"¡No Hay Boda!"
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Ya el sol estaba en su punto exacto, listo para ocultarse y darle paso a la hermosa y esplendorosa luna. Los preparativos para la gran boda del Raikage, Bee A y Namikaze Naruto estaban completamente listos, normal, si el mismo Kage ordeno a todo su pueblo ayudar en todo lo necesario, la prioridad de aquel hombre era lograr unirse en matrimonio con el hijo y nieto de sus amores del pasado.
—Quiero que comiencen a preparar a mi prometido —, ordenó fríamente a un par de jóvenes donceles que pasaban cerca de él.
Los nerviosos chicos asintieron con prisa, para después correr a la habitación real para alistar al pobre doncel rubio.
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Kurama veía a la rubia con total nerviosismo, hacía más de una hora que habían salido de la cabaña de la mujer y en ese tiempo tuvieron que separarse. Mientras él iba con Yugito para detener la boda, su hermano Deidara iba con el pervertido de Itachi para liberar al mentado samurái y de paso liberar al que debería ser el Raikage, pero lo que lo tenía nervioso y algo molesto, es que ya se habían topado con varios guardias y la rubia ni le había permitido mover un dedo para ayudar, por el contrario, Yugito era sumamente rápida y ágil, y con esos puntos a su favor, derrotaba a los mugrosos hombres en un santiamén.
—Vaya, al parecer no me dejaras tener el gusto de medio matar a los imbéciles que ayudaron en el secuestro de mi hermanito —, comentó el peli rojo de una manera algo irónica y molesta.
—La rubia sonrió ladinamente, ya sabía lo que enojaba al varón —. Y yo no pensé que serías el típico macho alfa que se molesta cuando una mujer o doncel es mejor en las peleas —, con burla se defendió de las tonterías que maquinaban la mente de Kurama.
—Una creciente y palpitante vena se formó en la frente del varón, era obvio que la chica dio en el clavo —. ¡¡NO DIGAS TONTERÍAS!! —, le grito con molestia —. Es solo que también quiero ayudar —, susurró ya más tranquilo y calmado.
—Yugito iba a decir algo, pero las presencias que se acercaban la alertaron —.Pues prepárate petirrojo porque allí viene tu oportunidad.
Kurama se puso serio ante esas palabras y aunque no lo dijera a la chica frente a él, estaba sumamente nervioso y preocupado, temía no poder llegar a tiempo para detener esa patética boda en donde su lindo hermano menor estaba involucrado.
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Pasaron las horas, ya era de noche y casi todo estaba listo para la ocasión. La aldea entera estaba decorada por globos, cintas y listones. Todo blanco y dorado. Mientras que la torre del Kage tenía todo un banquete y el lugar estaba hermosamente adornado con distintivas decoraciones de los mismos colores vivos. Todo era felicidad, o al menos para el Raikage, porque los habitantes de Kumo no estaban para nada felices, por el contrario, todos y cada uno de los habitantes quería detener aquella boda, bien sabían que aquel desafortunado doncel no quería esa unión, pero nadie tenía el valor para intervenir, todos temían por su integridad, tanto física como psicológica. Y en la habitación perteneciente al regidor y gobernante de Kumo nada era diferente.
Los donceles que habían sido mandados a alistar al prometido del Kage habían terminado, y ciertamente el rubio doncel había quedado más hermoso de lo que ya era. Su rubio y alborotado cabello había sido sujetado de lado con un prendedor en forma de una rosa blanca; su esbelta y frágil figura resaltaba más con aquel hermoso kimono blanco y bordados de flores doradas y su fino rostro juvenil se encontraba maquillado con lo necesario, para así no perder el toque de doncel y hombre que era el muchachito. Claro que, aunque el doncel se encontraba sumamente hermoso, no se le veía para nada feliz, aun cuando era su boda la que se efectuaría, el menor no quería casarse con aquel hombre que no amaba.
—Naruto viro a ver por la ventana de aquel cuarto. Su azulina mirada solo reflejaba tristeza y dolor —. Al menos Sasuke y los demás estarán bien…eso es lo que más importa ahora —, susurró con dolor para después, seguir al par de donceles que lo alistaron. Seguirlos al lugar donde su alma moriría lentamente.
