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Tesoro por spookytaco98

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Notas del capitulo:

Hay una nueva pista, pero no hay ningún sospechoso aun. El joven detective y su fiel amigo se ven involucrados en medio de un nuevo homicidio que forma parte del mismo rompecabezas.

 

 

El cadáver de Jonathan Bill fue enviado al hospital de Saint Bats donde sería revisado por Molly.

 

 

 

Sherlock y John llegaron después al hospital. Durante el camino Sherlock no tenía la misma actitud viva que siempre tiene durante el desarrollo de un caso complicado; estaba sonrojado mirando sus pies mientras estaba sentado junto a John en el taxi.

 

 

-Que te sucede?-preguntó el doctor interrumpiendo sus pensamientos.

 

-Ah... nada.

 

-Te conozco Sherlock, esa expresión en tu rostro no dice "estoy bien".

 

-Mira, estoy resolviendo un problema dentro de mi cerebro y realizando planteamientos acerca de nuestro nuevo caso. Así que déjame en paz!

 

-Como quieras.-se volteó para mirar la ventanilla de taxi.-A lo que me refiero es qyue cuando piensas durante un nuevo caso no te sonrojas como un tomate.

 

Holmes tragó saliva y sudó frío, algo ocultaba.

 

Al llegar a Barts, Molly estaba completamente sorprendida. Sacó la mano del pecho abierto de la víctima.

 

-John, tienes que tocar esto.-dijo Molly.

 

John se acercó, se sorprendió al meter la mano en el pecho. Parecía buscar algo pero no lo podía encontrar.

 

-Que sucede?-dijo Sherlock.

 

-No tiene corazón. Se lo arrancaron.-sacó la mano, el joven doctor tembló de pies a cabeza y su piel se tornó pálida, no por asco sino por miedo. Quien sería tan sanguinario como para arrancar un corazón?

 

Justo en ese preciso instante, Holmes recibió un mensaje de Lestrade: "Hablamos con el traductor, la frase en árabe dice "faraón." 

 

-Mmmmh... el incienso, la palabra en árabe, el corazón removido. John, estamos involucrados en una especie de culto o secta egipcia.-habló en voz alta, caminando de un lado a otro dentro del laboratorio.

 

El detective pasó el día en el laboratorio revisando las muestras que estaban pegadas a las huellas de los converse pequeños en el pasillo de la víctima. Pudo encontrar césped, chicle, ceniza, sangre y un poco de mirra hecha polvo. Organizó sus ideas mientras miraba cada muestra en el microscopio, pensaba en los posibles cultos secretos en Londres, para ello tuvo que contactar por mensaje a su red de vagabundos preguntando por mercados egipcios o cultos que estuviesen en Londres. Fueron enviados dos destinos, un mercado clandestino llamado "Tutancamon" en un barrio de mala muerte y otro a las afueras de Londres llamado "Oisis." Pero tendría que visitarlos al día siguiente pues pasó el día entero revisando las muestras.

 

El detective y el doctor llegaron al 221B de la calle Baker a las seis de la tarde. Se percataron al oir un sonido peculiar, era la risa de la señora Hudson que provenía de su cocina. Holmes decidió ir a revisar, la señora Hudson se encontraba en compañía de una joven de aproximadamente veinticinco años de edad que vestía de jeans claros, una camiseta rosa, cabello largo rubio recogido, ojos azules tras un par de lentes y zapatos negros.

 

-Oh, Sherlock, John, les presento a nuestra nueva vecina de enfrente, Cleo Louis.-dijo la señora.

 

-Es un placer conocer a los dos grandes iconos de la internet y de los diarios. Soy una gran fanática suya. Es un placer.-estiró la mano para estrecharla con la del castaño, este la tomó de las muñecas y le dio una buena mirada.

 

-Norteamericana, soltera, precoz, vegetariana, listilla, un poco torpe con las manos, odia los deportes, abandonada por los padres, escritora, amante de la pornografía, insegura de su sexualidad, tu única opción fue venir a Inglaterra para estudiar literatura pero eres muy pobre como para pagar la universidad, así que eres camarera; lo veo en tus jeans manchados de café negro y crema batida, tu olor a billetes y monedas te delata. Esta cicatriz...-pasó su dedo por una de sus muñecas.-te la hiciste "accidentalmente" arrancando la piel pegada a un suéter, tienes que admitir que lo disfrutaste.

