Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sulu encuentra a Pavel en la cubierta A, dentro de la Bahía Botánica del Enterprise, donde él suele ocuparse de sus rosas y sus violetas.

Khan también da con ellos, entrando en la mente de Pavel desvelará sus secretos.

 

El lenguaje de las flores



                                                                                             Lo único que quería era estar a solas. El vodka se le había subido bien a la cabeza. Con el dolor por recordar su experiencia en la Pantheion y el vómito que éste le provocó, ahora tenía como una centrifugadora industrial agitándole el cerebro. Se escondió allí pensando que no darían con él.

           Jugaba con su poder telequinético haciendo flotar unas piedras en el aire frente a su cara, elevándolas sobre su cabeza y luego haciéndolas girar, arriba y abajo, como si estuviese haciendo malabarismos. El olor de las rosas y las violetas le tranquilizaba. Las plantas estaban preciosas, cargadas de flores... Sulu era un buen jardinero.

   - Lo sabía... - Se oyó la voz del japonés acercándose. - ¡En la bahía botánica! Mira que eres predecible, rosa mía...

   - ¡Márchate! - Le gritó sin volverse a mirarle.

   - ¿Qué haces ahí sentado en el césped? Khan te está buscando, quiere entrar en tu mente... - Le advirtió poniéndose a su lado.

        Pavel seguía haciendo balancearse en el aire las tres rocas del tamaño de la cabeza de un niño. Miró de reojo los pies de Sulu y se sonrió al verle descalzo.

   - ¡Practicar! - Respondió concentrándose aún más en sus piedras.

  - ¿Has oído lo que he dicho? - El japonés le dio un puntapié en el trasero. - Tu t'hy'la quiere entrar en tu cabeza y ver qué pasó en la nave oscura.

 

       Puede que fuera porque le molestó la patadita de Sulu, o que mencionase la nave de los dioses, o el hecho de que su novio pretendiera invadir su mente... quizá fuera el vodka... El caso es que Pavel sintió ira y sus manos se retorcieron en un gesto que acabó pulverizando las piedras que hacía flotar.

   - ¡Vaya! - Sulu se quedó boquiabierto, viendo caer al suelo la fina arena en la que se habían transformado aquellas rocas.

   - Ukhodit'! *(márchate) – Le gritó en ruso con la voz más viril que pudo sacar de su pecho.

   - ¿Vas a hacerme fosfatina a mí también?

       No respondió, se limitó a mirarle con los ojos aguamarina ardiendo en furia, las fosas nasales abiertas, el labio superior levantado ligeramente del lado izquierdo... Su cara daba miedo.

   - Pavel... cariño... - Sulu intentó calmarle acariciándole la cabellera.

   - Kusokurae! *(¡Vete a la mierda!, en japonés) – Le gritó más fuerte. - ¿Lo entiendes mejor así?

   - Pero mi vida... - El capitán solamente quería abrazarle, consolarlo, aunque no tenía ni idea de lo que le pasaba. Sulu era buen jardinero, sí, pero tal vez no dominaba aún demasiado bien el lenguaje de las flores.

 

        Pavel levantó las manos y las dirigió hacia él, usando su poder le empujó con todas sus fuerzas. Sulu voló unos cuantos metros hasta caer sobre unos setos golpeándose duramente la espalda. El ruso se puso en pie, abriendo la boca sorprendido por el inesperado resultado de su ira. Entonces una mano le golpeó la cara. Era Khan. Acababa de dar con él y había sido testigo de lo que le había hecho a Sulu.

   - Chikushô! *(¡Bestia!) - Gritó al abofetearle. - Hikaru... anata... *(cariño) - Le llamó corriendo hacia él. - ¿Estás bien? ¿Te ha roto algo ese animal?

   - ¡No le pegues! - Sulu solamente se preocupaba por su rosa. - Mírale... está llorando...

   - ¿Qué demonios te ocurre, Pavel? - El sobrehumano se giró para mirarle, interrogándole con las palabras y con su vínculo.

   - ¡Aaah! - Chilló el ruso. - ¡Duele! - Exclamó llevándose las manos a la cabeza.