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Sasuke, Sai, Gaara y el tal Kiler Bee llevaban rato escuchando los gritos de dolor que daban los guardias de aquellos calabozos, ninguno se atrevía a hablar, pero estaban alertas por si las dudas, pero grande fue su sorpresa al ver que las rejas de sus respectivos calabozos habían sido abiertas y que frente a ellos se situaron dos personas, al menos, el que se llevó la sorpresa más grande fue Sasuke, quien reconoció a una de esas personas.
—Sasuke no lo podía creer, la persona que había llegado era nada más y nada menos que…—Uchiha Itachi —, susurró sin creer que su hermano mayor estuviera en esa época y más que nada, que siguiera con vida.
—Itachi suspiro resignado, por la mirada que su hermano menor le había dado, sabía perfectamente que tendría que dar explicaciones, pero eso era para después —Hermanito, deja ya de poner cara de idiota y estate alerta para comenzar a correr, todavía hay cosas que hacer y una de ellas es salvar a Naruto-kun de un matrimonio forzado. —, dijo con un tono burlesco, pero con la mirada llena de seriedad.
—Sasuke se ofendió por el insulto, pero el enojo pasó a ser preocupación por su Dobe —. ¿Matrimonio forzado?
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Kurama estaba algo molesto e inquieto, era la primera vez que alguien estaba a la par de sus ataques y esa mujer no solo lo igualaba, sino que también le estaba ganando, pero decidió dejar los reclamos para otro momento, ahora lo que le importaba era llegar a tiempo antes de que aquel anciano lograra su objetivo de casarse con su pequeño hermano. Mientras que Itachi y Deidara trataban de liberar de su encierro a Sasuke, Sai y Gaara, tenían que hacerlo antes de que sea demasiado tarde.
Por suerte, él y Yugito Nii ya estaban cerca, solo faltaba un poco más para así lograr llegar a la torre del Kage, solo un poco más para que el pelirrojo logrará salvar a su pequeño hermano menor.
—“Resiste un poco más…solo un poco más Naruto…tu hermano va a salvarte” —, ese era el pensamiento del muy preocupado Kurama.
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En la aldea Kumo se celebraba un gran acontecimiento, las personas que aunque no estaban de acuerdo con lo que hacía su Kage, no podían hacer nada o este los encarcelaba o los ejecutaba. Pobre de aquel doncel, que aunque era el día de su boda, no parecía estar nada feliz, pero no podía negarse o su amado y amigos correrían peligro, lo único que podría hacer es decir la palabra que el Kage quería que dijera.
—Namikaze Naruto, ¿acepta al gran Raikage A, como su legítimo esposo, hasta que la muerte los separe? —, preguntó con nerviosismo el padre.
—El blondo viro a ver hacia atrás, en un vago intento por pedir ayuda, pero todos los presentes solo se dedicaban a mirar con pena y algo de lastima aquella triste escena, sintió un apretón en su brazo y viro a ver a aquel hombre que le estaba dando sufrimiento en esos momentos y una lágrima cayó de uno de sus azules ojos, hasta perderse en su mejilla —. Yo...yo acep...
—¡¡ALTO!! —, grito fuertemente aquella presencia inoportuna.
—El Raikage viro a ver con furia hacia la puerta, estaba dispuesto en matar con sus propias manos al insolente que se atrevió a interrumpir su felicidad —. ¡¿Quién se atreve a interrumpir mi boda?! —, preguntó con furia, pero al ver al varón que estaba en la puerta, su rojo cabello le recordó a Uzumaki Kushina, esa expresión en el rostro a Namikaze Minato y esa fuerte e imponente orden a Senju Tsunade.
— ¡Yo me opongo a esta maldita farsa porque soy el hermano mayor de ese doncel! ¡Mi nombre es, Namikaze Uzumaki Kurama y aquel que dañe a mi hermano, mejor que se dé por muerto! —, exclamó con seriedad mientras se acercaba a Bee A.
—El Raikage apretó los puños, no dejaría que nadie se interpusiera, ni siquiera ese pelirrojo, por muy hijo que sea de sus amores —. No me importa quien seas, pero no dejare que arruines mi boda —, espetó con furia.
—Kurama sonrió ladinamente y se detuvo frente a su hermano y ese repugnante hombre —. ¡¡NO HABRÁ BODA!! —, grito con furia mientras le mandaba una mirada gélida a ese hombre.
Continuará