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Destinos entrelazados por Alexis Shindou von Bielefeld

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Notas del capitulo:

Muchisimas Gracias por los comentarios, Aqui otro capitulo que...que haber si les gusta, hay espero que si...de veras

De nuevo muchas gracias 

Nos vemos abajo :)  

Capitulo 7

Acercamiento, Disculpas Y Celos

—¿Estás seguro que ya no te pica el ojo, Wolfy? —se apresuró a decir Shuichi para que Yuuri no se hiciera una idea equivocada.

—¿Eh?, ¡Ah, sí! —respondió Wolfram, captando la idea de su amigo—. Gracias por quitarme la basurita del ojo, Shuichi.

Yuuri volvió a respirar con normalidad, se había asustado tanto que por un segundo había dejado de hacerlo.

—¿Que te trae por aquí, Yuuri? —preguntó Wolfram con naturalidad al tiempo que se acomodaba mejor en la cama.

Yuuri reaccionó, rascándose la cabeza.

—¡Eh! Bu-bueno yo...yo quería saber si estaban bien, si necesitaban algo.

—Estamos bien, Yuuri —respondió Shuichi.

Yuuri los observó con recelo. Se notaba a simple vista que ambos estaban ebrios, ¿cómo podía dejarlos solos ahora? ¿Cómo se le ocurrió dejar a su prometido a solas con ese atractivo cantante de pop?

—Seguros que no necesitan nada —insistió mirando a Shuichi con una cara de pocos amigos que gritaba a los cuatro vientos: ¡Alejate de él!—. Wolfram, ¿No quieres que llame a Gisela para que te revise el ojo?

Un impulso mayor a su fuerza de voluntad hizo que Yuuri entrara a la habitación para acercarse a la cama donde se encontraba ese par.

—No te preocupes, Yuuri, ya estoy mejor —dijo Wolfram con una  sonrisa en su bello rostro sonrojado.

Yuuri lo pudo notar mejor al acercarse. Aunque estuviera ebrio, Wolfram seguía siendo increíblemente hermoso. Tan vulnerable, tan tierno...

—De acuerdo —Extendió su mano y acarició sus rubios cabellos, alborotándolos—. Me iré tranquilo entonces. Buenas noches.

—Buenas noches, Yuuri —respondió Wolfram con suavidad.

Yuuri le sonrió antes de salir de la habitación aún con un mar de dudas y con cierta molestia al haber encontrado a su prometido a punto de besar a su mejor amigo de la infancia. Fue un breve momento, pero sintió como un piquete en el corazón cuando vio semejante imagen. Y no le gustó.

 

—00—

Un nuevo día comenzaba en Shin Makoku después de una tranquila noche. Las personas habían recargado suficientes energías para iniciar las labores diarias, aunque no para todos los habitantes era así, en especial para un par de viejos amigos después de una noche de copas.

Gwendal entró a la habitación donde se encontraban los muchachos durmiendo, observando sus rostros apacibles y angelicales, en especial el de su querido Ariel.

Siempre tuvo fe en volver a verlo. A pesar del largo tiempo que había transcurrido, sus sentimientos por él estaban intactos. Quería hablar con él y aclarar ciertas cosas que no pudieron concretar en el pasado, pero su querido Ariel había estado entretenido con su hermano menor y no había tenido la oportunidad.

Lo observó con adoración. Su tranquila respiración, sus cabellos revueltos sobre las almohadas, sus labios entreabiertos que lo invitaban a probarlos.

Gwendal se inclinó para quedar a centímetros de sus labios, su aliento tenía cierta esencia embriagante, a vino, aún mas tentador.

De repente, la puerta se abrió y Conrad entró, cuando lo vio se asustó.

—Gwendal, ¿qué crees que haces aquí? —preguntó Conrad en voz baja.

Gwendal se irguió de inmediato.

—Vine a despertar a Wolfram, eso es todo —respondió cortante—. Pero ya que estas aquí, encárgate de decirle que su escuadra lo espera para el entrenamiento —Sin esperar replica, salió de la habitación azotando la puerta.

