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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Al fin, el anhelado reencuentro con sus familias, para unos más agradable que para otros. Spock tiene prisa por celebrar el koon'ul y se lleva a Amy al Enterprise. Jim irá más tarde con Pavel. Los demás tendrán que cargar con las medallas y condecoraciones, además de sus nuevos rangos y destinos.

 

 

Señor Presidente

 

                                                                                             La lluvia dejó bastantes zonas inundadas en San Francisco, por suerte, o más bien porque Spock se empeñó en su momento, la casa de los Kirk y la de los Scott estaban en lo alto de sendas colinas, con lo cual no sufrieron daños. Tampoco la vacía vivienda del doctor McCoy, que nunca se atrevió a vender con tal de no tener que empaquetar todos sus recuerdos de su vida con Christine; ni la ya inhabitada casa de Sarek. Selene y Sulu, en cambio, no fueron tan previsores. Su hogar fue arrastrado por una riada.

   - Amy, sielo... - le decía la pintora francesa mientras ponía el pijama a Demora, - ggrasias pog dejag que nos quedemos aquí.

   - ¡Oh, no seas ridícula, Selene! - La muchacha se reía, la niña no se estaba quieta entre las manos de su madre. - ¿Iba a permitir que fueseis a un hotel? Puedes quedarte en el dormitorio de mis padres, con Demora. A los Scott los metemos en el antiguo cuarto de Peter y tiramos la llave... - Guiño un ojo a Cayden y rió al ver la cara de susto de Bean. - David dormirá conmigo.

   - Nuestro padre ha dicho que mañana tienen esa cosa en el Cuartel General... ¡el consejo de guerra! - David masticaba a dos carrillos un bocadillo de jamón y queso fundido. - Luego podremos verles. ¡Estoy impaciente, la verdad!

   - ¡Demoga! ¡Bean! Soyez gentil ou je vais vous punir! *(Portáos bien u os castigaré) – Los pequeños no dejaban de dar la tabarra y Selene estaba a punto de perder los nervios.

   - Déjame a mí... - La apartó Amy con delicadeza. - Ya los acuesto yo, ve a cenar algo.

   - Te prepararé un sándwich. - Se ofreció David llevándosela escaleras abajo hacia la cocina. - Aún tengo hambre, me haré otro.

      La morena bajó detrás del chico con la mirada perdida. Por la mañana se enfrentaría a su marido cara a cara, no estaba de muy buen humor. Al pasar frente al recibidor se detuvo un momento a mirar las fotografías en la pared. Había una de su boda, todo el grupo sonriente... Amy, Peter y Alex, Jim y Spock, Nyota y Scott, Bones... Ella lucía su vestido blanco de seda que apenas dejaba ver la barriguita donde llevaba a Demora. Se fijó y descubrió con pena que Sulu no sonreía.

     Selene era católica, Sulu sintoísta. Él accedió a bautizarse, tomar la comunión y confirmarse, para poder casarse por la iglesia. Y lo hizo porque ella se había quedado embarazada. Ahora pensaba si tal vez, que su esposo accediera a complacerla hasta aquel punto, no había sido una buena idea.

 

 

                                                Tal como había anunciado Jim, el mismo Presidente de la Federación, un tellarita de rizadas barbas blancas, les colgó a todos del pecho la Medalla por Servicio Voluntario Extraordinario. Esto incluyó a la atónita doctora Suzanne Woolcott que, vestida ya con un uniforme azul de la división científica, sonrió orgullosa por haber contribuido a la supervivencia del planeta Tierra.

   El almirante Paul Jackson pronunció con solemnidad el nombre completo de Sulu, pidiéndole así que se adelantase un paso en la fila a sus compañeros. A su casaca roja del uniforme de gala añadió la Medalla por Servicio Humanitario, responder con el Excelsior bajo su mando a la catástrofe en Kronos le supuso aquella distinción.

