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¿De verdad me olvidaste? por Kidda_sama

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Notas del capitulo:

Bueno, este capi llego algo tarde, pero es que no pude escribir en la semana y ayer no estuve en casa.

Espero que les guste este capitulo, yo lo amo, MUCHO *^* 

Muchas gracias a las personas que leen y comentan, me animan muchisimo ^^

 “Quiero sufrir en silencio, aparentar si te veo Quiero saltar de desilusión, y celebrar cada decepción.”

Se despertó desconcertado mirando las paredes cubiertas de un papel tapiz desgarrado y descolorido, sus músculos se encontraban agarrotados, aun le dolían las articulaciones ¿podían ser los hombres más brutos? Se giro en la cama mirando aquel cielo azul que no se le permitía mirar más que de allí, porque era cierto, el era un prisionero, un ave cautiva por ser especial, oh por haber nacido maldecido como él solía llamarlo, pues ser un hombre que puede concebir no era algo que él hubiera elegido nunca en su vida.

Se desperezo viendo varios fajos de dinero sobre la mesa de noche de la jaula/habitación donde pasaba su condena, se incorporo sintiendo su cuerpo quejarse por la fuerte actividad de la noche pasada.

–Joder…-murmuro llevando su mano a su espalda frotándose deseando que así desapareciera el dolor.

Aun así se paro caminando de manera extraña, sonrojado y con el ceño fruncido, entro al baño y sin mirarse al espejo entro a la bañera y seguidamente tomo la esponja y con la misma rabia de cada mañana mojo su cuerpo y comenzó a pasarla con rabia por su cuerpo queriendo desaparecer las huellas ajenas de su piel, en esos momentos se odiaba a sí mismo, le daban deseos de acabar con su vida, pero por más que lo intentara nunca lo lograba, había algo que lo detenía, eran esos ojos, eso era lo que lo detenía, esos expresivos ojos llenos de amor que en ocasiones llenaban sus sueños.

Salió del baño envuelto en un carísima bata de baño de lo más esponjosa, una de los regalos que le había hecho uno de esos hombres que visitaban periódicamente su habitación, porque por supuesto eran hombres en buena posición económica quienes lo frecuentaban, era la joya más valiosa de aquel burdel.

Se había fijado que muchas de las chicas lo envidiaban pues ellas no tenían tanto lujo como él, pero él no quería ninguna de esas cosas, el solo deseaba ser libre, quería cumplir su más grande sueño de estudiar literatura, pues amaba leer, y de lo único que no se arrepentía al estar en ese lugar era que en ocasiones tenía la oportunidad de pedir regalos a esos hombres y siempre pedía ediciones limitadas u originales de algunos libros, porque amaba el contemplarlos todos en la gran estantería que le habían mandado a instalar.

Se sentó en su cama aun mirando el cielo y deseo ser como esas aves que cantaban fuera de su ventana, eran libres, podían ir donde quisieran. Se puso una ropa cualquiera y tomo los fajos de dinero guardándolos en una pequeña caja fuerte que había conseguido en secreto, planeaba guardar lo más que pudiera para algún día escapar lejos de allí.

Salió de la habitación después de cerrar con llave y fue a donde la dueña del burdel, como cada mañana debía saber cuántos clientes tenia para ese día, y saber que ropas debía vestir, si había algún fetiche que debía cumplir entre otras cosas. Esa mañana se entero que por el momento solo tenía dos clientes y el primero llegaría en media hora.

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Caminaba por las blancas instalaciones del hospital en el que trabajaba, con una sonrisa en el rostro, pasando por las habitaciones de cada unos de sus pacientes, bien para despedirse de ellos porque ya habían sido dados de alto o para infundirle ánimos mientras esperaban sus prontas recuperaciones.

Salió del área de niño con cáncer sintiéndose más triste que feliz, porque aunque no lo demostrara el ver todas esas caritas mirándolo sonrientes, sin enterarse que posiblemente serian sus últimas horas o días de vida, lo mataba por dentro el no poder hacer algo para salvar sus pequeñas vidas, solo le quedaba el intentar alegrar sus días con sonrisas, cuentos y cosquillas.

Entro a la habitación del último paciente que debía visitar esa mañana, se quedo en el umbral mirándolo detenidamente, había llegado apenas la noche anterior y su recuperación había sido muy rápida, se acerco y observo su rostro aun durmiente, sus cabellos grises y su cuerpo dependiendo de una máquina para vivir, según decían las enfermeras era un reconocido escritor, pero él no tenía conocimiento alguno de este porque sus mundo eran los libros de medicina, se fue al pie de la cama a leer su historial médico y después de ver que todo se encontraba en orden salió tranquilamente de la habitación tenía una cita pendiente, se fijo que por su lado paso un chico de cabello marrón, se le veía muy agitado, se metió en la misma habitación de la que él había salido ¿serian familia? Siguió caminando hasta la habitación donde se cambiaban.

