ¿Y los mellizos? ─. Pregunté a Flame, quien se encogió de hombros. Nos encontrábamos a fuera de la casa, necesitaba ponerme al tanto de lo que había ocurrido en mi ausencia.

Los mellizos, era como nos referíamos a Finn y Fionna. Teníamos varios adjetivos calificativos para ellos, pues eran un remolino de problemas y desgracias, pero también eran los consentidos (de los demás, porque míos… la verdad no tanto), eran los más pequeños (junto con Reno quien les diferenciaba la edad por un año) del grupo y por ende se les perdonaba la mayoría de sus insultos y agresiones, en sí, no nos molestaban mucho ya que sólo hacían y deshacían en las pandillas contrarias. Habían llegado a nosotros después de que Flame y yo los salváramos de una riña con (quienes entonces) eran los más fuertes de la Nocheosfera. Después de eso se volvieron como la mugre de una uña.

Sino siguen a Flame a donde sea, me siguen a mí.

─ Les dije que hoy vendrías, no deben tardar en llegar ─. Fue su escueta respuesta.

─ Ya… bueno ¿Qué tanto ha pasado en mi ausencia? ─. Pregunté cambiando de tema.

─ No mucho, Reno presumió un celular a inicios de la semana, celular que debo decir ya no le veo, así que habrá que suponer que ya lo perdió, los mellizos hicieron un barullo porque no aparecías, Grumos se la pasó diciendo que si no volvías él te iría a buscar, la gata Cake dio gatitos y el perro Jake de a lado los quiso matar. Intentaron atacarnos por los K3, ya sabes por el área que tenemos, pero los mellizos y Reno se encargaron del asunto. Les debes unos dulces a los bebés ─. Menciono con malicia Flame

─ Aahrg, esos niños no comen dulces como los niños normales ¡Voy a quedarme pobre! ─.

Flame rió ante mi desgracia.

─ Tu novio… -dejo de hablar cuando vio la mirada furibunda que le lancé- Hey, hey tranquilo. No voy a decir nada malo de él ─.

─ De acuerdo, prosigue ─.

─ ¿Él en serio tiene 16 años? ─.

─ Sí, en serio ─.

─ ¿Y cómo es que…? ¡Oh, no! ¡¿No me digas que?! ─. Pregunto Flame, una pregunta que tenía pinta de burla, porque al parecer él ya se había dado cuenta de qué noviecito me había cargado.

Deje salir un suspiro que tenía la intención de calmarme, después de eso fruncí los labios y asentí.

─ Sí Flame, así es. Mi novio es un niño inteligente ─.

─ Waoh… ─.

─ ¿Qué? Él…

─ Él en serio debe ser algo -interrumpió- en otros tiempos, hace una semana para no ir tan lejos. Habrías soltado la palabra “Nerdo” con la cara más seria y déspota y hasta con el típico tono de burla que te caracteriza. Pero no, ahora has usado la palabra más inocente y la correcta debo aclarar. “Inteligente” ─. Dicho eso, Flame pasó a partirse de la risa en frente de mi cara (hablando banalmente).

─ Deja de soltar mierda -agarre su cara con mano izquierda, pero ni así se detuvo- Flame, me estás tocando lo paciencia que no tengo ─.

─Ya viejo, hasta tú sabes que es verdad ─.

Ni cómo contrariarle.

─ Vamos adentro antes de que ahoguen a mi bello novio ─.

─Sí, vamos a salvar a tu príncipe ─. Dijo con una risita que trataba de contener.

Íbamos a entrar de nuevo cuando sentí cómo se colgaban de mi cuello.

─ Mierda -dije yéndome hacia atrás, estaba a punto de caer- Puto Flame, no te me cuelgues ─.

─ No soy yo viejo ─.

Me volteé a mi derecha y ahí estaba él, parado, viéndome con burla. Claramente vi unos rubios cabellos deslizarse por mi flanco derecho seguido de una risita pícara y un beso en la mejilla.

Fionna.

─ ¡Marshall estás aquí, Marshall estás aquí! ─. Canturreaba encima de mí.

─ Fionna, maldición. Te he dicho que no te cuelgues así de mí, un día caeré encima de ti y te aplastare ─.

