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Destinos entrelazados por Alexis Shindou von Bielefeld

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Notas del capitulo:

Hola, hoy tarde un poco con el cap, perdí la confianza en mí por un momento, escribí unas escenas que no iban para nada con lo que yo tenía pensado al principio, menos mal me di cuenta a tiempo y lo arreglé, soy primeriza en esto, es fácil perder la confianza en ti misma... Pero ya estoy mejor… jejeje. Aunque mis deditos duelen valió la pena sino lo arreglaba arruinaba toda la historia.

Voy mejorando la posición de Yuuri, ven la araña tiene la culpa: p Ja! eso sí, no la tendrá fácil no, aun no habrá reconciliación.

Como compensación mañana hay cap nuevo. 

Gracias por sus comentarios *o* por ustedes sigo adelante. 

Capitulo 18

Verdaderos sentimientos

Shuichi soltó la mano de Wolfram y corrió al centro de la pista, poniéndose entre Gwendal y Yuki para detener el duelo.

Gwendal y Yuki lograron frenar por apenas unos centímetros del cuerpo del cantante, pero al hacerlo barrieron su calzado haciendo que la arena se levantara. Por un momento la visión al centro de la pista se vio opacada a causa de la nube de polvo.

Todos se cubrieron los ojos y tosieron por las diminutas partículas. Cuando la visión se aclaró, pudieron apreciar el final del duelo: Shuichi en medio de ambos contrincantes con cada espada apenas rozando su cuerpo por un milímetro.

Era un verdadero milagro que Shuichi hubiera salido ileso. Gwendal y Yuki retrocedieron asustados por la desgracia que por poco ocurría.

Sin perder más tiempo, Wolfram se dirigió hasta donde estaba su amigo, seguido por Tatsuha y Anissina.

—¡Shuichi! —Wolfram se abalanzó sobre él y le envolvió en sus brazos. Siempre había tenido ese instinto protector con su amigo. Le había asustado mucho su impulso—. ¡Ya estarán satisfechos! —les gritó con rencor a su hermano y a Yuki san mientras consolaba a su querido amigo, que seguía llorando.

Anissina estaba tan asustada como Wolfram.

—¡Shuichi!, ¡¿porque te metiste así sabiendo el peligro...?! ¡tonto! —preguntó desconcertada mientras se acercaba a él y lo abrazaba. La sola idea de perderlo de nuevo le aterraba.

Shuichi se aferró a ellos desesperadamente. Tenía la cara pálida, los nervios estaban acabando con él; lloraba como un niño.

—¡No podía permitir que alguno de los dos muriera si aquí el único que tiene la culpa de todo esto soy yo!...

Las palabras de Shuichi destrozaron a sus pretendientes, sintiéndose tan culpables como estúpidos. ¿Como habían sido capaces de lastimar a la persona que amaban, poniéndolo en ese gran dilema de consciencia?

—Ariel... —susurró Gwendal casi sin aliento.

—Shuichi... —susurró Yuki en iguales condiciones que Gwendal.

Los dos respiraban agitadamente debido al agotamiento físico, y sus cuerpos estaban notablemente lastimados.

—Pero... ahora que Shu se ha metido en la pelea, ¿cuál será la resolución final? —preguntó Tatsuha muy a su pesar viendo las condiciones en las que habían acabado esos dos. Temía que el hermano de Wolfram fuese declarado ganador, pues Shuichi era la única persona que había logrado derretir el hielo del frío corazón de su hermano mayor.

Anissina tenía la respuesta a aquella duda colectiva.

—Cuando el doncel en cuestión no desea la realización del duelo o sucede lo que acaba de suceder, es decir, se mete entre la pelea, la decisión final la tiene la máxima autoridad de este país. Y con esto me refiero a... —Anissina miró directamente a Yuuri que también había acudido al centro de la pista como todos los demás.

Cuando Yuuri se dio cuenta de que se estaba refiriendo él y retrocedió horrorizado, dando un respingo.

