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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Cuando uno vive tiempos difíciles tiene la esperanza de que las cosas mejoren y sus hijos puedan disfrutar de una época de paz y prosperidad. La historia está compuesta por ciclos que se suceden y acaban repitiéndose. Como dijo Winston Churchill, “cuanto más atrás puedas mirar, más adelante verás.”

 

Paz para nuestros hijos

 

 

                                                                           McCoy se llevó a Jim a toda prisa al hospital, en un vaso con hielo había recogido el ojo. Sin pérdida de tiempo se dispuso a operarle para devolverlo a su lugar.

   - ¿Se quedará bien? - Le preguntaba el rubio cogiéndole por la cintura antes de sentarse en la camilla.

   - Si dejas de moverte, Jim... ¿O quieres que se te conozca por el tuerto? - McCoy le pinchó con uno de sus hiposprays dejándolo sedado para la delicada operación. - El nervio óptico es mi especialidad, cariño. Todo va a ir bien. - Le besó. En menos de un segundo Jim estaba inconsciente por la anestesia.

 

       Amy caminaba nerviosa de uno a otro lado en el pasillo del quirófano. Spock la miraba en silencio, con las manos cruzadas sobre el pecho, apoyado con un pie en la pared. Carol abrazaba a David que aún temblaba por el susto. St. John y Scott fueron a la cafetería a buscar bebidas calientes. Nyota, sentada en uno de los sofás de la sala de espera, les contemplaba a todos mientras apretaba a sus hijos contra sus costados.

   - Mami... el tío Jim ¿se va a quedar ciego? - Bean la miraba desde abajo.

   - No, idiota. Solamente ha perdido un ojo. - Contestó su hermano Cayden.

   - No lo ha perdido. Vi al tío Bones ponerlo en un vaso, y el idiota lo serás tú.

   - ¡Lo hizo para volver a ponérselo, bobo! - Cayden le sacó la lengua.

   - ¿Y podrá ver? Mamá... ¡Mami! - Le tiró de la blusa para llamar su atención.

   - ¡Callaos de una vez, niños! Lo que ha ocurrido es algo muy serio... - La mujer apretó más a sus pequeños, había pasado miedo por ellos en el restaurante.

   - ¡Amy ha estado genial...! Ella sola se ha cargado...

   - ¡Silencio, Cayden! - Nyota le regañó por hablar con tanto entusiasmo. - Matar a alguien no es una cosa de la que alegrarse. Amy debe estar sintiéndose fatal.

       La morena observaba a la joven sin quitarle la vista de encima, al igual que hacía Spock. No dejaba de ser una chica de veinte años. Haber matado a esos seis romulanos debió ser algo horrible para ella. Lo hizo en un momento en que quiso proteger a su padre, a todos los presentes allí, pero ahora, en frío, debía estar dándole vueltas en la cabeza a lo que había sucedido.

      De pronto el vulcano abrió los brazos y se separó de la pared. Tomó a su hija de la mano y la llevó a un rincón donde le habló a solas.

   - Amy... ahora estás muy preocupada por a'nirih *(papá) pero tarde o temprano lo que ha pasado acabará afectándote. - Le dijo en un grave susurro. - Para entonces quiero que recuerdes tres cosas.

   - Te escucho. - Respondió ella mirándole a los ojos.

   - La primera es que has hecho lo que debías. - Spock esperó. Su hija tragó saliva y asintió con la cabeza. - La segunda es que al matar a esos hombres has evitado que gente inocente muriera. Entre ellos tu familia. ¿Comprendido?

   - Sí, papi. - Amy se aguantó las ganas de llorar. - ¿Y la tercera?

      Spock la abrazó con fuerza. Acariciándole el pelo le susurró al oído.

   - Que estoy orgulloso de ti, hija mía.

 

 

                                                                      Jadzia cumplía dos años. Además del idioma de la Federación destrozaba también el klingon con su media lengua, haciendo que a su abuelo Korrd se le cayera la baba cada vez que le escuchaba. El palacio de HarOs ya no tenía secretos para él, pues se lo recorría de cabo a rabo huyendo de su madre Bazthum, siempre persiguiéndole a la carrera.

