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Beyond: Two Souls por Amy_Walker

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Capítulo 2 “La primera entrevista”

El rubio se encontraba en la sala de espera de un consultorio. La silla que se encontraba al lado de él se tambaleó.

-Basta, Menma. Tú nos metiste en esto. Para de una vez- dijo con cierto enojo

-Es el sustituto del doctor Sarutobi, a partir de ahora él cuidará de ti.- dijo la rubia saliendo del consultorio, se sentó al lado del menor- ¡Parece muy simpático! – Le sonrío- Ve, quiere conocerte.- el niño solo la miro- Vamos, date prisa. Estaré aquí, cielo.

El rubio se levantó de la silla, y se dirigió al consultorio.

-Hola, Naruto- dijo un hombre de cabello plateado mientras dejaba unos papeles a un lado de su computador- ¡Pasa!- el menor cerró la puerta y lo miró- Mi nombre es Kakashi, Kakashi Hatake. He pensado que estaría bien que charláramos un rato para conocernos mejor. Eso sí… Te parece bien, claro… Puedes sentarte si deseas- señalo una silla enfrente de él. El rubio se sentó- Naruto, mi trabajo es estudiar sucesos… extraños, y luego explicarlos. Como… todo lo que pasa a tu alrededor. ¿Cierto, Naruto?- el menor solo se encogió de hombros.- Tu madre me ha dicho que tienes un amigo invisible…-encogió los hombros de nueva cuenta- ¿Este amigo lleva mucho tiempo contigo?- reaccionó indiferente-¿Desde que naciste? ¿Es un fantasma o el espíritu de alguien que ha fallecido? ¿Podrías dibujármelo? – el niño asintió con la cabeza, el peli gris le dio una hoja y un lápiz.

El rubio comenzó a dibujar, al terminar le extendió la hoja y el lápiz.

-¿Te importa si lo veo?- el otro negó con la cabeza- A ver…-miró el dibujo el cual era un niño unido con una línea a una mancha negra- Este… ser es tu amigo… ¿Y está conectado a ti mediante una especie de cordón? ¿Está aquí ahora?

El niño asintió.

-¿Puedes pedirle que haga algo?

Se negó.

-Bueno, puede que aparezca luego, cuando nos hayamos conocido un poco más, ¿no?- sonrío pero luego se percató de unas marcas que el niño tenía en los brazos- ¿Él te ha hecho eso?

-No. Fueron los monstruos.- dijo sin más

“La primera noche”

El niño entró a una habitación con fachada de apartamento, tenía cocina, televisión, cama, baño, lo único malo eran las cámaras de vigilancia. A él no le importaba eso, sino el quedarse ahí para el resto de su vida. Lo sabía. Aunque su madre le dijera lo contrario.

-No será mucho tiempo- dijo ésta poniéndose en cuclillas a su altura. -Sólo hasta que averigüen lo que está pasando.

-Por favor no me dejen aquí- sollozó el menor negando con la cabeza

-Un par de días, nada más. Ya verás lo rápido que pasan.

-Tsunade, vámonos- habló su esposo- No lo alargues más de la cuenta.

-Sé valiente- abrazó al rubio- Eres fuerte. Sé que lo eres…- lloró, se levantó y salió junto con su esposo. El peliblanco se acercó al niño.

-Naruto.- se puso a su altura- Sé que es muy duro, dejar tu casa y a tu familia, pero aquí es más probable que podamos descubrir lo que pasa… Podemos averiguar cómo protegerte.

-Nadie puede protegerme- respondió mirándolo con frialdad. El peliblanco quedo un poco desconcertado por aquella respuesta.

-Tus cosas están en la maleta de allá- señaló dicha maleta que estaba en una silla- Obito y yo estaremos al lado. Si necesitas cualquier cosa, o si pasa algo malo, llámanos e iremos enseguida. ¿De acuerdo?- el menor no respondió. El mayor se levantó.- Buenas noches- le tocó el hombro y salió de la habitación.

-Bueno, a ver dónde me cambio…- dijo mientras tomaba su pijama de la silla. Caminó hasta el baño- Espero que no haya cámaras aquí también.- se cambió y salió de nuevo hacia donde se encontraba la maleta que le habían dicho, dentro de esta estaba su zorrito de peluche y una linterna.

-A la cama, Naruto.- se oyó de una bocina.

-Vamos, Kurama. –Sacó el peluche de la maleta junto con la linterna- Vamos a ver dónde dormiremos esta noche.- se recostó en la cama individual que se encontraba ahí y colocó la linterna en el buró.

-Voy a apagar la luz.- se escuchó de nuevo en la bocina- Buenas noches.