—¡Yo!... ¡¿yo?! —exclamó apuntándose a sí mismo con el dedo.

Murata soltó un tenue bufido. El duelo por amor ahora estaba en manos de alguien que estaba en un lío de amores, qué final tan bizarro.

—Decide, Shibuya... —lo presionó por diversión.

Yuuri le dirigió una mirada de reproche. Era una locura, sencillamente una locura. Era incapaz de tomar una decisión así. Luego buscó desesperado a Wolfram, esperando que él le dijese algo. Lo que fuese. Sus labios se mantuvieron bien sellados, mostrándole una actitud distante casi imperceptible. El joven rey suspiró resignado.

—¿Majestad? —Conrad llamó su atención para que reaccionase y diera el veredicto final que todos esperaban.

«¡Dios, dame sabiduría!» rogó Yuuri muy en sus adentros.

—Yo no puedo decidir en los corazones de las personas... —comenzó—. Shuichi es el que debe decidir quién está en la línea del cariño y quien está en la línea del amor —Se acercó a él y lo miró de frente; el hermoso cantante tenía restos de lagrimas en sus ojos amatistas que parecían más grandes, dándole un toque adorable—. Por tanto, Shuichi, le daré un día para que usted mismo decida quién es el ganador del duelo, no de este, sino el duelo dentro de su corazón.

Todos quedaron satisfechos con la resolución, pues lo que tenía que vencer en realidad era el amor verdadero.

Wolfram le dirigió una dulce sonrisa a su rey, y él se giró para corresponderle con otra sonrisa avergonzada antes de que sus mejillas comenzaran a tornarse ligeramente rojizas. 

Wolfram era adorable, especialmente cuando sonreía. Tenía unos labios muy bonitos de color rosa natural. Yuuri se dio cuenta de cuanto había extrañado verlo de esa manera.

Sin embargo, la alegría del Maou se vio opacada cuando Tatsuha Uesugi acaparó a Wolfram y le rodeó el hombro con el brazo cariñosamente.

—Buena resolución, amigo —le dijo Murata, llamando su atención.

Yuuri destilaba fuego por todo el cuerpo.

—Gracias... —contentó con voz grave, mirándolos fijamente.

Gunter se acercó apresurado.

—Debemos atenderlos urgentemente y curar sus heridas antes de que puedan infectarse —dijo seriamente—. ¡Gisela! —llamó a su hija, quien acudió rápidamente al llamado de su padre—. Lleva a Yuki san a la enfermería y atiéndelo con tu Majutsu curativo. Wolfram y yo nos encargaremos de Gwendal en su habitación.

Gunter Sabían que no podían poner a ese par en la misma habitación si no querían que se terminaran de matar.

Al otro extremo, Anissina estaba más preocupada por su hermano que por ese par de tontos sedientos de hombría.

—¿Shuichi...?

Su hermano mantenía la cabeza agachada después de escuchar el mandato del Maou. Le tomó de la mano y la acarició sintiéndola aún helada. Se dio cuenta que aun estaba en conmoción.

Anissina miró a Wolfram y a Tatsuha, que también estaban preocupados por él, y les brindó una sonrisa tranquilizadora.

—Descuiden, yo lo llevaré a su habitación y lo cuidaré hasta que esté más tranquilo.

Yuki se acercó con paso firme donde se encontraba su pelirrosa. No podía dejarlo en ese estado, por lo que hizo lo que usualmente hacía para tranquilizarlo; le colocó una mano en la cabeza acariciando sus cabello. Shuichi pareció reconocer el contacto y reaccionó mirándolo a los ojos mientras volvía a sentir el latido de su corazón.

Baka —le dijo, y Shuichi formó una media sonrisa—. Voltaire y yo estaremos bien, así que tranquilízate.

Shuichi asintió en silencio con la cabeza a sus palabras.