   - ¡Ven aquí ahora mismo o se lo diré a tu padre! - Amenazar a su pequeño con una regañina de Klaa siempre surtía efecto.

   - NuqneH mamá? *(qué quieres, mamá) – El niño se detuvo y la miró embobado.

   - Eso es, Jadzia... - Lo tomó en sus brazos. - Tu papá está a punto de volver del trabajo. ¿No quieres darle un beso cuando llegue?

         El General Klaa, Jefe de las fuerzas de seguridad de la Emperatriz Azetbur, se dio prisa aquella tarde por volver a las habitaciones del ala oeste que él y su familia ocupaban en el palacio. Le había comprado un regalo a su chico, una bat'leth de juguete con la que le entrenaría para manejar la espada ceremonial klingon en el futuro. Su primogénito sería un gran guerrero.

   - ¡Luna de mis noches...! - Llamó a su esposa nada más entrar a casa. - Ven, bésame. - Le dijo al verla tan bonita como la noche en la que le pidió matrimonio bajo las dos lunas de Nuevo Vulcano.

   - Sol de mis días... - Bazthum seguía derritiéndose entre sus brazos con cada beso. - ¿Cómo te ha ido hoy?

   - Pues... - Klaa tomó a su hijo en brazos y levantándolo por encima de su cabeza lo besó con ternura en la mejilla. - He tenido novedades de la Tierra.

   - ¿Qué ha pasado? - Por la forma de hablar de su esposo sabía que no eran buenas noticias. - Jadzia, ve a jugar con tu regalo...

      Klaa ya le había dado la bat'leth al niño que corrió por todo el salón blandiendo su nuevo juguete.

   - Gik'ta, lo'Be Vos! *(muere, cobarde) – Gritaba el pequeño emprendiéndola a estocadas con los cojines del sofá.

   - Han intentado secuestrar a Jim... o tal vez quisieran matarlo. Le han herido.

   - ¿Precisamente hoy? Era la celebración por la graduación de sus hijos en la Academia de la Flota... ¿Se encuentra bien?

   - Sí, ha sido en un ojo. Scott me ha dicho que McCoy se lo estaba cosiendo.

   - ¡Coser un ojo! - Bazthun se sorprendió. - ¿Pueden hacer eso?

   - Y nuestros médicos también. Ahora, claro... con los avances en medicina que los de la Federación han compartido con nuestro pueblo. ¡Mi padre tuvo que quedarse tuerto! En fin, eso no importa... lo que quería contarte es que ha sido Amy, la hija de Jim, quien ha acabado ella sola con todos los agresores.

   - Esa chica tiene unas habilidades especiales, ya lo sabes.

   - Estoy deseando que se incorpore a las fuerzas activas de la Flota. Sé que ella, el brujo y Khan acabarán de una vez por todas con esta maldita guerrilla de atentados y secuestros.

   - ¡Juntos esos tres serán imparables!

   - Sí... harán que nuestros hijos puedan vivir tranquilos y en Paz. - Klaa le acarició el vientre a su esposa, de nuevo se encontraba encinta.

 

 

                                                                      Lorah se extrañó cuando Sulu, Donald y Pavel besaron a su marido, Jal Valek, en los labios al saludarle. ¿A qué venían tantas confianzas? Y luego estaban las sonrisas, los guiños, las palmetadas cariñosas en el trasero que tanto el ruso como Khan le dieron... El chico empezó a mosquearse.

   - ¡Feliz cumpleaños, amigo Sulu! - Valek le dio un fuerte abrazo hincando su nariz en el cuello del japonés. Aspiró su aroma con ansia, le fascinaba el olor de aquel humano.

   - Gracias, Jal. Te hemos echado de menos, el otro día desapareciste antes de que despertásemos... - Susurró a su oído.

   - ¿Cómo? ¿De qué estás hablando? - Jal no entendía de qué iba aquello.

   - Ya, claro... - Sulu miró a Lorah y sonrió. - No le has contado nada, ¿verdad?

