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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del capitulo:

Estoy experimentando con esto de las actualizaciones xD asi que si notan algo raro en el escrito del fic es por eso.

De todos modos si sale mal lo volveré a subir :3

                                                                    

Marshall  

Las sabanas estaban tan frescas en la mañana, tanto así que no quería despertarme estaba prácticamente entre el mundo de los sueños y la realidad. No me quería levantar, no quería ir a la escuela. Pero sí quería verle y si quería verle debía despertarme…

 ¿A quién quiero ver? ¿Por qué?

Un rato más, sólo un rato más me dije. Un rato más y me levantaría.

Estaba en un dilema, levantarme o no, no sabía por qué pero mi cama siempre me era tentadora en la mañana, supongo que todos habíamos pasado por esa fase donde te debes levantar pero no quieres hacerlo y culpas a la cama por sentirse especialmente cómoda en la mañana y te preguntas el por qué no se siente así en las noches cuando vas a dormir.

Sentí como un olor algo dulzón inundaba mis fosas nasales el olor del desayuno llegaba hasta mis narices, hotcakes, olían rico, Marceline estaba haciendo de desayuno hotcakes ¡hoy desayunaba  rico!... quizá podría despertarme antes, es decir si era comida la cama no era importante…un momento… el olor sí es de hotcakes, pero no es el olor de los de mi hermana…

¡Mierda, mi madre! Ha vuelto.

Me levante de un salto de la cama tan rápido que tropecé y casi me golpeo la nariz (cosa que evite al caer sobre mis manos) me levante y salí de mi cuarto sin cerrar la puerta (cosa que siempre hago) baje las escaleras de dos en dos casi resbalo y tropiezo unas tantas veces antes de llegar a la cocina debido a la emoción, cuando llegue busque con la vista a mi madre.

─ ¡Madre!─. Exclame algo agitado debido a la carrera que me había dado.

Mi madre estaba de espaldas volteando los hotcakes y se sobresalto al escuchar como gritaba su nombre, Marceline estaba sentada en una silla frente al comedor con una sonrisa pintada en el rostro apoyaba su cara en sus manos mientras que sus pies se balanceaban alegremente.

─ Marshall, hijo ¿no es un poco temprano para levantarte? ─. Si, definitivamente era mi madre, sólo ella me diría algo como eso.

─Ya, pero olí tus hotcakes y eso me despertó─.

─ Estarán en breve, siéntate y espera un poco.─ Mi madre me dirigió una sonrisa y siguió volteando los hotcakes.

Hana, nuestra madre. Era abogada y por lo tanto cuando tenía algún caso no se mantenía en casa, Marceline y yo nos habíamos criado solos, mi hermana por ser la mayor siempre se había hecho cargo de mi, llevándome a la escuela, recogiéndome, vistiéndome, inscribiéndome, soportando mis berrinches, calmándome cuando lloraba, defendiéndome y alimentándome. Marceline había hecho todas las cosas que una madre hacia y debido a eso a los cinco años yo llamaba “mamá” a Merceline y a mi madre la llamaba por su nombre.

No culpaba a mi madre porque sabía que si no se mantenía en casa era para que el dinero fluyera y Marceline y yo pudiéramos seguir estudiando, porque sí, ella pagaba nuestros estudios a pesar de que ambos le habíamos pedido que no lo hiciera.

Había momentos como estos en los que ella llegaba de sorpresa y por ende tratábamos de pasar la mayor parte del tiempo junto a ella porque no sabíamos cuando su celular sonaría y ella debería marcharse de nuevo.

─ Bien ya está, coman─. Mi madre puso los platos enfrente de Marceline y  mío mientras nos servía a ambos dos tazas de café, los platos tenían dos hotcakes y un cuadrito de mantequilla encima de ellos los cuales se derretían debido al calor de estos. Mamá nos paso la miel y mi hermana y yo la untamos con gusto mientras cortábamos en cuadritos nuestro desayuno.

─ ¿Qué me cuentan chicos? ¿Cómo les ha ido? ¿Algún pretendiente? ─. Esa última pregunta la lanzo hacia mi hermana. Marceline iba y venía con los novios, nunca le duraba uno. Mi hermana tenía mala suerte con los hombres.

─ Madre no me mires a mí, está vez estoy portándome bien –dijo entre comillas- aquí quien anda tras faldas es Marshall─.