Después de eso, todos se dirigieron a sus respectivos lugares: Tatsuha, Yuki y Gisela fueron a la enfermería; Gunter, Wolfram y Gwendal a la habitación del éste último. Y Cecilie, Conrad, Murata y Yuuri se quedaron pensativos en el patio de armas.

—¡Yuuri, cariño! —gritó Ashley mientras se acercaba a él. La chica había preferido quedarse al margen de la absurda situación—. ¡Ah! qué bueno que ya termino esto. Ya podemos irnos de aquí y encargarnos de cosas más importantes.

Yuuri automáticamente frunció el ceño. No terminaba de acostumbrarse a los apelativos cariñosos de ella, y apenas podía tolerar su actitud.

—Ashley, no puedes ser tan insensible —le reclamó al instante.

Ashley trató de corregir su mal uso de palabras.

—No... bueno digo, ¡Qué bueno que se evitó una desgracia!

Yuuri prefirió ignorarla.

—¿Tú crees que estén bien, Conrad?

Conrad asintió.

—Tomó una sabia decisión, Majestad.

—¡Hum!, me da mucho alivio —Yuuri comenzó a caminar junto a Conrad, Murata y Cecilie hacia el castillo sin prestarle la menor atención a Ashley.

—00—

Tanto Eiri como Tatsuha estaban asombrados con el Majutsu curativo de Gisela en la enfermería. El más joven de los Uesugi mantenía los ojos fijos en ella y la boca abierta.

—¡Increíble! —exclamó Tatsuha, observando asombrado como fácilmente las heridas de Yuki eran sanadas por esa extraña aura color verde que salía de las manos de la doctora, lo que le que causaba gracia a la peli-verde.

—Por suerte logré sanar todas las heridas a tiempo, para mañana no tendrá ninguna cicatriz más —comentó Gisela con amabilidad.

—Le agradezco mucho —le dijo Yuki.

.

.

En la habitación de Gwendal, Wolfram terminaba de aplicarle Majutsu curativo a su hermano mayor. Nadie se había atrevido a tocar el tema del duelo todavía.

El rostro de Gwendal estaba sereno, pero sus ojos reflejaban una gran preocupación. Tampoco había emitido palabra alguna, esperaba paciente a que su hermano terminara.

—Bien, con esto ya no te dolerá mucho —dijo Wolfram, colocando su frente en la mejilla lastimada de su hermano mayor. Gwendal levantó su mano y acaricio sus suaves cabellos dorados.

—Gwendal, ¿estás consiente que la decisión que Shuichi kun tome será definitiva? —preguntó Cecilie.

Gwendal sonrió en silencio. Por muy serio que aparentase ser, adoraba a su madre. Ella sabía cuando debía ser dura con él.

—Lo sé —dijo con voz decidida. Cecilie asintió en conformidad. En ese sentido, Gwendal era exactamente igual que ella. Valiente y honorable.

—00—

En el templo de Shinou.

—Fue un duelo muy parejo, Yuki san se defendía muy bien, llego un momento en el que creí que él resultaría el ganador. —Murata relataba todo lo sucedido durante el duelo sin omitir detalles al rey original

—¿Cual fue el resultado final? —preguntó Shinou con el rostro serio.

—Por mandato del Maou, Shibuya Yuuri, Shindou-san tendrá que decidir por él mismo quien es el ganador en su corazón.

Shinou se levantó de su asiento. Al parecer, ya había oído suficiente.

—No hace falta esperar por el resultado —Suspiró y cerró los ojos—. Creo que es evidente a quien elegirá.

—Sí, supongo... —Murata hizo una pequeña pausa para después continuar—. Pero, Yuki san no pudo aprender a usar así la espada de la noche a la mañana. Hay algo extraño ahí ¿no te parece?

El rey original dibujo una sonrisa en su rostro.

—No, no fue de la noche a la mañana, mi Gran Sabio.

.

.

.

Pacto de Sangre.

La tarde pasó dando lugar a la noche. En una de las salas, Greta estaba enroscada en un enorme sillón, junto al fuego.

