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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

A bordo del Excelsior Pavel se reencuentra con viejos conocidos, amigos y no tan amigos...


Sus modales se han vuelto toscos después de convivir con los klingons y pasar más de dos años en soledad. Pero se le disculpan, ¿no?

 


¿Sake o vodka?


 


                                                      En la enfermería del Excelsior Alex se ocupó de que los dieciséis miembros del proyecto Génesis recibieran los cuidados que precisaban. Mantas, ropa limpia, comida y agua... Él mismo colocó la clavícula de Robert en su sitio y ayudó a reparar los tejidos con su instrumental médico.


   - Los romulanos son muy fuertes, te han dislocado el hombro de un sólo tirón... - Observó ante el dolorido biólogo.


   - No ha sido un romulano. ¡El gilipollas de Chekov me lo rompió...! - Espetó Robert con rabia.


   - ¿Chekov? - A Alex se le heló la sangre en las venas. - ¿Pavel Chekov? ¿Está a bordo? ¿Ha venido con vosotros?


   - Nos sacó de Rinax y nos arrastró hasta Talax donde casi nos matan... Sí, ese psicópata está a bordo.


   - ¡Enfermera, siga usted...! - Alex le entregó el suturador por infrarrojos a una muchacha rubia y salió disparado por la puerta. - ¿Pavel? - Gritó por los pasillos corriendo como un loco.


      Le encontró en su propio dormitorio, el que compartía con Peter en la cubierta C de oficiales. Se estaba cambiando de ropa después de haberse duchado y lavado la melena rizada con abundante champú. Ahora era David el que canturreaba en el baño allí al lado.


   Alex fue a saludarle con un abrazo pero se detuvo al contemplar todas las pequeñas cicatrices en la espalda de su viejo amigo.


   - ¿Has seguido martirizándote fuera de la Tierra? Esto no estaba así la última vez que lo vi... - Le pasó las yemas de los dedos sobre la piel, detectando cada marca, analizando su profundidad, su antigüedad, su causa.


   - Alex... - Pavel se giró y terminó de ponerse la ropa. Peter le había prestado un uniforme de los suyos. - ¿Así que jefe de medisina, eh? Sabía que llegarías lejos... - Le alagó abrazándole.


   - Voy a por algo para el chico, buscaré un uniforme de cadete... no sé si quedarán de su talla. - Peter puso la mano sobre el hombro de Alex y le apartó con cuidado para salir del dormitorio. - Vuelvo enseguida.


   - ¿Qué chico? ¿Quién está ahí dentro? - Señaló el médico a su cuarto de aseo.


    - David, mi maldita sombra desde que le conosí... - Pavel se echó a reír y se sentó al borde de la cama para calzarse las botas. Miró su tamaño, no era el convencional para un camarote de nave estelar. - He visto camisetas asules en el armario de Peter... y por lo que veo compartís también el catre. - Sonrió.


   - Es jefe de seguridad, tiene sus privilegios. - Contestó sin apartar la vista de la puerta del baño. - Sulu le concede todo lo que le pide. ¿Y quién puñetas es David?


   El chico asomó entre una nube de vapor, envuelto solamente por una toalla enrollada a su cintura. Con la mano se sacudió el agua del flequillo rubio y se echó el pelo hacia atrás. Miró a aquel tipo alto vestido de azul que parecía estar haciéndole un escáner con los ojos y le saludó.


   - Hola, David Marcus. - Se presentó extendiendo la mano, secando antes la palma contra la toalla en su muslo.


   - Alex Freeman, hola. - Correspondió al saludo sin dejar de mirarle a los ojos. - ¿Eres...?


   - Hijo de la doctora Carol Marcus. - Afirmó David.


   - Los ojos, igual que los de... - el doctor se giró y miró a Pavel, - ¿...Jim?


   - Sí, el almirante Kirk es mi padre. - A David se le llenó el pecho de orgullo al decir aquellas palabras.


   - Éste es el novio de tu primo Peter, el ofisial médico jefe de esta nave. - Pavel se tumbó sobre la cama de matrimonio y se preguntó por qué se habría puesto las botas. - ¿Puedo echarme un rato aquí, doctor?


   - Claro, descansa... - Le dijo sin importarle que manchase la colcha con el calzado.


      Alex no dejaba de darle vueltas a aquel asunto, el hijo de Jim y Carol Marcus. Sólo una vez la oyó nombrar al tío de su novio, a Jim, en una discusión que sostuvo con Spock, y la llamó la mujer de hielo. Trató de imaginar sus caras cuando descubrieran que ella y Jim eran padres de un muchacho. Algo me dice que descubrirán un nuevo tono de verde... Pensó.


