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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del capitulo:

*Se acerca timidamente* ¿Hola k ace? ¿Planeando matarme o k hace?

Ha sido un largo, largo tiempo. pero volví con este nuevo capitulo.

 

Marshall

 

Hablar con Gumball fue un tanto culposo, intente sonar lo más normal posible, o bueno, en este caso que lo que escribiera fuera como yo, pero ni siquiera sabía si siempre hablábamos normal, con él siempre sentía que hablaba como un tortolo enamorado de esos que abundan hoy día.

 

Me levante no porque quisiera, ni por los brillantes rayos de luz del sol entrando por la ventana a mi cuarto. Lo que interrumpió mi agradable y pacifico sueño fue uno húmedo, un sueño húmedo, yo llevaba tiempo sin uno y justo hoy tenía que ser uno de esos pendejos el que me levantara, llevaba un tiempo sin tener sexo y últimamente el hacer uso de mi mano no me daba satisfacción. Además, el siquiera pensar en masturbarme ya me hacía sentir culposo, Gumball era el motivo de mi imaginación cuando necesitaba desahogarme.

 

No podía seguir de esa manera.

 

Mi mente volvió al plano terrestre gracias al tono de mi celular que anunciaba una llamada entrante.

 

“Flame” se podía leer en la pantalla, no quería contestar ya que de seguro me pediría que fuera a verles y yo no estaba deseoso de ir, como siempre. Pero, tenía un problema y él era el único con el que podía hablar sobre estos temas sin sentirme mal.

 

−     ¿Hola?

−     ¡¿Hola?! No vienes y eso es todo lo que dices en serio, no sé cómo es que ya me acostumbré a esto.

 

Flame sonaba alegre, cansado y enojado, pero fuera de eso me hablaba tan normal como siempre, él sabía controlar bien su ira.

 

−     Quizá porque siempre sucede.

−     Tal vez − Esperé un momento después de estas palabas, quería ver si tenía algo más que decir, pero dado que no fue el caso entonces me dispuse a hablar yo. – Oye… ¿Alguna vez te has acostado con un hombre?

 

 

Si él estuviera bebiendo algo de seguro y lo escupía. Pero no era así y las palabras no se hicieron esperar.

 

−     ¡¿Qué?! ¡No! ¿A qué se debe esa pregunta?

−     Pues… hoy me levante por uno de esos sueños que atormentan a todo hombre que se considere activo. Y me hizo pensar que llevo un tiempo sin actividad sexual.

−     ¿Te levanto una polución nocturna, en serio?

−     Sí, en serio.

 

Una pausa breve y luego la puñalada definitiva.

 

−     Pero creí que tú podías soportar mucho sin sexo.

−     Puedo, pero Gumball no me la está dejando fácil. Y meneármela ya no me satisface, al menos no desde que Gumball es producto de mis fantasías y me hace sentir culpable

 

−     Vaya, eso suena feo.

−     ¿Eso es todo lo que tienes que decir?

 

−     ¿Qué más puedo decirte si no quieres hacerte una paja, ah? Y sabes que me opongo fervientemente a que tengas sexo con Gumball, que el niño es eso, un niño, es menor.

 

−     ¡Yo también lo soy!

−     Marshall tú estás más cerca de la mayoría de edad que él ¿Quieres abusar de un menor, ah, pedófilo?

−     ¡Aah! A veces me gustaría que no fueras tan correcto.

−     Uno de los dos tiene que serlo, si n fuera así terminaríamos saltando en cualquier río de agua fría solo porque tú consideras que así te acostumbras más rápido al clima helado.

−     Pareció una buena idea, tú también lo aceptaste.

−     Era un niño pendejo en ese tiempo, por supuesto que iba a estar de acuerdo.

−     Ya… en fin ¿No se te ocurre alguna brillante idea para solucionar mi problema?

−     ¿Acaso no escuchaste el uso de la palabra “paja” hace rato?

 

Rodé los ojos, ¿Acaso no me está prestando atención en esta platica?

 

−     Que eso ya no me funciona

−     Bueno, existen las prostitutas, ya sabes. Por aquí hay más de una que estaría dispuesta a hacerte el favor.

−     Ja,ja,ja, espero sepas que es una risa sarcástica.

−     Si, la noté. Mira, no estoy a favor de la perversión de los menores, pero… ¿Has escuchado del sexo interfemoral?

−     ¿Sexo interfemoral? No, no he escuchado de eso. ¿Con qué se come?

−     Bueno, es sexo sin serlo.

−     ¿Ah? ¿Qué mierda me estás contando?

−     Cielos, ¿Por qué eres tan estúpido? Mira, Marshall. Consiste en frotar tu pene entre las piernas cerradas de la persona con la que lo quieres intentar, es solo fricción genital.

−     No pensé que tú me darías una idea que se pudiera usar con Gumball.

−     Bueno ya sabes lo que dicen, no es violación si es consentido. Pero, por favor, si llegas a más no me lo hagas saber.

−     De acuerdo.

−     Bueno dejando de lado esa platica perturbadora que hemos tenido te llamaba para decirte que vengas mañana sí o sí.

 

Dicho eso Flame colgó, y para cuando me di cuenta solo estaba el sonido de la línea vacía.