—Me compensarás, Wolfram, estos últimos días me has dejado muy solita —le reclamó la niña haciendo un puchero. Y es que, a pesar de que ya no fueran padre e hija, Greta seguía tratándolo como tal.

—Estuve toda la tarde con mi hermano mayor —le explicó él, acariciándole los cabellos—. Pero ya me tienes aquí, todito para ti.

—Te he extrañado muchísimo —confesó la princesa—. Si tengo que pasar otro día junto a la señorita Taylor, voy a enloquecer.

Wolfram se echó a reír, la tomó en brazos y la besó en la cabeza, varias veces. Luego volvió a dejarla en el suelo.

—Te prometo que pasaremos un día entero juntos, solos tu y yo. Podemos ir a la colina, o al lago, ¿que te parece?

—¡Me parece estupendo!

Wolfram no podía evitar estremecerse de satisfacción cada vez que oía el tono jovial de su pequeña princesa.

—¿Greta podría compartir un poquito a Wolfram?

La voz de Tatsuha llegó desde la entrada de la sala inesperadamente. Sonaba feliz y animado. Greta sonrió al verlo llegar, y Wolfram no pudo evitar sentirse algo nervioso.

—00—

Gwendal estaba sentado en la silla del escritorio de su habitación, envuelto en un sinfín de recuerdos, todos ellos relacionados a Ariel.

Unos toquecitos en la puerta lo hicieron volver a la realidad. Le costó unos instantes desprenderse de sus pensamientos. Pero parpadeó para ahuyentarlos y fue a abrir.

—Gwendal, te he traído la cena —dijo Gunter amablemente.

—Gracias, Gunter —Tomó la bandeja de sus manos—. No debiste molestarte.

—¿Cómo estás? —se interesó Gunter, preocupado, viendo como ponía la bandeja en una mesita y se sentaba en una silla.

—Gracias a ti y a Wolfram estoy sanando rápidamente —respondió Gwendal con un suspiro—. Para mañana a la hora de la ceremonia por la fundación de Shin Makoku no habrá rastro de lo que ocurrió este día.

—Gwendal, yo... —Gunter dudaba, no sabía cómo formular la idea—. Yo no me refería a ese tipo de heridas.

Gwendal pareció captar lo que Gunter quería dar a entender. Lo meditó un momento, cerrando sus ojos azules.

—Lo superaré... con el tiempo —respondió finalmente.

Gunter pareció tranquilizarse ante la respuesta. Comprendía a Gwendal a la perfección. Pero algo le decía que no iba a ser nada fácil desprenderse de un amor del pasado.

—00—

Wolfram se encontraba en la habitación de Greta, ya que la pequeña había insistido en que quería que le leyera una historia antes de dormir. Estaban arreglando la cama y las almohadas mientras esperaban a Tatsuha, quien los iba a acompañar en la lectura para hacer los sonidos de los personajes a petición de Greta. Ambos vestían unos adorables camisones a conjunto de moños rosa y volantes.

—Permiso.

La puerta chilló cuando Tatsuha entró al dormitorio, quedándose éste anonadado y con la boca abierta. Nunca se imaginó encontrar a Wolfram vestido con un lindo camisón de moños ¡Esto era demasiado para él! El brillo en la mirada y el marcado sonrojo eran demasiado notables en el rostro del joven monje

—Hermosura —musitó envuelto en un ensueño—. Qué divinidad. Y los volantes te sientan muy bien, Wolfy.

Wolfram sonrió con timidez y temor: La última vez que había escuchado eso fue de parte de Yuuri aquella tarde en el jardín. 

Greta solo veía como el joven pelinegro se tapaba la nariz, parecía limpiarse la sangre que salía de ésta.

—¡Tatsuha kun ven aquí con nosotros! —dijo la pequeña niña palmeando la cama para indicarle donde.

