Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No querían preocuparle pero al final, Spock y Jim, contaron al médico lo poco que sabían de lo sucedido al Enterprise en el cuadrante Delta.

Pavel se asoma a ese mundo tan extraño a bordo de la nave oscura... lo que ve le será útil en el futuro.

 

El capricho de Dionisio

 

 

                                                                                  Tenía la piel del pecho y el cuello levantada, Bones se dio cuenta de inmediato. Antes de que Jim se pusiera la camisa del pijama se le acercó con el dedo pringado en la crema con la que le trataba para frotársela en la zona irritada.

   - Has vuelto a rascarte... - Le regañó con dulzura.

   - ¿Puedo apagar la luz? - Preguntaba Spock metido ya en la cama. - Mañana tengo que madrugar, vendrá un inspector de la Flota y he de preparar la visita.

   - ¿Quién? - Le consultó Jim sonriendo por la suave caricia de Bones en su pecho.

   - Ni idea, ya veremos... - Masculló el vulcano. Sus funciones como director del departamento de ciencias le aburrían, lo que de verdad le gustaba era dar clases. - Algún mequetrefe funcionario que me volverá loco revisando los expedientes de los alumnos y me dará la matraca con los resultados que se esperan.

   - Ya puedes vestirte, cariño. - Bones se limpió la mano con un pañuelo de papel de los que solían tener sobre la mesita de noche.

   - Jim... - Spock le miraba de reojo. - ¿Cómo va ese asunto en Inteligencia?

   - No hay noticias. Todo sigue igual. - Respondió con pesadumbre.

   - ¿Qué asunto? - A McCoy no le habían contado nada, no querían preocuparle.

   - ¡Nada, Bones! - Sonrió Jim. - Cosas del trabajo, ya sabes.

       El rubio se tumbó en la cama junto a su marido, esperando que el médico se les uniera.

   - Yo también tengo que levantarme muy temprano. - Se quejó el doctor intentando hacerse un hueco entre los dos, quería poder apoyar la cabeza sobre el pecho del vulcano como le gustaba hacer. - Tengo una operación delicada a primera hora.

   - ¡Ah, no...! - Protestó Jim. - Déjame en el medio esta noche, Bones... - Le suplicó entre pucheros.

   - Pero ¿qué te pasa, cariño? - McCoy le clavó los ojos avellana. - Hay algo que me estáis ocultando, lo sé.

   - No es nada, Leonard. - Spock apagó la lámpara de la mesita y el dormitorio quedó en penumbra. La luz de la luna se filtraba entre las varillas de la persiana mal cerrada.

   - Debe ser algo grave cuando no queréis que me entere. - Bones cogió la cara del rubio entre sus manos, echado sobre su pecho que olía a ungüento de aloe vera. - ¿Se trata de los chicos? ¿Ha tenido algún problema el Enterprise?

   - No sabemos su paradero, Bones. - Jim pensó que tal vez debía ponerle sobre aviso y decidió contárselo. - Se han cruzado con los Kazon, sufrieron un ataque y...

   - ¿Cómo? - El médico se sobresaltó.

   - T'hy'la... - Spock encendió la luz. - Acordamos que era mejor no alarmarle, ya sabes lo nervioso que se pone.

   - ¿Están bien? Pavel, Khan... Sulu... Peter y Alex... - A McCoy empezaba a temblarle la voz. - ¡Por Dios Santo, Jim! ¡Contesta, no te quedes mirándome con los ojos llenos de lágrimas o pensaré que alguno de ellos...!

   - Informaron que Sulu estaba herido, ignoramos en qué estado... pero Amy dice que está bien. Pavel tomó el mando de la nave y... ¡No sabemos nada de ellos, Bones! - Jim se había echado a llorar.

      Spock le abrazó desde atrás, mirando por encima de la cabeza de su marido a los ojos de su amante.

   - Las comunicaciones no son buenas, Leonard. Están en una zona inaccesible del cuadrante Delta. - Trató de tranquilizarles a ambos con su voz grave y calmada. - ¡Vamos, todo irá bien! De peores situaciones hemos salido nosotros.

   - Tienes razón, lo de Sulu no será nada. - El médico respiró hondo, pasando la palma de la mano por la cara de Jim le enjugó las lágrimas. - Khan está con ellos, él les cuidará por ti. - Le susurró con ternura.

