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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

La oscuridad acecha a Spock, le persigue en sus pesadillas. ¿Encontrará alguna puerta para librarse de ella?


 

Mu'gel'es



                                                                                Aquella tarde el capitán Kirk trataba de localizar a su Ingeniero Jefe, el señor Scott. Tenían una avería en la consola de navegación y a Sulu le costaba mantener el rumbo de la nave. Le llamó por el intercomunicador a la sala de máquinas al menos tres veces. El teniente Riley siempre le daba la misma respuesta.

- El señor Scott no se encuentra aquí, Capitán. Le diré que le necesitan en el puente en cuanto le vea.

        Jim, contrariado, se volvió hacia Uhura preguntándole con la mirada, pero ella se encogió de hombros como respuesta: no tenía idea de dónde podía estar su prometido.

- Abra un canal de comunicación a toda la nave, teniente.
        Uhura asintió pulsando unos botones.
- Aquí el Capitán Kirk. Sr. Scott preséntese de inmediato en el puente con su caja de herramientas. Es una orden. Hay un fallo en la consola de navegación... - Dijo con su más potente voz de mando. - ¿Dónde demonios se habrá metido?

        Nyota se apresuró a cerrar la comunicación. Las últimas palabras de su capitán también se habían oído por megafonía. No pasó mucho tiempo antes de que McCoy apareciese por las puertas del turbo ascensor con una risita burlona.

- Pues no sé dónde demonios se habrá metido, Jim. No le veo desde el almuerzo y parecía haber estado trabajando en algo manual. Llevaba el uniforme lleno de polvo. Se comió un bocadillo a toda prisa y desapareció. - Dijo apoyando su mano en el respaldo de la silla de su capitán.

        Jim miró a Uhura con gesto de reproche. Ella volvió a encogerse de hombros y sonrió.

- Culpa mía, teniente. Debí hacerle la seña para cortar. - Dijo devolviéndole la sonrisa.

        Tras unos minutos el Jefe de Ingenieros entró en el puente pidiendo disculpas. Seguía con el uniforme manchado de polvo y las manos sucias. Traía su caja de herramientas consigo y directamente se tiró al suelo a los pies de Sulu, quien tuvo que apartarse de un salto.

- ¿Dónde se ha metido todo el día, Scotty?
- He estado ocupado con unas reparaciones en la estructura de la nave, señor. - Se excusó sin aclarar nada.
- Está bien, me conformo con que solucione este problema. No puedo tener a mi piloto recalibrando el rumbo cada tres minutos... - Respondió Jim sin querer ahondar más en el asunto.

        Scott desatornilló el panel de la consola y se metió debajo. Saltaron unas chispas, se escuchó el sonido del soldador, unas piezas rodaron por el suelo y un par de cables y fusibles fueron prestamente sustituidos. Luego volvió a atornillar el panel y levantándose indicó a Sulu que se sentara en su puesto.
- ¡Arreglado! - Exclamó el ingeniero. No había tardado más que unos minutos.

        El piloto asintió con gesto de aprobación, indicando al capitán que todo volvía a ir como la seda. Jim levantó las cejas y suspiró.
- Señor Scott, cuando intente localizarle espero que responda con prontitud, ¿entiende?
- Sí, capitán. No se volverá a repetir. - Dijo el escocés bajando la mirada.
    
        Recogió sus herramientas y las piezas sustituidas guardándolas en su caja roja. Luego,  asegurándose de que el capitán no se diese cuenta, hizo una seña a Spock para que le acompañara. Él se acercó y junto al ascensor Scott le susurró algo al oído. Spock levantó su ceja izquierda, parecía sorprendido. Salió del puente con el ingeniero y bajo la atenta mirada de Nyota que se moría de curiosidad. ¿Qué estaría tramando su prometido?



                                    Después de cenar Jim propuso una partida de ajedrez a Spock, invitando a su amigo Bones y sugiriéndole que fuese acompañado por alguna botella con uno de sus misteriosos licores medicinales.
- Lo siento, Jim. Tengo un compromiso con Christine esta noche. - Dijo despidiéndose sin más.
- Bueno, Spock. ¿Qué me dices? ¿Jugamos?
- Estoy muy cansado, la verdad es que quiero irme a la cama.

        Jim no sabía bien cómo interpretar aquellas palabras. ¿Estaba hablando en serio o era una especie de clave para referirse al sexo? Intentó leer su mente pero no pudo, Spock no le permitía entrar. Frunció el ceño enojado, como un niño al que le niegan un capricho. Pero lo que de verdad le molestaba es que él no era capaz de hacer lo mismo: su esposo siempre podía colarse en su cabeza.

        Caminando en silencio el uno junto al otro llegaron a la puerta de su camarote. Bueno, Spock continuó hasta el suyo, justo en la puerta de al lado. Jim le miró sorprendido.
- ¿Vas a dormir en tu habitación? - Preguntó incrédulo.
- Ya le he dicho que me encuentro muy cansado. Buenas noches, capitán.