 

La joven lo miró con los ojos hechos agua.-Ah, no tenía que ser tan cruel.-secó sus lágrimas.-Lo siento, señora Hudson, pero tendremos que vernos después.-tomó su abrigo y corrió fuera de la casa 221B y corrió hasta llegar al edificio de enfrente, donde vivía.

 

-Eres un imbécil!-dijo John saliendo de la cocina de la señora Hudson y aproximándose a las escaleras. 

 

-Que?! Y ahora por que?! Por ser sincero con la gente?! Que quieres que haga, que me quede callado?!

 

-Si!-se giró mirándolo con rabia.-Dios mio! Eres un fastidio! Ya no te soporto!

 

Sherlock entró a su piso tras de el y se fue a su habitación sin cenar y azotando la puerta tras de el. John se sintió un poco mal por haberle gritado pero Holmes también tenía que entender que no podía revelar las verdades de las personas frente a todos, era de mala educación.

 

-No tengo por que sentirme mal,-se dijo Watson.-Es culpa suya ser tan testarudo y tan necio.-pero no importaba cuantas veces tratara de convencerse, porque aun así se sintió mal por haberle gritado a su amigo.

 

Puso a calentar agua para el té, también puso a tostar dos rebanadas de pan y les unto miel y mermelada. Sirvió el té en una bandeja y se dirigió a la habitación de Sherlock. Primero tocó la puerta suavemente.

 

-Vete!-gritó Sherlock desde su cuarto.

 

-Sherlock, podemos hablar?-preguntó en voz dulce, eso hizo pensar al detective que el doctor no buscaba una discusión o una pelea.

 

-Me vas a gritar?-preguntó inocentemente.

 

-No.

 

-Pasa.

 

John entró y miro a Sherlock en pijama, acostado en su cama con su teléfono celular en las manos e iluminándole la cara. Watson dejó la bandeja de té en la mesita de noche y se sentó a su lado en la cama.

 

-Toma, no me gusta que te vayas a la cama sin cenar. No es bueno para la salud.-le dio la taza de té y le acercó el plato con el pan con miel.

 

Sherlock bebía del té con lentitud y comía despacio como un niño a punto de llorar.

 

-Lo siento, no debí gritarte.-le dijo John sin mirarlo.-Es que... a veces eres muy sincero y a la gente no le gusta mucho eso, sobre todo cuando les gritas y los miras a los ojos con aire asesino.

 

-Tranquilo, John. Se que estas pasando por un momento... complicado. Tu mujer se enamoró de un joven con una buena cantidad de dinero, acepta a tu hija que aun no nace, le susurra obscenidades a Mary, no te han pagado en la clínica y no haz tenido sexo en siete meses.

 

-No sigas. No me digas mas acerca de eso. Aun así quiero disculparme por haberte dicho que no te soportaba. Sabes que no es así.

 

-Si, si no me soportaras ya me hubiese dado cuenta, ademas ya estoy acostumbrado a que me lo digan. Es solo que... viniendo de ti es doloroso.

 

Ambos callaron, lo único que se escuchaba era los sorbos de té y el tronido de la cama cuando se movían.

 

Al terminar con la cena, John recogió la bandeja para poder irse pero justo antes de abrir la puerta Sherlock habló:

 

-John, yo... lo siento si es que te hago sentir mal de vez en cuando.

 

Watson no respondió, solo aceptó la disculpa con una sonrisa y antes de irse le dijo suavemente: 

 

-Buenas noches, Sherlock.

 

Como ya era obvio, Holmes no durmió ni un minuto en toda la noche; estuvo pegado a su microscopio y a las muestras encontradas en la habitación y en el cuerpo del señor Bill.

 

Salió de su habitación a las ocho de la mañana y miró a John preparando el desayuno. Al salir de casa, John se fue al trabajo a pasar consulta mientras Sherlock iba a Scotland Yard a hablar con Lestrade sobre las muestras encontradas.

 

Entró a su oficina y tomó asiento sin pedir permiso.

 

-Que tal Garfield?-saludó el detective acomodando las piernas.

 

-Eres increíble; te sabes de memoria toda la tabla periódica, sus componentes y derivados, aprendes las reacciones químicas, el comportamiento criminal, cada rincón de Londres. Pero no puedes aprender mi nombre?!

 

El detective alzó los hombros como si estuviese diciendo: "no me interesa."

 

 

-Bueno, aquí tienes todos los componentes que encontré en la habitación de Jonathan Bill y en las huellas de los zapatos de...

 

-Disculpe Jefe, oh lo siento...-interrumpió un joven al entrar en la oficina.