   - ¿Qué tendría que haberme contado mi esposo, capitán Sulu? - Al parecer el oído de un kazon era casi tan fino como el de los vulcanos.

   - ¡No te pongas celoso, querido! - Khan le echó el brazo por encima del hombro. El muchacho se apartó algo incómodo. - Si solamente fue una noche... hace más de una semana y no hemos vuelto a vernos desde entonces.

   - ¿Qué ha pasado aquí? - Lorah miró de reojo a su marido.

   - ¡Nada! - Jal se encogía de hombros. - ¡No sé de qué hablan!

   - ¿Cómo que nada? Tú... nosotros cuatro... - Sulu abrió los ojos como platos. - ¿Por qué lo niegas? ¡Estuvo muy bien!

   - ¿El qué estuvo bien? - Valek había empezado a gritar. - ¡Sulu, hace un mes que no te veo, desde la última reunión que tuvimos en HarOs, en el palacio de Azetbur y T'rak!

   - Pero entonsses... - Pavel se había quedado con la boca abierta. - ¿Con quién estuvimos el jueves de la semana pasada? ¿No eras tú?

   - Mi esposo y yo estuvimos en Ocampa el jueves pasado. - Lorah miró a Pavel con auténtico asombro. - ¿Estás diciendo que alguien con la apariencia de Jal se acostó con vosotros ese día?

   - ¡Madre mía! - Kevin Riley lo había estado escuchando todo. Se materializó en el transportador justo cuando el maje kazon felicitaba a su colega por el cumpleaños. - ¿Os lo habéis montado con uno de los dioses?

   - ¡Un dios! - Khan se golpeó la frente. - ¡Claro! ¿Cómo he podido ser tan estúpido?

   - No puede ser... - Sulu negaba con la cabeza.

   - ¡No nos olisqueaba! - Exclamó el sobrehumano. - Estaba claro que no era un kazon, joder...

   - Ay, yebát! *(joder) Pues no creo que fuese Dionisio... - Pavel hizo memoria y los movimientos del dios que estuvo con los tres, nada tenían que ver con lo que recordaba del dios del vino en la cama.

   - ¡Ares! - Khan pronunció el nombre con absoluta certeza. - Ese hijo de puta...

   - ¿Cómo sabes que vuestro dios de la guerra fue el que se hizo pasar por mi marido? - Lorah seguía atónito. La idea de que Jal pudiera no ser verdaderamente Jal le tenía asustado. Le miraba con algo de desconfianza.

   - Era él. - Aseguró Khan. - ¡Sus besos... su fuerza a la hora de abrazarme! Estoy seguro.

   - ¡Pero qué cabronazo con suerte ese Ares! - Kevin se echó a reír, imaginando lo que habría sido una gloriosa orgía con sus amigos.

   - ¡Bueno! - Jal volvió a encogerse de hombros. - ¡Bebamos para olvidar! ¿Tenéis algo de ese agua dorada que te quema la garganta?

   - Una botella del mejor Glenlivet que he podido encontrar... - Le mostró el irlandés al maje kazon echando a andar hacia el corredor.

   - ¡Ah, Lorah! - El grandullón estrechó a su joven esposo contra su pecho. - ¡No te preocupes! Si alguna vez un dios haciéndose pasar por mí intenta hacerte el amor, sabrás bien que no soy yo... ¡Después de tantos años podrás reconocerme!

   - Eso espero... a ellos les engañó. - Señaló a los oficiales de la flota a su espalda.

   - Ya te he dicho que nunca he poseído a Sulu... solamente tonteamos, nada más. - Le explicaba Valek siguiendo al capitán del Excelsior y a su preciosa botella de wishky.

      Lorah no se quedó muy conforme. ¿Tontear, nada más? Sabía perfectamente que habían tenido su historia. Sulu parecía en estado de shock, sin reaccionar ante la idea de que había compartido a sus flores con un dios, el de la guerra para ser exactos.

   - Ya dessía yo que no la tenía tan grande como Hikaru nos contó. - Reía Pavel, la travesura del dios le hacía gracia.