Confundido y preocupado por el comportamiento que estaba teniendo su hermano, Conrad se dirigió a las grandes ventanas que estaban cubiertas por unas finas cortinas para dejar entrar los rayos del sol que anunciaban una nueva mañana. Esto hizo que ambos muchachos se despertaran a causa de la molesta luz.

—¡Auch! Duele... —Se quejó Wolfram tocándose la cabeza con una mano y con la otra intentaba cubrirse los ojos como lo hacía Shuichi.

—Estuvo buena la fiesta ¿eh? —rió Conrad, mirándolos tiernamente. Parecían dos niños mimados—. Pero ya es hora de levantarse —anunció—. Vamos, Wolfram. Tu guardia personal te espera para el entrenamiento matutino.

Wolfram apenas reconocía en donde estaba, totalmente desubicado por la resaca que lo estaba matando.

—Sí, si... mi guardia —repitió confundido, pero luego reaccionó—. ¡Mi guardia! —abrió los ojos como platos—. ¡Lo olvidé! ¡Olvidé que tenia entrenamiento! ¿Y ahora que les voy a decir? —Wolfram comenzó a jalarse los pelos de la cabeza ante la divertida mirada de su hermano y la perdida atención de Shuichi, que estaba en peores condiciones que él.

—Báñense y cámbiense. Les prepararé un remedio para aliviar ese dolor. Les espero abajo, además deben desayunar algo nutritivo —dijo Conrad, siempre consentidor. Aún estaba preocupado por la situación en la que encontró a su hermano mayor. De verdad no deseaba que se metiera en problemas y menos con ese tipo Yuki, que a su parecer no era cualquier humano.

—00—

Después del desayuno, Yuki le comunicó a Shuichi que pasaría el tiempo en la biblioteca. Se había impresionado con la cantidad de libros con la que esta contaba y quería aprovechar que no tenía nada que hacer ese día para leer por placer, y así tal vez conocer un poco más de la cultura Mazoku.

Con Wolfram en el entrenamiento y Yuki en la biblioteca, así como los demás que cumplían sus obligaciones en el reino, Shuichi decidió jugar un poco con Greta y conversar con algunas personas para saber sobre su viejo mundo. Dorcascos le recordó mucho a Sakano-san, ambos eran demasiado nerviosos y gritones.

En la tarde, después de almorzar, Shuichi decidió pasear por el jardín. Wolfram le había comunicado que tenía que cumplir guardia en el pueblo, nada grave solo rutina, por lo que Shuichi no tendría nada que hacer hasta el día siguiente, que había decidido ejecutar el plan.

Shuichi se quedó frente a un gran jardín en forma circular en medio del patio trasero del castillo admirando las hermosas flores, cada una llevaba el nombre de sus buenos amigos según recordaba: Hermoso Wolfram, Conrad resiste en la tierra y el secreto de Gwendal. Sonrió. Sabía cual era el secreto de Gwendal, que era un ser tierno y bondadoso detrás de esa coraza de frialdad que construía en su exterior.

De pronto, sintió algo suave que rozaba sus talones, eran los suaves pelos de un Gato-Conejo. Le parecía familiar. Shuichi lo tomo en brazos para después acariciarlo.

—Hey, ¿Qué haces aquí amiguito? ¿Estás perdido?... Sabes, una vez cuide a uno de tus familiares jeje.

—Es el mismo.

Dijo una voz detrás de él. Shuichi sabía de quien se trataba. Decidió que lo mejor era irse de allí de inmediato. Bajó al animal de sus brazos e intento marcharse, pero esa persona insistió.

—¡Por favor! ¡Te lo suplico! dame unos minutos de tu tiempo...

—¿Para qué? ¿que ganaría con eso, señora de Lord Voltaire? —respondió con amargura dándole la espalda.

—No, estás equivocado... yo no me he casado con Gwendal —dijo ella, convencida—. Ni lo haré nunca.

Aquella revelación lo dejó impresionado. Shuichi se dio la vuelta y vio a Anissina de rodillas, su rostro apuntaba al suelo haciendo que sus lágrimas cayeran como lluvia sobre la tierra. Se le quebró el corazón.

