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Una y otra vez por azumicard

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— Así que, nos volvemos a encontrarnos doctor Watson - continua su caminar, de reojo ve la mano del doctor tocando su vientre y dibuja una sonrisa - Veo que ya se percato de la situación; efectivamente elimine a esos dos bastardos. Eran unos estorbos innecesarios porque solo me interesa usted. Tal como lo predije, coloco en prioridad sus sentimientos que nublaron su racionamiento, llevándolo a ser una presa muy fácil de atrapar; fue como quitarle un dulce a un niño. - Da unos pasos más y llega a susurrar - Ahora será completamente mío – recibe una sonora bofetada.

 

— ¡Maldito infeliz, mataste a mis hijos! – se tambaleó horrorizado, reunió todas las fuerzas posibles para golpearlo, pero Magnussen retiene el ataque.


— Errónea decisión mi querido doctor Watson intentar desfogar su ira contra mi. Él único culpable es usted por no aceptar mi propuesta desde el comienzo; se hubiera ahorrado todo este drama – le coge de la mandíbula – No quiero dañarlo a pesar que tengo una ventaja sobre usted; su recuperación. Si quisiera podría tomarlo en este instante, pero dejaré la diversión para más tarde. Ahora es mi prisionero-.


— ¡No me toque! - grita molesto- Estoy cansado de usted y sus tonterías. Jamás seré su prisionero y menos tu amante -le escupe a la cara y recibe un golpe, termina tirado en la cama.


— Que insolencia - se limpia - Proteste todo lo que quiera, eso no hará cambiar la situación. Como muestra de mi gratitud le voy a contar un pequeño secreto: mate a tus dos hijos con mis propias manos -.


— ¡Maldito… maldito infeliz!


— Quiere saber algo más, uno de ellos tenía el mismo color de cabello de usted, eran tan tiernos hasta que empezaron a llorar. No me quedó otra opción que silenciar el ruido matando a los dos mientras su padre está bajo la anestesia. Para su tranquilidad muy pronto el detective se reunirá con sus bastardos en la otra vida - ríe y sale de la habitación.

 

 

 

La experiencia más dolorosa de toda su vida, llegó en el momento menos indicado. Daba la impresión de que el tiempo había perdido todo significado en el interior. John continúa llorando en silencio mientras pronuncia una y otra vez el nombre de Sherlock en medio de su devastadora realidad. Recuerdos dispersos cobraban vida de nuevo en la memoria y sus miedos aparecieron para atormentar al doctor Watson. 

El cielo gris que cubría la ciudad de Londres presagiaba algo predestinado a suceder, la fuerza del viento era más intensa que de siempre y las calles parecían deshabitadas. En el hospital, el ambiente no era ajeno a los sucesos recientes; las órdenes de Magnussen llegaron. Sin embargo fallaron la misión al enfrentarse con un digno oponente. Irene Adler utilizó todo tipo medio con la finalidad de proteger al detective, por supuesto tenía ayuda externa. Después de deshacer de los lacayos, fue en busca de una jeringa, la cual lleno con una sustancia extraída del su bolsillo.


—Es tiempo de despertar, mi querido detective - inyecta la sustancia en el brazo.

 


Los efectos tardaron, pasaron alrededor de 30 segundos y Sherlock abre lentamente lo ojos. Al entrar en contacto la luz con su vista, sus parpados enseguida obligan a cerrarlo. Con el pasar del tiempo por fin se acostumbra, otro problema aparece; su cuerpo no responde como es debido. A pesar de ello, lo fue impedimento en sentarse y hablar a la persona que tenía al frente suyo sonriéndole.


— Irene… - pestañea un par de veces - Cuanto tiempo llevo aquí…


— Desde tu última salida del hospital, llevas durmiendo casi tres meses. Tiempo suficiente para que tu cuerpo quede adormecido por falta de movimiento, con esta sustancia volverás a ser el mismo – le inyecto una segunda dosis – El descanso terminó, es momento de volver al juego -.


—Lo sé, pero tuve que pagar un alto precio.