 


 


                                                          Amy devoraba tostadas francesas con sirope de arce ante las miradas silenciosas de sus padres y su loco doctor. Había oído los gritos antes, vio el hueco en la pared del recibidor y sabía perfectamente que en aquella foto salía Pavel... A veces se pasaba horas mirándola cuando estaba a solas. No necesitaba preguntar. Su t'hy'la había sido el motivo de la discusión.


   - ¿Te encuentras mejor, cariño? Puedo darte otro analgésico si quieres... - Le preguntó el doctor sentado a su derecha.


   - No hace falta, Bones, ya no duele mucho y es algo a lo que tendré que acostumbrarme.


   Spock la miró levantando una ceja, su ko-fu *(hija) estaba usando la lógica y la fortaleza vulcana que había heredado de él.


   - Oh, ¿viste las compresas que te dejé en el baño? Espero que te vayan bien. Uhura dice que para empezar es lo más cómodo, nada de tampones por el momento... y que ella ya te hablaría sobre su uso correcto... ¡Como si hubiera que ser xenolingüista para saber cómo se utiliza un tampón! ¿Tan complicado es ser una chica que... mmm? - Bones le tapó la boca con la mano harto de tanta verborrea.


   Amy les miró con una ceja levantada y después sonrió. Se volvió a su padre que tenía los ojos negros fijos en ella, observándola con detalle como solía hacer.


   - Papi, me encanta tu cara... - Amy echó el cuerpo a su izquierda y se acercó a él. Le obsequió con multitud de pequeños besitos por toda la mejilla y el mentón. - Tan suave... y hueles muy bien. ¡Estás más guapo así!


   - Pues yo voy a echar de menos su barba... - Murmuró Jim quitándose la mano del médico de los labios.


   - Déjatela tú... - Le dijo Bones bromeando.


   - Puede que lo haga. - Jim se acarició la barbilla mirando a Spock. - ¿Qué opinas?


   - Por mí bien, recuerdo que me gustó cuando te saqué de Rura Penthe... - Pensó.


   - Podéis seguir la conversación en silencio o podemos hablar del tiempo si lo preferís, cualquier cosa antes de que me digáis por qué habéis quitado la única foto de Pavel que había en toda la casa... - Soltó apoyando la espalda en el respaldo de su silla.


   - ¡Amy! - Spock levantó la voz conteniendo su mano de golpear la mesa del comedor.


   - Papi, es mi t'hy'la, algún día volverá para estar conmigo y tendrás que...


   - ¡No! - El vulcano se puso en pie y salió al jardín.


   Bones y Jim hicieron ademán de seguirle pero consideraron más conveniente dejar que se tranquilizase a solas.


   - Amy, cariño... - El doctor le recogió el pelo detrás de la oreja rozando con los dedos su punta. - Tu padre opina que es mejor para ti no volver a verle.


   - No importa. Dentro de unos años dará igual lo que él “o-pi-ne”. - Desglosó la palabra con retintín mirando a su a'nirih enfrente. Luego recogió el plato de Spock y el suyo para llevarlos a la cocina.


 


 


                                                          Sulu negoció con T'rak los términos del tratado, la romulana no había podido irse a dormir aquella noche. Finalmente aceptó firmar con tal de que la Excelsior se alejase del planeta; sin sus defensas antiaéreas no durarían nada ante el ataque de una nave de la Flota. El capitán se sintió orgulloso de aquella pequeña gran victoria y quiso celebrarla con sus allegados. Organizó una cena de gala y reservó el asiento de su derecha para Pavel.


   - Doctora Marcus, mi oficial científico me ha informado de sus extraordinarios progresos con la antimateria. ¿Piensa seguir sus estudios? - Le preguntó Sulu.


   - Génesis es ya una realidad. ¡Funciona! - Sus voz vibraba con satisfacción. - Acabábamos de testar la fase dos en Rinax, Pavel puede decírtelo.


   - Con él preferiría hablar de otras cosas. - No le miró. Sabía que le estaba sonriendo, podía notarlo. - ¿Dónde debemos dejarles, doctora?


   - En Nimbus III. He enviado esta tarde mis informes a la Federación y nos han encontrado ya un satélite donde terminar de desarrollar el Génesis. ¡Será impresionante! ¡Haremos historia! - Sus ojos brillaban rozando el reconocimiento y la gloria.


   - Sobre eso, mamá... - David aprovechó que parecía feliz para decírselo. - Me gustaría ir a la Tierra con Pavel.


   Sulu se sacudió por entero. Ahora sí que miró a su rosa para ver en sus ojos aguamarina una profunda tristeza.


   - Se lo prometí al chico... - Musitó.


