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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Ha llegado la hora de la ceremonia de compromiso, la unión entre Pavel, Khan y Amy está a punto de hacerse realidad.

 

Por otro lado, una promesa hecha hace tiempo por los motivos equivocados, va a romperse para siempre.

 

Koon'ul, parte I

 

 

“Hay quienes no pueden liberarse de sus propias cadenas,

y sin embargo pueden redimir a sus amigos.”

- Arthur Schopenhauer -

 

 

                                                                                 Las calles de la ciudad eran un verdadero caos, la mayoría de las avenidas principales se habían convertido en ríos durante la tormenta bíblica que habían soportado. Casas destrozadas, aceras levantadas, árboles arrastrados por la corriente... el pueblo de San Francisco se esforzaba por volver a la normalidad.

      Selene aparcó el vehículo junto al parque de la iglesia de San Pedro y San Pablo, Sulu se sonrió brevemente para sí: no habría mejor lugar para mantener aquella conversación que donde se había casado.

   - Demoga, mi vida... ve a jugag con tu pelota. - La madre entregó un pequeño balón a su hija de tres años y la dejó corretear por la explanada junto a la fuente.

   - Está muy alta. - Comentó Sulu observando a la niña.

  - Ni siquiega has hecho pog dagle un beso. - Selene se giró para mirarle a los ojos.

   - Lo siento, yo... - El japonés bajó la cabeza. - No me conoce de nada, no quería asustarla...

   - Sólo tú tienes la culpa de eso. Y ahoga te magchagás de nuevo en tu nave espasial, trgres años más... - La francesa se alejó del coche caminando hacia la fuente para vigilar a su pequeña.

   - Debo cumplir órdenes, cariño.

   - ¿Caguiño? - Selene se volvió a mirarle con una risa de hiel en la garganta. - ¿Cómo te atgreves a llamagme así? Hikagu, te casaste conmigo solamente pogque te sentías guesponsable, pog mis cgreensias, pog la niña... - Vio en los labios abiertos de su marido unas palabras de disculpa a punto de salir y las detuvo. - ¡No! No digas nada... yo lo sé bien. Te conosco, siempgre echándote carggas ensima. Pgrimego Pavel, y cuando él te apagtó de su lado te dejaste llevag casándote conmigo... ¡Siempgre has estado enamogado de él! No debiste llegag tan lejos, Sulu.

   - ¡Perdóname, Selene! - El japonés no sabía qué decir.

   - Quiego el divogsio, Hikagu. - La francesa fue tajante, su voz firme, su mirada helada. - No estagué espegando toda la vida.

   - ¿Divorciarnos? Pensaba que tu fe no te lo permitía...

   - Es la única solussión. Ya solisitagué la nulidad más adelante, apenas hemos convivido como esposos, imagino que me la consedegán. De momento he hablado con mis padgres. - Se dio media vuelta para mirar a Demora jugar inocente con su balón. No quería ver los ojos rasgados de su esposo. - Me llevo a la niña a Paguís...

   - Pero... - Sulu se mordió los labios. Estaba a punto de echarse a llorar, respiró con calma. - Está bien, supongo que es lo mejor. ¿Podré verla, me lo permitirás?

   Selene se secó las lágrimas antes de girarse hacia su marido.

   - Siempgre que quiegas, es tu hija. No voy a quitagte ese deguecho... - Negó con la cabeza. - Si es que alguna vess hasses uso de él.

   Sulu asintió, más bien realizó una leve reverencia con su cabeza.

  - De acuerdo entonces. Llévatela a París, solicita el divorcio, la anulación o lo que tú creas conveniente. - Se metió las manos en los bolsillos y se encogió de hombros. - Envíalo a la Flota, me lo harán llegar al Enterprise para firmar los papeles.

   - Hikagu... - Selene se le acercó clavándole los ojos verdes enrojecidos por el llanto. - Contéstame a una pgregunta... ¿Me has amado alguna vess?

   El piloto apretó los labios. Tragó saliva antes de hablar, sacando las manos de los bolsillos la tomó por los brazos.

   - Llegaste a mi vida en un momento en el que la soledad me carcomía las entrañas. Tú me diste lo que Pavel nunca quiso darme... Me hiciste feliz, me regalaste una hija y una vida que no supe apreciar... - La besó con dulzura, los labios cerrados, fue breve. - Lamento haberte hecho daño. He sido un cobarde por no enfrentarme a mis sentimientos y dejarme arrastrar por los tuyos...

   - Ahoga podgrás tenegle. - Musitó ella refiriéndose al ruso. - No egues ningún cobagde, Hikagu, pego tienes que dejag de poneg tus sentimientos a la cola de los ajenos. - Le acarició la mejilla, sabiendo que sería la última vez. - Tú también tienes deguecho a seg feliss.

   - Perdóname, lo siento... - Sulu lloraba apesadumbrado, su corazón se rompió en mil pedazos viendo a su mujer y a su hija subir al coche. - Tienes razón, siempre me he preocupado por darles a los demás lo que querían, tragándome mis deseos y dejándolos enterrados dentro de mí.

   - Cuídate Hikagu. - Se despidió Selene. - Te enviagué la diguessión en Paguís, estaguemos en contacto.

