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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

McCoy intenta ayudar a Spock con su pesadilla, pero tal vez no se trate solamente de un sueño.

La enorme caja negra




                                                                        McCoy escuchaba atentamente el relato de Spock en su despacho. Cuando éste hubo terminado le sirvió una copa de brandy y con toda la tranquilidad del mundo le dijo:
- Es perfectamente normal sentir miedo de perder a la persona amada. Al menos para un humano.
- Pero yo soy vulcano.
- Al cincuenta por ciento, Spock. Creo que tu mitad vulcana se está viendo superada por tu amor hacia Jim.

        Spock tomó un trago. No acostumbraba a beber pero haberle abierto sus pensamientos al doctor le había provocado sed.
- Entiendo lo que dices. No hace tanto que perdí a mi madre. Y no sólo a ella, a todo mi planeta como bien sabes.
- Eso podría haberte traumatizado Spock... la verdad, una experiencia así traumatizaría a cualquiera. Y no olvides que también perdiste una vez a Jim... aunque por suerte no fue algo definitivo.
- Y nunca te agradeceré lo bastante que le devolvieras a la vida. - Le dijo tomando su mano entre las suyas y estrechándola con afecto. - Sin embargo no tengo pesadillas en las que sueñe que pierdo a mi padre... o a mis amigos – al decir aquello bajó la mirada – por mucho que os aprecie.

        McCoy se soltó de sus manos y se sirvió también de la botella. Mirándole a los ojos brindó con Spock por aquella tácita confesión. En el fondo le tenía estima, a pesar de lo mucho que discutía con él.

- El amor que sientes por Jim es mayor, más profundo del que hayas podido sentir jamás... ¡Por todos los demonios, Spock! ¡Estamos hablando de tu marido! - Exclamó alzando la voz.
- Pero no se trata solamente de la pesadilla...
- ¿Cuántas veces la has tenido?

        Spock permaneció un instante en silencio.
- Diez veces en la última semana.

        Bones abrió los ojos de par en par.
- ¿Diez veces? ¿Y por qué no has venido antes?
- Jim me lo aconsejó en repetidas ocasiones, la verdad. Hoy me he despertado temblando y sudando al mismo tiempo. No podía dejar de repetir la palabra mu'gel'es, significa oscuridad en mi lengua, aunque ya tenía los ojos abiertos; Jim me ha ordenado como capitán que viniese a verte.
- Así que estás aquí obedeciendo órdenes. Bien. Jim ha hecho lo correcto. Antes has dicho que no solamente se trataba de la pesadilla... continúa, por favor.

        McCoy se recostó en su silla esperando oír algo más pero Spock se quedó en silencio, ocultando sus emociones tras su adusta máscara vulcana.
- Háblame o encontraré algo que pincharte y con lo que serás incapaz de tener la boca cerrada. – Le amenazó el doctor.

        Spock suspiró y le contó lo que el almirante Kirk le había dicho a Jim.
- “De la oscuridad puede surgir la luz y lo imposible puede hacerse realidad...” - Murmuró McCoy frotándose la barbilla.
- ¿Sabes lo que pudo querer decir con eso?
- ¡Maldita sea Spock! ¡Soy médico, no poeta! Esas palabras han de ser alguna clase de metáfora...
- Tal vez, pero puede que si no descubrimos su significado algo malo le pase a Jim.

        El doctor le miró preocupado. O su amigo vulcano tenía razón, cosa que comúnmente ocurría, o simplemente se estaba obsesionando con todo aquello. Ambas opciones eran igual de lamentables.
- Lo único que puedo hacer es darte unas pastillas para dormir. Creo que no te las tomarás, así que voy a evitarme el gasto, ¿te parece?

        Spock asintió. Levantándose se disponía a abandonar la enfermería cuando Christine llegó descompuesta.
- ¿Es que no han visto la señal de alerta roja? Algo ocurre señor Spock. Le necesitan en el puente.