   - Sabía que este momento llegaría tarde o temprano. Pues bien, David. Tú también sabías que te lo prohibiría. - Carol dejó su servilleta arrugada junto al plato y se levantó. - ¡Vendrás conmigo a Nimbus III y no se hable más!


      La doctora abandonó el comedor con pasos largos y apresurados. Su hijo la siguió gritando por el pasillo. Peter se levantó de la mesa pero volvió a sentarse ante un gesto de la mano de Pavel.


   - ¡No! ¡Deja que el chico hable con su madre! - Cogió un vaso vacío y lo llenó con el líquido transparente de la botella que tenía delante.


   - ¿Vas a volver a casa, Pavel? - Sulu le clavó la mirada. Le vio tomar un sorbo y escupir al suelo poniéndolo todo perdido. - Sí, es sake...


   - ¡Aj! ¿Tu vengansa? - Se acordó de aquella vez en el piso en la que sustituyó el sake de Sulu por vodka sólo para reírse de él.


   - No, el vodka es éste. - Le acercó otra botella de contenido igual de incoloro. - ¿Quieres contestar?


   - ¡Sí, sí... maldita sea Hikaru! - Gritó antes de beber a morro un buen trago. - Vuelvo a casa... - Y eructó sin reservas.


   - ¿Crees que es buena idea, Pavel? - Peter le miró con preocupación. - Mi tío Spock no permitirá que te acerques a Amy.


   Pavel tembló al oír el nombre. Amy...


   - ¿Cómo está? ¿Tenéis alguna foto? - Se echó hacia delante sobre la mesa, extendiendo su brazo derecho con la palma de la mano hacia arriba.


   - Ninguna aquí encima, lo siento. - Peter se levantó y se dirigió a la puerta. - Voy a buscar mi pad, tengo muchas en él.


   - Está muy alta... - Dijo dulcemente Sulu. - Mide, ¿uno setenta, Alex?


   El médico asintió.


   - Su forma física es excepcional, atlética. Es inusualmente fuerte, incluso para su naturaleza vulcana. Bones y yo creemos que es por la sangre de Khan... - Alex se mordió el labio, había metido la pata.


   - Bones... - Pavel le dio otro empujón a la botella. Dejó el contenido por la mitad. - ¿Está bien, McCoy sigue...? - Iba a decir solo. Cerró los ojos, una lágrima rodó por su mejilla.


   Sulu recogió delicadamente, con la yema de su dedo corazón, aquella gota que resbalaba por los pétalos de su rosa. La atesoró en el interior de su puño apretando con fuerza, dejando que le entrase por los poros de la piel.


   - Bones no se va a alegrar de verte, Pavel. Pero el que debería preocuparte es Spock. - Le advirtió Alex rozándole la rodilla derecha. - Juró que no dejaría que te acercases a Amy nunca más.


   - Eso ya lo veremos... - Chekov se terminó la botella de vodka con un largo último trago y la lanzó estrellándola contra la pared opuesta.


   Sus amigos se quedaron pasmados con el gesto.


   - Pavel... - Murmuró el capitán sin quitar ojo de los pedazos de cristal en el suelo.


   - ¿Sí, Sulu? - Preguntó sin mirarle.


   - Recoge eso.


  - Sí, Sulu. - Se levantó y con su servilleta limpió aquel pequeño desastre.


   - Y no te cortes. - Añadió el doctor.


 


                  Carol Marcus se secaba las lágrimas. Aquella chica, la asistente Gambel, estaba siendo muy amable con ella al compartir el dormitorio y todo eso, pero no soportaba su charla vacua e informal.


   - Son cosas de chicos, crecen y se separan de sus madres, es lo natural... Y si su padre es Jim Kirk es normal que se muera por ir a la Tierra y conocerlo...


   - ¿Puedes... - Carol levantó la mano, la palma extendida frente la cara de la chica, - ...dejarme sola un momento? Sé que es tu camarote, pero necesito...


   - No hay problema, doctora. La comprendo, iré a ver a un amigo...


   - Gracias... Si ese amigo es Chekov dile que más tarde quiero hablar con él.


   - ¿Chekov? - La asistente salía ya a la galería pero al oír el nombre se volvió. - ¿El profesor Pavel Chekov?


   - Lo suponía, ¿te dio clase en la academia?


   - A mí no, a una amiga... - Recordó a Stacy Jackson, la rubia que estuvo liada con el ex-profesor de física avanzada hacía unos años. - Me gustaría hablar con él, sí...


      Chelsea caminó por la cubierta buscando a su amigo, el teniente Steve Nichols. Tenía que contarle que Pavel Chekov estaba a bordo, eso si no se había enterado ya y él mismo lo había matado.


 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar.

Lo mejor ha sido imaginar ese eructo.


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