—Levántate de inmediato, una Noble nunca debe arrodillarse ante un plebeyo —dijo con voz serena, mas trataba de aparentar.

Anissina no le hizo caso, por lo que Shuichi decidió levantarla por el mismo, para luego marcharse de inmediato. Pero cuando se acercó a ella, Anissina lo capturó en un abrazo, aferrándose fuertemente a él, llorando desconsoladamente.

—Realmente me equivoqué, te dije cosas crueles por una equivocación en mis sentimientos, lo que te dije no fue lo que sentía de corazón.

—000—

Estaba destrozada. La muerte de su madre terminó de lastimar su sensible corazón. Por suerte tenía a Gwendal a su lado, su mejor amigo. Se encontraba en su habitación con él, llorando aferrada a su abrazo a pocas horas del entierro.

—Gwendal... ¿Que haré ahora?... estoy sola.

—No estás sola Anissina, tienes a tu hermano Densham, me tienes a mí y tienes a Ariel, por cierto... no lo vi en el entierro, debe estar muy afectado...

—Quieres dejar de mencionarlo en mi presencia —gritó ella con furia—. Date cuenta, tú y él nunca podrán estar juntos. —Estaba harta, deseaba decirle la verdad. Pero aún no se había dado la noticia de la posible complicidad de Ariel en el asesinato de su madre. No deseaban hacerlo publico por cuestiones políticas y comerciales.

—Anissina, ¿porqué dices eso?

—¡Pasa que!... pasa que...

Y entonces lo besó, lo besó y lo que sintió fue lo mismo que besar una puerta, frio, desabrido, hasta asqueroso.

—Anissina ¡¿qué crees que haces?!

Se alejaron tan rápido como pudieron. Ambos se limpiaban la boca con la manga de la camisa. Qué error, confundir afecto por amor ¡que estúpida!

—000—

—Fui una estúpida. Me di cuenta que no era amor de pareja lo que sentía por Gwendal, era simplemente un sentimiento de posesión con mi mejor amigo. Cuando tu me dijiste que él estaba enamorado de ti entre en pánico, pero fue porque creí perder a mi amigo, luego lo de mi madre tú acusado... llegue a la locura...

La expresión de Shuichi cambió en el acto, y su irritación desapareció para darle paso a una expresión de tristeza.

—Me llamaste bastardo —musitó—. Me dolió el que me llamaras de esa manera, que ya no me consideraras tu hermano, pero Anissina —Por primera vez se atrevió a volver a decir su nombre—. ¿Cómo supiste la verdad? ¿Cómo supiste que yo no había sido el que asesino a tu madre?

Inesperadamente, Anissina sonrió.

—000—

—En todo caso, Ariel está acusado de asesinato —reveló Anissina—. Él es el primer sospechoso del asesinato de mi madre con la complicidad de la nana Wesley... ahora él está prófugo, ¡¿qué más pruebas quieres?!

—Anissina ¡¿qué locura estás diciendo?! —exclamó Gwendal, impactado por semejante acusación.

—Yo sé que fue él... ¡fue él Gwendal!

—¡¿Has perdido la cordura?! Ariel no es capaz ni de asesinar una mosca, y ahora me vienes con que es el culpable de asesinar a su propia madrastra.

—¡Lo hizo por venganza! porque tampoco se le permitió ser tratado como sobrino legitimo de mi madre. Porque su madre biológica se metió con mi padre, con el esposo de su hermana ¡su propio cuñado! Y por eso fue enviado con la servidumbre. ¡Por traición! El terminó pagando los platos rotos de su madre, ¡una cualquiera!

—Anissina... te desconozco... —Los ojos de Gwendal estaban bien abiertos a causa de la impresión. En su vida creyó escuchar hablar a Anissina de esa manera; más luego cayó en cuenta de algo—. Has estado bajo la influencia de Densham, él siempre le tuvo mala fe a Ariel...

—¿Y qué si he hablado con Densham? —dijo ella, prepotente— Él sí es mi hermano... en él si puedo confiar

—Tú no crees eso de Ariel. Te has dejado manipular por Densham —afirmó el de ojos azules.