 

-Tranquilo, Seth.-habló el DI.-Sherlock, el es Seth, nuestro nuevo traductor. Entró a Scotland Yard ayer en la tarde.

 

Sherlock se puso de pie para mirar al nuevo joven. Su nariz era respingada, su cabello negro y peinado hacia atrás, usaba un traje barato color plomo, piel blanca, labios gruesos y ojos castaños. Holmes leía en su cuerpo una gran parte de su conducta:

 

-Tranquilo.

-Amante de las aves.

-Precoz.

-Virgen.

-Gay.

-De manos fuertes.

-Desayunó galletas con leche.

-Hijo de escoceses.

 

-Que tal?-dijo el detective estrechando su mano y tragándose todas las cosas que quería decirle pero no lo hizo porque John se lo prohibía.

 

-Seth Wallace.-estrechó su mano.-Usted debe de ser Sherlock Holmes, el famoso detective de internet.

 

-Ah, veo que me conoce. Ha leído mi blog?

 

-Si, usted y su compañero son toda una inspiración para venir a trabajar como policía en Londres.

 

-Gracias, deberían tener mejores detectives en Escocia. No lo cree?

 

-Co... como sabe eso?-tartamudeo.

 

-El color de su piel es blanca como la mayoría de los habitantes de Inglaterra, pero tiene un ligero tono crema que me parece extranjero. Su acento es muy marcado, sobre todo cuando habla con la letra R. No nos conocemos?

 

-Ah, me temo que no, señor. Es la primera vez que lo veo.

 

-Mmmh... ya veo, tu rostro me es muy conocido. Pero claro, como si te acaban de transferir a Londres.

 

-Ah, Seth, que ibas a decirme?-interrumpió Lestrade.

 

-Ah, cierto! Encontramos otro cuerpo esta mañana en el laboratorio "Smile". Al parecer lo encontró el conserje.

 

-"Smile", la fuerte franquicia de laboratorios londinense de Jonathan Bill.-habló Sherlock.-Quien es la víctima?-señaló a Seth, a lo que el respondió rápido pero sonrojado.

 

-Es de la doctora Susan García, le dieron un balazo en la sien. Trabajaba en el laboratorio.

 

-Vamos!

 

Sherlock, Seth y Lestrade salieron corriendo de la oficina.

 

-Vamos, Seth.-habló Lestrade.- Aprenderás que es un homicidio londinense.

 

-En serio, no nos conocemos?-preguntó Sherlock a Seth antes de salir de Scotland Yard.

 

-Señor Holmes, yo no olvido ninguna cara, mucho menos una tan atractiva.-le guiñó el ojo, cosa que hizo arquear la ceja del detective.

 

Al llegar al laboratorio encontraron el cadáver de la mujer boca abajo, su cabello rubio tenía unos cuantos mechones manchados de sangre, sus ojos estaban abiertos mirando el este, la boca entreabierta y con rasguños en los brazos bajo la bata.

 

Sherlock miró el cuerpo de arriba a abajo, corrió hacia la entrada del laboratorio.

 

-Entró por esta puerta con la intención de empezar a trabar desde temprano.-caminó hacia los tubos de ensayo.-Miró los compuestos químicos por un momento.-miró los tubos de ensayo por un momento, estos tenían un rastro de sangre que salpicó.-Sintió que algo la estaba mirando, volteó tan solo un poco y le dispararon en la sien.

 

-No lo entiendo, si le dispararon en la sien hubiese caído de lado por la potencia y no boca abajo.-se entrometio Seth.

 

-Exacto, por lo que su cuerpo fue traladado de lugar. John, me podrías pasar tu pluma de luz ultraviole...-su mano estirada se bajo, miró tras de el y se dio cuenta de que había estado solo desde el comienzo de la operación de ese día. Eso lo hizo sentir solo y un poco triste.

 

-Anderson tiene una.-dijo Seth.

 

-Puaj! No, prefiero deducirlo yo solo.-dijo como un niño molesto.

 

-Ah... ah... ah... Sher... ya llegue!-dijo John entrando a la habitación con la respiración acelerada, había salido temprano de la clínica para acompañar a Sherlock a resolver el caso.-De que me perdí?

 

-John...-sonrió Holmes caminando hacia el, sus ojos parecieron iluminarse con cada paso que daba hacia su amigo. Pero de pronto sus ojos volvieron a ser normales y estiró la mano.-Necesito que me prestes tu pluma de luz ultravioleta.