   - Un kazon no habría separado su nariz de tu entrepierna, estoy convencido. - Bromeaba Khan acariciándole los rizos de la nuca. - ¿Vamos, anata? *(cariño) – Le tendía la mano a un Sulu aún boquiabierto. - Se enfría la cena...

 

         El japonés se dejó llevar a la sala de reuniones de la cubierta B, donde celebró su cuarenta y tres cumpleaños en compañía de sus buenos amigos. Cuando Peter y Alex escucharon la historia de los labios de Pavel no dejaron de reír. Sulu se puso colorado como un tomate maduro. ¿Por qué su rosa tenía que hablar de esas cosas?

   - ¡Vaya, Sulu! - Peter se carcajeaba a su costa. - ¡Así que con un dios, nada menos!

   - No es para tanto, min mann... *(esposo mío) – Alex le puso la mano sobre el cuello. - Yo duermo con el descendiente de Apolo cada noche. - Murmuró antes de besarle en los labios.

      Lorah y Jal se asombraron al escuchar aquello.

   - ¡Así que los Kirk tienen un origen divino! - Comentó el maje. - Lo imaginaba. Con razón Jim pudo tener a esa hija, vuestra prometida... - Miró a Pavel y a Khan asintiendo con la cabeza. - Dos varones no pueden reproducirse por mucho que les gustara. - Tomó la mano de su esposo por debajo de la mesa. El joven bajó la mirada.

   - Siempre podemos adoptar. - Comentó Alex.

   - Será en la Tierra... No hay leyes así en Ocampa. - Valek se llenó la copa de nuevo para tragar su contenido de un solo sorbo. - ¿Tú y tu esposo deseáis hijos, doctor Freeman?

      El vikingo miró a su pelirrojo marido y sonrió con dulzura.

   - Al menos dos... - Respondió Peter por él. - Y quiero una niña.

   - Eso está hecho. - Musitó el rubio mordiéndole el lóbulo de la oreja. - Min elskede mann! *(mi precioso esposo)

   - Tenéis suerte de contar con Amy Kirk. Ella podrá daros hijos... - Lorah miraba con cariño al sobrehumano, envidiando su situación. - Y serán unos niños preciosos si se parecen a ti, Donald. - Lorah lo dijo sin pensar. Había bebido demasiado.

      Kevin se carcajeó viendo cómo al capitán Sulu se le volvían a subir los colores. El irlandés empezó a pensar que la historia entre sus amigos y los kazons había dado para mucho más que una buena amistad.

   - Pavel es quien tendrá unos hijos preciosos con Amy, Lorah. - Respondió Khan con su acento más británico. - Soy un diseño genético, el soldado perfecto, pensado para no reproducirse.

      Los siete le miraron en completo silencio, sin risas, sin murmullos. Aquello les dejó helados.

   - Aún así serán nuestros hijos, lyubimiy moy... *(amor mío) – Pavel estiró los brazos y envolvió a Khan con ellos, sentado a su lado, apoyando la cabeza en su pecho.

   - Eso tenlo por seguro, mi vida... - El moreno sonrió mostrando sus preciosos hoyuelos. - Se parecerán a ti y a Amy, Hikaru y yo los malcriaremos hasta la saciedad... ¿te imaginas anata, lo que puede ser un hijo de este brujo chiflado y mi criatura imposible?

   - El ser al que más amaríamos en el Universo entero... - Contestó el japonés con los ojos rasgados encogidos por la sonrisa y humedecidos por unas lágrimas a punto de brotar.

   - ¡Oh, sí! Le malcriaréis, eso seguro... - Kevin alzó su copa y propuso un brindis. - ¡Por Sulu, que cumpla muchos años más y podamos celebrarlos a su lado! ¡Brindo por el amor verdadero! ¡Por los hijos que tendremos! ¡Y por un futuro en Paz para ellos!

 

Notas finales:

Gracias por leer, gracias por comentar.

A los que no se atreven les advierto que quedan pocas oportunidades... esta historia está terminando.

Dejo imagen de Lorah con cara de susto al pensar que su marido podría no ser de verdad su marido!!!

http://voy.trekcore.com/gallery/albums/2x02/initiations099.jpg


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