   - ¡No, Khan! - Sulu le tiraba del brazo, intentando detener lo que estaba haciendo. - ¡No fuerces su mente... le harás daño!

    El moreno no hizo caso. Dejando a Sulu se puso en pie y caminó aproximándose a Pavel. Concentrándose en sus pensamientos, indagaba más y más en lo que su novio había vivido a bordo de la nave de los dioses.

   - Ostanovit' yego, pozhaluysta... *(detén esto, por favor...) - Se apretaba las sienes soportando el terrible dolor. - ¡Aaaah! Lyubov...! *(amor) – Vomitó de nuevo.

   - ¡Basta! - Sulu se había puesto en pie y empujó a Khan con todas sus fuerzas, haciéndole tambalearse un instante. - ¡No sigas!

   - Ya está... ya lo he visto... - Su voz más grave y su acento británico le dejaron helado. - Sé lo que la sacerdotisa te mostró, Pavel. - Acercándose a él lo envolvió entre sus brazos. - No temas... yo te ayudaré a evitar que suceda.

   - ¿De qué cojones estás hablando? - Le preguntaba el japonés frotándose la dolorida espalda.

   - Ven, Hikaru... - Le llamaba Pavel apretado contra el pecho de Khan. - Moy drug... mne ochen' zhal'! Proshchayet! *(¡Amigo mío... lo siento! ¡Perdona!)

 

         Sulu abrazó a su rosa desde atrás y dejó que su violeta le pasara el brazo alrededor.

   - Aún te quedan algunas espinas, Pavel... - Le dijo besándole el lunar en el cuello desde atrás. - Y tú, violeta mía... tampoco eres manco. ¡Menuda torta le has dado! - Desde donde estaba podía ver los dedos dibujados sobre la piel enrojecida.

   - Te empujó, ¿qué esperabas? Nadie te hará daño en mi presencia. Ni siquiera tú, moy dragotsennyy muzh... *(mi precioso esposo) – Khan le sonreía mirándole con los ojos azul hielo empañados en lágrimas.

   - Yo... lo lamento muchísimo... - Se disculpó Pavel apretándose más fuerte contra sus cuerpos.

    Lloraba en silencio. Ahora la visión que Cassie le mostrara en la clepsidra también estaba en la mente de Khan. Quiso pensar que juntos podrían cambiar el futuro, haciendo que su amigo Bones no muriera... al menos no de aquella forma.

 

            Sulu tiró de Pavel y éste de Khan, hasta que los tres acabaron tendidos sobre la hierba. El rosal les quedaba a la izquierda, rodeado de violetas, ambas flores impregnaban el aire en aquel espacio cubierto que imitaba un jardín terrestre. Las manos del japonés retiraron el jersey rojo algo manchado por el vómito, apartándolo a un lado después. Khan siguió con las botas de Pavel, luego los pantalones. Cuando le tuvieron desnudo entre los dos, besaron cada tramo de su piel, pasando suavemente los dedos por todas partes, entregándole miles de caricias que le cubrieron por entero. El genio ruso se dejaba hacer, cerrando los ojos aguamarina y respirando cada vez más fuerte, excitado por las atenciones que sus dos amantes le regalaban.

           Khan se quitó la ropa. Miró a Sulu y esperó a que él hiciera lo mismo. El japonés no podía oír sus pensamientos pero entendió sin necesidad de palabras. Tomó la cabeza de su rosa y la posó en su muslo acariciándole los rizos, rozándole el pecho con la otra mano dejó los pezones duros como dos botones sonrosados. Khan separó las piernas de Pavel y se introdujo con cuidado, haciendo gemir a su novio que abrió los ojos para mirarle con dulzura.

 

          Así le tuvieron un buen rato... Khan de un lado, Sulu del otro, poseyéndolo por completo, dándole placer. Pavel lamía el miembro de Sulu, éste le acariciaba el suyo y Khan se deshacía empujando rítmicamente entre sus piernas.

