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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Pavel siempre ha tenido comportamientos algo excéntricos. El genio sufrió acoso e incomprensión durante su niñez y su adolescencia, estaba acostumbrado a evitar las confrontaciones encerrándose en su caparazón. Esto le llevaba a sufrir explosiones repentinas de ira acompañadas de frecuentes salidas de tono.


A Sulu a veces le cuesta entender a Pavel... sobre todo cuando le habla en ruso.

 

No te entiendo

 

                                                                                             No había dicho una palabra en todo el día. Se mantuvo en silencio durante el trabajo en ingeniería, todo funcionaba correctamente y se limitó a realizar las comprobaciones ordinarias sin salirse de la rutina. A la hora de las comidas se encerró en el almacén con una bandeja y un té caliente, sin otra compañía. No quería ver a nadie.

 

               Cuando Khan se ofreció a acompañar a Lorah en la persecución de B'Etor tampoco dijo nada. Sulu intentó convencer al sobrehumano diciéndole que no era una buena idea implicarse personalmente, que se lo dejara a los kazon. Llegó a ordenarle que permaneciera en el Enterprise pero Khan se negó.

   - Si te pones así puedes despedirte del teniente Black para siempre, anata. *(cariño) - Sus ojos azul hielo brillaban desafiantes. - Voy a dar caza a ese klingon, lo quieras o no.

   - ¡Deberás traerle con vida! - Le gritó Sulu. - Teniente, no olvides que necesitamos interrogarle... - El japonés trataba de templar sus nervios.

   - Le tendrás a tu disposición, capitán... - con una sonrisa malévola continuó, - ...pero después será mío.

      El moreno recogió una bolsa con un par de uniformes limpios y algo de ropa interior y se marchó a la nave Oglamar donde el muchacho kazon le esperaba. Pavel sonrió pensando que el chico se iba a llevar una alegría cuando viese que podría estar a solas con Khan unos cuantos días.

   - ¿Por qué sonríes? - Le preguntaba Sulu colérico aún por no haber podido retener a Khan. - Te has quedado ahí sin decir nada como un gilipollas... ¿o has intentado algo con tu mente?

   - Niet! - El ruso se sentó en la enorme cama con las piernas cruzadas al estilo indio. Su calzado ensució la colcha. - ¡Nada de telepatía!

   - Eso pensaba... - Al ver las manchas de grasa que estaba dejando en el cobertor se irritó. - ¡Quítate las malditas botas, imbécil!

       Pavel abrió los ojos como platos y retrocedió con todo su cuerpo ante aquel grito. No le gustaba ver a su amigo enojado. Se levantó y salió del camarote. Aquella noche durmió en su antigua habitación.

 

          De aquello hacía ya varios días, ahora Pavel esperaba a Sulu jugando con Kermit sobre la cama. El capitán se estaba retrasando. Había ido al crucero de guerra de Valek para hablar con el maje sobre los progresos que se estaban haciendo con el asunto del Tal'Shiar, algo que poco o nada le interesaba a Pavel. Desde que su poder se había visto incrementado con la sangre de Dionisio procuraba no meterse en problemas, evitando todas las situaciones que pudieran hacerle perder el control de sí mismo. Era como haber regresado al colegio, donde se pasó la niñez esquivando a los compañeros que, por envidia o porque simplemente no le entendían, le hacían la vida imposible con sus crueles y pesadas bromas. Pavel el invisible, Pavel el silencioso, Pavel... el chico raro que parecía vivir en su propio mundo.

        La puerta siseó al abrirse y Sulu sonrió nada más verle.

   - ¿Has cenado? - Le preguntó estirando el brazo para acariciarle la barbilla.

    Pavel asintió y le devolvió la sonrisa. Sus ojos aguamarina, sin embargo, estaban profundamente tristes. El japonés le abrazó.

   - Rosa mía... Creo que llevo todo el día sin oír tu voz. - Murmuró a su oído.

   - Hueles raro. - Le dijo apartándolo con delicadeza.

   - Jal... ha tenido uno de sus ataques, ya sabes. - El capitán se echó atrás aguantando la risa. - "¡Tomemos una copa en mis dependencias...!" Me dijo... ¡Una copa! Ni siquiera pude darle un sorbo. Me desnudó antes de que me diese cuenta. - Sacudió la cabeza. - En fin, voy a darme una ducha.

       Pavel se había echado a reír con aquella historia. Imaginar a su amigo entre las fuertes manos del enorme kazon le hizo mucha gracia. Sulu le miró alucinado.

   - Te ríes... - Estaba agradablemente sorprendido. - Ya no me acuerdo de la última vez que te vi reír, mi amor.

   - Anda, dúchate... te espero en la cama.

       El ruso se sentó y lo primero que hizo fue quitarse las botas y los calcetines. Luego la camiseta roja y los pantalones. Mirando a Sulu de reojo, dobló la ropa y se levantó para dejarla sobre el respaldo de una silla. Colocó los calcetines dentro de las botas y las puso debajo del asiento. Devolvió a Kermit a su lugar sobre la cómoda e incluso la giró de cara a la pared. Ya en calzoncillos, abrió la cama y se echó sobre la sábana. El japonés no le había quitado el ojo de encima.