Tatsuha se acercó ni lento ni perezoso. Agradeció la oportunidad de cortejar a ese precioso demonio y tener la oportunidad de verlo así, tan tierno, usando ese gracioso camisón. Juraba que si no estuviera Greta ya se hubiera lanzado a él y no precisamente para dormir. Lástima que su cuñado se lo había prohibido.

—00—

—Ya no tiene compromiso alguno, Majestad —anunció Conrad en la oficina de Yuuri. Había tenido que ayudarle con los asuntos del reino ya que los demás habían estado ocupados atendiendo a Gwendal y a Yuki-san.

Yuuri estiró los brazos con cansancio.

—¡Qué bueno! —suspiró—. ¡Libre al fin!

—Por cierto, me informaron que la señorita Taylor le buscaba.

Yuuri hubiera querido no haber escuchado el último aviso de Conrad.

—Sí, bueno, supongo que fue por los asuntos del baile de mañana. A esta hora ya debió haberlos resuelto, ¿no crees? —concluyó sin darle importancia. Yuuri volvió a suspirar, pero esta vez acompañado de una sonrisa—. Quiero ver a mi Greta, últimamente no he podido pasar tiempo con ella. 

—Greta esta en su dormitorio junto a Wolfram, Majestad —le advirtió Conrad con prontitud haciendo que Yuuri se detuviera.

—¿De veras?

Esto ilusionó más al rey, de modo que apresuró el paso más entusiasmado que antes. Sus intenciones se vieron obstaculizadas por Conrad, que se interpuso en su camino.

—No creo que sea prudente, Majestad. Cuando le dije que estaban en su habitación me refería a que ambos ya están preparados para dormir. A petición de la princesa, Wolfram se quedará a dormir esta noche con ella.

Yuuri frunció el ceño.

—¿Y...?

Yuuri no entendía el punto de su padrino, ¿que tenía de malo en que fuera hacia donde estaban ellos? Entonces se detuvo y esperó sus razones.

Conrad permaneció firme: su rostro estaba duro, su expresión era impenetrable.

—Wolfram ya no es mas su prometido. Por tanto, no es correcto que usted lo vea en ropa de dormir.

Conrad tenía bien presente un par de cosas: Yuuri era su ahijado, tenía el alma de Julia y lo apreciaba mucho, pero Wolfram era de su sangre, y el error de dejar a su hermano por una chica tenía su precio.

—Su pretendiente, la señorita Taylor, está de visita y esto la puede incomodar —agregó con agudeza—. Además, según me informaron, ellos están acompañados por Tatsuha kun.

Fue la gota de derramó el vaso.

Yuuri, harto de la confianza que Uesugi se había adjudicado con Wolfram, sintió hervirle la sangre, y un tumulto de ira se revolvió en sus entrañas. Sin poder tolerar lo que estaba sucediendo, salió de la oficina directo a la habitación de Greta con actitud bravía y decidido a todo, incluso a sacarlo a patadas de allí.

Los súbditos, guardias y sirvientes lo saludaban con una respetuosa reverencia mientras veían como el Maou se dirigía furibundo, sin escuchar nada, a la habitación de su hija.

Cuando Yuuri logró vislumbrar la entrada , intentó calmarse un poco. Y usando la poca lucidez que le quedaba, miró un momento tras la puerta entreabierta, y lo que vio hizo que entrecerrara sus ojos y apretara sus puños: Wolfram, Greta y Tatsuha estaban sentados en la cama mientras leían un cuento entre los tres.

—Entonces el oso de arena dijo firmemente: "mi tesoro está escondido en el reino de Zuratia" —leía Wolfram—. Entonces los cuervos graznaron... —Pausó un momento para que Tatsuha hiciera el sonido de los cuervos.

—¿Eh?, ¿caw, caw? —prosiguió, mientras Wolfram y Greta comenzaban a reírse—. ¿Qué? ¿No es así?

—¡No! —Wolfram volvió a sonreír con aquella pequeña sonrisa celestial—. Los cuervos hacen un sonido como ¡guu, guu!