 

              El japonés y el sobrehumano intercambiaron posiciones y Pavel se dejó girar el cuerpo hasta quedar a gatas entre los dos. Ahora tenía a Sulu dentro, enviando escalofríos que le recorrían la espalda con cada embate. Sentía su miembro presionando la glándula mágica que escondía en su interior, aquel punto lleno de terminaciones nerviosas que tanto goce le proporcionaba. Abría la boca y el sexo de Khan se deslizaba entre sus labios, por encima de su lengua, hasta casi alcanzarle la garganta. Le costaba respirar, jadeaba como un perro y se movía sin control de sí mismo, cabeza y caderas arriba y abajo, adelante y atrás, buscando devolver el placer que estaba recibiendo.

 

          Pronto los tres gimieron, gruñeron y gritaron alcanzando el éxtasis del orgasmo. Sulu dejó que su semilla se derramase sobre la espalda llena de cicatrices, Khan lanzó la suya sobre la cara y el cuello de su novio. El japonés vio el tatuaje dibujado por encima del corazón iluminándose un segundo, luego brilló el de Pavel sobre la rabadilla. Sulu deslizó su mano derecha por el vientre de su rosa hasta dar con el duro miembro y notar su húmeda calidez. Se echó hacia atrás, respirando profundamente para recuperar el aliento. Khan metió los brazos por debajo de los de Pavel y lo levantó echándoselo encima, abrazándolo con fuerza.

   - Te tengo... ya te tengo... - le decía en un grave susurro, - ...no voy a soltarte nunca. - Hundía los dedos de su mano izquierda en los rizos de la nuca de Pavel, estirando la derecha hasta alcanzar la cadera del japonés. - Ni a ti, anata... Nunca os soltaré a ninguno de los dos.

 

          El capitán seguía preguntándose qué era lo que Khan habría visto en la mente de Pavel. Les abrazó, a sus dos flores, dándoles todo el amor que llevaba dentro les cubrió de besos y caricias.

   - Mi rosa... mi violeta... - Susurraba entre sus cuellos que lamía y besaba una y otra vez. - ¿Qué era eso de una sacerdotisa? Me gustaría saber qué te hicieron los dioses en la nave oscura, Pavel.

   - No puedo hablar de eso, moy drug...

   - Tú sí puedes, Khan... - Le miró con los ojos rasgados entrecerrados.

   - Bueno, además de tener sexo con un dios... - sonrió con picardía al decir aquello, Pavel le golpeó en el hombro en señal de protesta por desvelar tal secreto, - ...éste afortunado mortal fue testigo de una visión de futuro que le regaló la mismísima Cassandra.

   - ¿Cassandra? ¿La sacerdotisa de Apolo? - Sulu abrió los ojos con sorpresa. - ¿Y con qué dios si puede saberse has...?

   - ¡Dionisio! - Exclamó Khan aguantando que su novio volviese a golpearle el hombro derecho. - ¡Ay! ¡Dame en el otro! Éste es el que me rompió Spock, sabes que me duele...

   - Por eso lo hago... Yebát! *(joder) – Pavel se levantó y buscó su ropa entre las plantas. - ¡No hablaremos de eso!

   - Una pena, Sulu... El dios tenía un cuerpo... una carita... y un culo que... - Khan dibujaba curvas con sus manos en el aire.

   - ¡Vale! ¡Ya está bien! - Le interrumpió Sulu poniéndose también en pie.

   - ¡Oh, anata! - Khan tiró de su mano. - Pavel no podía decir que no a semejante criatura, entiéndelo...

   - Pues lo mismo que tú, que no pudiste dejar de tirarte a Lorah durante tres días... - Espetó Pavel, molesto con Khan porque hubiera contado lo de Dionisio a Sulu.

   - No me importa... Como ya le dije a Pavel, no tenemos ningún compromiso. De hecho tengo que contaros algo... - Sulu vio la oportunidad perfecta para sincerarse. - Jal Valek y yo nos hemos acostado.

 

              Sus dos flores se le quedaron mirando con los ojos abiertos como platos, los dos a medio vestir, Pavel con los pantalones puestos y el jersey en la mano, Khan con el jersey azul puesto y una pierna dentro de su pantalón negro.

   - ¿El kasson? - El ruso no podía creerlo. - ¿Ese hombre tan... grande... y tú...?