   Luego se fijó en Pavel. El doloroso recuerdo de la muerte de su sobrina, la atolondrada rubia Stacy Jackson, le vino a la mente.

   - Teniente Pavel Andreievich Chekov... - Tragó saliva dedicándole una mirada torcida.

   - ¿Teniente? - Murmuró Scott a su espalda.

   - También le han degradado, por lo de despertar a Khan, supongo. - Le comentó Nyota por lo bajo.

   Pavel se colocó junto a su amigo Sulu. Con sus ojos aguamarina, tremendamente tristes, parecía estar pidiendo disculpas por todas sus viejas faltas: sabía que el almirante tenía que odiarle por lo que hizo con Stacy.

   - Por su extraordinaria labor en Kronos, solucionando los problemas que el cataclismo acaecido con su luna, Praxis, provocó sobre todo en el suministro de agua potable... - las manos le temblaron al prender la condecoración al pecho del ruso, - ...la Flota le concede la Cruz por Servicio Distinguido.

     La doctora Woolcott se arrancó en un aplauso solitario que no tardó en atajar. Se le subieron los colores y miró a McCoy, éste le sonreía negando con la cabeza.

   - Capitán Kirk, comandante Spock, teniente Chekov y... comandante Doctor McCoy. - El Presidente de la Federación les fue nombrando y clavándoles sus pequeños y hundidos ojos pardos. - Imagino que si se les pregunta acerca del paradero del fugitivo Khan Noonien Singh, responderán que lo desconocen.

   - Señor Presidente, no veo por qué han tenido que degradar a Chekov y a McCoy. - Jim intervino con su sonrisa torcida entre la rubia barba. - Como ya he explicado antes en mi declaración, ellos no hicieron otra cosa que cumplir mis órdenes.

   - Ha sido decisión del almirante Jackson. - El tellarita le miró a su izquierda, el militar asintió con la cabeza.

   - Pero, señor Presidente... me he declarado único responsable de...

   - Y no has querido explicar tus motivos. - Le interrumpió Paul. - Jim, siempre te he respetado. No voy a indagar en ellos, pero respeta tú también mis decisiones.

   - Señor Presidente. - El rubio volvió a dirigirse a él; ahora que le tenía allí delante, en persona, no podía dejar escapar la oportunidad. - Es mi deseo solicitar formalmente una amnistía para con Khan Noonien Singh, señor. El sobrehumano es el último de su clase. Ha pasado trece años criogenizado, a la disposición de los científicos de la Flota que le han estudiado exhaustivamente en la Academia. Khan ha formado parte de la expedición que ha salvado la Tierra de esa sonda alienígena, señor. - Miró hacia sus amigos, todos asintieron casi al unísono. - Ha sido de inestimable ayuda, sin él no lo habríamos logrado. Por eso he de insistir en que considere otorgarle el perdón, señor Presidente. Khan... ya ha sufrido bastante. Es hora de que se convierta en un miembro más de la especie a la que ha salvado.

   - Ni siquiera es humano... - Masculló Jackson con desprecio.

  - ¡Eso no es sierto! - Protestó Pavel, Sulu le agarró del brazo para hacerle callar.

   - Es el más humano de todos nosotros, Paul. - Dijo Spock con su tono grave y calmado.

   - Por favor, señor Presidente... - Insistió Jim con los ojos azules brillantes por la emoción. - Se lo ruego, se lo suplico... mi amigo Khan no merece ser perseguido.

   - Lo tendré en consideración. - Respondió el tellarita. - Si se entregase, tal vez...

   - ¡Ni en un millón de años! - Espetó Pavel. Sulu le apretó con más fuerza el antebrazo hasta hacerle daño.

   - Ya veo... - Murmuró el Presidente. - Espero que sean ustedes “felices” en sus nuevos destinos. El almirante Jackson les informará.

   Con largos pasos el anciano de barba blanca se alejó saliendo de la sala; como Presidente de la Federación, tras lo sucedido con la sonda, tenía muchas obligaciones que cumplir.

