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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Un “bala perdida” es un hombre que se ha ido por el mal camino, en cualquiera de sus variantes: juerguista, noctámbulo, jugador, mujeriego, lo que sea. Bones definía la juventud de Jim de ese modo, aquel día se dio cuenta de cómo Amy se parecía a su padre.

Bala perdida

 

 

                                                                                          La mañana se abrió con un sol brillante sobre la ciudad de San Francisco. La doctora Suzanne Woolcott se las apañó en la cocina para preparar el desayuno a sus anfitriones. Los aparatos no eran demasiado complicados de manejar... todos salvo la cafetera: le resultó imposible entender su funcionamiento así que se limitó a servir vasos de zumo de frutas recién exprimidas para todos.

      Los pequeños Scott disfrutaron con las tortitas endulzadas con jarabe de arce. Nyota reconoció todo aquel esfuerzo, la bióloga había sido la primera en levantarse y era evidente que estaba muy agradecida con ellos.

   - No tenías que haberte tomado la molestia, querida. - Le sonreía su amiga.

   - No es ninguna molestia... - La rubia le devolvía el gesto. - Es lo menos que puedo hacer. Siento no haber preparado café pero... ¡ese trasto me supera!

   - Ven, te enseñaré cómo funciona. - Rió Nyota tomándola de la mano y mostrándole dónde iban el agua y el café molido. - ¿Lo ves? Ahora se selecciona el programa y basta con pulsar este botón... ¡Listo!

   - ¡Ah, perfecto! - Scott mostró sus blancos dientes al entrar a la cocina y oler el aroma del café caliente. - Acabo de hablar con Jim, tengo buenas noticias.

   - ¡Escúpelo ya, Monty! - Exclamó su esposa impaciente por saber acerca de sus destinos.

   - Me haré cargo de la Base Estelar I... ¡Eso significa que podré dormir en casa cada noche! - El escocés abrazó a su mujer y la besó ante los sonrientes ojos de Suzanne y las caras de asco de sus cachorros.

   - ¡Eso es maravilloso! ¿Y yo, mi amor? ¡No me enviarán fuera...! - Temió Nyota separándose del agarre de oso de su marido.

   - ¡Nada de eso! Volverás a tu puesto de instructora de xenolingüista en la Academia. - Scott la recuperó contra su cuerpo, envolviendo suavemente la estrecha cintura. - Mi perla negra... ¡Se acabaron los viajes espaciales!

   - Mmm... salvo en vacaciones, claro... - Apenas podía hablar, los ansiosos labios de su escocés no la dejaban.

   - ¡Aj, papás! - Gritó Cayden. - ¡Me va a sentar mal el desayuno! - Protestó por tanta muestra de cariño ante sus narices. Su hermano pequeño, Bean, no dejaba de poner caras de burla.

   - Eso es estupendo, así podremos vernos a menudo... - Se alegró la bióloga. - ¿Y Jim, Spock y los demás? ¿Qué destinos les han dado? - Quiso saber Suzanne. En realidad le preocupaba el único por el que no había preguntado: Bones.

   - Bueno, Sulu será el capitán del Enterprise, eso si su mujer no le ata en corto... - Comentó Scott soltando a Nyota para servirse una taza de café.

   - Se irá. - Musitó la morena. - Selene me ha enviado un mensaje de texto despidiéndose. Se lleva a Demora a París, vivirán allí con sus padres mientras tramitan el divorcio.

   - ¡Oh, vaya! - Exclamó con tristeza el ingeniero. - Cuando fui su padrino de bodas... - echó la cabeza hacia atrás, los ojos entornados, como recordando, - ...creí por un momento que Sulu respondería que no a la pregunta del sacerdote. Antes de la ceremonia me habló de lo mucho que seguía queriendo a Pavel.

   - Me da mucha pena por Selene, la voy a echar de menos. Es una buena amiga. - Nyota dejó escapar una lágrima que rodó furtiva por su mejilla.

   - El tiempo acaba por ponerlo todo en su lugar, cariño mío. - Scott la acarició, apartando aquella pequeña gota salada de su rostro. - ¡Mira a Jim y a Spock!

   - ¿Cuáles son sus destinos? - Insistió Suzanne.

   - Spock vuelve a su puesto de director en la Academia, Jim a Inteligencia, donde seguirá con su trabajo de inspector. - Le respondió el escocés.

   - ¿Y Leonard? - No tenía manera de enterarse si no era con una pregunta directa. La rubia cruzó los dedos por detrás de su espalda, Bean la miró intrigado sin decir nada.

   - Pues... imagino que regresará al Hospital General, es el mejor jefe de cirugía que han tenido. - Scott se encogió de hombros. - ¡No va a separarse de esos dos! - Se echó a reír, sabía que sus amigos seguirían juntos de por vida.

   - Me preocupan Pavel y Khan... - Nyota se frotó los ojos, mirando a sus hijos sonrió feliz de estar en casa con ellos. - Espero que puedan seguir juntos y que la Flota les deje en paz. La amnistía que pidió Jim tardará en llegar.

