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¿Quién es la calabacita rellena de Harry? por Vanessa Potter

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Notas del capitulo:

Comentarios, dejen comentarios, pido comentarios.

Ginny siempre se consideró como una joven atractiva, en realidad no siempre se consideró así, comenzó a sentirse así cuando fue la chica de su curso con más pecho, ¡Eso es orgullo! Era la envidia de sus compañeras y eso la hizo sentir mejor, nunca habían envidiado nada suyo. Excepto a sus hermanos, esos también se los habían envidiado, más los gemelos.


Con el aumento de pechos, vinieron los chicos. Mayores, menores, delgados y obesos, ella atraía la mirada de todos, desde los Hufflepuff hasta los Slytherin, todos admitían que ella era una chica guapa, pero había alguien que no caía en sus redes.


Harry Potter.


De hecho, tampoco caía Draco Malfoy, pero él siempre se le hizo parecido a un cono de helado gigante, con su cabeza y cara, ¡Joder, con el cabeza de pin! Ginny estaba segura de que la cabeza de ese imbécil era capaz de hacerle un hoyo al planeta. Y además era demasiado rubio, la gente demasiado rubia suele bajarle el coeficiente intelectual a la gente a su alrededor, ¡Solo miren a Crabbe y Goyle! Para ellos adivinación es una materia excelente, ¡Estúpidos!


En fin, hoy era el día en el que le confesaría sus sentimientos a Harry, últimamente él estaba distraído y más torpe de lo normal,  tiraba las cosas, veía al vacío durante horas, incluso más de una vez lo vio mirando sin parpadear al gato de Hermione, ese estúpido gato que solo se lame el trasero.


Cuando conoció a Harry le pareció impresionante, nunca había visto a nadie tan delgado como el, incluso le tuvo algo de envidia, pues ella tenía algo de pancita, en cambio Harry lucia tan delgado como Jude Law, aquel actor muggle del que su padre estaba tan obsesionado que guardaba cientos de fotografías de él, eso siempre perturbo a su madre. Admiro la delgadez bulímica de Harry hace años en la estación, y cuando lo volvió a ver un año después, lo volvió a admirar todavía más, ¡Harry era tan limpio! Siempre que ella lo saludaba el de inmediato iba a lavarse las manos, nunca había conocido a nadie tan limpio como él.


Con el paso de los años ella y Harry tuvieron más conversaciones, hasta el punto de que ambos se pasaban horas criticando el nuevo peinado de Seamus, ¡El casquete corto ya no se usa!


Y es por pasar tantas horas juntos criticando a otros que, ella se enamoró de él, de la maravillosa forma en la que reía como si tuviera un ataque de asma, de la forma en la que un ojo tenía el parpado caído y el otro no, en como siempre rompía todo lo que estaba a su alrededor, pero lo que definitivamente volvía loca a Ginny era la forma de hablar que tenía Harry, ¡Como oír un trabalenguas! Tan sensual y complicado que a Ginny más de una vez le produjo un orgasmo mental de esos que hacen que una se quede como un chico obeso viendo un frasco de mayonesa.


Si, con la baba hasta el piso y ojos chiquitos de la emoción sexual.


Así es y te pone Harry Potter.


Salió del salón de transformaciones para ir directo a la sala común y ver al futuro señor Weasley-Potter, porque obviamente la pelirroja era en extremo feminista, nunca permitiría que el Potter fuera primero que el Weasley antes sale en una peliculón –o como les diga Hermione- con el imbécil de Cormac McLaggen.


Harry estaba sentado en un sillón de la sala común mirando otra vez al gato de Hermione, el pobrecillo se veía desesperado por salir de ahí, pero al parecer Harry no lo dejaría ir, pues lo estaba apuntando con su varita y tenía esa mirada de retrasado que de vez en cuando se le escapaba, la misma mirada que tenía cuando había tarta de melaza para la cena.


Si Harry no fuera la fantasía de infancia de Ginny, ella hace mucho que lo hubiera gritado lo imbécil que se veía cuando veía de esa manera al gordo gato.


-¿Puede hablar contigo Harry?


-¿Sobre qué Ginny? Estoy algo ocupado en realidad- dijo el morocho sin dejar de mirar al gato jugar con una bola de estambre.


Cuando nos casemos tendremos un perro, pensó Ginny


-Es muy importante Harry, es de vida o muerte.- Harry no movió un musculo de su cara y continuo mirando al gato.- Si no te lo cuento ahora puede que nunca lo sepas.- Nada. Harry no se movía.- Mmm, te juro que es muy importante.


Maldita sea, Harry no me escucha, grito mentalmente Ginny. Tenía que decir algo que activara la mente de Harry, pero, ¿Qué?


-Me entere que Katie Bell es lesbiana, pero está pensando hacer un trío con hombres.- dijo Ginny.


-Tienes toda mi atención Ginny.- Harry brinco de su asiento y ahora estaba al lado de Ginny con los ojos brillantes.