—¿Guu, guu? —Tatsuha no parecía entender que los animales hacían sonidos diferentes en ese mundo.

Yuuri trató de tranquilizarse un poco, respirando una y otra vez. Tenía el corazón hecho añicos. Era como si le hubiera caído un balde frío en la cabeza.

Tras un par de minutos en los cuales reflexionó sobre su comportamiento, finalmente decidió no entrar. ¿Qué derecho tenia ahora de reclamar? No estaban haciendo nada malo. Estaban pasándola de lo mejor, ahí los tres juntos como una familia feliz, y lo peor era que él mismo lo había provocado.

—00—

Las cosas no estaban saliendo como las había planeado, pensaba Ashley sentada en un sillón en la sala principal. Yuuri no la había buscado, incluso cuando le dejó un recado con un guardia donde le mandaba decir el lugar donde lo iba a esperar.

Yuuri no había oficializado nada con ella ni había tocado el tema del compromiso. Lo sabía, era por el demonio Bielefeld que aun se mantenía presente en la mente y el corazón del rey. Pero por lo menos ella llevaba gran ventaja, pues ya no había compromiso alguno entre ellos. Hasta había tenido que engañar a ese estúpido diciéndole que Yuuri y ella mantenían una relación a sus espaldas desde hacía tiempo cuando la verdad era otra muy distinta.

0000—

Entonces cuando lo hagas, cuando rompas el compromiso, seré completamente tuya.

Yuuri se levantó de un salto y a la defensiva.

Espera, Ashley —Se deshizo rápidamente del abrazo—. Creo que vamos muy rápido. No tiene que ser de inmediato. Yo.. yo tengo que proteger el honor de Wolfram, y si tu y yo empezamos una relación tan rápido... No sé, siento que no sería correcto.

Ashley disimuló la cara de fastidio. ¿Qué tenía que ver el honor de ese demonio? algo no estaba bien.

Claro que no tiene que ser de inmediato, podemos empezar simplemente como amigos —le dijo fingiendo una sonrisa.

A pesar de ello, Yuuri parecía poco convencido.

Si... bueno, eso me parece mejor.

¡Por ahora solo tienes que hacer el acta de disolución! —mencionó Ashley emocionada. Yuuri no le contesto nada, mas se quedo pensativo—. ¡Ven conmigo! —insistió. Le tomó la mano y lo arrastró al castillo con ella.

.

.

¿Qué haces? —preguntó Yuuri, demasiado renuente para su gusto.

Pues ¿qué más?, el acta de disolución por supuesto —Ashley se encontraba sentada en la silla del escritorio de la oficina de Yuuri.

Yuuri quería negarse rotundamente.

¡No! Ashley, espera. Tengo que revisar las condiciones y...

Sí, ya se. Mira —Le entregó el documento—. ¿Lo ves? ahí específicas que Lord von Bielefeld es quien pide la nulidad del compromiso.

0000—

Cuando conoció a Yuuri en la reunión diplomática en Caloria le interesó de inmediato. Era un joven atractivo, noble y, sobre todo, con poder. Era el Maou, la máxima autoridad de Shin Makoku. De modo que empezó a coquetearle cada vez que tenía oportunidad, hasta le propuso ir a visitarlo a Pacto de Sangre, cosa que él acepto con amabilidad. Pero Ashley no contaba con que Yuuri tenía un prometido. ¡Los Mazoku son tan raros! Ella se sintió intimidada de inmediato por la hermosura de él. Llegó a pensar que no tendría oportunidad, pero se tranquilizó al saber que Yuuri no aceptaba el compromiso.

Pero era obvio que el Maou estaba en la etapa de negación de sus verdaderos sentimientos hacia su prometido; bastaba ver la forma en que se hablaban, que se veían, hasta la forma en que se sonreían.