Me quité sus brazos de alrededor de mi cuello, la sostuve durante un intervalo de segundos detrás de mí, por medio de sus brazos y luego la solté para que cayera de pie. Fionna me abrazo de la cintura y reía de la felicidad.

─ Está bien -dijo- ¡Hermano! Marshall está aquí ─. Hablo.

─ Ya lo noté, no te cuelgues de él de esa forma. Se enojara ─. Fin, quien era el más calmado de los dos, apareció de mi lado izquierdo (estos niños tenían una extraña manía de aparecerse sorpresivamente). Tenía una ligera sonrisa en los labios. ─ Bienvenido ─. Menciono.

─ Sí, ahora, ¿Finn te importaría?... ─.

─ Ya sé, ya voy ─. Dicho eso, se pasó detrás de mí y empezó a jalar a Fionna de la cintura para separarla de mí. Fionna chillaba que no la jalaran y Finn la ignoraba. Flame me jalaba de las manos y Finn jalaba a Fionna para separarla, esto era lo de siempre.

─ Jeje ─. Se escuchó una risita desde el marco de la puerta.

Volteé a ver y vi a Gumball cubriéndose la boca con su mano. Fionna me soltó cuando lo vio.

Pude presenciar la mirada gélida que le dio a Gumball una vez se puso enfrente de él.

─ ¿Y tú quién eres y qué haces aquí? ─. Pregunto con un tono grosero. Gumball torció levemente la boca. No en un acto grosero, Gumball no era así. Fue de sorpresa y creo que algo de indignación por el “tú”.

─ Um, yo soy- ─.

─ Es mi novio ─.

Fionna volteó a verme, su cara era de completa sorpresa.

─ ¡¿Qué?! ─.

─ Como lo has oído, esta persona de aquí es mi novio ─. Había caminado hasta Gumball en el momento del “shock” pase mi brazo por sus hombros y pude ver el enojo en la cara de Fionna.

─ Felicidades ─. Finn, que se había mantenido callado durante todo el jaleo apareció a salvar la situación. ─ Mi nombre es Finn y ella es mi hermana Fionna. Es un gusto conocerte ─. Extendió su mano hasta Gumball, quien la tomó sonriente.

─ Me llamo Gumball, un gusto ─.

─ Bueno, pasemos adentro. Creo que Marshall, tiene algo que decirnos ─. Flame, rodeo a Fionna con su brazo y la guío hasta adentro junto con Finn.

Afuera sólo quedamos Gumball y yo. Le abrace por la espalda y entrelace nuestras manos.

─ ¿Qué te parecieron mis amigos? ─. Pregunté.

─ Son muy agradables todos, me imagine que serían como tú,  personas alocadas y sin control, pero al parecer no ─. Dijo contento.

─ Humm, así que soy un loco sin control, eh ─.

─ Sep, eres un loco sin control ─.

─ Ya veo ─. Solté sus manos. ─ ¿Pues sabes qué hará este loco sin control? ─. Volteé a Gumball para que me viera, él movió la cabeza negativamente en respuesta a mí pregunta.

─ Te comerá hasta que de tu cordura no quedé nada ─.

Gumball enrojeció por mi comentario.

Gumball

Entramos a la casa después de que Marshall ‘abusara’ de mi incapacidad para defenderme.

Me había tocado tan indiscretamente y… ¡Sorpresa! Otras marcas, pero estas ya no eran chupetones, no. ahora tenía sus colmillos por todo mi cuello. ¿Acaso se cree vampiro?

Mi hermana se quedara sin maquillaje por mi causa.

─ A ver, tengo que darles un anuncio. -comunicó Marshall- pero antes que nada alcé la mano a quien le agrado Gumball ─. Marshall, estaba parado encima de su sofá (que ahora ejercía el papel de tribuna) e hizo saña levantando él mismo su mano.

Era imposible que algunos levantaran la mano dado que apenas me habían conocido. Pero otra vez me equivoqué.  Marshall apunto a Reno, quien había sido el primero en levantar la mano.

─ Bien… humm Reno, dime ¿Qué te agrado de Gumball? ─. Pregunto Marshall.

─ ¡Tiene aura! ─. Fue lo que gritó… ¿Aura?

─ Reno, explícate por favor ─.