        Jim volvió a enfurruñarse. ¿Seguía Spock enfadado por haberse metido con sus orejas puntiagudas? Antes de que pudiese preguntar le vio desaparecer tras la puerta. Suspiró y entró a su camarote resignado y solo. ¿Qué podía hacer? No iba a ordenarle dormir con él...

        Se quitó las botas y las lanzó rabioso contra la pared que compartían sus dormitorios. Esperó que el ruido al menos molestara a su estúpido marido. De pronto algo se movió junto al armario. Entre la cama y la estantería se abrió una entrada secreta... y Spock, riendo, la atravesó.

- Buenas noches, esposo mío.
- ¿Pero qué es esto? ¿Desde cuándo hay una puerta oculta entre nuestros camarotes? - Dijo sin salir de su asombro.
- Desde que al Ingeniero Scott se le ocurrió esta mañana hacer una pequeña reforma en la estructura de la nave... - Explicó al tiempo que se acercaba para abrazarle y darle un beso.
- Y yo le he llamado la atención... mmm, tendré que disculparme con él... y darle las gracias... mmm... este favor nos facilitará mucho las cosas... - Decía Jim entre roces y suaves mordiscos con los labios de su amado.
- Pretendía ser una sorpresa. Esta tarde me enseñó el mecanismo. Ven... te lo mostraré.

        Tomó de la mano a su t'hy'la y le indicó cómo la puerta se accionaba pulsando un botón oculto en la estantería.
- Ya nadie sospechará si me ve entrar o salir de tus aposentos a horas intempestivas.
- Pensaba que estabas enfadado conmigo... - Musitó Jim con la mirada baja.
        Spock levantó su ceja, no comprendía el motivo.
- Por cómo me metí contigo dando a entender que pareces un diablillo...
- Sé bien que te encantan mis orejas por tu forma de acariciarlas cuando hacemos el amor.
- Si me dejas, te lo demuestro ahora mismo... - Dijo Jim empezando a quitarle el uniforme y tumbándole en la cama.

        Besaba su cuello, le acariciaba la punta de sus orejas con los dedos y restregaba su miembro, cada vez más erecto, contra el de su esposo. Esta vez él se quedó encima, lamiendo su tórax, rozando con su lengua cada tramo de piel hasta observar cómo la excitación de Spock se incrementaba haciendo que sus testículos ascendieran y la piel de su escroto se tornase verdosa por la acumulación sanguínea.

        Separó las piernas ante el peso del otro. Jim la tenía totalmente firme y, después de haber lamido la zona que ocultaban las nalgas de su marido, introdujo su miembro dentro de él. Spock se tensionó al principio, sintiendo el dolor de la penetración que poco a poco fue reemplazado por oleadas de placer que le inundaban el cerebro. Algo de líquido preseminal se derramó por su glande notando el empuje de su sa-telsu dentro de su ser. El roce de su vientre y la vibración tan estimulante que notaba en su interior hicieron el resto. Cuando alcanzaron el clímax se relajó tanto que se quedó dormido casi de inmediato, acariciando el cabello de Jim que reposaba la cabeza sobre su pecho.


            Durante el sueño la pesadilla se repitió: la oscuridad llegaba de repente y le arrebataba lo que más amaba sin que pudiese hacer nada. Jim ya no estaba allí, no podía sentir su presencia, no podía contactar con su mente, era como si no existiese. El vacío y el silencio se apoderaban de su alma mientras su maldito corazón seguía empeñándose en latir en su costado. Inútil, inservible sin su esposo, desearía estar muerto. Luego se veía a sí mismo girando en una espiral infinita. Mu'gel'es... *(oscuridad)

        Spock se agitaba cada vez más entre las sábanas, inquieto y asustado. Empezó a murmurar aquella palabra en sus sueños. Jim se despertó y pudo escucharla.

- Mu'gel'es...  mu'gel'es...
- ¡Mi amor, despierta! - Le sacudió con delicadeza.
        Spock abrió los ojos aún aterrado, pero al ver a Jim a su lado se tranquilizó.
- Murmurabas algo en tus sueños, amor. Oscuridad, creo que significa...

        Su marido se limitó a estrecharle con fuerza contra su cuerpo. No podía, no quería hablar de aquel maldito sueño. Ocultó sus pensamientos una vez más.
- Has vuelto a tener esa pesadilla. Al final voy a tener que ordenarte que hables con Bones, cariño. Es un buen psicólogo, él te ayudará.

        Spock meditó la idea, aunque no estaba muy seguro de que el doctor fuera a servirle de ayuda.

 

Notas finales:

La oscuridad se acerca. Guardad una linterna junto a la cama... XD.

Gracias por leer.


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