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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Los vulcanos, a simple vista, son idénticos a los romulanos. Ahora que cualquiera podía ser un miembro oculto del Tal'Shiar las cosas se ponían difíciles para la raza de Spock. Cuando la gente se deja llevar por el miedo pierde el dominio de la razón.

Orejas puntiagudas

 

 

                                                                                     Pasaron más de dos semanas antes de que St. John Talbot pudiera regresar a Nuevo Vulcano. Carol se alegró de tenerle de vuelta en casa, las noticias sobre el ataque del Tal'Shiar la habían tenido inquieta hasta que pudo abrazar a su pareja de nuevo.

   - Jim sigue allí, Spock me lo ha dicho. Él y Bones están muy preocupados. - La rubia no soltaba a su novio, le importaba bien poco que los vulcanos a su servicio les miraran con cara de no comprender las emociones humanas. - La Flota ha añadido seis meses a la misión del Excelsior. Permanecerá en la zona hasta entonces, ¿verdad?

     St. John buscó algo de intimidad llevando a su amada al dormitorio.

   - Carol, las paredes tienen oídos y el Tal'Shiar extiende sus redes por todas partes. - Le susurró.

   - ¿Me estás diciendo que no puedo estar tranquila ni en mi propia casa? - A la doctora Marcus aquello le sentó como una patada en el culo.

   - Querida, debemos ser cuidadosos con lo que decimos, al menos hasta que las células terroristas de esa organización empiecen a caer. Sólo te pido que no menciones nada acerca de Jim, la Excelsior, el Enterprise y los demás. - La besó apretándola contra su cuerpo. - ¡Te he echado de menos, preciosa mía!

   - Y yo a ti, mi amor... - Carol se dejó desnudar. Pronto su piel se erizó al tacto de aquellas manos grandes y fuertes que la rozaron por entero.

 

 

                                                                       La puerta resonó con el tremendo portazo de Amy. La chica tiró su mochila al suelo y la pateó con rabia. David la miraba sin saber qué hacer ni qué decir. Spock aparcaba el coche en el garaje y Bones salía de la cocina con una espumadera y un trapo en las manos.

   - ¡Por Dios, cielo! - Gritó el doctor al ver a la muchacha. - ¡Deja de dar esos golpes o echarás la casa abajo!

   - ¡Ah, cállate Bones! - Amy saltó escaleras arriba para encerrarse en su cuarto con un par de zancadas.

   - ¿Qué le pasa ahora a la fiera de tu hermana? - Preguntó el médico.

    David se encogió de hombros y recogió el macuto de Amy del suelo. Subiendo las escaleras respondió sin volverse.

   - Es por sus orejas... - Fueron sus palabras. El chico también se encerró en su habitación, la que una vez fuera de Peter.

  - ¿Sus orejas? - Bones no entendía nada.

     Cuando Spock entró a casa le vio triste y más callado de lo habitual. Ni siquiera le besó. Pasó por su lado derecho a la biblioteca. El médico corrió a la cocina y apagó la vitrocerámica apartando la carne del calor para que no se quemara. Por lo que parecía la comida se iba a retrasar un buen rato. Volvió al salón y se detuvo ante la puerta a escuchar en silencio, Spock no parecía estar haciendo ningún ruido. A su mente tampoco llegaba nada: el vulcano le había cerrado sus pensamientos.

     McCoy empujó la hoja e irrumpió en la habitación de golpe. Spock le miraba con los ojos negros brillantes.

   - ¡Vas a contarme qué diablos ha ocurrido y lo harás ahora mismo! - Le exigió poniéndose en jarras frente a él.

    El vulcano estaba sentado en la silla de Jim, con el ordenador encendiéndose y una tablet sobre el escritorio. Se disponía a contactar con su esposo. No le pareció mal que su t'hy'la se quedara a escuchar la conversación, con un gesto de su mano le ofreció tomar asiento.

   - ¿Qué ha pasado hoy en la academia? ¿Por qué Amy está tan enojada? ¿Y qué es eso de sus orejas, cariño? - El médico no se movía de su sitio esperando una respuesta.

   - Leonard, siéntate... - Le insistió con su voz más serena.

      El monitor se iluminó y una voz familiar respondió a la llamada.

   - Aquí James Kirk, adelante... ¡Spock! Hola mi amor, ¿qué ocurre? - La expresión taciturna de su marido le preocupó.

   - Jim... dime que estáis avanzando con lo del Tal'Shiar. - Le rogó atravesándole el alma con la mirada. - Dime que pronto acabaréis con esa gente y que todo volverá a la normalidad.