─ Me refiero a que da un sentimiento de querer estar con él ¿O no, rey? ─.

─ Reno contigo nada puede permanecer oculto ─. Marshall dio un ligero suspiro y luego me volteó a ver, yo me sobresalte por el repentino interés en mi persona. Me había mantenido totalmente quieto para no ser visto, pero pareciera que Marshall siempre me vigilaba. ─ Ven aquí  ─. Me llamo.

Yo había permanecido hasta el final de todo el ‘monzón’ de personas para no interrumpir y poder apreciar un poco mejor el mundo de Marshall, pero ahora no podría gracias a que el tonto decidió hablarme.

Luego le daría una seria reprimenda, pero por ahora me toca aceptar- empecé a caminar con cierto titubeo hasta el sofá-tribuna, los jóvenes se hacían a un lado para dejarme pasar.

Me sentía un reo que camina directo a su muerte.

Cuando hube llegado hasta Marshall, este me tomo de la mano y me alzó hasta quedar (yo igual) parado sobre el sofá. Marshall me rodeo de la cintura con su mano derecha y empezó a hablar.

─ Bueno, me siento estúpido hablando aquí en frente. Pero si no lo hago de esta forma ustedes posiblemente no me creerán ─. Marshall apretó el agarre que tenía sobre mí y se posiciono levemente enfrente mío. Como si se preparara para algo. ─ Gumball, es mi novio. Y me gustaría que cuando él quisiera venir aquí no tenga que hacerlo con el temor de que hay gente que lo esperara para… hmm, golpearlo sí ─. ¡¿Golpearme?! ¡¿A mí, por qué?!

Una vez dicho eso quedé totalmente sorprendido. Golpearme, golpearme, golpearme, golpearme, golpearme, golpearme, golpearme. Golpearme.

Desde atrás (de Marshall), agarre el borde de su camiseta vaquera roja, la forma en la que un niño agarra a su madre en un mercado para no perderse era justamente la que yo estaba usando. Me encontraba en las nubes (y no de la manera buena), creí que al entrar a la universidad me liberaría de los posibles golpes que recibiría, pero al parecer ahora había empeorado. Tenía a todo un grupo de posibles delincuentes que querrían golpearme sólo por ser novio de su Marshall.

No por ser pareja gay, ni por parecer afeminado, no. Me querrían golpear por ESTAR con él. Aah, qué lío es este.

Podía escuchar los… ¿Felicidades? Espera, lo felicitaban.

Empuje a Marshall que me tapaba la vista y me posicione en frente de él (a medias). Las personas aplaudían y chiflaban.

─ ¡Ya era hora! ─. Gritaban.

─ Se lo han tomado mejor de lo que me esperaba ─. Rie, que había permanecido apartado de todo lo acontecido apareció a mí lado.

─ ¿Hiciste o dijiste algo? ─. Pregunto Marshall con una sonrisa en su boca.

─ Para nada, sólo me la pase diciendo que sería bueno que la próxima pareja que tuvieras la aceptaran, ya habías pasado mucho con tu antigua novia ─.

─ Viejo, ¿Te he dicho cuánto te amo? ─.

─ No, me lo imaginaba. Es decir ¿Quién podría no amarme? ─.

Seguido de eso, ambos se abrazaron.

Y me aplastaron.

─ Ay ─. Chillé. ─ Me alegra ver que se amen mucho, pero me están aplastando ─. Marshall y Flame  (como escuche que le llamaban) se separaron de inmediato al notarme.

─ Perdón príncipe ─. Dijo Flame.

─ Si, descuida… espera… ¿Cómo me llamaste? ─.

─ Príncipe ─. Volvió a decir.

─ Príncipe ¿Por qué? ─.

─ Si, ¿Por qué? ─. Marshall coló su mano por el cuello mi camisa y sentí sus dedos tocarme.

─ Porque si tú eres el rey, él es el príncipe. Ya que dudo que le guste ser llamado ‘reina’ ¿O me equivoco? ─.

─ No, para nada -dije- ¡Waaa! Marshall deja de estar toqueteándome ─. Grité, Flame se empezó a reír y los demás ahí presentes le corearon.