   - Me ha dicho que la ceremonia de compromiso fue bien... - Añadió Scott. - Los tres pueden estar juntos sin que a esos dos Black Donald's les reviente la cabeza.

   - ¿Con Amy? - Suzanne había oído algo acerca de la misteriosa unión que tenía la chica con los dos hombres. - ¿No es demasiado joven? Y... ¿quiere alguien explicarme cómo diablos Jim y Spock se las apañaron para traerla al mundo? Vengo del siglo veinte, no lo olvidéis...

   El matrimonio soltó una carcajada, su amiga no conocía la oscura historia que envolvía el nacimiento de Amy. Tendrían que contarle muchas cosas.

 

 

                                                               David bajó las escaleras a la carrera, quería ser el primero en llegar al recibidor pero su hermana sólo tuvo que saltar por encima de la barandilla desde el piso superior: jugaba con ventaja. Así que fue Amy quien abrió la puerta.

      Pavel se quedó parado, sabía que la encontraría allí y sintió la lujuria arderle dentro como una hoguera incontrolada. La chica se le echó a los brazos y respiró su olor.

   - ¡Oh, Pavel... mi t'hy'la...! - Pensó para él. - No me apartes, déjame un momento aquí, entre tus brazos...

   - Mi criatura imposible... - Musitó Khan uniéndose a los dos y acariciándole el largo pelo negro.

   - Niet! - Exclamó Pavel soltándose de la muchacha. - Hemos venido a despedirnos... ¿Dónde está tu padre, chico? - Le preguntó a David acercándose a él y dándole un beso en la mejilla.

   - Ahora bajarán, creo que están en la ducha. - El muchacho se enganchó de su cuello, mirándole con los ojos azul brillante le hizo un puchero con el labio inferior. - ¿De verdad tienes que marcharte, Pavel?

   - Debemos hacerlo. - Respondió Khan apartando también a Amy de su lado. Le costaba un mundo contener su deseo por ella; de buena gana la hubiese tomado en su regazo para llevarla a algún lugar apartado y dar rienda suelta a su desenfrenada concupiscencia.

   - Cariño, sé lo que estás pensando... - Susurró Pavel al oído del chico. - Olvida lo que hisso en el pasado, hoy Khan es otro hombre.

     David negó con la cabeza. Tener delante al asesino de su abuelo le hacía sentir incómodo, por mucho que su hermana y Pavel le amasen.

   - Voy a buscar a papá. - Dijo subiendo la escalera y dejándolos a solas.

 

       Amy tomó de la mano al moreno que le regaló su preciosa sonrisa, hoyuelos incluidos. Tiró de él hasta tener a Pavel a su alcance y agarrarle la mano también. La corriente de su océano fluyó de uno a otro, aguas azules como sus ojos, brillantes y diurnas, frescas y vivas... La muchacha sintió inflamarse su corazón.

   - Nirshtoryehat! *(Imposible) – La voz de Spock resonó potente, el vulcano llamó así a su hija para hacerla volver de su tel *(vínculo) con aquellos dos hombres.

   - Papi... - La chica se soltó de sus t'hy'la con un ligero rubor verdoso en las mejillas, vio a su padre detrás de Spock y corrió a refugiarse en él. - ¡A'nirih! - Le llamó. La recibió con los brazos abiertos, con todo su amor por ella estaba allí para darle lo que necesitaba.

   - Partiremos a bordo del Enterprise, Spock. No regresaremos hasta dentro de tres años. - Le informó Khan, los ojos negros le miraban con fiereza.

   - Hemos venido a dessiros adiós, amigos... - Pavel bajó la mirada, los ojos aguamarina se estaban llenando de lágrimas. - David... sé que estarás bien.

   - Os echaremos de menos. - Jim dejó a su hija en los brazos de Bones, en pie a su lado, y caminó hacia el centro del salón. - ¡Venid aquí los dos! - Les ordenó. Pavel y Khan se aproximaron hasta verse atrapados entre sus brazos. - Gracias... - Les susurró con suavidad. Sabía bien el esfuerzo que ambos estaban realizando para respetar su voluntad y separarse de Amy.

   - No podríamos hasser otra cosa, Jim... - Pavel lloraba sobre su hombro, por encima pudo ver a su amada cerrando los ojos contra el pecho del médico. - ¡Es tan joven... y tan bella!

   - Moya devushka! *(mi muchacha) – Ahora era Khan quien había empezado a llorar.

   - ¡Por el amor de Dios! - Renegó Bones. - ¡Largaos de una vez antes de que volvamos a inundar San Francisco con nuestras lágrimas! - Su sonrisa cínica brilló entre los labios.

   - Dif-tor heh smusma! *(larga y próspera vida) – Les saludó Spock a modo de despedida, la mano alzada con los dedos índice y medio unidos, separados en uve del anular y el meñique.

   - Hasta pronto, amigos míos. - Jim se echó hacia atrás apartándose de los dos. Vio cómo Pavel sacaba su comunicador del bolsillo derecho de su pantalón.