   - ¡No puede ser! - Khan agarró a Sulu, el único que seguía totalmente desnudo, y le obligó a girarse para mirarle el trasero. - ¡Ese tipo debe tenerla enorme...! - Gritó entre risas palmeándole las nalgas a su amante.

   - ¡Sí, así es! Pero fui yo quien... - El japonés se revolvió incómodo y se soltó del moreno.

   - ¡Ah, bueno! - Khan pellizcó el culito de su amante y se echó a reír. - ¡Menos mal! Me gustas tal cual estás, anata...

   - ¿Cómo de grande? - Quiso saber Pavel.

   - Kuso! *(mierda) – Se lamentó Sulu. - ¿Por qué os habré contado nada?

   - Hazte una idea, mi vida... ¡Lorah no es más que un crío y la tiene ya como tú! - Khan soltó una carcajada.

   - Seguro que yo podría con él... Con Valek... - Dijo imaginando lo que sería aquel impresionante kazon en acción. - ¡No puede ser peor que un klingon!

   - Vale, Pavel... - Sulu le agarró la cara apretándole con una mano los dos carrillos, estrujándole hasta hacerle algo de daño. - ¡No hablaremos de eso!

   - Lo que tú digas, capitán... - Respondió sonriendo como podía con la boca apretada por el agarre de Sulu. - Lo que tú digas.

   - Podríamos comprometernos a no volver a estar con nadie más. - El moreno se abrochaba los pantalones esperando una respuesta. - ¿Qué? ¿No estáis de acuerdo? ¡Oh, vamos! Tenemos algo maravilloso los tres... no deberíamos...

   - ¿Y qué pasa con Amy? - Sulu les miró enojado. - Es una tontería que nos prometamos fidelidad cuando vosotros dos tenéis un compromiso con ella.

   - Hikaru... - Musitó Pavel acariciándole la espalda. Unos moratones empezaban a formarse allí donde el arbusto le había golpeado cuando le empujó. - Amy es parte de nuestro destino, algo que no podremos evitar y que sussederá tarde o temprano. Pero no creo que acabe siendo una esposa al uso, no hay nada corriente en ella...

   - Es cierto, mi criatura imposible es demasiado especial, demasiado libre como para entregarse a una vida de matrimonio... ni siquiera con los dos, por muy fuerte que sea nuestro vínculo. - Khan estuvo de acuerdo. - ¿Sabes? Creo que una vez que cumplamos con nuestro destino en la Pantheion ella se irá, no vivirá con nosotros.

   - Y aunque así fuera, moy drug... - Pavel le abrazó con ternura. - ¿Piensas que seríamos capasses de apartarnos de ti?

   - Os lo diré solamente una vez... - Sulu les miró con severidad. - Y lo digo muy en serio: nunca compartiré la cama con los tres. Amy es para mí como una hija, como una sobrina al menos... La he visto crecer, la quiero sí... pero nunca podría quererla como a vosotros.

   - Lo sabemos, Sulu... y ella también lo sabe. - Khan se unió al abrazo estrechándolos con fuerza contra su pecho. - Amy te quiere como si fueras su tío. Sabe lo que compartimos y no quiere separarnos, no debes preocuparte. Lo comprende.

   - ¿Y qué destino es ese que debéis cumplir en la Pantheion... la nave oscura? ¿Qué tienen que ver los dioses con vuestro vínculo? - El japonés no sabía qué pensar.

   - No lo sé, ¿abrir una puerta a otra dimensión para que los dioses puedan regresar al Olimpo? - Khan vio el gesto en la cara de Pavel que le decía que no siguiese hablando. - Será mejor que no hablemos de eso, Sulu.

       El japonés asintió. Todo aquel asunto del Olimpo le había puesto los pelos de punta. Tendría que esperar a regresar a la Tierra, cuando terminasen con su misión en el Enterprise, para saber qué pasaría con Amy y sus flores. Algo le decía que el futuro les tenía preparadas más de una sorpresa.

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar.

Dejo imagen del trío "open mind" como lo llamó una seguidora del fic...

http://www.casimages.es/i/140828103942160553.jpg.html

Con un poco de imaginación, claro está.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).