   - Amy dice que puede sentir a sus t'hy'la. - El vulcano volvía a apagar la lamparita. - Según ella Sulu se ha recuperado y está con Pavel en la nave, pero Khan ha tenido que bajar a Talos IV. El jefe kazon les ha hecho una propuesta un tanto extraña. Le ha enviado allí con un chico de su pueblo a que supere una prueba de madurez sobreviviendo en ese planeta tan hostil. Si lo logran firmará la paz.

   - ¿Que Amy puede sentirles...? ¿A cientos de miles de parsecs de distancia? - El doctor no podía creerlo.

   - Bueno, mi tesorito es excepcional, ya lo sabes, Bones. - Jim la justificó. En cierto modo estaba orgulloso de semejante habilidad que convertía a su hija en una mujer tan extraordinaria. - Si ella dice que Sulu está bien yo la creo.

   - Ya basta de darle vueltas al asunto, desde la Tierra no podemos hacer nada salvo esperar. - Spock se tumbó boca arriba cerrando los ojos. - Buenas noches, t'hy'la... - Les deseó a ambos con su mente.

   - Buenas noches, mi vida. - Respondió Bones abrazado al cuerpo del rubio.

   - ¡Dioses del Olimpo, cuidad de mi familia ahí arriba! - Rogó Jim en silencio antes de intentar dormir.

 

 

                                                               Poco a poco sus pupilas se habituaron a la escasa luz que le rodeaba. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? Pavel palpó a su alrededor y el contacto de un ser vivo le sorprendió.

   - ¿Quién eres? - Preguntó alterado. Unas manos suaves y delicadas le acariciaban las mejillas.

   - Tranquilo, nadie va a hacerte ningún daño, estás a salvo. - La voz de la sacerdotisa era suave como la seda, al igual que el tacto de sus dedos en la piel del ruso. - No alces la voz, te he traído aquí en secreto... quiero mostrarte algo. Ven conmigo.

 

       Cassie había hecho uso del transportador de la nave oscura a espaldas de su amante, Apolo. Ninguno de los dioses sabía que había traído a Pavel a bordo. Tomándolo de la mano lo arrastró hacia el cuarto donde se ocultaba la clepsidra sagrada. Por el camino el ruso reconoció el lugar; la oscuridad de los pasillos, lo enrevesado de su trazo, todo le era familiar.

   - Esto es... - Murmuró sorprendido. - ¡Es la nave oscura! - Gritó.

   - Sssshhhh... - Cassandra le puso la mano en los labios reclamándole silencio. - ¡Date prisa, no quiero que te vean aquí!

 

          Al pasar por delante de la puerta de la sala del trisquel, Pavel sintió un escalofrío que le recorrió la espalda. No pudo verlo, pero el tatuaje sobre su rabadilla brilló con la proximidad de la forma luminosa.

   - ¿Qué hay ahí dentro? - Interrogó a su secuestradora.

   - Aún no, precioso... - La mujer le miraba con sus intensos ojos violetas y una blanca sonrisa. - Cuando llegue el momento entraréis a esa sala, tú... Khan y la muchacha. - Volvió a tirar de él llevándole hacia la clepsidra.

   - Cuando llegue el momento... - Musitaba Pavel, la sensación en su tatuaje se apagó al alejarse.

       El ruso reconoció el artefacto nada más verlo.

   - Es un reloj de agua... - Comentó mirando embobado a la mujer, su belleza serena le atrapó. - Paresse muy antiguo. ¿Para qué lo usáis?

   - En la superficie de sus aguas se refleja todo tiempo: pasado, presente y futuro. - Cassie pasó la palma de su mano sobre la clepsidra y el líquido que contenía vibró un instante. - Observa lo que te muestre y procura retenerlo en tu memoria.

 

       Lentamente las imágenes se dibujaron sobre el agua. Pavel las contempló atento, siguiendo el consejo de aquella misteriosa mujer cargada de sensualidad. ¿Ése era Bones? ¿Qué estaba pasando? Lo que la clepsidra sagrada le mostró era el momento de la muerte del médico: algo que ocurriría en el futuro, dentro de muchos años, a no ser que él pudiera evitarlo.

   - Te agradessco esta visión, señora. - Susurró Pavel aún aturdido por todo lo que había observado. - Impediré que susseda, lo prometo.

   - Ese médico ya murió en el otro Universo, de donde vinimos siguiendo al romulano Nero que provocó el agujero de gusano con la antimateria roja. - Cassie le rozaba los rizos del flequillo, el hombre le parecía muy atractivo. - Spock y Jim sufrieron su pérdida entonces, fue terrible, no quiero que vuelva a pasar. Si te he mostrado el futuro es para que tú lo corrijas, sé que podrás hacerlo. Eres muy poderoso aunque no lo creas... pero ya te irás dando cuenta. - La sacerdotisa se le acercó aún más, hasta besar los labios del ruso que se quedó helado con su contacto divino. - Y ahora te llevaré de vuelta a tu nave.

