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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Nada como terminar “una buena comida” con un delicioso postre, pero para ello hay que “dejar hueco”, claro está. Y cuanto “mayor” sea el postre, más hueco hay que dejar. En fin, de dobleces está el mundo lleno... pero más “lleno” terminará.

(Creo que me ha quedado “muy doble”)

Y de postre... dos flores

 

«El placer supremo es obtener lo que se anhela.»

- Tales de Mileto -

 

 

                                                                                                     El palacio subterráneo de Jal Valek, Primer Maje de la secta Oglamar, había sido construido sobre el valioso aljibe más grande de todo el planeta Ocampa. A Jal le gustaba asomarse a contemplar el agua, su mayor riqueza, en cuya superficie se reflejaban, a la luz de las antorchas, los arcos y las columnas de piedra.

           El lugar era fresco, húmedo, sensaciones ambas muy apreciadas por un kazon. Sólo a él le estaba permitido permanecer allí; podría bañarse si quisiera, pero no lo haría. El líquido elemento, tan escaso en su mundo y tan necesario para su supervivencia, debía continuar limpio e impoluto. Ya se bañaría en arena más tarde, antes de irse a la cama.

       Sus pensamientos fueron interrumpidos de repente, su sirviente le llamaba desde la planta superior.

   - ¡Sire! - La voz rebotaba por los altos techos, jugando el eco entre las paredes. - Nos han llegado noticias de que Talos IV ha sido profanado por una de las naves de la Federación de Planetas Unidos.

   - ¿Cómo? - Se extrañó el humanoide de recios cabellos, formados por crestas marrones, y marcadas protuberancias en la frente. - ¡Eso no había pasado nunca! ¿Por qué la maldita Flota iba a enviar a nadie a nuestro mundo?

   - Lo ignoro, sire... - El joven le tendió la mano para ayudar a su maje a terminar de subir los estrechos peldaños de piedra.

  - Dime el nombre de esa nave, Lorah. - Le pidió al muchacho aceptando su mano.

   - USS Enterprise, sire. - Respondió con una sonrisa, viendo a Jal que se le acercaba para besarle. - ¿Cuáles son tus órdenes, mi amo?

   - Mañana me ocuparé de eso, Lorah... - Lamió los carnosos labios. - Ahora quiero que me bañes.

      El chico volvió a sonreír, encantado de servir a su señor en esos menesteres. Lorah tenía dieciséis años, desde los once estaba al servicio del Primer Maje... en su cama desde los catorce. Aún no se había enfrentado al ritual de madurez y vestía las ropas de niño de su secta. Jal retrasaba el momento todo lo que podía, no quería arriesgarse a perder a su amante. Si el chico no sobrevivía en Talos IV, abandonado a su suerte durante tres días, tendría que buscarse a otro sirviente... pero su corazón, ¿quién lo curaría?

 

 

                                                                                Ya no podía más, su turno al fin había terminado y Khan y Sulu estarían a punto de salir del puente para ir a su camarote. El ingeniero salía disparado de la sala de máquinas; su personal de reemplazo recogía, como siempre, el desorden de herramientas y piezas que el ruso solía dejar atrás. Corrió por la cubierta C, incómodo con sus braguitas de encaje que estaba deseando quitarse. Por el pasillo se cruzó con Peter y su marido, el oficial jefe médico.

   - ¡Buenas noches, Pavel! - Le detuvo el rubio interponiéndose en su camino. - ¿Tienes prisa?

   - Ay, da! *(sí) – Respondió tratando de esquivarlo. - Oye, siento lo de esta tarde. No iba a pegarte en serio...

   - Ni en broma, espero. - Sonrió Peter con su boca torcida. - ¿Aún las llevas puestas?

   - ¡Déjame en pass! - Pavel aprovechó que Alex se estaba riendo para adelantarle por la derecha y marcharse.

   - Eres muy malo, mitt mann! *(esposo mío) – Le regañó medio en broma.

   - ¡Ni la mitad que Sulu! - Peter se carcajeó, el ruso debía estar bastante irritado por todas partes.

   - Imagino que cenarán a solas, ¿quieres que recoja algo del comedor y nos encerramos en la habitación? - Le preguntó acariciándole la mejilla sonrosada con la risa por debajo de la barba.

   - ¿Una cena íntima, tú y yo? - El pelirrojo se mordió el labio inferior, desde que estaban casados disfrutaba aún más de la compañía de su vikingo. - ¡Claro! - Afirmó encantado.

       El doctor le dejó en la puerta del camarote que compartían y fue a buscar una bandeja con comida para llevar. En la cola ante el mostrador se encontró con Khan y Sulu. Discutían acerca de si cenar allí o en otro lugar.

   - Ya sé que estás deseando quitarte eso, pero yo lo haré por ti cuando considere que ha llegado el momento. - Le decía el japonés dejando caer la mano sobre el trasero del moreno. - Cenaremos aquí y luego...

   - Pues Pavel está a punto de darse una ducha. - Le interrumpió. Había tenido una visión de su novio entrando al baño de sus dependencias.

