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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Tal como les advirtieron en Nuevo Vulcano, a Jim y a Spock les resulta muy complicado ocultar su relación. Están casados, sí, pero siguen siendo el Capitán y el Primer Oficial de una nave estelar al servicio de la Flota.

Capítulo basado en el episodio La Manzana, de la serie original de Star Trek, escrito por Max Ehrlich y modificado bajo mi particular visión de Spock/Kirk.

Paraíso mortal: Parte I




- “Cuaderno de bitácora, fecha estelar 3715.3. La Flota nos ha asignado la misión de explorar el planeta Gamma Trianguli VI, un paraíso tropical con abundantes recursos naturales. La partida de exploración la formaremos yo mismo, el Sr. Spock, el doctor McCoy y el alférez Chekov, junto con otros cinco tripulantes: Hendorff, Kaplan, Mallory, Marple y Marta Landon. Nos transportaremos a la superficie para explorar y establecer contacto con los nativos.”


            Ya en el planeta descubren lo que bien podría ser el Edén, según Chekov situado originalmente en la Tierra muy cerca de Moscú. Todo está lleno de plantas con hermosas flores que llaman la atención del capitán. Jim se acerca a un arbusto y arranca una preciosa flor de un vistoso color naranja. La huele, su fragancia es dulce e intensa. Distraído por la conversación de sus compañeros, quienes no cesan de comentar la belleza del lugar, le da la flor a Spock sin tener en cuenta que el gesto podría ser observado por los demás. Spock, no sabe muy bien qué hacer con ella. Aspira su aroma, devuelve una mirada cándida a su esposo pero deja caer la flor de su mano con indolencia fingida.

        Jim se gira a tiempo de ver cómo el joven Chekov tiene a la tripulante Marta Landon sujeta por la cintura.

- Hemos venido a trabajar, caballeros. Esto no es una excursión romántica... - Les llama la atención, aunque en realidad, de algún modo también se lo estaba diciendo a sí mismo.

                Y no resultó para nada un paseo aquella misión. Cuatro tripulantes acabarían muriendo en aquel planeta con apariencia de paraíso pero letal. El primero en caer fue Hendorff. Una flor le lanzó unos dardos envenenados que no tardaron en quitarle la vida. Jim, afligido, ordena a Scott que suba el cuerpo al Enterprise. El ingeniero le informa que están teniendo problemas con el control de la nave, como si un haz de energía les tuviese atrapados.

- Resuelva el problema, Scotty, o me veré obligado a despedirle. - Ordena Jim medio en broma medio en serio.

        Más tarde Spock encuentra un extraño mineral, ligero y extremadamente frágil, cuya composición desearía estudiar. Rompe la roca sin esfuerzo con sus propias manos y lanza un trozo a la distancia. Ante la sorpresa de todos la roca explota al golpear el suelo.

- ¿Le importaría mirar hacia donde tira las piedras, señor Spock? - Le reprende Jim sobresaltado.

        Preocupado por los peligros que parecen poblar el planeta, Jim se plantea abandonar la misión. Spock le recuerda que son órdenes de la Flota y que deben continuar con la exploración.

        Mientras Jim habla con Bones acerca del veneno que ha acabado con la vida de Hendorff, Spock observa cómo una extraña flor parece girarse y apuntarles. Sin pensarlo siquiera grita el nombre de su esposo y se lanza a apartarle de la trayectoria de los dardos venenosos que acaba recibiendo en su pecho. De golpe cae al suelo... ¿muerto? Jim no puede creerlo, se acerca a él corriendo seguido de McCoy quien ya ha sacado uno de sus hiposprays e inyecta sin pérdida de tiempo al vulcano.
        Jim activa el comunicador y ordena a Scotty que les suba a todos a bordo: ya han tenido suficiente allí abajo... y Spock precisa atención médica.

        Scott activa el transportador pero el grupo no termina de desmaterializarse, permaneciendo en el planeta.

- Sr. Scott... ¿qué ocurre?
- Lo desconozco capitán... Intentaré solucionarlo, creo que ese rayo de energía procedente del planeta está afectando a todos los sistemas.
- Hágalo, y pronto o tendré...
- Sí, señor, tendrá que despedirme.
   Al volverse, Jim vio cómo su marido se había recuperado.
- ¿Estás bien?
- Lo que me ha inyectado el doctor parece que ha hecho su efecto, pero tengo el estómago revuelto...
- Si no tuvieras la sangre verde no te dolería el estómago. – Replicó McCoy.
- Si no tuviera la sangre verde estaría muerto... – Le dijo Jim con gravedad.

        Más tarde, a solas, Jim regañó a Spock por lo que había pasado.
- ¿Qué pretendías al ponerte delante mío? ¿Morir en mi lugar?
- No era esa mi intención, capitán. Ha sido una torpeza por mi parte...
- Puedo saltar, apartarme o agacharme tan rápido como cualquiera... La próxima vez grítame o usa... usa tu mente, maldito idiota... me has dado un susto de muerte. - Esto último simplemente lo pensó.

        Los sustos no cesaron. Además de sentirse observados por algún nativo que no se dejaba ver, dos tripulantes más perdieron la vida: Kaplan fulminado por un rayo en una breve tormenta que surgió de la nada y desapareció en unos segundos. Luego Mallory, quien corriendo hacia ellos para informar de lo que había visto en el poblado, tropezó con una de las rocas explosivas del planeta. A Jim le afectó profundamente su pérdida. McCoy le observa alejarse compungido y lanza una mirada a Spock como indicándole que le acompañe.

- Spock... Conocí al padre  de Mallory en la Academia. Un gran profesor... él me animó a continuar con los estudios. ¿Cómo voy a decirle que por mi culpa su hijo ha muerto?

        Jim siente la mano de su marido sobre su hombro y su calmada voz empieza a resonar en su cabeza.
- No ha sido culpa tuya... cumplimos órdenes de la Flota. Siempre habrá peligros que enfrentar.
- También tenía la opción de desobedecer las órdenes. La tripulación es mi responsabilidad.
- Jim... a Mallory esto no le sirve de nada.
        Tenía razón. Con su lógica vulcana, como siempre, Spock estaba en lo cierto.
        
            Finalmente los restantes miembros de la expedición llegan al poblado, guiados por el nativo que les había estado siguiendo. A Bones le sorprende ver que no puede establecer la edad de los habitantes del lugar.
- Jim, podrían tener veinte años, treinta o trescientos... ¡No envejecen!

        Luego descubren el motivo: Vaal, una máquina a la que consideran un dios, cumpliendo con sus mandamientos y alimentándolo cada vez que lo requiere.

        Spock deduce que el rayo de energía que está causando tantos problemas al Enterprise procede del propio Vaal. Al acercarse, tricorder en mano para estudiarlo, sale disparado unos metros repelido por alguna clase de campo de fuerza. Jim le da la mano para ayudarle a levantarse. Se miran fijamente a los ojos. Sus mentes se están comunicando, Bones y Chekov pueden notarlo.
- ¿Estás bien, mi amor?
- No ha sido nada... he obrado con imprudencia, lo siento.
- Por favor, cariño... no me asustes más.
        Jim hubiera deseado besarle, pero había demasiada gente mirando. Guardaría las ganas para más tarde.

            Scotty informa al capitán que a la nave se le acaban las opciones: de seguir siendo atraídos por el planeta entrarían en llamas en la atmósfera. Ahora toda la tripulación estaba en peligro mortal. Jim maldijo aquel lugar y amenazó en serio a Scott con despedirle si no encontraba una solución al problema.

 

Notas finales:

Espero que os guste. Como siempre gracias por leer.


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