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Valiente. por Maira

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Había hecho todo lo posible por las quemaduras de Hiro. Él mismo encerró a los niños con el herido en uno de los aposentos, lejos del sangriento paisaje que sus pequeños ojos podían captar con tan solo alzarse un poco. No era un ambiente apto para ellos, sin embargo el general estaba seguro de que debido al tipo de vida que llevaban, tanto la sangre como la muerte representarían algo completamente normal e incluso cotidiano.

Una vez que pudo volver a sus tareas correspondientes, recorrió todos los espacios en busca de saber en dónde se encontraban los hijos del rey. Un soldado le había informado que habían sido capturados con éxito.
Según tenía el conocimiento, eran dos mujeres y un niño. Pero éste último era el que sinceramente le interesaba. ¿Qué debía hacer con él? Tenía estrictas órdenes de eliminarlo para acabar con la directa estirpe heredera al trono. Se suponía que la nueva estrategia consistía en que el rey sirviera al propio de las tierras de dónde provenía hasta el día de su muerte, estableciendo negocios que sólo lo beneficiaran y explotando el continente hasta que ya no pudieran extraer nada más a su beneficio. Zin había arruinado los planes.
Al encontrarle, se quedó viéndole durante largos momentos mientras sus hermanas mucho mayores sollozaban en busca de piedad.
Las órdenes eso eran. No era la primera vez que mataba a un niño pero las circunstancias habían sido completamente diferentes.
Durante la guerra, las pestes no daban tregua a sus delicados sistemas inmunes y agonizaban hasta la muerte si no era que antes los soldados los arrojaban a la hoguera. Él había obrado en los casos dónde la podrida carne había llegado a descubrir los huesos de extremidades completas, cuándo los órganos internos se encontraban por completo destrozados y la sangre les brotaba incluso de sus pequeños oídos o presas de convulsiones que se hacían eternas en las que la espuma se entremezclaba con la bilis u otros humores, finalmente morían con una horrorosa expresión contraída en el rostro y todos los músculos del cuerpo tensos.
Sin embargo éste niño era diferente. A pesar de no haber cometido un solo delito, debía morir bajo el filo de su sable. Quizá si hubiera nacido en otras tierras, del vientre de otra madre, en una época diferente, no hubiera tenido que sufrir la tortura de la mente por sobre el cuerpo durante esos momentos en los que el corazón se encoge ante tacto de la piel con el arma asesina. Pero el reloj del destino marcaba a cada uno un tiempo diferente, imposible de incumplir por lo tanto inevitable. Cortó la garganta del muchacho, esperando a que se desangrara en cortos instantes. Sin embargo a las chicas no las tocó. Quizá pudiera encontrarles algo que hacer en otras tierras, muy a pesar de estar al tanto que quizá nunca en su vida hubieran sudado debido a las labores del campo o la limpieza del hogar.

Se decidió por dejar correr el asunto y volver con el par al que deseaba mantener vigilado. Tampoco sabía qué era lo que iba a hacer con ellos a pesar de que sus planes con Anzi continuaban rondándole de vez en cuándo por la mente. Cruzó una pequeña arcada, rodeando la destrozada jaula de madera y al subir los escalones que llevaban al trono, grata fue su sorpresa al notar que a través del arco principal que daba al salón, por entre los cadáveres avanzaban dos figuras escoltadas muy conocidas. Atsushi caminaba junto a un muchacho al que conocía pero jamás hubiera creído que enviarían en una misión de esa categoría a modo de refuerzo. ¿Dónde se encontraban los demás generales? La escolta se retiró ante una orden del pelinegro.

Anzi, quién había enfundado sus armas ahora descansando las manos sobre cada lado de su cintura, se colocó a un lado de Zin. El rubio no había deseado dejar al pequeño Kei con los niños, por lo que lo cargaba contra uno de los lados de su cuerpo de manera que fuera cómodo sostenerlo. Si bien prestaba suma atención a la situación que se desarrollaba, no estaba plenamente consciente de las dimensiones del asunto.