─ ¿Mi Marshall, mi adorado hijo, el bebé de mis entrañas?, no imposible mi hijo no –sarcasmo de madre- Y bueno ¿La conocemos?─.

─ No ando tras ninguna falda madre (pantalón diría yo… no espera ¡Maldición Marshall ¿qué piensas?! No andas tras nada) Marceline que se inventa cosas, ya la conoces ─.

─ ¡Yo no me invento nada!, es verdad. Ayer apenas llegaste te la pasaste embobado viendo tu mano,  tanto así que creí que escucharía el típico “no me la volveré a lavar” cuando pasa algo bueno, de hecho diría yo que poco falto ─

─ ¡No lo estaba haciendo! Y en todo caso si lo hacia no quiere decir que fuera por una mujer en específico ¿Qué tas si simplemente quería verla?─. Mierda, ¿en serio había estado viendo mi mano? No lo noté.

─ Ajá claro, y yo no sé usar una guitarra.─ Mi hermana era muy perceptiva, ella siempre se daba cuenta de las cosas mucho antes que yo.

No me agrada eso.

─ Ya veo, así que mi adorado hijo está creciendo─. Mi madre interrumpió y se limpio una lágrima imaginaria mientras le seguía el juego a Marceline. Cuando estaban ambas para mí era una derrota total. Ambas hacían un dúo difícil de vencer.

─ ¿Cuánto tiempo te quedas? ─. Pregunte, necesitaba cambiar la plática.

─ ¿Estás corriendo a tu progenitora?─.

─ Sabes que no es eso, es una simple pregunta─.

─ Bueno la verdad es que está ves sólo haré dos días. Y que sólo vine por unos papeles que necesitaba para el caso en el que estoy─.

─ Ya, ¿sigues de defensa? ─.

El último caso por el cual mi madre se había ido era para defender a un tipo que había matado en defensa propia cuando entraron a robar a su casa, pero como el defendido había tenido tratos sucios se dudaba de su inocencia, y mi madre fue contratada para defenderle. No sabíamos mucho de cómo iba la trama ya que su trabajo y su ética le prohibían hablarnos de él.

─ Si, tristemente ─.

El tipo era culpable.

Mama nos había dicho que cuando el abogado se daba cuenta de que su defendido era culpable, era su deber (como abogado) retirarse de la defensa puesto que ellos habían jurado ante la ley defender al pueblo. Si ella no se mostraba animada a defender eso quería decir que el tipo era culpable

─ Bueno dejemos de hablar de esas cosas, y concentrémonos en ver que haremos estos dos días ¿de acuerdo?─

Marceline y yo asentimos contentos, estos dos días lo íbamos a disfrutar con mamá.

 

Gumball

 

Me desperté como todos los días, con el olor del desayuno, mi hermana decía que la comida era posiblemente lo único que me despertaba y me hacia cambiar de parecer.

“Con la comida conquistas a los hombres”

Quien hubiera dicho esa frase no se equivocaba, al menos no conmigo.

Baje tranquilamente las escaleras con el pijama aún puesto, el pijama consistía en unos pantalones de tela de cuadros rojizos con rayas naranjas y una camiseta a juego, mi favorito.

Llegue a la cocina y me dispuse a poner la mesa para el desayuno. Como siempre lo hacia.

─ Hermana ¿quieres que haga algo más? ─

─ No cielo, ya puedes sentarte. Ahora te paso tu desayuno ─. Dijo, mientras besaba mi frente.

Mi hermana Bubblegum era muy cariñosa pero no por eso dejaba de ser estricta conmigo. Si bien era cierto que me mimaba mucho también era cierto que si mi hermana me decía hacer algo ese algo debía ser hecho en el momento que ella decía. Una hermana dulcemente estricta, quizá esa es una buena frase calificadora.

─ Gumball ─. Me llamo mientras ponía enfrente de mí un plato con dos huevos estrellado, pan tostado y dos tiras de tocino ¡Amaba a mi hermana!

─ ¿Si, qué pasa? ─. Pregunté mientras empezaba a comer gustoso mi desayuno y ella colocaba un vaso de jugo de manzana enfrente de mí. Jugo que yo no dude en vaciar rápidamente.

─ Me alegra mucho que hayas hecho un amigo─.

─ Si, igual a mí. Marshall parece ser buena persona ─.