─ ¡Pero es que eres tan lindo, joder! ─. Me estrujo entre sus brazos mientras besaba mi cabeza, como si yo fuera un parvulario.

─ Aah, no puedo creer que el maricón de nuestro líder haya conseguido pareja antes que yo ─. Diciendo eso Flame bajo del sofá.

─ ¿Líder? ─. Mencione con tono de duda.

─ Oh, es cierto. No te lo he dicho ─. Marshall dejo de estar molestándome y paso a sólo abrazarme. ─ Te presento a la pandilla ─. Extendió su mano izquierda apuntando a todas las personas, personas que sonrieron.

─ Nos llaman “Omertà” ─. Dijo Reno.

─ Puto Reno, no seas mamón, no ves que el rey era quien quería presentarnos ─. Flame que estaba cerca de Reno, le dio una palmada en reprimenda, Reno hizo un puchero y luego le dijo “No te pego porque Gumball está aquí.”

─ Bueno, dado que uno de los parvulitos del grupo ya nos presentó. Estúpido Reno ─. Escupió en una Frase Marshall. ─ Nos llaman Omertà, te los presentó Gumball, estoy seguro de que te agradaran. Se ven maleantes, pero todos ellos estudian ─. Sonrío Marshall. Se bajó del sofá y me ayudo a mí, le agarre la manga del vaquero, Marshall se inclinó un poco para que yo pudiera alcanzar su oído.

─ ¿Por qué Omertà? ─. Le pregunté. Marshall se volvió a erguir y me dirigió una sonrisa pícara.

─ “No ver, no oír y callar” ─. Recitó Marshall. ─ ¿Te suena de alguna parte? ─.

¿Qué si me sonaba?, bueno la verdad sí, pero… ¿Qué tenía que ver el código de la mafia con el nombre de ellos?, debido a que no lograba atar cabos, moví negativamente la cabeza.

─ La ‘Omertà’ es el código de silencio y de lealtad de la mafia italiana, pero tranquilo que nosotros no matamos personas ─. Menciono rápidamente, supongo que debí poner una cara de completo pánico al escuchar la palabra “Mafia”. ─ Nos llamamos Omertà por “Lealtad”, nosotros no nos traicionamos ─. Dicho eso, me beso la frente y se fue con Flame.

Marshall

¡Lo aceptaron! ¡Joder, qué felicidad!

Gumball                                                    

Después de  que Marshall se fuera me sentí como un cordero en jaula de lobos. Él había dicho que eran confiables, pero es que yo no los conocía.

─ Jeje, ¡Felicidades! ─. Grito una chica cerca de mi oído. Llevaba los cabellos del color del arcoíris, vestía una blusa en distintos tonos azules, y unos pantalones de chándal negros. Con ella venía un muchacho vestido completamente de negro y el cabello teñido de gris.

─ Me llamo Arcoíris ─. Se presentó la chica.

─ Un- un gusto Arcoíris ─. La chica estrecho mi mano, la bajaba y subía con cierta efusividad que me daba miedo que me ‘zafara’ el brazo. ─ Un gusto a ti también ─. Estire mi mano libre hacia el chico de cabellos grises, él la estrecho, pero no hablo.

─ Él no habla mucho. Se llama Monochromicorn ─. Dijo Arcoíris.

─ Oh ya veo… ¿Pero sí habla? ─. Estaba siendo una persona chismosa, pero Monochromicorn me pareció una persona agradable.

 ─ Sep, si habla. Pero por lo general es muy callado. Aunque con todo y todo es un buen novio si sabes interpretarlo ─. Arcoíris tenía la voz algo aguda, pero se notaba que era de esas personas que les gusta hablar mucho y hacen amigos fácilmente. Monochromicorn por su parte parecía ser más de los chicos callados que dan su opinión a lo último luego de escuchar detenidamente a los demás.

─ Son una bonita pareja ─. Mencione con una sonrisa.

─ ¡Tú y Marshall también hacen una bonita pareja! ─.

─ Oh, yo-yo sí, eso creo ─.

─ Monochromicorn y yo estamos felices por él, después de su ruptura con Ashley las cosas no fueron bien, se había decaído un poco ─.

─ ¿Ashley? ─.