   - Spock... sabes que esto va a llevar mucho tiempo. - Le respondió el rubio con ternura. - ¿Qué sucede, mi t'hy'la?

   - Las cosas se están poniendo feas para los vulcanos en la Tierra. - Le resumió Spock. Unas lágrimas se le agolpaban en sus ojos oscuros. - Nuestros ancestros comunes hacen que seamos indistinguibles de un romulano. La gente desconfía, saben que hay espías del antiguo servicio secreto imperial por todas partes y...

   - ¡Las orejas! - Exclamó el médico de repente. Spock asentía.

   - ¡Bones! - Le llamó Jim. - ¿Estás ahí también, vida mía? No puedo verte... ¿Quieres asomarte al monitor de una maldita vez?

     El médico se levantó y rodeando la mesa fue a sentarse sobre el regazo de Spock. Miró al rubio y sonrió con los labios apretados, sus ojos avellana también se habían humedecido.

   - ¿Qué orejas, Bones? ¿Qué coño dices? - Jim se encogía de hombros ante sus dos t'hy'la.

   - El miedo al terrorismo, la paranoia colectiva... ya sabes cómo funciona eso, Jim. - Le explicaba el vulcano sosteniendo la cintura de McCoy. - Hoy un grupo de chicos ha rodeado a Amy en la academia y se han metido con sus orejas puntiagudas...

   - ¡Oh, mierda! - Jim cerró los ojos un segundo. - Mi bebé...

   - Ha hecho un gran esfuerzo por no golpear a nadie, amor mío. Nuestra ko-fu *(hija) se ha controlado. - Spock lo dijo lleno de orgullo.

   - ¡Debió darles una torta a esos estúpidos muchachos! - Esgrimió McCoy con enfado. - ¡Puñeteros críos! ¿En serio piensan que Amy puede ser una espía romulana?

   - No lo creo, pero aprovechan la situación para escupir su odio... su miedo a todo lo que es diferente. Con esta situación la población vulcana va a llevarse la peor parte, Jim. - Spock sabía que su esposo era consciente de las consecuencias de que el Tal'Shiar se hubiera convertido en el enemigo invisible de la Federación.

   - Estamos sobre varias pistas, no puedo hablar por aquí de eso, ya sabéis. - Jim se mordió el labio inferior. - ¿Cómo está mi niña?

   - Se ha encerrado en su cuarto. - Contestó el médico. - Parecía muy molesta.

   - Se le pasará, hablaré con ella. - Dijo Spock. - Tú haz lo que puedas, cariño... y vuelve pronto a casa, te añoramos.

   - Lo sé, y yo a vosotros. - El rubio estiró la mano hasta ponerla sobre el monitor. Deseaba poder tocarles. - Os amo. Tengo que irme, me llaman urgentemente del Excelsior.

   - ¿Todos bien? - Preguntó McCoy antes de que colgara.

   - Sí, Bones... todos bien. Tú cuida de esas cuatro orejitas puntiagudas, corazón mío. - Jim se despidió lanzando un beso al aire.

       La pantalla volvió al negro. Bones miró al vulcano y le acarició la punta de una oreja con dulzura.

   - Todo irá bien, mi vida. - Le susurró antes de besarle.

   - David les dio esa torta, Leonard. - Murmuró hundiendo la cabeza en el pecho del médico. - Amy se controló porque sabe que con su fuerza podría haber matado a alguien... pero él...

   - ¡Ya me extrañaba a mí que no defendiese a su hermana! - Exclamó el médico levantándose de las rodillas de su amante. - Está bien, yo me ocupo del héroe rubito y tú de la salvaje de tu hija.

      Spock no pudo evitar sonreír. Dejó que McCoy tirase de él para ponerlo en pie y salir de la biblioteca. Sacudió la cabeza, no sabía exactamente qué decirle a Amy.

   - ¿Quieres que cambiemos? - Le preguntó el doctor cuando alcanzaban por la escalera la planta superior.

   - No, está bien. Ya hablo yo con Amy. A David no le llamé la atención por pelearse en los jardines de la academia pero...

   - Sí, no te preocupes. - Sonrió el doctor. - Le daré la charla de la "no violencia".

          Bones besó al vulcano y le empujó hacia el final del pasillo, al cuarto de Amy. Con los nudillos llamó a la puerta del chico. Sin esperar respuesta abrió y entró en la habitación. David se secaba la cara, había estado llorando. Al ver al médico allí se sentó en la cama. Tocaba regañina. Se preparó para aguantar el chaparrón.

   - ¿A ver esas manos? - Le dijo Bones. - Enséñame los nudillos.

    El muchacho estiró los brazos con las palmas abiertas hacia el suelo. McCoy las examinó y sonrió.

