Scarlet
Una mañana como cualquier otra, llegó un paquete por correo para el pelirrojo de ojos bicolores. Era un álbum de fotos enviado por Momoi Satsuki, la antigua manager del club de baloncesto en teikou. No muy entusiasmado se tomó el tiempo de verlas, después de todo, había sido un regalo.
Como era de esperarse había fotos de todos los miembros, algunas en las que salían todos formados, otras de cada uno tirando. Había algunas de las veces en que salían por mera diversión. Luego se topó con una foto de él y Murasakibara. Era una competencia en la que tanto él como Murasakibara estaban midiendo sus brazos o más específicamente los músculos uno con el otro, la diferencia del tamaño le resultó cómica. Había otra en la que estaba sentado en los hombros del más alto y una más donde el gigante estaba abrazándolo [Ella estaba atenta a todo] pensó para sí al ver la foto y no pudo evitar sonreír, podía recordar perfectamente como era completamente envuelto por esos brazos y el calor que manaba de ese cuerpo.
Luego, se topó con aquellas fotografías en las que todo el equipo fue desintegrándose, pudo recordar cómo fue que todo cambió: los talentos de todos fueron despertado, los de Aomine Daiki, los de Murasakibara Atsushi…Sin duda ese fue su nacimiento.
Cuando Atsushi le dijo esas palabras: “La única razón por la que seguía tus órdenes era porque pensaba que sin importar lo que hiciera, nunca podría vencerte, pero últimamente he comenzado a pensar que no es así. No quiero escuchar a alguien más débil que yo” esas palabras fueron el inicio de todo.
Cuando el gigante le dijo esas palabras, en su interior, Akashi entró en pánico, pero no solo por el hecho de perder por primera vez en su vida, sino que esa derrota significaría un cambio total a su estilo de vida, a su filosofía, también implicaría perderlo a él pero por sobre todo…dejar de existir.
- Hiciste de todo para no perderle y terminaste perdiéndote a ti mismo en su lugar, pero al final resultó que al perderte a ti mismo, fue la manera más definitiva de perderle a él también. Irónico ¿no?
- …- Guardó silencio por unos instantes, como si esperara que alguien le contestara.
- Porque ya no existe ese tú que lo amaba tanto- dijo como respondiendo a alguien.
- Aun existo- dijo en voz más baja- Aun existo.
- Ciertamente, aun existes. Pero el motivo de tu existencia es que si dejas de existir eso me haría perderte y perderte a ti sería lo mismo que una derrota. Después de todo ¿cómo sería posible que yo perdiera?
- …- De algún modo era como hablar con alguien que lloraba silenciosamente en su interior, como si su orgullo hubiese sido dañado, porque así lo era.
- Pero descuida, al igual que en el pasado permitiré que se vean.
- ¿De qué hablas?- susurró en voz suave, como esperanzado.
- …- No le respondió, solo sonrió afable dándole vuelta a una de las páginas del álbum. Tomó una de las fotografías en las que estaba regalándole unas golosinas a Atsushi, quien tenía una expresión muy dulce en su rostro. Después vio otra foto más y sonrió con complicidad [Vaya que era observadora Momoi Satsuki] pensó para sí sosteniendo una foto en la que Atsushi estaba dándole un beso.
Esa foto había sido tomada después de su despertar. En ese entonces aun salía con Atsushi, era una forma de poder mantenerle motivado, tanto a Atsushi como a su otro yo que mantenía dormido la mayor parte del tiempo. Después de todo, aunque su otro yo haya “perdido” contra él, como aun era parte de él y él había ganado, no era una derrota para sí mismo, aunque tampoco una victoria después de todo ¿Quién puede ganar o perder contra sí mismo en un juego de Shougi? Al ser la misma persona la victoria permanece y la derrota se cancela, y eso es debido a que no es una derrota, sino superación.
- Atsushi…-susurró tristemente con un extraño brillo en sus ojos, poder diferenciar quién había dicho el nombre del gigante de la generación de los milagros sería imposible para cualquiera.