   - Adiós querida. - El japonés se apartó para dejar salir el vehículo. Demora, en el asiento de atrás, le saludaba con su manita abierta por la ventanilla. - Hasta pronto hija mía.

 

 

                                                               Claire había apagado las luces del despacho, echando la cabeza hacia atrás en la cómoda silla de McCoy se dejó vencer por el sueño, la doctora estaba agotada. Khan pasó frente a la puerta abierta sin hacer ruido, sabiendo que la mujer había pasado horas sin dormir vigilando la recuperación de Alex. Siguió camino de la habitación donde el rubio descansaba junto a su novio. Apoyado en el quicio de la puerta les sonrió.

   - Khan... - Peter susurró su nombre al verle y se levantó de la camilla para abrazarle. - ¡Gracias! Millones de gracias otra vez...

   - ¿Cómo se encuentra? - Preguntó en voz baja saliendo fuera para no despertar a Alex.

   - Bien, algo débil, pero saldrá adelante. - Peter cerró dejando a su amado vikingo reposar.

   - Spock está a bordo, con Amy... - Musitó con la mirada perdida, el labio inferior le tembló al pronunciar el nombre.

   - ¿Te lo ha dicho? - Quiso saber Peter.

   - No... acabo de sentirles... - Khan se tambaleó, su cabeza empezaba a notar los efectos de la presencia de su criatura imposible.

   - Ven, siéntate aquí. - El pelirrojo le sujetó llevándole a una camilla en la sala principal de la enfermería.

   Spock no tardó en aparecer cargando con su hija en brazos, la traía inconsciente.

   - ¿Qué le pasa? - Peter corrió hacia su prima.

   - Le ha hecho la pinza vulcaniana... - Explicó McCoy detrás de ellos. - Así no dañará su mente. - Señaló a Khan, quien en la camilla se tapaba la nariz con las manos, unos hilos de sangre roja escapaban entre sus dedos.

   - Debo darme prisa, Jim y Pavel estarán en camino. - Spock tumbó a su ko-fu *(hija) en una cama al fondo de la sala, lejos de Khan. Luego corrió a su lado. - Esto nos va a doler a los dos... - Le dijo levantando la mano y acercándosela a la frente.

   - ¡Espera! - El sobrehumano se apartó. - ¿Qué quieres decir? ¿Qué vas a hacerme?

   - Tengo que entrar en tu mente, en lo más profundo... - El vulcano se sentó junto a él sobre las blancas sábanas. - Todo lo que eres, todo lo que has vivido... lo veré y lo sentiré como parte de mí. Encontraré dentro de ti lo que te une a mi hija, el tel, y prepararé tu mente para aceptarlo y que puedas compartirlo con ella de por vida.

   - ¡Vudú vulcano! - Intervino McCoy. - No te asustes, su padre me hizo lo mismo a mí.

   - Pero has dicho que iba a dolernos... - Khan seguía preocupado.

   - Sé cuánta oscuridad albergas en tu alma, amigo mío. El dolor será inevitable, pero debemos hacerlo. - Se dispuso de nuevo a tocarle la cara, con los dedos colocados para la fusión mental. - Leonard, pase lo que pase no nos toques, o nuestro vínculo te haría partícipe.

   - Tranquilo, nadie os rozará. - El médico cogió a Peter del brazo y juntos se apartaron. Spock iba a comenzar con el consentimiento de Khan.

   - Adelante... - Le dijo el moreno, su voz grave sonó más tétrica que nunca.

      Bones no les quitaba ojo de encima. Peter miraba de vez en cuando a su prima, parecía sumida en un profundo sueño, tranquila y preciosa como una bella durmiente. Las puertas de la enfermería se abrieron y Jim entró seguido de Pavel y David. Al ver a su marido en plena unión telepática con Khan se quedó quieto tras McCoy.

   - Mi t'hy'la... - Musitó el ruso acercándose a la muchacha.

   - ¡Ten cuidado, Pavel! - Le advirtió David. - Tu nariz... - El chico vio cómo unas gotas de sangre empezaban a brotar.

   El salvador de Kronos se inclinó suavemente sobre el rostro de su amada, con tremenda dulzura besó sus labios dormidos manchándolos de rojo con su incipiente hemorragia.

   - Ya pronto, mi amor... - Pensó para ella. Al hacerlo notó que la cabeza le estallaba por dentro y tuvo que separarse.

   - ¡Ven aquí, idiota! - Bones le apartó de la camilla, llevándole junto a Jim, Peter y David. - Cuando Spock termine con Khan te lo hará a ti.

      El ruso se limpió la cara con su pañuelo azul marino. Mirando a Khan se dio cuenta de lo que Spock estaba viendo en su interior. Se estremeció por entero, sabía lo enormes que eran el dolor y la oscuridad del alma de su amado.

 

Notas finales:

Gracias por leer, por comentar y por sufrir esperando el siguiente capítulo...

Dejo un fanart que me parece conmovedor. No es un original mío, pero ilustra lo que Sulu siente por Pavel hace tantos años, desde que se enamoró de él en el Enterprise, antes de que conociesen a Khan.

http://38.media.tumblr.com/tumblr_m3qzdv1jVe1rpmnkjo1_1280.png

Traducción: por la ventana de tu dormitorio parecías tan triste anoche...
...e imaginé que yo soy lo que necesitas, pero entonces me dí cuenta...
...de que es una locura.


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