   - Capitán Sulu, Capitán Kirk... - Jackson se dirigió a ellos con mirada seria. - He de hablar con ustedes dos. Los demás... ¡Rompan filas! Pueden irse.

 

                                         David y Amy, cogidos de la mano, esperaban ansiosos junto a la puerta de la sala donde el Consejo de Guerra se acababa de celebrar. Cuando vieron aparecer al grupo echaron a correr hacia ellos. La chica se colgó del cuello de su padre, el vulcano tuvo que morderse los labios para evitar echarse a llorar. David hizo lo mismo lanzándose contra el pecho de Pavel. Y no fueron los únicos, Cayden y Bean eran abrazados por sus padres y Nyota sí dejó que el llanto brotase.

   - ¡Ah, mis cachorros! - Scott besaba las frentes de sus dos pequeños, bromeando con que habían crecido en aquellos días en los que no les había visto.

   - Ey, ukhnem...! *(¡Eh, tirad...!) - Murmuró el ruso meciendo el cuerpo de David entre sus brazos.

   - Ey, ukhnem! - Le respondió él aguantándose las lágrimas.

   Pavel empezó a encontrarse mal, la presencia de Amy le estaba afectando. David se dio cuenta y lo sacó de allí. Atravesó como un rayo, con su amigo de la mano, pasillos y salas hasta salir a la calle. Volviéndose comprobó que su nariz ya no sangraba. Selene estaba junto al coche, aparcado enfrente. No quiso entrar al Cuartel General para no ver a su marido delante de todos.

   - ¿Estás bien? - Le preguntaba David a su amigo el genio, éste se limpiaba la cara con un pañuelo azul oscuro que sacó del bolsillo izquierdo trasero de su pantalón. - ¿Quieres que nos alejemos aún más de mi hermana?

   - No... - le contestó mirando a la mujer de su amigo, - ...no es nesesario, aquí estaré bien.

   - ¿Dónde está mi padre, Pavel? No le vi salir con vosotros... - El rubio le acarició el pelo corto, encantado de verlo arreglado por fin.

   - Él y Sulu han tenido que acompañar al almirante Jackson. - Levantó la vista hacia Selene. La mujer de su amigo, con Demora en brazos, no le quitaba el ojo de encima. - Vendrán enseguida, supongo. - Se esforzó por mostrarle una sonrisa, entonces ella apartó la mirada.

 

                                 Suzanne se quedó de piedra cuando le presentaron a Amy. Los ojos de Jim, los rasgos de Spock... ¿cómo era posible? La doctora tenía muchas preguntas en la punta de la lengua pero se las guardó para otra ocasión.

   - Me han dado un empleo en la división científica de la Flota, como bióloga marina especializada en cetáceos... - Sonrió, intentaba ser amable con McCoy, no quería perder el contacto. - Trabajaré en la Bahía de San Francisco, ¿no es extraño? ¡Cuatrocientos años para acabar en el mismo sitio!

   - ¡Oh, estupendo! Me alegro por ti. - El médico la dejó para abrazar a Amy una vez que ella consintió en separarse de su padre.

   - ¡Bones! - La chica se dejó envolver por sus fuertes brazos acariciando las patillas plateadas. - ¿Dónde está a'nirih?

   - Vendrá enseguida, cariño. - Le respondió besándola en la mejilla una y otra vez, acariciándole el pelo y metiéndoselo por detrás de la puntiaguda oreja como era su costumbre. - ¡Te he echado de menos, tesoro mío!

   - ¡Pavel! - La chica suspiró su nombre. - Se ha cortado el pelo... o eso creo. ¡Ha salido disparado con David! Siento su presencia, está fuera...

   Amy se giró hacia su padre y le miró con una súplica en los brillantes ojos azules. Spock se acercó, tomando a Leonard de la cintura posó su otra mano sobre la frente de su hija.