 

Bueno, yo estaba solo en casa, no había oído a mi hermana gritarme para que me levantara y si eso no pasaba quería decir que ella no estaba, dicho eso puse manos a la obra el plan “liberarme de esta jodida frustración sexual antes de que comience a odiar mi mano” el nombre era muy largo pero no importaba, después y con la cabeza más despejada de pensamientos sobre Gumball desnudo y sudoroso en mi cama yo estaba seguro que ni Einstein sería adversario para mi intelecto.

 

***

Las cosas no fueron como las planee.

 

¿Hice investigación?, sí, pero está sólo había avivado más la llama de querer tener sexo con Gumball, y siendo sinceros él quería, aquí el de las trabas era yo, en mi puta -sí, tuve un inicio de segunda etapa de adolescencia muy promiscuo- y corta vida yo había sido tan ambiguo y poco decidido con respecto al sexo, quizá uno de los factores es que yo jamás lo había hecho con un hombre, y no es porque yo fuera homofóbico, era más bien porque nunca hubo un hombre que llamará mi atención lo suficiente como para acercármele y decirle “Ey me gustas ¿Quieres ser mi novio?” además mi única relación oficial había sido una mierda, y había sido con una mujer.

 

− ¿Eso sonó muy misógino?

 

Hablé para mí mismo porque pues a diferencia de Gumball yo no tenía una mascota a la cual hablarle para evitar parecer un subnormal que habla consigo mismo. Después de revolcarme en mi miseria por unas ¿Qué se yo, dos horas? Decidí que hablaría a Gumball, platicar con él sobre cualquier cosa me alegraría.

 

Decidido y envalentonado busque mi teléfono entre la maraña de cobijas que representaba mi cama, cuando di con él, desplace la pantalla táctil y fui directo a la agenda, busqué su nombre y lo presione una vez lo hube encontrado.

 

No sé cómo me tenga Gumball en sus contactos, pero al menos yo no pensaba cambiar el “Chico que me amariconó” de los míos.

 

El tono de espera no tardo tanto.

 

−     ¿Hola? ¿Marshall, qué paso?

 

−     Gumball… -tosí, mi voz había sonado rasposo a mis oídos.

−     Cielos, suenas mal. ¿Estás bien?

−     Sí, es solo que llevo un rato sin escucharme a mí mismo.

−     ¿No has hablado para nada?

 

Su voz denotaba cierto retintín de sorpresa. Sí, cuesta creer que alguien como yo pueda pasar un rato sin soltar palabra alguna.

 

−     No, mi hermana no está.

−     Ya veo. ¿Estas aburrido?

 

Cielos, su voz. Es tan suave, ¿Cómo sonará en un gemido? Diablos no, Marshall que tú no eres un puto calentorro.

 

−     Si, oye. Quería saber có—La pregunta quedó inconexa, justo y como caído del cielo, un sonido se escuchó del otro lado del auricolar. Algo parecido a un suspiro, pero más quedo, más erótico a mi parecer.

 

−     Aaah~

−     ¿Qué? ¿Gumball qué fue eso?

−     Lo siento es que hmm, ¡Ah!

 

Bien, el primero fue sorpresivo, inesperado. Por eso lo deje pasar, pero estos habían sido más descarados, los había escuchado claro. ¿Estoy escuchando como me ponen los cueros? quería preguntar, pero no lo haría. Sí, así de estúpido soy, además Gumball no haría eso.

 

−     Mentita tomo hace un tiempo un curo de masajista, y hoy le pedí que me diera uno ¡Ah! Si~ se siente bien.

−     Oh, entiendo… entiendo.

 

Joder, mal momento para una llamada.

 

−     T-te hablaré desp-después entonces.

−     ¿Qué? No, no es necesario. Puedo hablar perfectamente.

 

Tú sí, pero yo no. Durante ese corto momento de silencio por mi parte, más soniditos salieron de Gumball, y maldita sea, yo sabía que él no era consciente de lo que estaba causando, en mis pantalones se estaba comenzando a formar una dura erección que luego yo tendría que liberar y que me haría sentir culpable.

 

No, no, no y no.

 

−     Sí… mejor no. Hablemos luego.

−     De acuer~ do.

 

Colgué.

 

−     ¿Qué hice en mi vida pasada para merecer esto? Porque seguro como el infierno que en esta no recuerdo haber hecho algo lo jodidamente mal para este castigo.

 

Mire hacia mis pantalones y sí, estaba duro. Maldije e insulte todo aquello que surco mi mente el corto tiempo que me vi la entrepierna; a mí por llamar, a Gumball por soltar sonidos extraños durante su masaje, a Mentita por saber hacer masajes, incluso tuve el tiempo suficiente como para insultar el tiempo que Mentita tenía libre como para aprender masajes.

 

Puras putas fallas conmigo.

Notas finales:

Bueno  chicos al fin de unos cuantos eones, este cap ve la luz, ya había comenzado a escribirlo hacia un tiempo, pero no había podido terminarlo porque sucedieron varias cosas en ese transcurso, cosas como que cambie de carrera y ahora soy foranea -Aguanten las nissin- lamentó mucho todo lo que tuvieron que esperar, pero no importa cuánto tiempo pase, prometo actualizar, en mis planes no esta el abandonar este fic.

A aquellas personitas que me dejaron reviews, los amo~ 


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