   - ¡Impídeselo! - Le ordenó dándole un azote. - ¡Detenle, usa el vínculo! Sigo siendo el Rey, ¿verdad?

       Khan sonrió, cerrando los ojos envió el mensaje de Sulu a la mente de Pavel. El ruso volvió a subirse los pantalones entre palabrotas y se tumbó en la cama a esperarles.

   - ¿Cenaréis aquí? - Les preguntó Alex.

   - No, nos llevamos algo al camarote. - Contestó el capitán. - Vamos, Donald... date prisa con eso. - Le decía viéndole cargar con dos bandejas repletas de comida. Quería asegurarse de que Pavel no se había desvestido él solito.

   - Peter y yo también cenaremos a solas. - Le dedicó una blanca sonrisa. - ¡Sulu, feliz cumpleaños! No sé si te lo había dicho...

   - Creo que sí, Alex. De todos modos gracias. Está siendo un muy feliz día de cumpleaños, difícilmente lo olvidaré. - Hizo una pequeña reverencia con la cabeza y salió del comedor.

   - Ni nosotros... - Murmuró Khan siguiéndole y haciendo equilibrios con las bandejas en las manos. El doctor se echó a reír cuando pasó por su lado.

 

                     Dejó la comida sobre la mesa. Se giró para mirar a la cama, donde Pavel refunfuñaba entre dientes. Sulu les ignoró y se encerró en el baño.

   - ¿Qué tenemos que hasser ahora, eh? Yebát! *(joder) - El ruso se levantó de golpe, estaba algo enfadado. - ¡Quiero quitarme esta porquería de una vess! Me paresse que me están hassiendo heridas en la ingle.

   - Pues yo me he acostumbrado al roce, el tacto es sensual, suave... - Khan empezaba a sentirse bien con su ropa interior.

   - Las tuyas no son de encaje. - Pavel se llevó la mano a la entrepierna, pellizcó la tela y la separó de la piel para rascarse por encima del pantalón.

   - Me muero de hambre, cielo. Comamos... - Cogió a su novio de la cintura y juntos se sentaron a la mesa.

   - ¿Sin su permiso? - Preguntó Pavel, señalando con el pulgar por encima de su hombro, hacia la puerta cerrada del aseo.

   - Tienes razón, esperemos. - Khan miraba su plato de verduras asadas con un filete de pollo empanado y se le hacía la boca agua. - ¡Suluuu! - Gritó. Las tripas empezaban a gruñir a medida que la carne se enfriaba.

      El japonés salió del baño envuelto en su albornoz blanco favorito, acababa de darse una ducha y olía a perfume de rosas y violetas.

   - ¿Podemos ssenar? - Preguntó Pavel mirándole de arriba abajo con los ojos aguamarina llenos de deseo.

   - Sí, adelante. - Consintió el Rey Sulu sentándose entre ambos.

   - Mmm... - Pavel hundió la nariz en su cuello, rozando con la mejilla la solapa de la prenda, sabiendo que su amante estaba totalmente desnudo allí debajo. - Hueles de maravilla, moy drug *(amigo mío)

   - El aroma de mis flores. - Le dijo sonriendo. - Vamos, a comer. Luego te quitaré esas braguitas que te traen tan loco.

   - ¿Y a mí? - Preguntó Khan arqueando las cejas.

   - A ti también, violeta mía. - Sulu le rozó la cara con las yemas de los dedos. Los hoyuelos del moreno le encandilaron.

 

                 El postre eran sus flores y Sulu dejó hueco. El albornoz blanco cayó al suelo descubriendo su cuerpo fibroso, musculado, de piel ligeramente bronceada. Su liso torso, sin un solo pelo, brillaba con algo de sudor entre los pectorales. Los pezones, como dos pequeños botones del color del chocolate con leche, aparecían enhiestos por la excitación... y no era lo único. El miembro también había levantado su orgullosa cabeza.

   - Quitaos todo salvo la ropa íntima... - Susurró el capitán sabiéndose observado.

   - ¡Oh, ya estamos...! ¿Vas a seguir dando órdenes? - Pavel empezaba a estar harto, quería hacer lo que le viniera en gana... comerse aquello a lo que no quitaba el ojo, por ejemplo.

   - Haz lo que dice, cariño. - Le pidió Khan. - Veamos qué se propone... - Sonrió quitándose las botas y el jersey para luego dejar caer los pantalones hasta los tobillos.

       Pavel le acompañó. Entendió en su mirada aviesa de ojos de hielo que Sulu estaba resultando ser una caja de sorpresas. Sintió curiosidad y decidió dejarse gobernar por los deseos de su amigo.

       Tal como había dicho que haría, Sulu arrancó las braguitas a sus flores con los dientes. Khan fue el primero en ser liberado. El japonés se arrodilló frente a él, acercó la cara a su abultado paquete y le clavó la nariz. Le gustaba su esencia, la aspiró con ganas. Mordiendo la fina tela color malva tiró de ella hasta rasgarla, dejando salir el glorioso sexo que lamió con avidez. El moreno tuvo que apoyarse en Pavel; el placer que la boca de Sulu le dio allí, le hizo marearse un poco.