-¡Espera! ¿Puedes dejar la luz del pasillo? No me gusta la oscuridad.

-De acuerdo- apagó la luz en donde se encontraba el niño y dejó prendida la otra- ¿Así está bien?

-Sí.

-Que descanses.

-Buenas noches.- trató de cerrar los ojos- No tengas miedo, Menma. Vamos a dormir rápido y no nos va a pasar nada…- cerró de nueva cuenta los ojos tratando de conciliar el sueño pero le resultaba difícil- No puedo dormir, Menma. Cuéntame un  cuento…

La linterna que había dejado en el buró se encendió, dando la luz al techo y se podían ver sombras de animales, el rubio miraba entretenido aquel espectáculo. Pero algo no andaba del todo bien, las luces del pasillo comenzaron a prenderse una y otra vez, de repente el pequeño es arrojado fuera de la cama, comenzando a gritar, una entidad oscura lo estaba jalando de los pies.

-¡Pide ayuda, Menma! ¡Corre!

Del otro lado del cuarto, un azabache estaba profundamente dormido en la silla frente a los monitores, de pronto la taza de café que tenía a un costado le cayó encima, haciéndolo despertar.

-¡Ah!- masculló molesto- ¿Pero qué… ¿Eh?- miró la pantalla- ¡Maldición!- miró con detenimiento la imagen, el pequeño era tratado de ser arrastrado por algo, pero no podía ya que éste estaba agarrado de la perilla de la puerta- ¡Kakashi! Está pasando algo…- habló por un wokitokie - ¡Ven rápido! ¡Le pasa algo a Naruto!- corrió a la puerta de la habitación tratando de abrirla pero era en vano

-¿Qué ocurre?- dijo el peliblanco llegando

-¡Algo está atacando a Naruto y esta maldita puerta no se abre!- respondió mientras forzaba más la puerta.

Después de que lograran entrar, toda la habitación estaba hecha un desastre, casi el mismo escenario que en la casa de sus padres.

-¡Naruto!-corrió el peliblanco a socorrer al menor- ¡Busca a un médico, rápido!- miró al azabache, éste hizo lo que le dijo.

-Estoy bien- susurró el niño- Todo irá bien… Menma ya no les tiene miedo.

“Solo”

Sabía que tarde o temprano sus padres volverían, pero no para despedirse, o tal vez sí. Pero aún no estaba preparado para alejarse de ellos. De nueva cuenta en aquella habitación el rubio se encontraba sentado en el sillón, esperando la despedida que no quería que llegara. Su padre se acercó a él.

-No sé cómo decirte esto, Naruto. A tu madre y a mí nos han trasladado; tenemos que dejar la base. Queríamos que volvieras con nosotros, pero… bueno todos creemos que es mejor que te quedes aquí con el profesor Hatake… Pero vendremos a verte siempre que podamos… Y cuando estés mejor, podrás venir a nuestra casa. ¿Sí? – El niño no respondió- Bueno creo que es lo mejor… Adiós- le besó la frente  y se fue a la puerta a esperar a su esposa.

La rubia se acercó al menor.

-Sé valiente, cielo… Sé que esto es difícil, pero seguro que todo irá bien.- le besó la mejilla

-Tenemos que irnos- apresuró Jiraiya- Tsunade…

-Danos un momento, Jiraiya- lo miró, volvió su vista al niño, pegó su frente con la de éste, meditando que no lo volvería a ver, le dio un besito en la nariz.

-Ya basta, vámonos- dijo con enojo su esposo, salió de la habitación, de repente comenzó a sentir como lo estrangulaban.  Comenzó a ahogarse.

-¿Jiraiya?- dijo la rubia preocupada- Jiraiya, ¿qué pasa? ¡Dios mío, se asfixia! ¡Hagan algo!- decía desesperada, el hombre ya casi ni se podía mantener en pie- ¡Dios, Jiraiya! ¡Hagan algo!

-¡Naruto!- dijo el peliblanco- ¡Basta, Naruto!- lo tomó de los hombros.

-¡Se va a morir!- gritaba histérica

-¿Me oyes? ¡Para ahora mismo!

-¡Jiraiya! ¡Jiraiya!

-¡Lo estás ahogando, Naruto!

El hombre ya estaba quedando casi sin vida.

-¡No, Menma! ¡No!- gritó el rubio

La presión sobre el cuello del mayor desapareció.

-¡Ha intentado matarme!- hablaba casi sin aire- ¡Eres un demonio!- miró al menor- ¡Eres un monstruo! ¿Me oyes? ¡Un monstruo!- salió de ahí

-Dios…-susurró la rubia mirando al niño con temor- Naruto…- siguió a su esposo

-Naruto- dijo el peliblanco- sé cómo te sientes… pero has hecho lo correcto.