 

Una vez que la tuvo en sus manos, apagó la luz y señaló los tubos de ensayo, la huella de sangre era mas grande pues toda salpicó en la pared sobre los tubos y un estante de madera con componentes químicos. Había otra en el rincón, una huella muy grande como otro salpicón.

 

-Cayó ahí y fue arrastrada hasta acá. Pero el rastro de sangre es mas delgado.-dijo Sherlock señalando.

 

-La voltearon.-dijo John mirando a la víctima.-Volteen el cuerpo!-ordenó John señalando.

 

La víctima tampoco tenía corazón, el pecho estaba abierto pero no tenía ni una sola gota de sangre saliendo de la abertura.

 

-Sherlock, mira.-la pared tenía otro texto en árabe:

                       العبيد يخشى الإمبراطورة

 

-"Esclavos, temed a la emperatriz."-dijo Seth leyendo.

 

-Fue escrito con prisa pero limpiado con cuidado para que el texto no se distorsionara.-Sherlock caminó unos metros lejos, pero algo lo distrajo y era la huella de otro zapato junto a sus pies. Se agachó para mirarla con su lupa de bolsillo. Pasó uno de sus dedos cubiertos por el guante de latex por la huella, se puso de pie y pegó el dedo a un microscopio y miró por este.

 

Después de unos segundos dentro de su Palacio Mental, gritó:-Ja!

 

-Que sucede?-preguntó John acercándose a su hombro.

 

-Mirra...! Es mirra de nuevo! John es mirra y sangre!-lo tomó por los hombros y lo sacudió suavemente.

 

-Como el asesino de ayer!-señaló.-Es el?

 

-Es el! O ella!

 

-A que se refieres con ella?-preguntó Lestrade.

 

-Sus huellas son muy delgadas como para ser un hombre fuerte o un sicario, posiblemente es un hombre delgado y de baja estatura o una mujer.

 

Después de ir al laboratorio, justo cuando estaban de regreso en la calle Baker. Sherlock miró a la joven Cleo entrar a su edificio.

 

-Señorita, espere!-dijo Sherlock corriendo hacia ella, la joven se asustó al verlo, trato de entrar pero resbaló y se pegó en la rodilla.-Me quiero disculpar por el inconveniente de anoche. Lamento haberla ofendido.

 

Cleo se sonrojo y bajó la mirada.-Si, señor Holmes.-sonrió mientras sus manos temblaban.

 

-Vaya, tu pidiendo disculpas.-dijo John justo cuando se dirigieron a la casa 221B.

 

-Lo hice para que no siguieras molesto conmigo.-Sherlock no lo miro directamente pero pudo ver como John sonreía y se acercaba unos centímetros hacia el.

 

Al día siguiente, Sherlock insistió en acompañar a John a la clínica. Era por seguridad, según el. Había un asesino despiadado fuera y no quería que su compañero se topara con el.

 

-Gracias por acompañarme, Sherlock, pero estoy bien.-le dijo sonrojado antes de entrar a su oficina.

 

-No importa, mi deber es protegerte.-se le salió una palabra involuntaria, por lo que su cara se coloro.

 

John sonrió y se metió a su oficina. De pronto en el camino, vio a una mujer pelirroja acercarse y llamar a la puerta de la oficina de John.

 

-Buenos días, doctor Watson.-entró la mujer pelirroja de cabello hasta los hombros y rizado, un ojos grises, piel bronceada y llena de pegas.

 

-Buenos días, Brenda.-habló John.-Me trajiste los expedientes de los pacientes?

 

-Si, doctor. Por cierto, hay un hombre extraño mirando hacia su oficina.-susurró en un tono miedoso.

 

John salió para mirar y ahí estaba Sherlock mirando a Brenda de arriba a abajo como si tratara de adivinar quien era. Sería tal vez que el detective estaba perdiendo su buena memoria? Jamas!

 

-Sherlock, estoy bien. No tienes que seguirme a todas partes.-le dijo John.

 

-Si, si, lo siento.

 

-Estas mirando a Brenda?-preguntó John arqueando la ceja.

 

-Si, de alguna manera su cara es extraña.

 

-Crees que es atractiva? Te gusta?-lo inundó de preguntas.

 

-No seas idiota! Claro que no!

 

-Bueno, bueno, olvide que estabas casado con tu trabajo.

 

Sherlock se fue al 221B para comenzar a planear su teoría acerca del nuevo asesino.

 

Continuara...

 

Notas finales:

Gracias por leer. Espero que les haya gustado este nuevo Fic. No leemos. (>^ω^<)


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