— Los sacrificios son parte de la vida, sino sería muy aburrido un juego sin riesgos - camina alrededor de él – En mi última visita al doctor Watson, le encontré ansioso por verte; moría de celos cuando se enteró que estabas bajo mi cuidado. Fue divertido ver esas reacciones en él, no le culpo en querer monopolizarte; eres tan perfecto - siente la mirada intimidante de Sherlock, haciéndola retroceder.


— Dejemos la conversación para otro momento. Necesito ir a ver a John.


— Recuerdas lo que me dijiste aquel día: No permitas que tu corazón gobierne tu mente porque puede convertirse en una desventaja peligrosa. Disfruta de la cacería más no dejes que tus sentimientos influyan – devuelve una mirada inquietante – Terminemos esto de una vez por todas antes que los perros de Magnussen regresen.-

 

 

Abordan un taxi, minutos después un grupo de lacayos llegan al hospital, eran parte de los refuerzos. Encuentran solo los cuerpos sin vida de sus compañeros, buscan a los alrededores del edificio, era demasiado tarde, estaban a varios kilómetros fuera. La intranquilidad de Sherlock fue tan obvia que Irene se burlo de él; esas actitudes no eran propias del detective. Ella en ocasiones buscaba un acercamiento, ya sea por medio de una conversación o coqueteo, sin embargo Sherlock no tomó importancia a las insinuaciones, peo si le pidió gentilmente devolver su móvil. Elaboró un plan perfecto para darle una inolvidable sorpresa a John cuando supuestamente él había despertado de su coma, sin embargo las circunstancias cambiaron. Los detalles eran irrelevantes en estos momentos, de frente y directo llamó desde su móvil a John. Lamentablemente solo timbraba una y otra vez, para luego terminar apagado. Este indicio lo llevó a sacar varias conclusiones válidas en diversos escenarios.

 

Después de una noche apasionada entre los amantes, terminan exhausto tirados en la cama en medio de las botellas de licores que sirvieron como estimulante a su ardua jornada. Lestrade utiliza el brazo de Mycroft como almohada, una botella rueda y cae al piso, el sonido despierta al inspector. Ve el rostro sereno de su amante, no duda en reírse y besarlo sin que él se diera cuenta. En ese momento Sherlock llega a la residencia, junto con Irene entran al interior. Sherlock pide a uno de la servidumbre decirle donde se encuentra John; no encuentra respuesta, llevando a poner de mal humor al detective. Justo cuando vuelve a interrogar Sarah aparece inesperadamente, él la observa con antipatía, no entendía el motivo por el cual ella estaba ahí. Vuelve a realizar la misma pregunta, la joven responde – Él está descansando en su habitación - no termina de hablar y Sherlock va en su búsqueda, abre la puerta deprisa y encuentra una habitación vacía; tal como lo predijo. Retorna donde estaba Sarah para encararla.


— Es imposible, si ayer por la noche estuve con él y le di de tomar su medicina


— No mientas – se apresuró en responder Sherlock - las evidencias dicen lo contrario, hace día y medio que John no volvió a esa habitación. La única persona que entró ahí, fuiste tú durante su ausencia.


— De que estás hablando Sherlock, no acabas de oír lo que dije, deje a John… -es interrumpida de nuevo.
— ¡Deja de mentir!, es la última vez que lo digo. Estas haciendo perder mi valioso tiempo al intentar convencerme tal falacia. Formas parte de las ex novias de John, lo más probable fue que él acudió a ti por ayuda; así que sabes a donde se fue ¿no?. Dímelo ahora, si no quieres colmar mi paciencia.


— No voy a permitir que me traes como si estuviera bajos tus órdenes. Creí que habías cambiado al escuchar a John hablar maravillas de ti todo el tiempo. Te tengo frente a mí y solo veo a la misma persona del pasado: arrogante y desconsiderado.


— Que atrevida resultaste ser… - intervine Irene - Buscar información en ella será pérdida de tiempo, juró lealtad al doctor Watson, no abrirá la boca por nada. Es mejor ir a preguntar directamente a tu hermano, al final él está encargado de vigilarlo


— Tienes razón – antes de retirarse le dedica una mirada llena de resentimiento.