-Vaya… por la manera en la que tardaste, creí que te habían derrotado un par de campesinos- bromeó Yasunori al ver a Atsushi frente a sí. El mismo le dirigió una fugaz mirada mientras descansaba un pie sobre el primer escalón que se elevaba desde el suelo. La vista del trono labrado desde su posición era espectacular, pero él apenas había reparado en aquello. Sólo observaba al rey decapitado cuya carne expuesta comenzaba a oscurecerse un poco.

-¿Qué demonios sucedió aquí?- preguntó a cambio frunciendo el entrecejo y volviendo a posar su oscura mirada en Yasunori, buscando una decente explicación. Más tarde sus ojos llegaron lentamente hasta los de Anzi, finalizando su recorrido en Zin –tengo un par de noticias que darte, por cierto. Sono trajo novedades, por cierto. Unas noticias bastante interesantes, por cierto.

-Deja de repetir palabras que ya has dicho, es irritante- murmuró Yasu. Si había algo que le crispaba los nervios, era la maldita costumbre que tenía Atsushi de repetir el final de sus oraciones –hola, Sono. Antes de las novedades, me gustaría que me expliques por qué te han enviado a ti y no a los demás generales. Se supone que a estas alturas tienen que estar recuperados… ah, necesito un poco de tabaco.

-No había generales disponibles para dirigir los refuerzos, señor- respondió luego del saludo militar de rigor.

-Así que decidieron que lo más inteligente era enviar a un teniente… ¿Tuviste problemas con el camarón gigante? ¿Dónde se metió Ryo? Se supone que también es un maldito general. No lo he visto en meses ahora que lo pienso.

-¿C-Camarón?- dudó unos instantes, sumamente perplejo y perdiendo durante escasos segundos su recta postura. Pero luego cómo recordando a quién se dirigía, volvió a enderezarse -Señor, si me permite acotar al respecto con una opinión puramente personal, le diré que puede que aún esté en…

-Mejor infórmale de una vez lo que ha sucedido. Puede que tu premio sea un ascenso. Hay un puesto libre, cómo ya sabes- les interrumpió Atsushi. Se le notaba bastante irritado y de vez en cuándo lanzaba coléricas miradas hacia Anzi y Zin. El castaño comprendió que si bien el monstruo Miwa no había muerto, les había dicho quién era el autor de la obra de arte. Era probable que también hubiera notado la ausencia de su mocoso, sacando conclusiones más que predecibles.

-Señor- hizo silencio durante unos imperceptibles segundos, sin saber por dónde comenzar. Hablando una vez hubiera ordenado sus pensamientos –los navíos en la costa han sido por completo destruidos. Según se estima, las balas de cañón superaban el número de cincuenta y cinco. Enviaré navíos en busca del ejército restante una vez que lleguemos a destino.

-No, no. ¡Lo otro!- el general Sakurai se quitó la gorra militar para pasarse la mano izquierda por los cabellos en un puro gesto de fastidio –lo más importante.

-¿Acaso hay algo más importante a saber que estamos estancados en ésta tierra con los simios de mierda de Miwa?- preguntó Yasu haciendo uso de un tono perplejo –lo lamento, Atsushi. Pero yo volveré con Sono. No pienso permitir que me coman cuándo muera de aburrimiento.

-Señor- el teniente pidió permiso para hablar esperando a que el general le dirigiera la palabra -Ha ocurrido algo terrible- tragó saliva unos momentos. La presencia de Atsushi a su lado lograba intimidarlo un poco –el general Miwa ha caído, señor. Lo más probable es que… - volvió a tragar saliva –Señor. Lo encontraron los sirvientes durante la madrugada en su habitación, hace aproximadamente dos semanas. Tuvimos que esperar a que se recuperara lo suficiente en el hospital como para que pudiera pronunciar palabra. El traidor Anzi lo atacó. Le cortó una pierna a modo de venganza y…

-Él es el traidor Anzi- Hayashi murmuró interrumpiendo al muchacho a la vez que fulminaba con la mirada al castaño -¿Estás diciendo que… sorprendió a Miwa en su habitación durante la madrugada… o la noche… y le cortó una pierna mientras dormía…?