   - Espera... ¿quiénes sois? ¿Por qué nos vigiláis? ¿Cuál es nuestro destino? Amy, Khan y yo... ¿cuándo tendremos que entrar a esa sala que me dijiste? ¿Y qué tendremos que hasser allí llegado el momento? - Pavel no quería marcharse sin más, tenía demasiadas preguntas que necesitaban una respuesta.

   - Los tres abriréis la puerta hacia el Olimpo, los dioses podremos cruzar y regresar a nuestro mundo. - Cassie tiró de él de nuevo hacia la sala del transportador.

 

          Corriendo por los pasillos, desandando el camino, tuvieron la suerte de cruzarse con un recién resucitado Dionisio. El joven dios aún estaba algo atontado, salió de su camarote aprovechando que el centauro Quirón se había quedado dormido. Al ver allí al ruso supo que la sacerdotisa había desobedecido las órdenes de Apolo. No le importó demasiado, nada le importaba en aquel momento, la verdad.

   - ¡Vaya... vaya... vaya! - Exclamó con sorna viendo al humano. - Cassie... te has metido en un buen lío.

   - ¡Por favor, Dionisio! ¡No se lo cuentes a tu hermano, te lo ruego! - La mujer se interpuso entre Pavel y el dios, no quería ni que le tocara. - Le llevo ya de regreso a su mundo, no le he contado nada que no deba saber.

   - Déjamelo un momento... - El de los largos rizos castaños tomó del brazo a Pavel y tiró de él.

   - ¡No, te lo suplico... déjale en paz! - Cassandra peleó por retener al humano.

       Pavel se vio en medio de los dos, cada uno de ellos jalaba de uno de sus brazos. Se sintió como un juguete que esos seres extraordinarios se estaban disputando. El dios tiró con más fuerza y se lo llevó estrellándolo contra su cuerpo.

   - Sólo será un momento, Cassie. - Rió llevándose a Pavel lejos de la mujer. - Acabo de despertar y necesito... ¡Ya sabes!

   - Pero es que este hombre es parte del trisquel... ¡No deberías tomarle, Dionisio! - Le advirtió la sacerdotisa.

   - Si tú no dices nada yo tampoco. - La chantajeó.

  - Está bien. Esperaré en la sala del transportador, no tardes. - Cassandra bajó la mirada y permitió que el dios hiciera su voluntad.

   - ¿Dónde me llevas? - Pavel empezó a preocuparse. Sabía que Dionisio era el dios del vino y recordaba, de sus lecciones de historia, las exuberantes fiestas con las que los humanos del pasado le honraban, donde la bebida y el sexo desenfrenado eran el modo de alabar al dios del éxtasis liberador. - ¿Qué vas a hasser conmigo?

   - ¡Maravillas, humano! - Rió con lujuria. - Te aseguro que nunca has sentido un placer semejante al que voy a darte. - Abrió la puerta de un dormitorio y empujó dentro a Pavel. De un tirón a su fíbula se quitó la túnica que le cubría y mostró al ruso su glorioso cuerpo desnudo.

   - Mmm... - Pavel gimió ante la visión de semejante belleza. Mordiéndose el labio inferior se dejó desvestir por el dios. - Hass lo que quieras conmigo, pero prométeme que si alguna vess te nessesito acudirás en mi ayuda.

   - Lo que tú digas, mortal... - Dionisio bajó los pantalones de Pavel y aspiró con su nariz el olor de su sexo. - ¡Delicioso! - Exclamó abriendo los labios para envolverle por entero.

 

           Pavel respiró profundamente, preparándose para la experiencia sexual más alucinante de toda su vida: más caliente que sus orgías de juventud en San Francisco o que sus correrías sadomasoquistas con Stacy Jackson y el comodoro Stanford, más intenso que sus dolorosas experiencias con los klingons en Kronos... ¿Mejor que la pasión y la ternura de Khan, su t'hy'la, y el cariño de Sulu, su amado amigo? Lo dudaba, aunque estaba seguro de que sería más increíble que cualquier cosa que hubiera podido soñar. ¡Estaba a punto de follar con un verdadero dios! Las piernas le temblaron...

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por compartir vuestras impresiones a través de los comentarios.

Ahí os dejo, con la miel en los labios. Id comprando pañuelos de papel, no creo que tengan en la nave oscura.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).