   - Así me gusta, todo en su sitio. - Murmuró Sulu fascinado con el comportamiento poco habitual en Pavel. - ¿Lo haces para que no me moleste?

   - Sé bien lo que te gusta. - Respondió con picardía. - Si te duchas de una vez te lo demostraré aquí mismo...

       El ingeniero dio unas palmaditas sobre el colchón justo a su lado y el capitán corrió a meterse bajo el chorro de agua. Se frotó bien el cuerpo con el gel de aroma a rosas para eliminar el olor de Jal de su piel. Se secó a toda prisa con la toalla blanca que colgó bien estirada entre dos perchas. Su rosa le esperaba completamente desnudo y tendido sobre la cama, acariciándose el pecho con sensualidad, lamiéndose los labios con la punta de su traviesa lengua. Con los dedos índice y pulgar se pellizcó un pezón que quedó duro, provocando que a Sulu se le hiciera la boca agua.

   - Priyekhat', moy drug... *(ven aquí, amigo mío) – Le sugirió con lascivia en su voz.

   - Mi rosa... mi preciosa rosa blanca...

       Sulu se abalanzó sobre su amante besándolo apasionadamente, tenía una erección incontenible, le deseaba tanto... Desde que Khan se marchó con Lorah al cuadrante Beta, no había estado con él. La primera noche ni siquiera durmieron juntos. Luego Pavel no había dado señales de querer nada más que un abrazo para poder conciliar el sueño. El japonés empezaba a sentirse como en los viejos tiempos cuando compartían apartamento en la Tierra.

   - Te he extrañado, cariño. - Le susurraba lamiéndole el otro pezón hasta dejarlo igual que el que Pavel se había pellizcado.

   - Pero si estaba aquí mismo... - Murmuró con una dulzura inocente.

   - Pensaba que no querías... Bueno... cuando tú quieres algo lo dices. Como no decías nada, yo creí que...

   - Hikaru... siempre complassiendo a los demás antes que a ti mismo.

       Aquellas palabras le hicieron pensar. Una vez Selene le dijo algo muy parecido. El japonés se encogió de hombros. Tal vez ése era su carácter, algo que simplemente no podía cambiar.

   - ¿Qué es lo que tú quieres, moy drug? - Le preguntó tirándole del pelo para levantarle la cabeza y mirarle a los ojos. - ¿Cuándo vas a pedir lo que deseas?

   - Pues... - Sulu retiró la mano de Pavel de su cabello sujetándola con fuerza. - ¿Qué te parece ahora mismo? Quiero... Yo quiero follarte, Pavel.

   - Bien, me gusta. - Volvió a sonreír, ahora también con la mirada, sacando la lengua para humedecerse los labios sabiendo que en menos de un segundo serían besados por su amigo.

 

         A Sulu se le nubló la mente con el deseo. Ya tenía una mano de Pavel firmemente sujeta e inconscientemente le agarró la otra. Estirándole los brazos sobre la cabeza, inmovilizándolo, le tenía a su merced aplastado bajo su peso. Mordisqueó el lunar de su cuello, toda una delicia, las fosas nasales se le abrieron para respirar mejor. Su miembro se frotaba contra el del ruso en un movimiento acompasado de sus caderas, más y más fuerte, clavándole los huesos de su pelvis y notando cómo la erección de Pavel alcanzaba en consistencia a la suya.

   - Date la vuelta, quiero lamer toda tu espalda... - Le ordenó.

   - Pero... me gusta verte la cara cuando te tengo dentro, moy drug.

   - Se trata de lo que yo quiero, no de lo que te gusta a ti. - Sulu se hizo valer sujetando a Pavel por la cintura y girándolo hasta tenerlo boca abajo.

       Dibujó con su lengua todas las cicatrices que ya no estaban allí, tal y como las recordaba en su mente. La piel se erizaba a su contacto, el ruso se deshacía en escalofríos que le recorrían la columna vertebral. Había empezado a jadear.

   - Aaaah... da... da, da! - Gimió de puro gozo, sintiendo el sexo de su amante encajar entre sus nalgas, frotándolas arriba y abajo con una calidez viscosa y húmeda.

   - Así veré cuándo se te ilumina el trisquel... - Comentó mientras escupía en su mano y la adentraba entre los glúteos de Pavel para lubricar la zona.

 

          Sulu entró con cuidado, esperando la reacción por parte del otro que no tardó en llegar. Pavel se apoyó en las rodillas y en los codos, echando atrás y adelante el cuerpo en un vaivén descontrolado pero rítmico, fuerte pero dulce, que envolvía su sexo y casi lo dejaba escapar para esconderlo de nuevo en el interior de su ser. Aquel movimiento le enloquecía.