-No. Iba a amarrarlo mientras dormía pero se despertó. Así que luchamos, lo amarré y le corté la pierna- corrigió el castaño de la manera más natural, posando ambas manos en cada una de las empuñaduras de sus armas.

El silencio que se generó fue completamente mortal. Incluso el canto característico de las aves al caer el atardecer, proveniente del exterior, fue claramente audible. Ambos generales vieron fijamente al castaño, el teniente titubeó en busca de continuar con su relato pero luego decidió unirse al silencio. Sin embargo se sobresaltó bastante cuándo el general Hayashi lanzó un ataque al traidor quién desfundó sus armas a tiempo para detenerle.

-¡Anzi! ¡¿Tienes idea de lo que has hecho?! ¡¿Eh?!- espetó a su rostro, completamente furioso. Presionó con el filo de su arma contra las del castaño para acercar el propio -¡Lo que le hiciste a Miwa te va a costar la cabeza! ¡Durante todo éste tiempo no me habías dicho nada! ¡Maldito! ¡¿Crees que te perdonaré el hecho de que me hayas tomado por un idiota?! ¡A mí, que aún un poco de estima te tenía! ¡No tienes mi perdón!

-Lamento haber traicionado tus sentimientos. Pero las cosas están así- respondió Anzi y el general se alejó escasos pasos, observando a Zin.

-¡¿Y qué esperas tú para apartarte?! ¡¿Acaso quieres que el niño resulte herido?! ¡Haré que te cuelguen por ultrajar los planes del ejército!- le espetó con la misma furia con la que se había dirigido hacia Anzi.   

-El niño es el hijo de Miwa. Podría decirse que lo secuestraron… aunque no tengo idea de por qué. ¿En mocoso responde al nombre de Kei, cierto?- comentó Atsushi alejándose unos pasos. Miró a Sono quién lo había imitado y alzó las cejas -¿Qué haces que no estás preparándote para partir?

-Señor. Es peligroso que el general se arriesgue de esa manera. Si me permite, yo podría proceder en su lugar a…

-No. Esto es más bien un problema… -volvió su mirada unos instantes hacia el par que volvía a luchar –de carácter personal. Así que deja que se maten entre ellos- dichas sus últimas palabras, miró alrededores -¿Dónde sugeriste que podría encontrarse Ryo? Si vuelves a llamarme Señor mientras conversamos, te voy a cortar la lengua.

-S…Sí- respondió intentando disimular su error. Comenzar una frase con sumo respeto era más que una costumbre –iba a sugerir que aún no había vuelto de las montañas. Trazar un mapa con semejantes relieves no es una tarea fácil. Mucho menos sopesar qué partes podrían ser removidas para crear las rutas secretas hacia el desierto.

-Tal vez ya cayó desde una cima y se rompió el cuello. Les dije que tenía que ir un con un grupo de hombres y enviar a uno o dos de vez en cuando para mantenernos al tanto. Pero no, nunca me escuchan cuándo él está presente. Bastardos- suspiró un poco -¿Tu pareja, ese doctor, cómo está?

-¿A-Ayame? No es mi… - parpadeó unos instantes de manera rápida – ah… está bien. Trabaja mucho.

-Ya veo… en cuánto la tropa de Miwa vuelva, tendrá mucho más trabajo aún. Dile que prepare a su equipo para un arduo período de tiempo. No están en buenas condiciones.

-¿Y usted? ¿Se encuentra bien?- preguntó honestamente preocupado, viéndolo fijamente durante escasos momentos para no aparentar ser un irrespetuoso ante el general.

-Sólo necesito comida caliente, un baño y descanso. Estoy bien…- dichas sus palabras, llevó sus ojos hacia Zin para no perderlo de vista.