 

 

Antes de entrar a la habitación a Sherlock se le ocurre tocar la puerta y llamar a Mycroft. Con anterioridad escuchó los gritos a pocos metros de su habitación, está alerta a cualquier acción inesperada de su hermano menor, por ello cubre el cuerpo de Lestrade y aparto sus piernas desnudas contra las de él. Gruñe una voz profunda desde el otro lado de la puerta – Ni se te ocurra entrar. Por lo que oigo estas de vuelta mi querido hermano, fue antes de lo esperado - mientras habla no escatima acariciar los muslos de su amante, utiliza su mano para silenciar los posibles gemidos.


— Tienes muchas preguntas por respondes, mas te vale bajar lo antes posible - patea la puerta - ¡ya levántate! – se va.


— Sigamos durmiendo – abraza a Greg sin importarle las palabras de su hermano


—Deberías bajar ahora, Sherlock no tiene mucha paciencia como tú


— No me importa, además yo trate de retener a John, pero fue inútil, hizo caso omiso a mis palabras. Terco como la primera vez que conversamos, no entiende razones, se deja llevar por las absurdas emociones. Es extraño saber que no este con Sherlock - suspira y se levanta para cambiarse - ¡Le advertí! el muy torpe se largo. No soy niñera de nadie.

 


En el salón principal el detective empezaba a inquietarse al transcurrir cada segundo, la paciencia estaba a punto de desaparecer si no aparecía en los próximos minutos su hermano. Parado al lado de la chimenea, no dejaba de mirar las escaleras. Por un instante Irene creyó percibir miedo en los ojos de Sherlock. A consecuencia de su mirada, él le dio la espalda y en ese momento Mycroft por fin aparece. La mujer pasa a lado de él y susurra - estas en graves problemas –y termina sentándose al otro extremo, dejando a los hermanos Holmes hablar.


—Qué estuviste haciendo que tardar demasiado tiempo


— Nada que te importe- responde serio


— Entonces me puedes decir donde se encuentra John


— Lo mantuve vigilado durante todo este tiempo, luego de una conversar, tu amado doctor se atrevió chantajearme si no le dejaba verte – sonríe – No soporto estar alejado de ti por más tiempo, así que huyó. Además creí que estaría contigo - mira a Irene-¿No te dijo? Tu mayor secuaz le saco celos por eso corrió a verte, sin medir las consecuencias de sus actos.


— ¡Maldición, Mycroft! tu única responsabilidad era mantenerlo vigilado - grita muy alterado - ¿Sabes dónde está John ahora? -.


— Tu amante debe saber su paradero - devuelve la mira con recelo a Irene - Ella tiene información valiosa, estas preguntando a la persona equivocada-.


— No me quedó otra alternativa más que hacer tú trabajo, mientras estuviste entretenido y dejaste a su suerte al doctor; enviándolo directamente a las garras de su cazador.


— ¿Yo? fuiste tú quien indujo a John a cometer ese acto irracional. Tus palabras envenenaron su conciencia, terminó haciendo lo que tú habías planeado de antemano. Sabías cual iba a ser el desenlace, aun así continuas o quieres que te refresque la memoria – reproduce la conversación entre John e Irene – Ahora niega que mandaste al doctor a su cazador debido a tus palabras-.


— Yo no envié al doctor Watson a ningún lado, si decidió huir fue porque él quiso. Según tú, estabas vigilando sus movimientos, pero recién te percatas de su ausencia cuando han pasado casi dos días. Al doctor le resultó fácil evadir tu vigilancia; así que no me culpes por tu incompetencia.


— ¡Cállense! Ambos son responsables, pero tú más - mira a Mycroft - En tu maldita cara sucedió todo y no te diste cuenta de nada por estar atendiendo asuntos menos importantes.