   - ¡Oh, Pavel! - Gritó el japonés hundiendo sus dedos entre los omóplatos de su rosa.

   - Boleye , day mne bol'she! *(Más, dame más) – Le pedía excitado.

   - ¿Qué? ¡Ah, Pavel... la mitad de las veces no te entiendo...!

       El ruso se echó a reír dejándose caer sobre el colchón. Sulu quedó sentado sobre sus piernas, embobado con el sonido de la risa de su amado que, poco a poco fue girándose hasta tener a su capitán cara a cara, incorporándose para abrazarle y darle un beso. Clavándole los ojos aguamarina le derritió con su mirada más tierna.

   - Te amo, Hikaru... - Musitó rozándole la punta de la nariz y dibujando con su dedo la forma de la ceja izquierda del japonés.

   - ¿Qué era lo que decías en ruso?

   - Que quiero más... dame más, moy drug... ¡dámelo todo!

   - ¡Ah, ven aquí...!

       Sulu le atrajo hasta tenerle sobre él, sentado encima de su regazo, agarrándolo con firmeza de la cintura. Pavel separó las nalgas abriéndose para dejarle entrar de nuevo, sujetándose con fuerza a su cuello, entrelazando brazos y piernas a su espalda. Rebotaban jadeando sobre el colchón, unidos en un abrazo inseparable, mirándose directamente a los ojos y rozando sus caras tan juntas, tan cerca, que sus alientos eran uno solo. Así alcanzaron el orgasmo. Pavel se derramó sobre el vientre de Sulu y su pecho, él en el interior de su amante. Al mismo tiempo... ahogando ambos un grito en sus gargantas para poder besarse casi sin respiración.

 

          Sulu no pudo ver el trisquel de Pavel iluminándose pero sí distinguió la familiar luz del intercomunicador sobre la mesita de noche. Tenía una llamada entrante. Dejó a Pavel a un lado para contestar. El ruso se hizo un ovillo recuperando el aliento.

   - Aquí Sulu, adelante. - Respondió intentando que no se notara lo que había estado haciendo.

   - Aquí Lorah desde la nave Oglamar VI. Capitán, le informo que hemos hecho prisionero a B'Etor y nos dirigimos a su posición. Llegaremos mañana por la mañana.

   - ¿Y el teniente Black?

   - Estoy aquí, anata... *(cariño) - Respondió la voz grave con acento británico. - No te preocupes, ese cerdo sigue con vida.

       Sulu miró a su lado y vio a Pavel estremecerse. Se tumbó frente a él y le abrazó.

   - Está bien, nos veremos mañana Donald. Espero que el klingon continúe respirando para entonces.

   - Tranquilo, capitán. - Intervino Lorah. - Mis hombres lo tienen bajo custodia en una celda.

   - Sí, Sulu... - Dijo el sobrehumano. - No le he tocado un maldito pelo de su cabeza... aún. Ya puedes solicitar a T'rak que te mande a alguien para interrogarle.

   - ¿A T'rak? - Preguntó Sulu algo desconcertado. La verdad es que había pensado entregar al klingon a Azetbur.

   - Este canalla no dirá una palabra, va a ser necesario un interrogatorio telepático y eso solamente lo podría hacer un romulano o un vulcano... - Contestó Khan con cierta ironía. - Y no tenemos a ninguno de los dos en el Enterprise, ¿me equivoco?

   - Tienes razón. - Asintió el japonés. Abrazaba con fuerza a Pavel que parecía haber regresado a su mutismo.

   - Hasta mañana entonces, Hikaru. - Se despidió Khan. - ¿Está ahí contigo? - Por supuesto estaba preguntando por su novio.

   - Él está bien, no te preocupes. Te echa de menos... - Contestó Sulu.

   - Llegaremos en unas horas, capitán. - Dijo el chico kazon. - Ya he informado a mi esposo. Lorah, corto.

        Dejando el comunicador a un lado Sulu se centró en besar el cuello de su rosa y acariciarle el pelo. Imaginaba que los malos recuerdos le habían trastornado; B'Etor era lo más parecido a una pesadilla hecha realidad para Pavel.

   - Tranquilo, no tendrás que verle siquiera. Mañana le pediré a T'rak que mande a alguien a por él. Es mejor que se lo lleven, no quiero tenerle a bordo.

       Pavel no dijo nada. Cerró los ojos reprimiendo las lágrimas y se dejó tapar y abrazar por Sulu hasta quedarse dormido. El japonés le miraba en silencio, sintiendo un profundo amor por su preciosa y frágil rosa blanca.

 

Notas finales:

Gracias a todo el mundo por leer, me sorprendo cada vez que veo cómo aumenta el número de lecturas.

Y gracias a Milla por comentar... jajaja, parece ser la única que lo hace últimamente.

Dejo imagen de Sulu y Pavel en la cama. Sé que son camas diferentes pero imaginemos que se trata de la "kling-size" del camarote del capitán en el Enterprise.

http://www.casimages.es/i/140904052646283683.jpg.html


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