Corrió hacia la cama King Size aunque encontró, en internación, un bulto que dormía plácidamente, destapándolo… se dio cuenta de lo peor.
—¡¡¡NO PUEDE SER!!!
—Oye, no seas escandaloso... —El cuerpo del castaño con una cara de los mil demonios, se sentó en la cama—.
Se dio cuenta del tono tan agudo de su voz: Se levantó y se miró en el espejo, viendo en su reflejo el cuerpo de Misaki en vez del suyo—. Esto... —abrió bastante sus ojos, moviendo sus manos precipitadamente—.Soy... —Volteo hacia el otro, notando su cuerpo parado—. Tú...
— ¿¡Qué paso!? —la voz que proveía Misaki era extraña, más en la forma en que lo hacía—.
—Eso digo yo. —Se miró las manos, eran tan pequeñas en comparación a Akihiko—.
Se sentaron los dos en la cama, mirándose atónitos de ver sus cuerpos separados, el uno del otro.
— ¿Qué haremos? Yo tengo que ir a la universidad y tú tienes que trabajar Usagi-San.
—Tiene que haber una solución para cambiar de cuerpos... no se debe quedar así. —Cuando el mayor se trató de levantar de la cama, pronto quedo desplomado en el suelo—. O-Ouch...
— ¡Usagi-san! —lo ayudo a levantarse de la cama, sentándolo en la misma—.
—No... Puedo levantarme... —se frotaba el trasero en señal de un gran dolor—.
— ¿Lo ves? Y después te quejas de que no puedo caminar correctamente... —Volvió a sentarse a su lado con los brazos cruzados—.
—Mmm... No entiendo aun así lo ligero que es tu cuerpo... —Se tocó varias veces—. De acuerdo, tienes un cuerpo lindísimo de cerca.
— ¡Cállate! Me avergüenzas de sobremanera... —Se sonrojo tratando de tapar la cara—.
— ¡Oye, no hagas que mi rostro se vea adorable! Me hace perder mi encanto...
— ¿¡Encanto!? ¿¡Qué jodido encanto tienes!?
— ¿No ves que tengo muchas admiradoras locas por mí? —Sonrió irónicamente—.
—Idiota... —Quedo refunfuñado; como ya estaba vestido y carecía de dolor, fue a preparar el desayuno—.
—Creo que tengo que ver eso. —Con una gran dificultad agarro algo de ropa de su estilo en el limitado closet de Misaki para seguirle—.
El menor seguía confundido sobre su cambio de cuerpo... aunque no era tanta la diferencia, cosas como que la cocina le quedaba algo chica en altura o esas enormes manos que sostenían cucharas y sartenes. Cuando estaba acabando sintió el flash detrás de él, no se detuvo hasta que sirvió la comida y vio a “Akihiko” con una cámara en las manos.
—¿!¡? ¿¡Qué mierda haces!? —Misaki le reclamo a gritos al ‘paparazzi’—.
—Tomando fotos para la posteridad... Nunca pensé verme cocinando y tan concentrado en ello.
—¡¡PERO AUN ASI…!!
—Solo... No grites con mi voz, parece una escena de maltrato a menores... Un papa pegándole a su pequeño hijo. —Seguía intacto su sentido del humor negro y la sátira con lo que llegaba a hablar.
Después del gritoneo de “Usagi”, el mayor estaba sentado en el sillón, leyendo las paginas grises del periódico de hoy. Con la paciencia sirvió la comida, los dos comieron normalmente, disfrutando la comida.
“¿Por qué el sigue tan tranquilo? ¿¡Acaso no le importa lo que está pasando!?” —Pensó mientras veía de reojo a su amante—.
“Estos huevos están en su punto perfecto, ¿Cómo le hace para hacerlos?” —Divago en su mente Akihiko—.
El silencio era mutuo, ya que cada uno tenía sus propios fantasmas en la mente, y sí, siguieron así de silenciosos como una tumba hasta que, frente a frente, se sentaron en los sillones color salmón.
—Bueno, ¿Y de qué quieres hablar? —Aún como si nada, Akihiko tomo su caja de cigarros, tomando uno y colocándoselo en la boca para encenderlo—.
—En primera... —Quito el tabaco antes de que llevara el fuego a la punta del cigarro—. Nada de porquerías en MI cuerpo.
—Oye, eso es, lo que me desestreza.
— ¡Nada de eso! —Volvió a acomodarse—. Bueno, la prioridad es que tenemo, es saber cómo podemos cambiar de cuerpos.
—En eso estoy de acuerdo, pero ¿Mientras..?
Misaki lo pensó, suspirando—. Tenemos... que hacer el rol del otro... no hay otra cosa...
Usagi cerró sus ojos y recargo su cabeza en el inmueble—. Es difícil para estar aquí, porque no puedo estar a gusto con un cuerpo ajeno.
Misaki se quedó callado, caminando; sentándose a su lado: rara vez le veía así, preocupado, y aunque esta vez es mínimo, no es común—.
—No queda otra —se volvió a levantar, esta vez viendo su reflejo en vivo—
—Oye. —Miro sus ojos desde la considerable longitud que separaba cara con cara—.
— ¿Qué?
—De por sí, ¿estoy tan alto para ti? —se levantó, comparando con su brazo la medida que le faltaba—.
—claro. Oye...
—Dime.
—¿Acaso tengo la cara tan inocente desde aquí?.—Señaló su rostro, picando su mejilla—.
—Siempre...
—Dios... —Se acostó en sus piernas, bueno, en las que ahora eran del conejo—.
—Misaki... Amo cuando haces expresiones como esta. —De inmediato hizo un puchero infantil, reluciéndolo más con la cara del universitario... Eso le molesto, tapándole la cara con la mano—.
—Solo... No hagas cosas raras con mi cuerpo...
—Yo te amo así
—Y tú... Me caes mal —se sonrojo e hizo a un lado su mirada—.
Aún falta por descubrir cómo podrían hacer su vida diaria, pero al menos podrían disfrutar, ellos mismos, ser el chiste del día.
EXTRA 1
—Oye, Misaki...
— ¿Sí…?
— ¿Cómo hare para bañarme? —El universitario volteo a verlo, ya con sus cosas para el aseo del cuerpo—.
—idiota... Te bañas como comúnmente lo haces.
—No es por eso, quería saber cómo lo haces tú.
— ¿¡Por qué quieres saber cómo me baño yo!? —Se sonrojo levemente, no entendía porque le preguntaba ese tipo de cosas—.
—Es que... tú tienes un cabello tan lindo y sedoso, además que cada vez que te toco tu piel se siente suave, con olor a Sakuras... ¿Acaso es algo que te pones?
— ¿¡Q-Que estás diciendo!? —Ahora estaba apenadísimo y rojo hasta las orejas... Era un escena rara porque hacia cosas comunes de el en el cuerpo del albino, y no era muy adorable...—.
—Además que cada vez que lamo “allí” tiene un sabor tan... —No termino de decir el sabor de aquella zona, porque fue callado con un golpe desde la cocina—.
— ¡¡CALLATE PERVERTIDO!!