        McCoy le vio salir a toda prisa camino de su puesto. Dudó en seguirle y enterarse de qué estaba pasando pero prefirió quedarse en su despacho e invitar a su enfermera favorita a una copa de brandy.
- Puede que más tarde la necesitemos, querida, y tal vez entonces sea demasiado tarde para tomarla.
- Ya, Leonard... Carpe Diem... - Dijo bebiendo de un trago el licor que le quemó por dentro.



                                        En el puente Sulu, Chekov y Uhura estaban terriblemente ocupados. El piloto tratando de esquivar a una extraña nave que les perseguía; el artillero intentando fijar un blanco sobre aquel objeto que se movía demasiado rápido; la teniente Nyota enviando mensajes de contacto sin recibir respuesta alguna. Jim se agitaba de lado a lado en su silla con nerviosismo. Al ver aparecer a su esposo le señaló el puesto de observación científica y le exigió mentalmente que le explicase qué clase de artefacto era aquel que no cesaba de acercarse al Enterprise.

        Spock ocupó su lugar y trató de averiguar qué estaba pasando. No obtuvo datos coherentes de la computadora; la nave que les acosaba era de origen desconocido. Su fuerza impulsora demasiado sofisticada y extraña para poder comprenderla, no había ningún registro en las bases de datos que pudiera darles una pista. Y no necesitó comunicar todo aquello en voz alta para que Jim se diese por enterado.

- ¿Tienen intención de atacarnos? - Preguntó a su piloto.
- Negativo señor. Al menos de momento. Pero se acercan cada vez más.
- Chekov, escudos a máxima potencia. Uhura, amplíe la vista del monitor principal.

        Todos miraron atónitos la pantalla. Ante ellos apareció una nave de forma rectangular, enorme y completamente negra, casi indistinguible del oscuro espacio vacío de estrellas que la rodeaba. No emitía luz alguna por ninguna parte.

- Mu'gel'es... - Murmuró Spock.
    Jim reconoció la palabra y se le pusieron los pelos de punta.

- Piloto, ¿en qué coordenadas nos encontramos? - Preguntó tratando de seguir concentrado.
- No sabría decirlo con seguridad, capitán. Al intentar escapar nos hemos acercado demasiado a los límites de la Galaxia.
- Ninguna nave ha ido más allá... ¡Sulu, no cruces esos límites pase lo que pase! - Le ordenó exaltado.
- No soy capaz de localizar ni una sola emisión de energía de esa nave, Jim... Tampoco puedo explorarla con el escáner, ni siquiera sé si está tripulada. Pero aparenta ser de una Galaxia distinta a la nuestra... - Dijo Spock con menos calma de la habitual.

        Dos guardas entraron al puente y tomaron posiciones siguiendo los protocolos de seguridad para aquellos casos. Uno de ellos era Johnson. Jim les miró y con un gesto ordenó que armaran sus fasers.

        Nyota seguía emitiendo mensajes en todas las lenguas y códigos que conocía esperando contestación, no levantaba la vista de su consola. Spock tenía la cabeza metida en sus aparatos de observación, buscando alguna respuesta. Sulu y Chekov no apartaban los ojos de sus indicadores y de la pantalla. ¿Cuáles eran las intenciones de aquella nave?

        Las puertas del ascensor se abrieron y McCoy apareció para quedarse en silencio junto a los guardas, preparado con su tricorder médico y su maletín. Jim le dirigió una mirada complaciente y se levantó de su asiento. Estaba tan nervioso que no podía permanecer sentado. A la espalda de Sulu y Chekov se movía de un lado a otro con pasos rápidos. Tenía que pensar, tenía que ocurrírsele algo y pronto. Se giró para ver a Uhura ocupada con las comunicaciones y miró a Spock esperando alguna resolución que no llegaba. Fue lo último que vio, la espalda de su marido inclinado sobre sus aparatos científicos: de repente Jim desapareció del puente sin dejar rastro.

Notas finales:

¡¡¡Chan chan... !!! Jajaja.

Sobre la palabra vulcana oscuridad (Mu'gel'es) ... procurad no leerla como un si un chino enfadado se quejara de nuestro sexo, en fin... Como siempre espero que os guste. Gracias por leer.


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