-Ven, vamos a sentarnos ahí.- tomo la mano del moreno dirigiéndose hacia el rincón de la no-tan-redonda-sala-común.


-¿Segura? Porque ahí van las parejas.


-Claro, vamos.


Se sentaron en un pequeño sillón para dos, con Ginny sonriéndole a Harry preparándose para violarlo en ese asiento, mientras Harry pensaba que sus pies eran demasiado pequeños.


-¿Y bien? ¿Katie ya sabe a qué hombres quiere?- pregunto  Harry mirando por primera vez a Ginny son sus ojos medio caídos.


-En realidad eso no importa mucho, lo que tengo que decirte es más importante.


-¿Más importante que una lesbiana haciendo trío con dos hombres?


 


¿Qué puede ser más importante?


 


 


Ah sí, los sentimiento de Ginny.


 


 


-Quería hablarte de mis sentimientos.- se acercó más a Harry, el cual la miro con confusión.


-¿Por qué me habría de importar? Entiendo que somos amigos pero, un amigo no escucha los sentimientos de su amiga, solo le dice si hay algún chico interesado en cogérsela. ¿Quieres que te diga eso Gin?- sonrió Harry sacando un pergamino de su bolsillo.


-¡Sí!.... Espera ¿Qué?..... No, no me interesa saber eso.- A menos que me rechaces, pensó Ginny.- Quiero decirte que hay alguien que me gusta mucho, alguien a quien amo.


-¡Felicidades! ¿Ya se han cambiado las corbatas?


-¿Por qué haríamos eso?


-Bueno, eso suelen hacer las parejas.- Harry se rasco la cabeza y dijo.- ¿Sabes? Eso solo lo hacen las mujeres, me refiero a ponerse alguna ropa de su novia, ya sabes para decir, ¡No, perra, ese hombre es mío!


-¿No te importa que ame a otros?- Se supone que debe destrozarse la camiseta y romper una pared, ¿Qué espera para hacerlo?, pensó Ginny.


-Gin, a mí no me interesa eso, eres libre de estar con quien quieras.


-¿Y no quieres saber quién robo mi corazón lleno de amor para dar?-susurro “sensualmente” – como el pato Donald en realidad- Ginny mirando a Harry.


-No.


-Ohh, ¿Estás seguro? Mi amor por él es muy intenso, tanto que hasta volaría de tanto amarlo.


-Gin, querida, tenemos magia.- dijo Harry tomando las manos de la pelirroja.-Podemos volar sin amar a nadie, ya sabes, ¡Quidditch!


-Lo había olvidado.- dijo rascándose la cabeza, Ginny ya no sabía qué hacer con la caspa –ups- es decir, para llamar la atención de Harry.


-Debo irme, le prometí a Neville que cuidaría a su nuevo gato.


Ginny vio su oportunidad de ser la esposa –sexy e independiente- de Harry Potter esfumarse cuando él se puso de pie y comenzó a caminar en dirección hacia los dormitorios de los chicos, así que, sin pensarlo dos veces, actuó como toda una Gryffindor adolescente, o sea, como una reverenda idiota y valiente chica que se confiesa ante el hombre de sus sueños.


-¡Estoy embarazada de ti Harry Potter!


La he cagado, eso no lo tenía que decir, pensó Ginny al ver las bocas abiertas de toda la sala común, incluyendo a su hermano Ron que parecía a punto de desmayarse y vomitar, todo al mismo tiempo.


Harry giro en menos de un segundo con los ojos desorbitados y ya sin parecer que tenía los parpados caídos como la Tía Muriel, Ayy que lindo se ve, tal vez no lo arruine todo.


-Perdón, creo que he estado oyendo demasiado a Celestina Warbeck.- Harry y el resto de la sala común dieron un largo suspiro de alivio.- Pero Harry, si hay algo muy importante que te quiero decir, tanto como un bebe, ¡Tal vez más importante!


-Bien Gin, te escucho.- Vio a Harry tragar con fuerza y con sudor en su frente, De seguro esta tan excitado como yo, pensó Ginny.


-Estoy enamorada de ti.


-¿Qué? ….No entiendo.


Hombres.


Fue el pensamiento de casi todas las mujeres del mundo.


-Pues eso, que te amo, que quiero estar siempre a tu lado, quiero que formemos una familia con nombres raros y disfuncionales, quiero que tengamos sexo mientras vemos un partido de Quidditch, ¿Qué dices Harry?


-Que no. ¡Mierda, nunca jamás!


-Nunca digas nunca mi querido Harry.


-Ok, ¿Qué te parece jamás, en la vida y debes estar soñando/bromeando?- Harry ya entro en su fase R2-D2, la de muevo mis brazos como un desquiciado y hablo muy rarito.


-Creí que tu sueño era tener todo eso, ¿Acaso me equivoque?