─ ¡Oh, perdón! ¿No te ha hablado de ella verdad? ─. Moví las manos negativamente. ─ Bueno, mira. No creo que yo deba hablarte de ella, después de todo es la vida de él. Así que lo siento ─.

─ Oh, no. Está bien, no te preocupes, entiendo ─.

─ Bueno, fue divertido hablar contigo. Nos vemos luego Gum-gum auf wiedersehen─.

─ Ah, sí. Auf wiedersehen ─.

─ Ashley engaño a Marshall, él se enteró y por eso terminaron ─.

Me volteé a ver a Finn, quien al parecer no le molestaba decir cosas de su líder.

─ Ya, ya veo… no, no creo que me debas decir esto ¿No te causará problemas con él si se entera? ─.

─ Está bien, él ya debe haberla olvidado. ¿Me puedo sentar? ─. Pregunto Finn, señalando un lado del sofá en el que me encontraba.

─ Claro, adelante ─.

Finn era un niño rubio de ojos azules, vestía pantalones de mezclilla, los cuales estaban desgastados de las rodillas (creo que eso es moda hoy día), usaba una camisa manga corta de color café. Parecía un niño agradable.

─ Bueno… ¿Cómo debo empezar?, en fin. Lo que te diré es de una época en la que ni mi hermana ni yo estábamos aquí. Esto nos lo contó Reno quien siempre ha sido algo boca floja ─. Fin se acomodó en el sofá y luego prosiguió. ─ Ashley era de otra banda, ella en realidad nunca fue querida por los chicos, nunca les dio la suficiente confianza. Pero a Marshall siempre le ha gustado llevar la contraria, además en ese tiempo él era un líder muy inmaduro ya sabes de los tipo “Yo soy el líder, yo mando aquí” ─.

Sonreí ante eso. Marshall parecía ser de ese tipo.

─ Me lo puedo imaginar ─. Mencione. ─ Prosigue por favor ─. Me interesaba saber un poco más del joven Marshall. De quien ahora, era mi novio.

─ Vale, vale. Como es de esperarse, no hizo caso. Anduvo con ella por lo que fueron 8 meses. Hasta que un día él llego decaído. Después de eso las prostitutas iban y venían de la casa a petición de él. Muchos “lealtad” (Finn, me explico que era así como se decían entre ellos. Para las demás pandillas eran Omertà, entre ellos eran lealtad) trataron de consolarlo, pero nadie podía. Flame no estaba cuando ellos rompieron por lo tanto no podía hacerlo entrar en razón. A lo último fue Ethan un amigo de su preparatoria quien lo ayudo. La verdad tendría que mentirte para decir qué hizo. Pero lo que sea, funciono. Marshall volvió a la normalidad después de eso y los días tranquilos de la Omertà volvieron y para cuando él se sintió mejor contó que la tal Ashley era ‘amiga de muchas camas’ ¿Me entiendes? ─. Preguntó Finn. La verdad no.

─ Me perdí en ‘amiga de muchas camas’ ─.

Fin se rasco el cuello, dio un respiro mientras veía el cielo. En ese momento parecía buscar las palabras y la forma adecuada de decirme las cosas en un modo entendible.

─ La tía era una puta con mayúsculas, mientras estaba con él también estuvo en la cama de otros, o sea. Sexo, con muchos, no sólo uno. Varios ─. Soltó Finn, su cara parecía seria pero el modo en que lo dijo sonaba tan lleno de rencor.

─ Ya-ya… ya entiendo… ─

Marshall, también había pasado por cosas malas, me sentía mal por preguntarle a Finn algo que debí haberle preguntado yo mismo a él.

Había sido engañado tantas veces por una sola personas y él no se dio cuenta.

Cuanto dolor debió pasar.

─ ¿Y tú crees que… por eso él… cambio de gustos? ─. Pregunté preocupado, no quería pensar que yo sólo era una manera de superar ese shock emocional. Marshall no parecía ser ese tipo de personas, pero la duda persistía.

─ ¿Gustos? ─.

─ Ah, esto… gustos sexuales… ─. Mencione en un susurro.

Finn me vio con cara de “Imposible”, cosa que no tardo en decir.