   - Prepararé sus mentes para que podáis estar juntos. - Susurró a su oído. - ¡Peter! Súbenos al Enterprise. - Ordenó por el intercomunicador sin separarse de su t'hy'la y su ko-fu *(hija)

   Una luz azul brilló en torno a los tres, pronto sus moléculas empezaron a desintegrarse.

   - ¡Espera! - Gritó Suzanne al ver cómo el doctor McCoy desaparecía ante sus ojos. - ¿Volveremos a vernos?

   - ¡Claro que sí, mujer! - Nyota se le acercó con Bean de la mano.

   - Es que, como dicen en mi siglo... ¡Ni siquiera tengo su número! - La bióloga se encogió de hombros levantando las palmas de sus manos hacia arriba. Su única amiga se echó a reír con una fuerte carcajada.

 

                                          Fuera, en la explanada ante el cuartel, Pavel sintió alivio en su cabeza y supo que Amy se había ido de allí. Al minuto los Scott salieron del edificio, acompañados por la doctora Woolcott. Nyota se abrazó a Selene y besó a la pequeña Demora.

   - Sulu ha tenido que quedarse con el almirante Jackson, no creo que tarde demasiado. - Le explicó a su amiga.

   - No impogta, estoy acostumbgrada a espegagle... - Su tono de voz no sonó a reproche, más bien era resignado.

   - ¡Oh, ya sé qué estás pensando! - Exclamó la bióloga nada más ver la cara de asombro de Selene. - Sí, soy clavada a Christine Chapel. Mi hermana gemela es su antepasada, según me ha dicho Spock. Me llamo Suzanne, vengo del siglo veinte. Tú debes ser la esposa de Sulu, encantada. - Le tendió la mano, la francesa tardó un momento en reaccionar.

   - ¡Allí está mi padre...! - David soltó a Pavel y salió corriendo hacia sus brazos.

   - ¡Hijo mío! - Jim le apretó contra su pecho besándole el flequillo.

   Sulu bajaba los seis escalones de la entrada del edificio con total parsimonia. Su mujer le miraba a los ojos, cada paso le costaba un gran esfuerzo.

   - Pavel, subamos al Enterprise. - Jim le dio la mano. - Scott, Nyota... nos veremos más tarde en casa. - Sacó su comunicador del bolsillo y ordenó que les teletransportaran. La luz resplandeció a su alrededor hasta que, simplemente, Jim, David y Pavel ya no estaban allí.

   - ¡Bueno...! - La bióloga se dirigió a Nyota. - ¿Puedo quedarme con vosotros hasta que encuentre un apartamento?

   - Claro doctora, no se preocupe. - Scott le regaló su amplia sonrisa. - Estaremos encantados de acogerla en casa... ¿Tenemos casa? - Preguntó a Selene con tensión en el rostro.

   - Sí, todo está bien. - Respondió la morena. - Solamente hemos pegdido nuestgo hogag, Hikagu. Paguese que el destino te pone las cosas fásiles... Dime, ¿cuáles son las ógdenes del almigante Jackson?

   - Me han dado el mando de la Enterprise. - Respondió bajando la vista al suelo. - Tres años de misión.

   - Pegfecto. - Selene abrió la puerta del coche y subió a la niña. - Demos un paseo tú y yo, tenemos que hablag.

   El japonés saludó a sus amigos con un gesto de su cabeza, su mirada era profundamente triste. Subiendo al asiento de copiloto se alejó con su familia en el coche.

   - ¡Tres años! - Nyota se abrazó a su marido. - No puedo creerlo...

   - Si me envían fuera renunciaré. ¡Y tú! - Scott abrazó a sus hijos contra sus costados. - Nos vamos a casa, cariño. Ya está bien de andar por ahí flotando en el espacio.

 

Notas finales:

Merci pour la lecture, merci pour commenter.

Ya todos impacientes por cómo irán las cosas entre Sulu y Selene, lo sé. Y por el compromiso entre las tres aspas del trisquel.

¡Pues a trabajar!


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