—Yo... yo...

Anissina no sabía que más podía decir a su favor. Era cierto, Ariel era el ser mas bondadoso que había conocido en su vida y, de cierta, manera dentro de su corazón quería creer que era inocente. Además la manera como ella lo trató la última vez que hablaron, en vez de enojarse y buscar pelea él simplemente salió corriendo, asustado.

—Yo no sé.

—¡Ven acá! —Gwendal la sacó del letargo. La tomó de la mano y la condujo fuera del palacio hasta los establos, donde buscó la caja de madera. Era su única carta para hacer que Anissina dejara de pensar tales atrocidades de Ariel.

—¿Qué hacemos aquí? No entiendo. —preguntó Anissina todavía consternada.

Gwendal le entregó el Gato-conejo que Ariel estaba cuidando para ella.

—Gwendal... ¿Qué significa esto?... —cuestionó ella, anonadada, acariciando al animal que se aferraba a su agarre—. ¡Siempre he querido uno de estos!

Pues felicidades... Ariel cumplió tu deseo

—¿Qué?

—Ariel lo estaba cuidando para ti, como un regalo. Ahora dime, Anissina, pero dímelo mirándome a los ojos —dijo Gwendal tomándola de ambos hombros con su vista fija en ella—. ¿De verdad crees que Ariel sería capaz de hacer una cosa así?

—No... la verdad, no.

Trata de confiar que él es inocente hasta que se pruebe lo contrario, yo sé que es difícil ya que huyó del palacio pero ¿no crees que debió haber sido más por miedo que culpabilidad?

Eso la asusto. No había pensado en esa posibilidad, y ella había pedido venganza. Las tropas buscaban su cabeza bajo las órdenes de Densham.

—Debemos buscarlo, no sabemos si puede estar en manos de los verdaderos asesinos ¡tengo que encontrarlo! —dijo Gwendal mientras apretaba sus puños.

—000—

—Nunca se supo la verdad —reveló Anissina—. Solo me di cuenta de que eras inocente hasta que se probara lo contrario. Ahora estoy segura de que realmente eres inocente con la declaración que acabas de hacer

—Te juro por lo más sagrado, que yo no asesiné a tu madre —dijo Shuichi con una sinceridad notable en sus ojos.

—Lo sé... siempre Lo supe... solo que, como te dije, antes fui una completa estúpida —Anissina se rió con ironía—. Ahora mírame, estoy aquí pidiéndote tu perdón...

—Yo... Anissina, veo que estás realmente arrepentida, sólo necesito que me des tiempo para pensar en lo sucedido y tomar una decisión —dijo Shuichi. Aún no se sentía preparado, aun le dolía mucho, pero sabía que algún día, por el gran afecto que llegó a sentir por ella, lograría perdonarla.

—Gracias, muchas gracias, Ariel —dijo Anissina, conforme con el avance—. Para mí lo más importante es que sepas que mi arrepentimiento es sincero. Sólo tu perdón podría apaciguar el dolor que ahora siento por haberme equivocado.

—00—

Yuki se pasó toda la mañana en la biblioteca. Como escritor, era normal que le apasionaran los libros. Y más después de ver la cantidad con la que esta contaba aquella enorme biblioteca.

Después del almuerzo, decidió darle un vistazo a los libros de historia de Shin Makoku, estaba a punto de abrir uno cuando alguien entró a la Biblioteca.

—Oh, buenas tardes señor Yuki —saludó Gunter con cortesía.

—Buenas tardes —contestó él con cierta molestia por la interrupción, más trató de continuar leyendo ignorando al visitante.

—Veo que ha escogido un libro de historia Mazoku "El origen de Shin Makoku" ¡Oh! Yo lo he leído tantas veces pero siempre me emociono al recordar la valentía y dedicación de su Majestad Shinou en construir este país.

Yuki rodó los ojos, hastiado. Tan solo quería estar solo.

—Digamos que estoy interesado en ello, por lo que ¿sería tan amable de dejarme enfocar en la lectura? —dijo sin ningún grado de cortesía, más Gunter pareció no entender la indirecta. Se acercó a él y se sentó en la silla de a lado.