Ashley se sintió amenazada, por eso le empezó a meter ideas en la cabeza a Yuuri diciéndole que los compromisos de dos hombres eran raros, que a lo mejor y Lord von Bielefeld había aceptado el compromiso por conveniencia, y también empezó a ofender y amenazar a Wolfram cada vez que podía, mintiéndole con descaro.

La última carta sobre la mesa era forzar el rompimiento del compromiso, hasta tuvo que hacer ella misma el acta, pero valió la pena.

—00—

Después de tomar la cena que amablemente le había llevado su hermana y después de tomar un baño, Shuichi se había quedado profundamente dormido. No había podido dormir bien la otra noche y todo este día se la había pasado llorando.

Entre sus sueños se hizo presente alguien muy querido por él. Dimitri, a quien aun no le veía bien el rostro, se encontraba frente a él en un lugar extraño, parecían estar entre una espesa neblina, mas la sensación era cálida y pacífica.

Alex... —le llamó por el nombre que le había asignado cuando se conocieron—. Ariel... —dijo después—. ¿O debo llamarte Shuichi Shinou?.

Aquella voz diciendo su nombre le causo escalofríos en la piel.

Dimitri... —susurró con los ojos llorosos.

No importa que nombre tengas. Tu eres tú y solo tú. Yo siempre estaré a tu lado, no romperé nuestra promesa, pero parece que tu la has olvidado...

Shuichi negó con la cabeza.

Dimitri, tu ya no estás mas conmigo —su voz se quebró—. Ya no...

Yo siempre he estado contigo —le respondió él, alejándose lentamente—. Si tienes dudas busca dentro de tu corazón... Recuérdame.

¡Dimitri, vuelve! —gritó desesperado mientras levantaba su brazo intentando alcanzar la figura.

Shuichi se levantó de la cama, respirando agitadamente con la frente sudorosa. ¿Qué significaba ese sueño? ¡¿Por qué no podía reconocer el rostro de Dimitri?!

 

—00—

 

Yuuri estaba siendo preso de una pesadilla. Se removía en la cama de un lado a otro, con los ojos apretados y la frente bañada en sudor.

Wolfram, que usaba su acostumbrado camisón de moños, estaba frente a él. De repente comenzó a alejarse. Un impulso lo hizo perseguirlo.

De repente, Yuuri se encontraba frente a él. Ahora Wolfram estaba sentado en una cama, y con su mano le indicaba que se acercara. Yuuri acudió enseguida, y fue la sensación más placentera que había sentido: Wolfram le acariciaba el rostro mientras él cerraba los ojos y se dejaba hacer.

Cuando ya no sintió más caricias, Yuuri abrió sus ojos, asustado. Se dio cuenta que Wolfram miraba en otra dirección. Tan pronto como se percató de eso, dirigió su oscura mirada hacia donde Wolfram veía, encontrándose con Tatsuha Uesugi. Yuuri se sintió inquieto y amenazado por él.

Pero entonces Wolfram se levantó y fue al encuentro del monje para abrazarle mientras Tatsuha le dirigía a él una mirada y una sonrisa de burla.

Yuuri comenzó a llamar a Wolfram desesperadamente, pero su rubio no le hacía caso. Entonces sucedió, Tatsuha acerco sus labios a los de Wolfram y dio inicio con un apasionado beso ante su estupefacta mirada.

—¡Wolfram! ¡No! —gritó Yuuri asustado despertándose de su pesadilla, respirando agitadamente con su rostro sudoroso—. ¡No! —exclamó molesto y adolorido. Ya no soportaba más aquella angustia—. ¡Maldición! —Golpeó el colchón de su cama con fuerza.

Fue un idiota. A tan solo un minuto de firmar el rompimiento del compromiso sintió esa sensación que no lo dejaba tranquilo. Se sentía tan solo, con la existencia perdida, parado al borde de la miseria en el abismo de la ausencia. Aquella noche se quedó en su recamara meditando sobre sus verdaderos sentimientos, mas no llegaba a una conclusión.