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-Ahhh. – gimió arqueándose respondiendo involuntariamente a las caricias de aquel extraños, odiaba como su cuerpo se transformaba en esa ocasiones, hasta su mirar cambiaba, era una mirada de deseo y desespero, una mirada que gritaba desesperadamente “satisfáceme”.

-¿Quieres más? – susurro la voz gruesa y ronca por el placer del hombre que se hundía sin compasión en sus entrañas. – Dime puta. – palabras que fueron seguidas por un violento mordisco en el lóbulo derecho de su oreja, o lo que él respondió con un gemido aun más placentero más necesitado.

-Si….!SI!- grito. – quiero más, húndete mas, destrózame, lléname de tu esencia…- rogaba entre jadeos acalorados el Omega, aunque en el fondo quería echar a ese hombre fuera de allí, pero su naturaleza se lo impedía, por eso se odiaba, era como si fuese una especie de ninfómano cuando tocaban su cuerpo de forma sexual. –Más…más…más…más. – repetía una y otra vez.

Esto causo que el hombre se excitara aun mas y saliéndose de él, lo puso de boca abajo y lamiéndose los labios comenzó a darle fuertes nalgadas dejando se nalgas cada vez mas roja. Hiroki giro el rostro mirándolo de manera suplicante.

–Vuelve a meterme tu cosa…quiero correrme con el placer de mi culo. – suplico, sintiéndose humillado.

-Esa es mi perra. – dijo el hombre y volvió a penetrarlo bruscamente, tomándolo de las caderas y sin esperar nada acelero el ritmo, escuchando como una canción los gritos del chico que tenia debajo, sintiendo como esa pequeña entrada lo succionaba, tomo el otro del los cabellos y jalándolo hacia arriba lo beso violentemente, para soltarlo y agarrar nuevamente sus caderas con fuerza mientras se hundía mas fuerte aun sintiéndose en el borde del abismo.

-AH…maldita puta…que me voy a correr en tu sabroso culito…- gruñía el hombre. Hiroki se molesto y quiso darle una patada ahí mismo, no quería el semen de ese cerdo asqueroso dentro suyo, pero como su naturaleza era quien mandaba en ese momento se encontró a si mismo moviendo aun más el trasero y apretándolo, mientras miraba al hombre de las manera más lasciva posible.

Sintió la descarga de ese liquido caliente en su recto y se corrió a su vez, gritando, convulsionando y apretando las sabanas entre sus manos, el cuerpo sudado del otro cayó sobre el jadeando, y así mismo como había llegado, así mismo se fue, sin siquiera preguntarle si lo había lastimado, dejo el dinero sobre la mesita de noche y se marcho.

-Mierda…mi habitación debería ser el baño. – murmuro molesto y volvió de nuevo a bañarse. Una hora después de haber arreglado su habitación y de estar presentable, se sentó en una de las sillas a leer y esperar a su próximo cliente.

La puerta fue suavemente tocada unos veinte minutos después, dejando ver al entrar a un joven alto de pelo azul, sonrisa amable, y ojos profundos, lo cual dejo pasmado a Hiroki….lo había visto, esos ojos le eran conocidos pero no sabía exactamente de donde.

-Buena tarde…mi nombre es Nowaki.- se presento con mucha galantería mientras caminaba hacia el castaño. – eres más bello de lo que pensé que serias. – comento mirándolo de cerca. -¿Tu nombre es?

-No es necesario que sepas mi nombre. – dijo malhumorado “¿Qué se creía ese con su galantería barata?”.– Y no me interesa el tuyo, no lo diré mientras follemos.

-¿Follar? – dijo el peliazul confundido.- No haremos nada de eso…- dijo mirándolo seriamente.

-¿Y para que estas aquí? – dijo cabreándose más “¿le estaba tomando el pelo?

-Bueno, estoy aquí para hacerte algunas preguntas. – dijo sonriendo.

-Tienes que estar bromeando. – expreso totalmente descompuesto.

-¿EH? ¿Por qué?- pregunto el Nowaki.

-¿Pagaste tanto dinero solo para hablar conmigo? – pregunto aun con dudas.

-Pues así parece.-continuo sonriendo.

Notas finales:

Fin del cap 3 ^^ espero les haya gustado, ya saben sus comentarios son bien resividos~

Apartir de aqui, voy a escribir los capitulos mezclados entre las parejas, no llevaran un orden porque las historias se mezclan en algunos puntos~ 

Chao chao, hasta la proxima~


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