Kris POV
Desperté como por quinta vez en la mañana, sin poder dormir gracias al aburrimiento. Me levanté con cierta pereza y crucé el largo camino que había de mi cama al baño. Entré y me miré en el espejo. Este insomnio me está dejando mal… Quité mi ropa y me metí en la tina. Pasaron como 30 minutos. Me amarré una toalla, me miré por última vez en el espejo y salí.
- ¿Qué desea de desayunar, joven? –me preguntó la sirvienta.
- No lo sé. Basta con un vaso de leche y un pan.
- ¿Se lo traigo aquí?
- No, yo bajaré al comedor.
- De acuerdo –se fue.
Saqué mi ropa para ir a trabajar. Una camisa, corbata, saco, pantalón y calcetines junto a unos zapatos negros era mi uniforme del diario. Aunque el traje variara era siempre lo mismo.
Bajé y ya estaba puesto el desayuno en la mesa. Me senté a desayunar, teniendo de compañía a las 10 sirvientas de la casa y todos los demás lugares vacíos de la mesa. A veces me pregunto para qué tanto personal si el único que vive aquí soy yo.
- Joven, tiene una llamada –me dio el teléfono.
- Gracias. ¿Bueno?
- ¡Kris! ¿Por qué no me contestas?
- Lo lamento, apenas terminé de bañarme.
- Bueno, como sea, ¿ya vas a venir?
- Sí, en unos momentos voy para allá.
- Te oyes desmotivado, ¿te pasa algo?
- He estado así desde que tengo memoria.
- Vamos, Kris, ¿otra vez tu problema?
- Es de siempre.
- Ya deberías conseguirte una novia.
- Yo también creo eso.
- ¿Sabes? Mi amiga Krystal es muy bonita…
- Amber, no empieces.
- Bueno, bueno, pero ya sabes que a ella le gustas mucho.
- Y yo ya te he dicho que no saldré con ella.
- ¿Por qué no pones un anuncio? Algo así como “se necesita novia” o algo por el estilo jajajaja.
- Por favor, Amber, sabes que-
- ¿Qué?
- Me has dado una idea.
- ¿Qué?
- Ahorita te digo.
Terminé de desayunar rápidamente, salí para agarrar mi carro y manejar hasta mi trabajo. Amber me ha dado una idea que posiblemente me saque de este mundo.
Cuando llegué a la empresa, estacioné mi carro, subí al elevador y pasé a mi oficina. Ya ni siquiera recordé saludar a mis empleados y pasé directamente a mi oficina. Encendí mi laptop y busqué un sitio de empleo. En él, coloqué un anuncio bajo el sobrenombre de “kris_laxy”.
Se busca compañero(a) sentimental de 18 a 25 años. Interesados comunicarse al siguiente número…
A continuación, escribí los requisitos. ¿Qué debía pedir? Sinceramente no mucho, puesto que nada más necesito compañía.
Requisitos:
*Disponibilidad de tiempo.
*Trato amable.
*No es necesaria una escolaridad definida.
Leí varias veces el anuncio para ver si le cambiaba algunas cosas, aumentaba o simplemente borraba todo, pero terminó por convencerme. Una vez puesto en la página, llamé a Amber a mi oficina.
- ¿Se le ofrece algo, señor Wu?
- Quiero que te sientes y me escuches.
- ¿Es tan urgente? –preguntó y se sentó enfrente de mí.
- He decidido tomarte la palabra.
- ¿Sobre qué?
- He colocado un anuncio, solicitando un compañero o compañera sentimental.
- ¿QUÉ?
- Como lo oyes.
- Oye, estaba bromeando.
- No me importa. Por darme la idea y por hacerme hacer esto debes pagar.
- ¡¿Qué tengo que hacer?!
- Atender las llamadas que provengan.
- ¡Estás loco!
- Recuerda que las paredes oyen. En este momento soy “señor Wu”.
- SEÑOR WU, ¿qué le pasa? ¡Sencillamente no puedo hacer eso!
- Oh, sí puedes. Te liberaré de todos los cargos que tengas que hacer el día de hoy y te encargarás de atender las llamadas.
- ¿Y a quién le va a dar mi trabajo?
- Luna, por supuesto.
- ¡AH! No puedo creerlo.
- Recuerda que estás en mi oficina.
- Sí, lo sé –se sobó las sienes – ¿Está seguro de que esto funcionará?
- Ten por seguro que si no funciona puedes empezar a recoger tus cosas.
- No hablas en serio, ¿verdad?
- ¿Alguna vez te he mentido? Ya te dije que soy “señor Wu”.
- Me tengo que ir. El teléfono me está llamando –se levantó.
- Jajaja, sabía que podía confiar en ti.
- ¿Y qué criterios debo de seguir para elegir a la persona correcta?
- Diles que vengan en la tarde. Como por las 5:00pm, así las entrevistaría yo mismo.
- Agh… Como diga, SEÑOR WU.