— Bastante ayuda te he ofrecido hermano, ni se te ocurra continuar reclamando porque el único culpable eres tú. Dejar de lado a John en este asunto, fue tu talón de Aquiles, debiste estar con él y no esconderte detrás del supuesto coma. He cumplido con mi palabra al decirte que vigilaría al doctor en tu ausencia. Nunca acordamos que sería su niñera. ¡Tengo mis propios asuntos! -grita furioso-Te advertí cuan peligroso resultaría ser Magnussen como enemigo, pero hiciste caso omiso a mis palabras; siempre piensas tener la razón en todo. Pues te tocó perder.-

 

La conversación continuó acalorado, ninguno de las tres personas quería aceptar algún error cometido; sería muestra de debilidad. En cierto punto Sherlock estaba defendiendo a Irene de los argumentos infundados de su hermano. Por ello Irene se valió del respaldo del detective para fastidiar más a Mycroft que en ocasiones caía en las provocaciones de ella El ambiente se convirtió hostil, un denso aire se respiraba, llevando a la charla tomar un rumbo distinto a lo planeado; excluyen a Mycroft. Harto de la actitud infantil de su hermano, da media vuelta en dirección a su habitación, dejando en paz a esos dos. 

Tira la puerta enojado, no se desquita con Lestrade, más bien él ayuda apaciguar toda la ira que carcome su ser. Mediante un cálido abrazo sintió tranquilidad, al menos contaba con las caricias de su amante para calmarlo. Sin embargo la duda aparece, la respuesta obvia del paradero de John surge – el desgraciado de Magnussen es responsable de su desaparición. A consecuencia del error fatal la situación se tornó más complicada - Al fin comprendió la reacción reciente de Sherlock, si él estuviera en la posición de su hermano menor, hubiera reaccionado igual o se mantendría firme y sereno. Dejó sin respuesta a su propia pregunta interna. Toma entre sus brazos al inspector y le roba un beso desenfrenado, llevando a su amante al borde de la locura. Queda sin aliento, obligando a Mycroft a susurrar – Me entró unas ganas tremendas de hacerlo. Vamos a ducharnos, quiero hacerlo por última vez - Su voz sonaba realmente excitado, logrando transferir esa misma sensación al otro. Ambos se dirigen al cuarto respectivo donde darían curso a sus instintos carnales. Entre tanto Sherlock utiliza su red de vagabundos para recolectar información, al cabo de un momento tenía varias pistas que le sirvieron en su búsqueda.

 


— ¡Maldición! lo sabía- grita al confirmar lo inesperado.


—Las fotografías enviadas por tu informante, nos sugiere deducir que él ya no se encuentra en ese lugar. Debe estar recluido en alguna parte de la mansión de Magnussen. Con el sistema de seguridad, será imposible ingresar sin ser detectados, pero... – acerca su móvil al detective.


— Sorprendente -la mira sonriente - eres más astuta que el idiota de mi hermano. Nunca me decepcionas, atraes siempre mi atención-.

 

— Estoy complacida – devuelve el cumplido con una mirada penetrante – pero, vamos a necesitar la ayuda de tu hermano. Este plan funcionará si él logra obtener y modificar cierta información a nuestro favor.


— Cuenta con ello -escuchan unos pasos aproximarse – Por fin apareces Mycroft, justo estamos hablando de ti. Debido a tu reciente incompetencia, tenemos un serio problema. Por suerte hay una persona más lista que tú, llamada Irene Adler, quién tuvo que realizar tu labor. Es innecesario decirte que John fue capturado por Magnussen y se encuentra prisionero en su mansión, sin embargo la cuestión es cómo rescatarlo sin ser visto. La solución lo tienes tu Mycroft.


— ¿Yo? a que te refieres hermanito


— Ya que tú "eres el gobierno británico”, vas a facilitarnos la información que necesitamos para que el plan funcione - ve el rostro confundido de Mycroft - Me sorprende que no te anticipaste a los hechos, así que dejare que Irene te explique.


— La única manera de entrar a esa mansión es por la puerta principal, dentro de 2 días estarán abiertas para un público seleccionado de la sociedad británica. Ahí es donde entras Mycroft, necesitamos de tus conexiones, que nos otorguen una invitación y también títulos de nobleza. Ya dentro, podremos movernos con cierta libertad restringida, pero la suficiente para buscar al doctor y rescatarlo.


— Déjame adivinar, ambos irán a ese lugar.


—Exacto, Irene será mi acompañante. Tú ya fuiste el perro faldero de Magnussen, si vas te reconocerá y quizás te mate por traicionero, no queremos muertes innecesarias. Te quedaras con Lestrade aguardando nuestra salida. Tienes trabajo por hacer querido hermano.