   - Ah, aishiteru! *(te amo) – Gimió Khan en un susurro.

   - Mata ne! *(Hasta luego!) - Le dijo tirándolo contra el colchón para ocuparse ahora de su amada rosa.

   - ¡Hijo de...! Aaaaah, yebát!!! - Los dientes del japonés se llevaron algún que otro vello por delante cuando le arrancó las bragas de encaje blanco. Pavel se quejó.

   - Gomen'nasai! *(lo siento) – Se disculpó Sulu.

   - No importa... sigue con lo que hassías... - Tiró del lacio pelo de punta acercando la cabeza hacia su entrepierna; los labios de su amigo, húmedos por la saliva, se deslizaron a lo largo de su miembro. Pavel tenía una erección impresionante.

   - Watashi no ai... *(mi amor) – le llamaba Khan desde la cama, - ...no me dejes solo. - Se había llevado la mano a su propio sexo, acariciándose con fruición, mirándole hacer maravillas con la lengua sobre el glande de su novio.

   - Ya estoy aquí, violeta mía... - Sulu se le echó encima, con las piernas abiertas dispuesto a cabalgarle.

       Pavel era quien se masturbaba ahora mientras observaba cómo Khan se iba deslizando sin esfuerzo dentro de Sulu. Le pareció ver que las nalgas brillaban y se acercó para comprobarlo. Posó allí su dedo índice de la mano derecha, presionando con cuidado la zona notó cómo resbalaba, el japonés se había ungido a fondo con lubricante.

   - He usado el frasco que me diste, Pavel. - Reconoció al sentir allí su tacto. - Después de él, quiero que tú...

   - ¡Oh, Sulu...! - El ruso impidió que siguiera hablando. Le deseaba, quería tenerle en ese mismo momento.

   - ¿Qué haces? No seas así, Pavel... ¡Egoísta! - Protestó Khan cuando su novio le arrancó, literalmente, a Sulu de encima.

   - Da! Da! Ty moya! ...Moya! (sí, sí, eres mío, mío) - No podía controlarse. Tumbó a su amigo y le separó las piernas, tendiéndose encima de él, tocándole por todas partes, acariciándole, lamiéndole la piel... buscando con su miembro la abertura prometida.

   - Ten cuidado, cielo. No le hagas daño... - Khan intentaba hacer que su novio fuese más despacio. - Relájate Sulu, no creo que pare hasta correrse... - Le sonrió acariciándole la frente a su lado.

 

          No dijo nada, no abrió los labios, los tenía apretados con fuerza al igual que sus ojos rasgados. Las manos se le fueron al pecho de Pavel, empujándole primero al sentirle entrar tan grande y duro que le lastimó. Se aguantó las ganas de gritar. Las caricias y los besos de Khan parecían aliviarle el dolor. Le hizo caso y se relajó, dejando que el ruso siguiera con su frenético vaivén. Ya no le molestaba el roce y la sensación de encontrarse lleno le agradó. Ahora sus manos bajaron a las caderas para acompañar el movimiento, ya podía abrir los ojos, lo que vio le llevó al paraíso...

   - ¡Pavel... mi amor... mi preciosa rosa...! - Susurró al verle allí encima disfrutando de él, gozando de poseer su cuerpo.

       Nunca había visto antes aquella expresión de felicidad en el rostro de su amigo. Los ojos aguamarina entrecerrados, ardientes, apasionados, devorando los suyos. Los labios rojos y húmedos se acercaron para comerle la boca sin dejar de adentrarse en él, sin cesar en su ritmo que tanto deleite le estaba causando.

   - Mmm... Pavel... te quiero... - Alcanzó a decir antes de derramarse entre espasmos sobre su propio vientre.

   - Y yo a ti, Hikaru... - Se desplomó sobre él, agitándose por el orgasmo, vaciándose dentro de su amado compañero.

   - ¡Eso sí ha sido hermoso, cariño...! - Khan terminó con ellos, su mano había estado bombeando todo el tiempo y ahora se humedecía con la viscosa calidez que escupía su sexo.

 

             Sulu recuperaba el aliento sintiendo sobre el pecho a sus preciosas flores. Los rizos de su rosa le hacían cosquillas en el cuello y el flequillo de su violeta le rozaba el pezón izquierdo. Les abrazó a ambos, pensando que jamás podría alejarse de ellos.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por los comentarios.

Dejo imagen del aljibe bajo el palacio del Primer Maje en el planeta Ocampa.

https://c2.staticflickr.com/8/7193/6918490849_04503007eb_z.jpg

Así como de Jal Valek...

http://imgc.allpostersimages.com/images/P-473-488-90/61/6189/FJ41100Z/posters/star-trek-voyager-kazon.jpg

...y de su amado y joven sirviente, Lorah.

http://www.loganspocky.fr/joomla/images/stories/voy/s2/ep2_240x320.jpg

(Más que nada para que os hagáis una idea, los Kazon pertenecen a la serie Star Trek Voyager, otro producto de la franquicia creada por Gene Roddenberry, los dioses guarden su alma eternamente entre las estrellas)


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