El día anterior después de habernos despedido de Marshall, mi hermana me había bombardeado con preguntas sobre cómo me había hecho un amigo tan llamativo y yo como no podía mentir le termine diciendo que Marshall me había defendido de unos abusadores y noqueado a uno en mi defensa.

Al principio mi hermana se enojo debido a que no toleraba la violencia pero después de haberle explicado que Marshall sólo se había defendido porque el otro tipo quería golpearlo pareció entender.

Lo cierto es que cuando mi agresor me sostuvo con sus puños impidiéndome tocar el suelo, me resigne, me resigne a ser golpeado. ¿Por qué? Bueno la razón era simple, en la preparatoria (mucho antes de que decidieran cambiarme) era lo mismo, existía un grupo que siempre me acorralaba y me amenazaba o simple y sencillamente me hacían caer.

Siempre fui objetivo de abuso escolar debido a mi apariencia y a mi gran boca. Porque sí, de pequeño yo sobrepasaba con creces el límite de la sinceridad, tanto que me consideraban un irrespetuoso. Con el tiempo eso fue cambiado debido a que Bubbline me daba leves golpecitos en la boca cuando yo era pequeño, los golpecitos eran cuando yo decía algo irrespetuoso y de esa forma aprendí a callar palabras que sabía herirían a la persona.

Así que cuando ese grandulón me agarró de la sudadera y me alzó yo ya estaba resignado a ser golpeado.

Gracias a Marshall me di cuenta de algo, de que no siempre iba a estar bien ser golpeado y que había veces en las que golpear no estaba mal.

Hay veces que no todo se resuelve hablando

─ Cuando lo vea recuérdame agradecerle por defenderte ─.

─ No será necesario, estoy seguro de que lo recordaras ─.

─ Bueno si, quizá lo recuerde, pero si ves que no, me lo recuerdas tú ─.

─ Bien, lo haré ─.

─ De acuerdo cielo, ahora ve a cambiarte para ir a la escuela ─.

Termine mi desayuno y me apresure a subir las escaleras rumbo a mi cuarto.

***

Me dirigía a la estación de trenes cuando sentí como me tomaban de los hombros al voltear vi a Marshall que me sonreía, al parecer le había pasado algo bueno esa mañana.

─ Marshall que milagro encontrarte ─.

─ Hey, pase por tú casa a buscarte y me encontré con tu hermana que iba de salida, ella me dijo que ya habías salido así que decidí alcanzarte ─.

─ Ya veo, oye ¿Qué turno tenías en la prepa? ─.

─ Yo iba en la tarde ¿Por qué? ─.

─ Bueno es que nunca nos habíamos encontrado de camino a la escuela o de regreso a pesar de que ambos vivimos en la misma colonia así que supuse que era por la diferencia de horarios escolares ─.

─ ¿Y es por eso? ─. Marshall concentro su mirada en mí, no es que molestara que me viera, de hecho al pintarme el cabello la gente me veía más de lo normal y en un dado tiempo se me dejo de hacer incomodo el tener tantas miradas puestas en mí.

Pero con Marshall era diferente, sentía algo raro cuando él me veía.

─ Si es por eso, yo iba en la mañana ─.

─ Bueno, entonces supongo que de ahora en adelante las cosas cambiaran ─.

─ Si… de hecho estaba pensando en pasar a buscarte todos los días ¿Qué te parece la idea? ─

─ Eh… no… es decir no quiero ser una molestia ─.

─ No es ninguna molestia, así sirve que me levanto más temprano ─.

─ Aah o sea que necesitas un deber ─.

─ No exactamente, es más bien una razón ─.

─ Entonces no, no quiero que pases a buscarme ─. Dije entre risas y Marshall sólo pudo soltar una leve carcajada.

 

***

Llegamos a la estación de trenes y nos adentramos en el que se detenía cerca de nuestra escuela, en el lapso del tiempo Marshall hizo el intento de hacerme cambiar de opinión sobre que pasara a buscarme y yo me negué todas las veces que lo pidió a lo último terminamos hablando sobre nuestra mañana y sobre los compañeros de clase qué pensábamos de ellos y qué opinábamos de ellos.

En algún momento nos separamos debido a que el área donde íbamos empezó a llenarse  Marshall y yo empezamos a recorrernos y ambos nos perdimos de vista (creo).

Estaba tratando de encontrarle cuando sentí que algo me rozaba.