   - Terau ek'wak! *(juntos para siempre) Regresaremos, Amy... antes de que te des cuenta. - Pavel le dijo así adiós a su amada.

   - ¡Mi criatura imposible...! - Khan volvió a regalarle sus hoyuelos. - ¡Cuídate mucho!

   - Rom-halan! *(adiós) – Les respondió Amy. Las lágrimas iban a morir a su dulce sonrisa.

   - Alféres... - La voz de Pavel temblaba por la emoción. - Súbanos a bordo.

          Las moléculas de ambos se desintegraron en el salón de la casa de los Kirk. Pavel y Khan desaparecieron ante sus ojos. Todos se quedaron en silencio, con el corazón encogido por la separación.

   - Bones... - susurró Amy a su loco doctor, - sube conmigo a mi cuarto. Tengo que pedirte un favor.

 

        Aprovechando que Jim y Spock intentaban consolar a su hermano, triste por no ver a Pavel en bastante tiempo, la chica prácticamente empujó al doctor tras la puerta de su dormitorio.

   - ¿A qué viene tanto secretismo, Amy? - McCoy la escudriñó con la mirada. - ¿Qué es tan urgente?

   - Necesito que me des algo para evitar el embarazo. - Le soltó sin dejar de mirarle a la cara. - ¡Y no se te ocurra decir nada a mis padres! Estás obligado por la confidencialidad entre médico y paciente, me acojo a ella. - Amy creía tener todo bajo control, Bones no se iría de la lengua.

   - ¿Qué? - El doctor abrió los ojos como platos. - ¿Qué has estado haciendo, niña...? ¡No! No quiero saber nada... - Sacudió la cabeza, aquello le había dejado aturdido.

   - Entonces no preguntes. - La muchacha se sentó en la cama, descalzándose subió los pies doblando las rodillas. - Dame una pastilla o pínchame algo... lo que sea, pero haz que no me quede embarazada.

   - Amy, ¿no tomaste precauciones? ¿Voy a tener que repetir la charla que tuvimos hace años? - Bones la miró con severidad, el comportamiento irreflexivo de la muchacha le había disgustado.

      Como médico y amigo de la familia, McCoy fue el encargado de poner al corriente a la niña de las sanas costumbres sexuales que debería seguir cuando fuese mayor. Jim y Spock se sintieron aliviados de poder dejar en sus manos el tema, por aquel entonces aún no eran amantes pero los dos estuvieron de acuerdo en que fuese él quien tuviese esa conversación con Amy.

   - ¡Eres una bala perdida! ¡Igual que tu padre...! ¡Y me refiero a Jim, por supuesto! - El doctor salió del dormitorio dando grandes zancadas. Regresó en un minuto con un hipospray en la mano.

   - ¡Ay! - Se quejó Amy cuando le pinchó. - ¿No había pastillas?

   - ¡Toma medidas antes... no después! - Le gritó tirándole de una de sus orejitas puntiagudas. - ¿Y puede saberse con quién...? ¡Y cuándo...!

   - Anoche... ¡Y no hagas más preguntas! No voy a contártelo... - Amy no quería decírselo a nadie, era un secreto que se llevaría a la tumba. - Salí mientras dormíais.

   - Tendré que pedirle a tu hermano que te vigile de cerca. - Murmuró frunciendo el ceño. - ¿Fuiste a ver a Pavel y a Khan?

   - ¡No! No se trata de ninguno de los dos... - Que McCoy mencionase a David la hizo ponerse verde, la cara le iba a explotar de vergüenza. - ¡Déjalo ya, Bones! ¡No voy a decirte nada! - Amy le empujó fuera de su cuarto. - Gracias por la inyección, y quédate tranquilo: no volverá a pasar.

   - Pero... - Al doctor no le dio tiempo a decir nada más, la fuerza inusual de la muchacha le había puesto de patitas en el pasillo. - ¡Bala perdida! - Masculló escaleras abajo.

 

        McCoy se quedó un buen rato dándole vueltas a la cabeza. Si no había estado con Khan y Pavel... ¿con quién? Pensó que la chiquilla simplemente intentaba convertirse en una mujer adulta, para lo cual hay que experimentar... cometer errores... y sacar conclusiones de ellos para seguir avanzando y crecer.

   Se dijo a sí mismo que Amy había aprendido la lección, al menos había sido lo suficientemente lista como para acudir a él. No les contaría nada a Jim ni a Spock, aquello solamente les preocuparía y ya no tenía importancia. Una vez más le guardaría el secreto. Al no ser uno de sus padres, Bones contaba con más confianza por parte de la muchacha que ellos. Se sintió bien por poder ayudarla, por estar allí para ella cuando le necesitase, por tener su cariño y quererla como a la hija que jamás podría haber tenido.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar, es una de esas sanas costumbres que no hay que perder.

Dejo imagen de Bones junto a la piscina dándole vueltas a la cabeza sobre la bala perdida de su querida Amy.

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