Anzi intentaba repeler y esquivar los ataques de Yasunori quién se había colocado tan furioso, que no medía la fuerza que utilizaba. Sabía que el general actuaba en serio esa vez y que toda decisión que antes hubiera declinado, ahora era totalmente imposible de lograr hacerlo. Pero no había tenido de otra opción. Si aquello hubiera sucedido en medio de la mar o la costa, las cosas hubieran resultado aún peor. Necesitaba colocar a salvo a Zin. Con respecto a la situación, se sentía completamente acorralado.
Era como una clase de balanza, en un lado se encontraba su antiguo amigo, en el otro Zin. Tenía que deshacerse de uno y tomar al otro, pues no iba a haber negociaciones de ninguna clase. Si Yasunori le cortaba la cabeza, más tarde llevaría a Zin de vuelta a casa para colgarlo tal cuál había dicho. El mocoso de Miwa volvería a su lugar originario y la vida continuaría su curso de acuerdo a los acontecimientos que estaban escritos por la invisible pluma del destino. No podía permitirlo, tenía que salir de ésta aunque le costara la cabeza de Hayashi, la de Sakurai y la de cualquier otro que buscara interponerse.

Así fue que decidió acabar con el general, costara lo que le costase. Saltó desde los escalones que conducían al trono para ganar terreno en la alfombra. Totalmente poseído por el odio, Yasu le siguió. Luchaban entre iguales de tal manera que ninguno de los dos era capaz de alcanzarse o herirse. Resultaba frustrante en cierta forma. Pero conocía muy bien al contrario para saber que no cesaría en sus intentos hasta dar por finalizado el asunto.
Esperó pacientemente a que el momento llegara, tenía que encontrar una brecha que sirviera. En algún instante, ciego como estaba, el general tenía que cometer un error.

Y pronto lo vio. Cuándo Yasunori alzó su pesado sable con intenciones de blandirlo brutalmente contra él, atacó con todas sus fuerzas cortando desde los hombros, pasando por el pecho, el abdomen y el vientre. Unas heridas limpias, precisas, que derramaron sangre a borbotones. El sonido casi logró arrancarle un escalofrío. Chasqueó la lengua completamente frustrado mientras el general caía de rodillas soltando su arma. Largos momentos más tarde, cuándo por fin se derrumbó, estaba por completo muerto.

-¡Señor!- gritó Sono llevando las manos a la empuñadura de su propia arma, pero Atsushi lo detuvo.

-Es hora de que embarques, Sono. Yo me encargaré del asunto- le ordenó firmemente. A lo que el teniente no se pudo negar. No podía arriesgar a alguien tan joven ante Anzi. Un muchacho que además tenía quién aguardara por su llegada. Sería completamente imperdonable que lo hiciera –informa acerca de lo que ha sucedido aquí. Tienes que llegar sano y salvo a destino. Busca a tu general, a Ryo. Tienes que traerlo hasta aquí.

-S-Sí, señor. Pero… el cuerpo del general Hayashi, señor…

-No te preocupes por eso. Ahora vete- esperó a que el teniente atravesara el arco principal, escuchando el sonido de sus apresurados pasos a través del pasillo hasta que éstos se perdieran. Poco a poco había subido los escalones hasta posicionarse cerca de Zin, a quién no le quitaba los ojos de encima. Anzi se acercó luego de haber permanecido de rodillas cerrando los párpados de Yasunori. Pero él, por su parte, no volvió a pronunciar palabra hasta largos momentos transcurridos -¿Y bien? ¿Qué es lo que haremos aquí? El rey está muerto, el heredero del rey está muerto o así quiero creerlo, Yasunori también lo está.

-Así es- respondió el castaño.

-Ahora es tierra de nadie. Podemos… - el rubio comenzó a hablar, meciendo suavemente a Kei –la tomaré yo mismo.