 

Marshall

Era gracioso ver cómo Gumball me buscaba, nos habíamos apartado debido a que el vagón se concurrió y la gente empujaba a modo de hacerse espacio.

Por un momento le perdí pero después de dar pequeños saltitos a modo de encontrarle le vi. Desde que le había salvado el día anterior algo de él me llamaba la atención y no podía dejar de verle, no podía apartar la vista de sus rasgos finos, de sus dedos delgados y suaves, de esas pestañas que él había pintado de rosa, de ese cabello rosáceo y brilloso, de esos labios rojos, de esos ojos con pupilentes violáceos y esas mejillas sonrosadas debido al calor.

¿Calor?

Si es cierto que había calor, ¡pero no tano como para que Gumball prácticamente sudara y tuviera las mejillas rojas como un tomate!

¿Qué? ...

¡Maldición! ¡¿Cómo no me percate antes?!

─ ¡Hey usted!─. Grite, mientras me encaminaba al lugar donde estaba Gumball.

Di unas zancadas largas para acortar el camino hacia él y me posicione detrás suyo mientras lo jalaba hacía mí y lo rodeé en un abrazo que pretendía ser protector, sentí como Gumball se escondía entre mi clavícula y mi cuello tiritando.

─ ¡Qué mierda le estaba haciendo a mí novio viejo pervertido! ─. Gumball se estremeció entre mis brazos por lo dicho pero no por eso solté el agarre. Todos los pasajeros concentraron su mirada en mí y en el jaleó que estaba causando.

─ N- nada, no le estaba haciendo nada al chico ─. Dijo el hombre al cual me había dirigido.

─ A parte de pervertido mentiroso ¡Viejo insano, usted le estaba toqueteando! ─.

─ ¡Oh por Dios! ─. Exclamo una señora detrás de mí.

─ ¡No le estaba haciendo nada! ─. Y todavía osaba mentirme.

─ ¡No sea mentiroso! ¡Claramente vi como estaba tocándolo indebidamente, y no se atreva a decirme que es por el movimiento del tren cuando yo claramente vi como intento meter la mano entre la ropa de mi pareja! ─. El tipo dio un paso hacia atrás en un intento de alejarse por haberse visto descubierto.

Pero no lo logro.

Los demás pasajeros que nos rodeaban le agarraron de los hombros impidiendo su escape.

─ Tranquilo chico, lo tenemos, nosotros nos haremos cargo de este mal elemento a la sociedad. Tú deberías quedarte atendiendo a tu novio ─. Dijo uno de los señores que agarraban al pervertido, y se encaminaron a la cabina del conductor del tranvía con el hombre agarrado entre brazos que daba patadas al aire tratando de soltarse del agarre.

Sentí como Gumball se estremecía en mis brazos y como mi camiseta se ponía húmeda debido a sus crecientes lágrimas.

─ Gumball ¿Te hizo algo además de tocarte? ¿Estás bien? ¿Quieres algo?, tranquilízate si, por favor ─. Lo único de lo que pude ser capaz fue de abrazarlo fuertemente tratando de tranquilizarle y como acto reflejo (y voluntario) le acune su rostro en mis manos y lo obligue a verme. Tenía los ojos rojos y unas marcas rojizas empezaban a aparecerle debido al llanto.

─Lo… lo siento ─. Y se echo a llorar.

─ No te disculpes, no ha sido tu culpa, fue mía por no darme cuenta antes ─. ¡Maldición!, si me hubiera dado cuenta antes esto no hubiera pasado. Debí haberle propinado una buena paliza al hombre, quizá con eso Gumball se sentiría mejor y quizá con eso yo me sentiría más tranquilo.

─ Perdón, perdóname, de-desde ayer te la has pasado defendiéndome ─. Gumball apretó mi camisa mientras lloraba y lo único que pude hacer fue besarle los lugares por donde se escurrían sus lágrimas.

No me importaba que me vieran besándole, después de todo y debido a mi ocurrencia todos en ese vagón creían que yo era uno novio que había acudido al rescate de su pareja al percatarse de las cosas indecentes que le hacían.

Le bese las mejillas mientras lo abrazaba fuertemente, tratando de tranquilizarlo y Gumball sólo pudo aferrarse a mí como un niño. 

 

Notas finales:

Estaba pensando agregar personajes que no salgan en la serie ¿Qué opinan?.

Oh, tambén díganme que opinan del capi :3 ya saben su opinión me ayuda.


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