—¡Oh! Es su día de suerte, ¿quién mas para contarle la historia de Shin Makoku que yo? soy un maestro de historia, bien empezaré: Todo comenzó hace cuatro mil años cuando ante las amenaza de Soushu...

—00—

Durante el resto de la tarde, Shuichi se la pasó al lado de Anissina. Platicaron de todo un poco y recordaron viejas anécdotas.

El tiempo se les pasó volando.

—Sera mejor que regresemos al castillo, ya casi anunciarán la cena —propuso Anissina, dándole la mano a su hermano para que se levantara de la banca.

—Sí, tienes razón —dijo Shuichi sonriendo de forma cálida.

Caminaron de regreso al castillo a paso lento. Estaban cerca de la entrada al castillo, cuando notaron la presencia de una persona muy importante para ellos, una porque lo consideraba su mejor amigo y el otro porque lo recordaba como su protector.

—Gwendal, veo que Su Majestad y tu terminaron temprano con el papeleo —dijo Anissina divertida cuando se acercaron a él—. ¡Es un milagro!

—Sí, un milagro.

Los ojos azules de Gwendal estaban fijos en la persona que amaba y sonría como un tonto mientras lo contemplaba. Anissina lo notó, y comprendió porqué reaccionaba así.

—Bueno, supongo que ustedes tienen mucho que platicar —dijo Anissina, pensando en que debía empezar a enmendar los errores del pasado, por lo que empujó sutilmente a su hermano, haciendo que éste cayera en brazos de Gwendal—. Nos vemos luego.

Shuichi no tenía intenciones de enfrentarlo todavía, pero por alguna razón, apretado contra el pecho de Gwendal, se quedó inmóvil. Sintió que sus manos le acariciaban el pelo, mientras le susurraba dulces palabras de cariño. Sabía que debía apartarse de él, pero en ese momento no deseaba apartarse de esa persona que fue tan importante en su vida.

—Ariel...

—Shuichi Shindou.

Shuichi se apartó de Gwendal al escuchar la voz de Yuki.

—¡Yuki!

Él se acercó a ellos lo más rápido que pudo, estaba furioso ¿Quién se creía ese tipo para abrazar a su amante?

—Primero me haces quedarme en tu mundo de locos y después te desapareces todo el día con este tipo, ¿quién te crees que eres, Shindou? —Yuki le sujetó la muñeca con fuerza y brusquedad para arrastralo con él.

—¡Yuki, me estás lastimando! —Shuichi no entendía la reacción de su novio, solo sabía que le dolía mucho la manera en la que estaba siendo tratado—. ¡Yuki!

En la entrada del castillo, Anissina y Gwendal observaban indignados la forma en la que Ariel era tratado por ese humano.

—¡¿Pero qué le pasa a ese sujeto?! —espetó Anissina—. Es cierto que Ariel dijo que era su pareja, pero...

—¡Te equivocas! Ese tipo no es su pareja —le aseguró Gwendal, apretando sus puños conteniendo la ira que lo carcomía por dentro.

—00—

Cuando llegaron a la habitación, Yuki tiró a Shuichi a la cama para después empezar a desabotonarse la camisa.

—¡¿Qué esperas?! ¡Quítate la ropa! —le gritó con furia.

—¡¿Que?! —Shuichi no tenía ni la menor idea de lo que estaba sucediendo con su amante. Retrocedió en la cama hasta hacerse un ovillo.

—Desnúdate o quieres que yo mismo te arranque la ropa.

Yuki lo volvió a levantar con brusquedad, para luego comenzar a desabotonar el chaleco y después la camisa. Shuichi lo paró en seco.

—¡No, Yuki! Pronto anunciaran la cena y no quiero que....

—¡Me da igual lo que puedan pensar de nosotros —lo interrumpió Yuki—. Estoy harto de tus absurdas reglas. Si he de estar atrapado aquí por tu culpa, por lo menos tienes que complacerme, al fin de tanto es lo único que sabes hacer.

Shuichi sintió un dolor muy grande en el corazón al ser tratado tan cruelmente por la persona que amaba.