-¡No!, claro que quiero una familia con bebes de nombres raros y disfuncionales, y alguien que siempre este a mi lado para tener sexo mientras vemos un partido de Quidditch, pero esa persona no eres tú.


Y Ginny dijo lo que miles de mujeres dicen cuando son rechazadas por el hombre al que quieren frente a todo tu grupo de amigos, compañeros y tu hermano mayor.


 


 


-¡Vete a la mierda, puto santurrón cuatro ojos!


 


 


 


Nahh, en realidad muchas sueñan con decir eso y otras lamentan no haberlo dicho cuando tuvieron oportunidad.


 


Eso paso con nuestra Ginny Putinni.


 


-¿Por qué no?


 


Eso es lo que dicen la mayoría –todas- de las mujeres cuando son rechazadas por el hombres de sus sueños frente a sus amigos, sus compañeros y su hermano mayor, y esto es lo que responde los “hombres perfectos”.


 


-¡No tienes pecho! ¿Dónde se supone que entierre mi cara?


 


Pero como Harry si tenía donde meter su cabecita –Ginny era talla C-, él dijo la otra frase típica de un hombre para rechazar.


 


-Pareces mi hermana menor.


 


Todos guardaron silencio por un minuto entero, como cuando le rinden homenaje a alguien que ha muerto, en este caso: La dignidad de Ginny.


-¿Tu hermana? Pero no lo somos Harry, que hayamos convivido muchos años juntos no significa nada, que seas el mejor amigo de mi hermano no significa nada.- grito con las mejillas rojas, tanto como la luna.


-Es que si pareces mi hermana, ¡Mírate!- Ginny se miró en un espejo que le lanzo Brown desde las piernas de su hermano  Ron, y se vio, su cabello rojo, sus ojos marrones y sus súper pechos. Perfecta.


-¡Y mírame!


Ginny no necesitaba mirarlo, ya casi cumplía 6 años mirando de forma acosadora a Harry, ya hasta se sabía en qué posición estaba su lunar en forma de verruga.


-No veo parecido entre nosotros Harry.


-Claro que sí, mi padre tenía ojos y cabello marrones, mi madre era pelirroja de ojos verdes.


-¿Ahora dices que soy tu madre?- Que estupidez, pensó Ginny, yo no me parezco a Lily Evans en lo absoluto.


-¡Merlín, eso solo me da más asco! Me refiero a que yo tengo ojos verdes y cabello negro, en cambio tú eres pelirroja de ojos marrones, ¿Lo ves?


¡Puta madre! ¡Es verdad!


 


Pensaron todos los miembros de Gryffindor, todos los seres vivos de la sala común.


 


Incluso tú lo pensaste.


 


-Por eso no puedo estar contigo Gin, sería como estar con tu hermano, ¿Enserio tendrías una relación sexual con Ron o Percy?


 


El color verde que adquirió la piel de Ginny fue toda la respuesta que necesito Harry. Pensar en tener una relación con Ron o Percy era tan asqueroso como cometer incesto con los gemelos.


Al menos para Ginny.


 


Porque para gente como Lavender Brown era estar en el séptimo cielo.


 


-Claro que no. ¡Qué asco!


 


Ginny había perdido definitivamente su oportunidad de tener a Harry, pues ella siempre seria para Harry como la hermana que nunca tuvo, a menos que….


 


-Harry espera, hay algo que debes saber.


-¿Sobre qué Gin?- alzo una ceja al ver la mirada decidida de Ginny.


 


Todos guardaron silencio en la sala común esperando ver que decía Ginny Weasley para amarrar a Harry a su lado.


 


-Soy morena.


 


-¿Qué?- gritaron todos, incluso Brown se cayó de las piernas de Ron y este escupió la saliva que tenía de Brown.


-Ginny por Merlín santo y puro, ¿De dónde sacaste eso?- Harry estaba a punto de arrancarse el cabello de la desesperación.


-Es la verdad, soy la única Weasley morena en generaciones, desde que nací me untan zanahorias en el pelo para mantener esta mentira, pero ya no puedo más.


-Ginny estás loca, tu eres pelirroja, además, ¿Por qué serías morena?


-¿No es obvio? Mi madre tuvo una aventura con el lechero.- Ginny sonrió con suficiencia al ver como todos guardaban silencio.- ¡Hasta tengo los ojos un poco rasgados!


-Me largo de aquí.- Harry salió corriendo de la sala común al ver tanta locura.


Y Ginny al ver a su futuro esposo hizo lo único que podía hacer.


-Harry, ¡No me dejes! Te juro que es verdad que me unto zanahorias para ser pelirroja.- dijo mientras lloraba en el suelo y se arrastraba hacia el retrato abierto.


-Ginny, no puedo creer que gritaras eso. Mamá estará muy molesta por eso, ella quería que fuera un secreto que se unta zanahorias para ocultar sus canas.- dijo preocupado Ron levantando a su hermana del suelo.

Notas finales:

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