“Sesión nocturna”

El rubio se encontraba viendo la televisión, esperando la hora de irse a la cama después de un largo día de experimentos. Se levantó del suelo y fue directo con el peliblanco.

-Kakashi, estoy cansado. ¿Podemos irnos ya?

-¡Vaya, mira que ora es!- dijo mientras miraba su reloj- Perdón, estaba concentrado en mi trabajo. Sé que has tenido un día muy duro… ¡Ah! Esta mañana eh traído un libro de cuentos. ¿Quieres que te arrope y te lo lea?

-¡Por favor, sí!- dijo el niño con alegría

-Lo habré dejado en la otra habitación- dijo al no ver el libro en el escritorio- ¿Por qué no vas a buscarlo? Yo mientras termino para que podamos irnos. ¿Sí?

-Bien, ya voy- entró a la otra habitación- A ver… ¿Dónde habrá dejado ese libro?- la luz comenzó a parpadear- Basta Menma, n es divertido.- encontró el libro el cual al querer tomarlo se abrió repentinamente- Menma…-susurró con temor- ¿Has sido tú, Menma?- cerró el libro y ya iba camino a la salida cuando ve enfrente una chica con ensangrentada de cabeza y brazos, no pudo evitar gritar, volteó para no ver más aquella chica, pero se encontró con una mujer de igual aspecto. Movían los labios pero no emitían sonido alguno. Cerró los ojos fuertemente, cuando los abrió de nueva cuenta ya no estaban, suspiró y salió de ahí. Le dio el libro al peliblanco.

-Ah ya lo tienes- tomó el libro- Bien, ahora vamos a contarte el cuento-sonrío

Detrás del peliblanco se encontraban de nueva cuenta aquellas dos mujeres.

-¿Naruto?- dijo el peliblanco al ver al chico mirando detrás de él- Naruto, ¿estás bien? Estás pálido…

-Lo que está es exhausto, necesita descansar.- dijo Obito

El peliblanco se levanto de la silla, se dirigía junto con el rubio hacia la salida, el teléfono comenzó a sonar, el azabache contesto.

-¿Diga?-contestó- Si, un momento… Kakashi, es para ti.- le dio el teléfono

-Kakashi Hatake…-dijo con fastidio. Su expresión fue cambiando a una de sorpresa y desconcierto por lo que escuchaba por aquel aparato. Colgó.

-¿Kakashi?-dijo el pelinegro con preocupación- ¿Qué pasa, Kakashi?

-Mi esposa y mi hija… casa de mi madre… conductor ebrio…-decía ido- Están muertas…-miró a su compañero

-Eh… Naruto, vamos ya a la cama- miró al rubio- Kakashi, quédate aquí, ahora vuelvo. Vamos, Naruto- lo tomó de la mano.

“Tormentos”

-Buenas noches, Naruto- dijo el pelinegro mientras arropaba al menor

-¿Kakashi, está bien? ¿Cuándo lo volveré a ver?

-No lo sé. Hace tres días que no sale de su despacho, quería a su mujer y a su hija más que a nada en el mundo. Pero podemos volver a intentarlo mañana ¿de acuerdo? Vamos descansa un poco.-salió de la habitación

El rubio trataba de dormir dando vueltas en el colchón en una de esas se encontró de nuevo con aquella mujer. Ésta lo miraba fijamente, desapareció, de nueva cuenta apareció en el pasillo, al parecer quería que la siguiera. Así lo hizo hasta llegar al despacho de Kakashi. Al entrar encontró a un hombre tirado sobre su escritorio con varias botellas de vino, sollozando. Sintió la presencia del niño.

-Naruto- levantó la vista dejando ver su demacrado rostro, de no dormir por días y estar llorando- ¿Qué estás haciendo aquí? Es tarde, vuelve a la cama.- dijo tratando de no llorar de nueva cuenta

El menor se acercó al peliblanco y lo tomó de las manos, sus ojos se pusieron blancos.

-No llores más, papá- le había cambiado la voz

-¿Qué?- dijo incrédulo

-Fue tan rápido… Mamá no pudo hacer nada… Pero no dolió…

-Basta, Naruto- susurró

-No dolió nada…

-¡Para ahora mismo!

-Estamos aquí, Kakashi. Estamos a tu lado.

-Rin… Rika…

-Te queremos cariño… Siempre te querremos.- el niño cerró los ojos.

-Hazlo otra vez. ¡Llámalas, haz que vuelvan!- lo tomó de los hombros

-No puedo. Ya no están…

-Por favor… no me abandonen… -se alejó- no me abandonen… las extraño tanto…-sollozó


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