Fue cruel, sus celos lo cegaron, Yuki sabía que esas palabras le habían dolido, pero aun así continuó desnudando a su pareja. Rápidamente le quitó también el pantalón y la ropa interior, ahora que lo tenía totalmente desnudo acostado en la cama, se coloco sobre él y tomó su miembro para comenzar a estimularlo, apretándolo con energía, escuchando los gemidos que su pareja empezaba a emitir.

Después, besándolo casi a la fuerza, Yuki se dirigió al cuello dejando un rastro de saliva por el camino hasta sus pezones los cuales mordió causando que el otro gritara del dolor y al mismo tiempo del placer.

No pudiendo más con su propia excitación, Yuki se quitó los pantalones rápidamente, y una vez dirigió su vista al cuerpo de su amante, lo encontró respirando agitadamente, con sus manos aferradas a las sabanas, su miembro aun erecto y sus piernas juntas, las que rápidamente separó dándose paso entre ellas, dirigiendo su propio miembro a la entrada del pequeño, aun no preparado, dando una fuerte embestida que lo hizo llorar del dolor.

Shuichi solo empuñaba las sabanas, gimiendo sin control, sintiendo la manera tan salvaje en la que estaba siendo poseído.

Las primeras veces juntos, con eso de experimentar algo tan intenso, lo hacían como dos locos salvajes, estaban en plena etapa de querer sexo duro, dejándose llevar por la pasión, pero después de un tiempo, los encuentros amorosos eran precisamente eso, actos de amor.

Cuando empezaron una relación seria de fidelidad y respeto, se dieron cuenta que era mucho mejor y más placentero mimarse el uno al otro, acariciarse dulcemente adorando el cuerpo de aquel que amaban.

¿Donde habían quedado esas promesas? ¿Dónde?

—Yuki, así no... Por favor... no seas tan brusco... ¡Yuki! —suplicaba Shuichi aferrando sus manos a las blancas sabanas mientras era penetrado fuertemente desde atrás por su pareja.

Yuki estaba cegado por la lujuria, con sus manos aferradas a las caderas del otro embestía con frenesí. Se aferró con más fuerza a las caderas del cantante de cabellos rosados, dejándole las marcas de sus dedos mientras él otro buscaba consuelo mordiendo la almohada para así evitar gritar más fuerte de lo que ya lo hacía.

—00—

En el comedor Real

—¡Estoy de vuelta! —saludó Wolfram al tiempo que tomaba su lugar en la mesa. La mayoría ya estaba en sus asientos, solo faltaban los dos invitados.

Yuuri recibió a Wolfram con una sonrisa.

—¿Cómo te fue, Wolf? —le preguntó, interesado.

—Todo en orden, nada fuera de lo común —respondió él, correspondiendo a su sonrisa—. ¿Dónde están Shuichi y Yuki-san? —cuestionó extrañado al notar su ausencia.

—Doria, tú te encargaste de anunciarles que la cena estaba lista ¿no? —preguntó Conrad a la muchacha.

La doncella desvió la mirada con un sonrojo en las mejillas

—Pues verá, Sir Weller... ellos no podrán presentarse esta noche —respondió nerviosa y avergonzada.

Gwendal apretujó el mantel de la mesa entre sus puños. En realidad, nadie más que él se imaginaba a ciencia cierta la verdadera razón de su ausencia.

 

Notas finales:

Termino feo... O.o yo sé... yo sé, los celos de Yuki ¿porque seran? aunque Gwendal no es un santo 

en el proximo capitulo de Destinos Entrelazados:

¿Renunciará Wolfram a la idea de conquistar a Yuuri?

-Shuichi, con respecto a eso, mejor lo dejamos así… creo que fueron las copas que bebí, no debí decir lo que dije… Y tambien:

-No ha cambiado nada… -murmuró – ... esta tal y como lo recuerdo aunque son recuerdos fugaces de mi niñez por lo que no son muy claros.

-¿Extrañas tu vida aquí? – tenía que hacer esa pregunta...

!GRACIAS POR LEER! BENDICIONES 

!¿me dejarias un comentario porfavor?! *.* 


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