─ ¡No, jamás! Es decir, lo vieras como lo vieras Marshall siempre desbordo heterosexualidad y no es que ahora no lo haga sólo que nadie jamás pensó que un día vendría a decirnos “les presento a mi novio”, además lo que te estoy contando ya hace mucho tiempo que pasó y él ha madurado. No sé qué hayas hecho para atraparlo pero funciono ─.

─ Creo, creo que estás confundiendo las cosas… Marshall fue quien se me declaro, no al revés como piensas ─.

─ ¡¿Qué?! ¡¿En serio?! Es decir, no me mal interpretes… pero él-él, tú ya sabes no te ves tan masculino… y él… bueno, ya sabes─. Finn se había puesto completamente roja al decir eso.

Así que yo era el gay rematado.

─ Pues yo era perfectamente heterosexual antes de conocer a Marshall, he tenido una novia ─. Dije orgulloso. Bueno, después de escuchar a Finn decir que Marshall iba y venía con mujeres, quizá “una novia” no era algo por lo que estar orgulloso… ─ ¡Un momento! ¡¿Eso quiere decir que todos me tomaron por el gay que sedujo a Marshall?! ─.

Finn hecho a reír cuando dije eso. No se contenía para nada.

─ Sí, la verdad. Estoy seguro que nadie se esperaba que tú… ah ¿Puedo tutearte? ─. Vaya, que niño más educado.

─ ¡Claro! No hay problema ─.

─ Verás, todos creen que tú eres quien lo sedujo a él, no él a ti. Supongo que cuando se enteren todos se sorprenderán ─.

Yo sí me sorprendería, “el afeminado seducido por el heterosexual” era algo difícil de ver jajajaja.

─ Bueno lamento destruir el perfil de Marshall, pero esa es la verdad. Aunque viniendo del ‘afeminado’ quizá no sea muy creíble ─.

─ Tranquilo, no pareces ser de las personas que mientan. De hecho parecer ser de los torpes para mentir. Así que te creo ─.

Ay, duele que te digan la verdad. Es algo agridulce, pero está bien.

─ Es un poco doloroso si lo dices así, pero es-es cierto… ─. Ya me resigne a ser llamado torpe.

Marshall

─ ¡Eres un idiota, tú pedazo de estúpido! ¡¿Cómo pudiste?! ¡¿Por qué, ah?! ¡¿Por qué?! ¡No es justo! ¡¿Por qué él y no yo?! ¡Yo siempre… yo siempre…! ─.

Fionna golpeaba mi pecho hasta donde sus puños (y su estatura) le permitían, estaba llorando a mares y las palabras poco a poco se hacían menos entendibles. Se veía mal.

─ Tranquila Fionna ─. Trate de consolarla, pero dudaba mucho que me hiciera caso.

─ ¿Por qué Marshall, por qué? Yo siempre he estado desde que me uní a la pandilla. No es justo ─.

Fi se derrumbó, calló al suelo, se abrazó sus piernas y escondió su cara entre estas. Era una típica forma de                                hacer berrinche de ella, pero esta vez no era un berrinche. Era una forma de protegerse.

─ Él es diferente, Fi, no lo entenderías ─.

─ ¿Diferente en qué? ¿En que es hombre? ¡A ti siempre te gustaron las mujeres! ─.

─ Las cosas cambian ─.

─ ¡Se ve como un niño! ─.

─ ¡Él es más adulto de lo que tú llegaras a ser! ─. Fionna tembló ante mi grito. Era de esperarse, yo no solía enfadarme.

─ ¡No es justos! Yo siempre estuve, siempre. Mi hermano, los demás y yo ¡Siempre! Quizá Finn y yo llegamos tarde pero hemos estado siempre que nos has necesitado ¿Te sedujo acaso? Porque si es así, dime y yo también lo hare ─.

─ Mira, es cierto tú, Finn, Flame y los demás han estado siempre que los he necesitado. Pero desde el principio tú sabías que yo no te iba a ver de otra forma. Si quieres que te vea de forma especial, te puedo ver como una hermana pero no pidas más porque me será imposible, eres muy niña para mí. Siempre te lo dije. Con respecto a si me sedujo, no, no lo hizo. En todo caso yo sería quien lo sedujo. Él es mi novio porque yo se lo pedí ─.