-Tú morirás colgado en la plaza principal, mocoso. Y así ahorrarás mucho problemas- respondió Atsushi y se acercó apenas para observar al retoño de Miwa –se parece a su padre. No hay duda de ello…

-¿No quieres matarlo?- preguntó Anzi, haciendo que Zin lo viera repentinamente enfadado –podrías hacerlo pasar por una muerte común, nadie lo sabría. El monstruo Miwa está destrozado. Si matas a su heredero caerá en la completa ruina.

-No mezclo asuntos personales con mis misiones. Mira lo que le sucedió a Yasu por hacerlo.

-Esto es completamente diferente, Atsushi… - replicó Anzi manteniendo su natural y tranquila manera de hablar –es mucho mejor aún. Porque tu misión ha terminado.

-No voy a matar al mocoso de Miwa, Anzi. A pesar de lo que haya hecho, mis problemas corresponden con él, no con su hijo que apenas tiene un año de edad.

-Tenía a Zin cautivo en su mansión. Lo utilizaba como si fuera una prostituta, le obligaba a cuidar del niño.

-Ambos sabemos que ha hecho cosas peores que esas. Además– miró a Zin –­no creo que vivir bajo tantos lujos implique demasiada tortura.

-Tú no sabes lo que se siente. Así que cállate- respondió el rubio mientras acercaba aún más al pequeño contra su cuerpo.

-Miwa violó y luego mató a mi esposa de un disparo en la cabeza. No por eso le he enviado a alguien a que le corte una pierna ni me he robado a su mocoso. Eres un insolente. No tienes idea de cómo sobrellevar el daño que te hacen. Además de que le has generado una gran baja al ejército. ¿Sabes que harán con él si no es capaz de moverse ni luchar con una pierna de hierro unida al muñón? Lo van a derivar a tareas estratégicas durante un par de años hasta que llegue alguien mejor y lo echen a la calle como un perro. Con mucha suerte llegaría a quedarse sentado tras un escritorio y cubierto de montañas de papeles- ladeó ligeramente la cabeza –pobre de ti si lo lograra, si sólo reuniera fuerzas para levantarse de la cama y encontrarte, mocoso. Desearías morir colgado en una plaza antes de que te atrapara.

-No lo hará. He dicho que tomaré ésta tierra- respondió tercamente.

-De acuerdo- respondió el general con cierta sorna –Sono tardará aproximadamente… un mes en regresar con los navíos para llevarnos de vuelta a casa. Permitiré que te hagas cargo de todo el desorden. Si lo haces bien, puedes quedarte aquí con tu maldita tierra.

-Y tú me servirás, no volverás- condicionó el rubio, apartando ligeramente el rostro cuándo el niño acercó su pequeña mano hacia sus labios –quiero que seas parte del trato. Como una garantía.

-¿Garantía? ¿De qué estás hablando, mocoso?

-Si intentas algo en mi contra para que no lo logre durante todo éste mes, una vez lo haga y seas mío, haré lo que quiera contigo.

-No voy a abandonar mis tareas en el ejército, mocoso. Tengo un rango, tengo miles de hombres a mi cargo. No puedo apostar por algo tan importante. Además tienes mi palabra, no haré nada en tu contra. Voy a dejar que tú solo te mates aquí. ¿Trato hecho?

El rubio pensó unos instantes en algún otro detalle, pero ninguno de importancia se le vino a la mente –no lastimarás a Anzi.

-Tampoco.

-De acuerdo, trato hecho. 

Notas finales:

Buenas °w°~ -viene con casco para que no la linchen- 

Ehm owo pues, nada. Traigo capi nuevo~

Así que lo dejó aquí y el próximo estará masomenos el Sábado o el Domingo listo ouo aunque más probable el Domingo. 

Salió el coso de 45 de segundos de Gotcha u//u bien salga el video completo me lo veo mil veces (?)

https://www.youtube.com/watch?v=gRBgjpp9Qe0

 

Y no pos uwu eso por el momento. Siempre me olvido de lo que tengo que decir a pesar de que lo planee antes de empezar a escribir eueU

Los quiero uwu gracias por leer~~ -huye-


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