— Tendré listo todo dentro del plazo establecido. Estaremos en contacto. Si me disculpan tengo otros asuntos pendientes - va en busca de Lestrade y abandonan la residencia, dejando a solas a Sherlock y la mujer.

 

 

John había perdido la noción del tiempo, le daba igual si era día o noche, eso no cambiaría la realidad. Su miedo y dolor estaban anestesiados, y no deseaba sentirlos de nuevo bajo ningún concepto. Su último recuerdo era uno de esos que sólo estuvo en sus pesadillas; las imágenes eran borrosas. Los ojos del doctor empezaban a enfocarse poco a poco. Le dolía la cicatriz y tenía la impresión de que le abría atropellado un automóvil. Enseguida el sonido de la puerta le advirtió la llegada de su captor, esa despreciable voz se dirigió a él.


— ¿Ya se tranquilizó? - camina hacia su rehén


— Largase, cuantas veces tengo que repetirlo - con lágrimas en los ojos hinchados de tanto llorar - Si soy su supuesto rehén, debería concederme algo de privacidad o sino… máteme - dice bajito lo último.


— No arruine su hermoso rostro con lágrimas innecesarias – le coge del rostro, presionando sus pómulos - No era necesario tanto drama doctor Watson, ahora no tiene ninguna atadura con el detective porque no acepta su derrota y se entrega a mi voluntariamente - le besa contra su voluntad y logra obtener una herida en el labio.


— Si no quieres perder esa asquerosa lengua no me toques-le grita furioso


—Eres como una fiera al cual tendré que domesticar - una sonrisa de maldad deja ver, chasquea los dedos y tres personas entran. Dos de ellos sostienen a John, el tercero inyecta un sedante al prisionero. Terminando su trabajo se retiran - Sentirá como cada segundo pierde sus fuerzas. Preparase porque después de unos minutos usted estará bajo mi control. Es momento de saborear mi ansiosa presa - empieza a lamer su cuello, pasando a su rostro y volvió atacar su boca.


— Esto no quedara así… cobrare venganza… maldito infeliz


— ¡Cállate! - le golpea en el rostro haciéndolo caer a un costado de la cama - Está empezando a colmar mi paciencia, he sido considera con usted. El hecho que esté interesado en su persona no significa un trato especial. Quítese eso de su cabeza, mientras más hostil sea mi presa, más atrae mi atención. - De un golpe arranca la camisa, un retazo es utilizado para amarrar sus manos.


— ¡Suéltame! maldito viejos asqueroso -patea haciendo difícil su trabajo.


— ¿Seguirá revelándose contra mí?, quiere jugar rudo; sus deseos se cumplirá.

 


Vuelve a golpearlo en el rostro, Magnussen saca de su bolsillo una botella pequeña, sujeta con fuerte el rostro de John rostro y lleva su nariz directamente al recipiente para que absorba el olor. En unos instantes el afrodisíaco hace efecto en el cuerpo de John. Siente como todo su cuerpo empieza a calentarse y estremecerse con la mínima caricia obligada; odiaba esa sensación. Acechado bajo la mirada lujuriosa de Manussen el doctor queda indefenso. Termina por desnudar a su presa que no opone resistencia, observa como el rostro de su rehén empieza a tomar un color rojo y jadea al sentir sus carias. Baja el cierre de su bragueta y saca su miembro para llevarlo a la entrada de John. De un golpe entra en él. Se escucha un sonoro gemido mezclado con un grito. Con los ojos cerrados maldice a Magnussen y deja caer algunas lágrimas al sentirse manchado por el hombre que le quito la vida a sus hijos.


—Magnifico… eres realmente exquisito, tal como me imagine - continua penetrándolo con una sonrisa triunfante – La espera fue larga, pero mi recompensa inmensa- Disfruta el momento, en cambio el otro solo siente repulsión. Después de unos minutos más sale de él y se marche sin decir nada.


— Desgraciado - se queda sonrojado y con las piernas abiertas- maldito desgraciado...-llora otra vez- sherlock...mi...sherlock...-susurra-perdóname...


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