   - No les diste muy fuerte... - Sentándose a su lado pasó el brazo sobre los hombros del muchacho. - Y tampoco ellos a ti, no en la cara por lo menos. - Le miraba por todas partes sujetándole la barbilla con una mano. Con la otra le apartó el flequillo escondiéndolo detrás de la oreja. - Necesitas un corte de pelo, chico.

   - ¿Y ya está? ¿No vas a regañarme por pelear? - Le miraba incrédulo con sus divinos ojos azules.

   - No. - Respondió el hombre con su cínica sonrisa. - ¿Para qué? Ya sabes que está mal. Supongo que la próxima vez te lo pensarás antes de levantar el puño. Oye, a Spock le diremos que te he soltado una buena charla sobre la violencia que conduce a más violencia, bla, bla, bla y todo eso... ¿entendido?

   - ¡Vale! - David le abrazó con fuerza. Las lágrimas volvieron a escapar de sus ojos. - Te quiero, Bones...

   - ¡Y yo a ti, mi niño! - Al médico se le hinchó el corazón en el pecho.

      Aquellas palabras, viniendo del hijo de su amante, le llenaron el alma de amor paternal. Un amor que solamente sentía por David y por Amy, un amor que su vínculo con Jim y Spock le había traído de regalo... El mejor regalo del mundo.

 

   Para los dos vulcanos, una charla padre/hija suponía tensión, emociones contenidas y recuerdos más bien dolorosos. Spock y Amy habían tenido muchos problemas antes de que él consintiera en realizar la ceremonia del koon'ul *(compromiso) con Khan y Pavel. Enfrentarse a esto sin la presencia de Jim, que siempre suavizaba las cosas entre los dos, iba a ser algo difícil.

   - Hija mía, sé que hoy has hecho un gran esfuerzo controlándote ante el ataque de esos compañeros tuyos en el patio. - Spock decidió iniciar la conversación con algo positivo. - Estoy orgulloso de ti.

   - Soy un cuarto vulcana, papi. Domino la lógica igual que tú. - La muchacha le miraba con seriedad. - Esos chicos no tienen la culpa de ser idiotas.

   - Lo de hoy puede ser que se repita. - Spock estaba seguro de que así sería. - Hasta que no acabemos con el último miembro del Tal'Shiar y dejen de ser una amenaza para la Federación...

   - Lo sé, los vulcanos la llevamos clara. - Amy sacudió los hombros, empezaba a asumir que su mero aspecto la hacía ser objeto de sospechas.

   - Cariño, debes ser paciente. Esto pasará. - Le dijo acariciándole el pelo.

   - Mientras no me pidan que lleve una estrella de David cosida a la ropa todo irá bien... - Amy le miraba directamente a los ojos. Sabía que sus palabras habían sido muy graves.

   - Espero que las cosas no lleguen a ese punto. - La referencia al antisemitismo nazi le puso la piel de gallina a Spock.

   - Ya, yo también. - La chica bajó la mirada. Su padre se había estremecido, lo notó. - No te preocupes, no voy a matar a nadie... por ahora.

   - ¿Quieres decir que algún día...? - El vulcano tragó saliva.

   - Puede que me vea obligada a ello. - Amy volvió a mirarle y le sonrió con la boca torcida. - ¡Ah, voy a ser soldado, papi... tú ya sabes lo que es eso!

   - Y serás un buen soldado de la Flota, estoy convencido. - Spock la abrazó con cariño.

   - Intentaré que David no se meta en más líos por mi culpa. - Prometió Amy a su padre.

   - Tu hermano ha hecho bien en defenderte, aunque tal vez no haya usado el método adecuado. - Besó la frente de su hija y cerró los ojos suspirando.

       Amy soldado de la Flota... aquello lo veía venir desde hacía mucho tiempo. Su hija tenía dominio y control de sí misma, utilizaba la lógica y templaba sus pasiones como vulcana que era... pero el carácter de Jim estaba muy presente en ella; la pasión por la Justicia, las ansias de aventuras... Sí. Podía verla ya con su uniforme cruzando la Galaxia en una nave estelar.

 

Notas finales:

Hoy utilizaré la psicología inversa:

Por favor, dejad de leer esta historia y ni se os ocurra escribir un comentario, eso sería de muy mal gusto.

(A ver qué pasa) ¬_¬'

Dejo imagen de los hermanitos Kirk... esta vez seguro que adivináis quiénes son los actores...

http://static1.purefans.com/items/7/74/33/7/@/74337-michael-pitt-et-eva-green-fullscreen-2.jpg

...es cuestión de leer sus nombres!!!


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