Después de aquella tarde, Wolfram ya no pasaba en el Castillo, y cuando intentaba hablar con él lo trataba de forma distante, lo que le dolía enormemente.

Luego apareció Tatsuha Uesugi, ganándose rápidamente la simpatía de Wolfram. Cuando se enteró de que iban a tener una cita, se sintió inquieto y fue peor cuando los vio regresar: Tatsuha cargándolo en la espalda y Wolfram aferrado a él.

Aquella noche intentó explicarse de nuevo lo que pasaba con sus sentimientos y cuando recordó la frase que Ashley le dijo: «Es normal que te sientas así, es tu amigo después de todo» Su mente rápidamente respondió —No. Wolfram no es solo mi amigo—.

Y eso lo hizo pensar, si no lo consideraba solamente un amigo, ¿qué era?

Entonces intentó compararlo con un hermano y la idea la descarto de inmediato. A un hermano no lo deseas de la forma como él lo deseaba, y no sientes celos cuando está con otras personas. Luego intentó ponerlo en la posición de mejor amigo, y la idea lo convenció poco porque a tu mejor amigo no deseas besarlo en los labios y abrazarlo cada vez que puedes. No deseas tenerlo siempre a tu lado, oler su perfume, perderte en sus ojos y cuidarlo como tu más valioso tesoro. Finalmente lo entendió «Es amor de pareja. Wolfram es el hombre con el que deseo compartir el resto de mi vida. Lo amo, y por cobarde yo mismo lo aleje de mí»

Al día siguiente se encontró con una imagen que no quería recordar: Su Wolfram debajo de Tatsuha en una posición sugerente. Los celos le atacaron y solo deseaba llevárselo lejos. Pero cuando iba a lograrlo, Ashley se ofreció a ayudarlo, y entonces Wolfram pareció no tomarle importancia y salió de la mano con Tatsuha.

Tatsuha y Wolfram parecían más cercanos cada día, mientras la brecha entre ambos se hacía más y más grande y no podía hacer nada al respecto porque no tenía la oportunidad de hablar a solas con él.

Yuuri ya no pudo soportarlo más. Salió inmediatamente de la recamara real y entró a la habitación de su hija adoptiva. Abrió con cuidado la puerta y observó con cariño a su Greta y su Wolfram dormidos. Sonrió al ver una imagen tan linda.

Se acercó a la cama y acomodo mejor al príncipe de Bielefeld, pues su pierna estaba colgando de esta. Se arrodilló y se quedó un momento acariciando sus rubios cabellos sintiendo con satisfacción como el otro inconscientemente respondía a sus caricias dándose la vuelta.

Sus rostros quedaron muy cerca. Yuuri se armó de valor y le dio un sutil beso en la frente con todo el amor que era incapaz de confesarle. Ese era el último rostro que deseaba ver antes dormirse y el primero al despertar cada mañana

Con gran pesar se levantó y se dispuso a salir. Cuando tomó el pomo de la puerta, Yuuri se giró para ver por última vez a sus dos amores, y salió de ahí. 

 

Notas finales:

En el proximo capitulo:

  - “Alguien tan galante y seductor trata de conquistarte y yo por idiota le deje el camino libre” –    - Gracias Wolfam… –

-Es mi beber heika – le contestó seriamente

Unos conmovedores recuerdos 

-Dimitri… no dejo de agradecerte lo que hiciste por mí desde la primera vez que nos conocimos, te comportaste como todo un héroe… me acogiste en tu casa cuidándome como nadie más lo había hecho- ....

-Dimitri quiero recordar tu rostro ¡por favor! – suplicó, 

*************

-¡Efectivamente! ya regreso… ¡ay hermano! creo que tendrás que secuéstralo – le advirtió 

 -¿A qué te refieres con eso de secuestrarlo? – 

-Pues si… es que Shuichi vino y se fue directamente a la habitación de Voltaire

  La decicion final de Shuichi...


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