Amber salió de mi oficina y escuché un chillido característico de ella cuando se enfada. Amber es la única a la que yo podría considerar como mi “casi hermana”, lástima que no tenemos la misma sangre… Esperé unos minutos y después le avisé a Luna los respectivos trabajos que debía hacer el día de hoy.
Más tarde, empecé a escuchar que Amber contestaba cada llamada. Al parecer hay muchas personas que les interesa, aun cuando no puse nada sobre mí. ¿Acaso la gente no le interesa su bienestar? ¿Será posible que nada más vengan porque es un trabajo? Por supuesto que veré eso cuando vengan. No le daré trabajo a alguien que lo merezca.
- *Toc-toc* ¿puedo pasar?
- Adelante.
- Señor Wu, he recibido un total de 14 llamadas. La mayoría de mujeres y no pusieron pero para venir. Lo más seguro es que estén aquí en una hora.
- Muchas gracias, te felicito. Hiciste un muy buen trabajo.
- Créame que pagará por mi pérdida de neuronas.
- Te las pagaré.
- Más le vale. Si me permite, le dejo los perfiles, me retiro –salió.
Comencé a leer los perfiles, uno a uno, pero la mayoría no me convencía del todo. Amber tenía razón al decir que la mayoría eran mujeres, pero no todos. Finalmente, esperé los pocos minutos que faltaban para las 5:00pm y me recargué en mi silla. Ni siquiera yo mismo podía tener una razón aparente por la cual hacer este tipo de cosas. Lo único que sí sabía es que me había hartado de mi vida hasta ahora.
Llamé a Amber para que fuera llamando uno a uno. Conforme iba pasando mis preguntas fueron sencillas. “¿Por qué solicitaste este trabajo?”, “¿No importa quién sea con el que te vayas a ir?”, “¿Sabes lo que significa ser un compañero sentimental?”. La mayoría contestó todas, sin embargo, sus respuestas no me convencieron del todo. Bastó con un “yo te llamo” para que se fueran.
Cuando el último se fue me recargué en mi silla reclinable y pasé mis manos entrelazadas por mi nuca mientras cerraba los ojos. Pasaron unos largos 15 minutos para que mi puerta se abriera dejando ver a Amber.
- ¿Qué ocurre?
- Acaba de llamar alguien más.
- ¿Por el trabajo? ¿Su nombre?
- Huang Zi Tao, es hombre. Tiene 20 años.
- ¿20?
- Sí. No tiene teléfono personal.
- ¿No tiene?
- Eso fue lo que me dijo.
- Si llamó a esta hora y no tiene teléfono propio significa que le interesa el trabajo, ¿no es así?
- Supongo.
- Bien, dile que venga mañana.
- De acuerdo.
Amber salió y a los pocos minutos volvió a entrar. Se recargó en la puerta y me miró con ojos de fastidio.
- Sé lo que me dirás, que esto es una locura –dije.
- No. De hecho, no puedo creer que lo hayas hecho. ¿Tan fastidiado estás?
- Absolutamente.
- Kris, de verdad no te entiendo. Eres apuesto, alto y tienes dinero. Fácilmente podrías tener a quien sea y cuando sea. ¿Por qué lo haces?
- Simplemente quiero darme cuenta quién verdaderamente me valora por cómo soy, mas no por cómo me veo…
- Kris…
- ¿Viste todos los que salieron? Todos me miraban de arriba hacia abajo. Ni uno solo me veía a los ojos.
- Entiendo tus razones, Kris, ¿pero qué harás si no encuentras a alguien así?
- Me resignaré a vivir como ahora.
- Kris…
Amber quiso decir algo más pero sólo se calló y se disculpó al salir. Me sentí mal por transmitirle mi pesar a ella, ¿pero qué puedo hacer? No puedo pelear contra toda la gente superficial de este mundo.
Regresé a mi casa y me dormí inmediatamente. He vivido 23 largos años, y en todo ese tiempo me he sentido completamente abatido por lo que pasa a mi alrededor. Ni siquiera puedo tener a alguien con quién desahogarme, y no creo tenerlo nunca…
Al siguiente día repetí mi rutina. Levantarme, bañarme, desayunar e ir al trabajo. Cuando llegué a mi oficina me sentía lo suficientemente fatigado, aunque no lo suficiente como para olvidar, de nuevo, saludar.
Entré a mi oficina y Amber lo hizo después de mí. Me avisó que el tal “Huang Zi Tao” ya había llegado e hice que pasara.
- B-buenos días –dijo.
- Buenos días.
- Vengo por… el anuncio de la página.
- Ah, tú eres Huang Zi Tao, ¿verdad?
Giré mi silla y me encontré con un chico alto, aunque no tanto como yo. Tenía el cabello negro y vestía muy casual, pero no llegándole a lo informal.
Lo que me causó impresión no fue su apariencia, sino que este chico se la pasó mirándome a los ojos. Todo el tiempo lo hizo.