Fionna se irguió rápidamente. Me vio de arriba hacia abajo como si no me creyera. Tenías la córnea roja y los párpados inferiores del mismo color. Natural, se había puesto a llorar desde que le dije que mi novio era hombre.

─ ¡Eres un tonto Marshall! ─. Dicho eso corrió hacia el interior de la casa.

Me revolví el cabello con parisimonia, es que no entendía a las mujeres.

─ Ya puedes salir ─. Hable. ─ ¿No piensas ir a consolarle? ─.

Flame salió de detrás de los árboles. Le había mandado a esconderse después de sentir a Fionna acercársenos.

─ ¿No fuiste muy duro? ─.

─ No lo creo. En serio ¿No piensas ir a consolarla? ─.

─ Para nada, sabes que no me gusta aprovecharme del momento de debilidad de las personas ─. Lo sabía, Flame tenía cierto lado “maternal” para con los pequeños. Quizá porque era uno de los más adultos de los lealtad. ─ ¿Tú no piensas ir con tu novio? ─.

─ A con él iba ─. Escupí el chicle que había estado masticando durante mi “platica” con Fionna. ─ Nos vemos adentro ─.

─ Sí ─.

Antes de entrar pude ver como Rie encendía un cigarro. Él no era fumar y de hecho sólo lo hacía cuando algo le molestaba, supongo que el tener a un parvulario alterado era cosa de preocuparse.

Lado maternal como dije.

***

Divise a Gumball en el sofá rojo (donde lo había dejado), estaba con Finn, ambos carcajeaban a boca suelta. Finn era muy diferente a Fionna, él era algo más adulto, y eso que él era el menor… ¿Cosas de mellizos?

Gumball al verme sonrío, Finn por el contrario me dio una leve sonrisa, se levantó y se alejó.

─ ¿Qué tal todos? ─. Pregunté una vez hube llegado con Gumball.

─ Todo bien, son muy buenas personas, Arcoíris y Monochromicorn son una linda pareja, los gatitos de Cake son muy lindos ─.

─ ¿Los fuiste a ver? ─.

─ Ah, no. Una joven apodada Tronquitos me los trajo para que yo los viera ¡Son todos muy lindos! Son pequeños y esponjosos, se sienten bien al tacto. Lamentablemente Tronquitos se los tuvo que llevar porque los gatitos aún son bebés y deben permanecer calentitos ─. Gumball movía las manos con efusividad y sus mejillas se veían sonrosadas de la alegría. ─ Son tan lindos ─.

─ Sí, eres lindo ─.

─ ¿Ah? ─.

─ Que los animales son lindos. Pero creo que diferimos de gustos, para mí las aves son las mejores ─.

─ Bueno también son lindas… aunque estoy en contra del enjaulamiento de ellas ─.

─ No sé por qué pero algo me lo decía ─.

─ Si, bueno. Es que no veo justo que los animales sean privados de su libertad ─.

─ Si, y a pesar de eso tienes una rata enjaulada ─.

─ Ciencia no… espera ¿La viste? ─.

─ Sí, de hecho creo que no le agrado. Me quedé parado en el margen de la puerta porque esa pequeña cosa blanca me vio raro ─.

─ Jajajaja eso es raro. Ciencia por lo general es muy amigable ─.

─ Dicen que los animales huelen las malas intenciones ─.

─ De seguro y olió las tuyas ─.

─ Pff, imposible. Yo no tengo malas intenciones ─.

─ Como digas ─.

Vale, ahora debía estar completamente pendiente de esa ratita.

Jalé a Gumball, quien quedó sentado entre mis piernas. Pase mis brazos debajo de los suyos y asenté mi barbilla sobre su cabeza, él sólo me dejo ser mientras jugaba con sus dedos. Gumball era lo suficientemente alto como para competir con mi estatura, pero en esos momentos se me hacía tan pequeño y bueno sonará ‘cursi’ pero me gustaría poder estar así con él por mucho, mucho tiempo.

Quizá es amor, no lo sé. No creo mucho en esas cosas desde Ashley.

 

Pero si lo fuera, no estaría mal enamorarme de él.

 

 

Notas finales:

Etto, iba a decir algo. Pero se me olvidó ._. Espero y no fuera importante :'v

Gracias por los Revie'ws :) iré a contestar los que no he respondido.


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