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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

El almirante Kirk está muy preocupado por cómo les irá a los jóvenes Jim y Spock. Quiere ayudarles con lo que se les viene encima y para ello lleva a cabo un elaborado plan.

Una partida de poker




                                                                        Las lunas de Nuevo Vulcano brillaban en el cielo, ambas en cuarto creciente. Hacía una noche deliciosa, fresca y clara, apropiada para cenar en el atrio rodeado por la olorosas flores nocturnas.

            Con los años había descubierto que le encantaba cocinar y aprovechaba cualquier ocasión para lucirse: esa noche tenía un plan. El almirante Kirk había preparado lasaña vegetal al estilo vulcano. La sirvió acompañada de una botella que contenía un exquisito Oporto local, regalo del propio Sarek. Había puesto además un centro de frutas sobre la mesa y velas por todas partes para crear ambiente.

        Spock se maravilló ante tanto detalle, le dio las gracias por la deliciosa comida y luego dudó entre colarse furtivo en la mente de su t'hy'la o preguntar directamente a qué venía todo aquello.

- Los chicos... me preocupan. - Dijo de pronto Kirk masticando un bocado de su plato.
- ¿Cuánto ha pasado desde que hablaste con Bones?
- Cinco meses. Debe estar a punto de ocurrir.
- Eso no lo sabemos.

        Kirk vació de un trago su copa para volver a llenarla. La testarudez de su pareja le ponía nervioso y sabía que el vino lograría suavizarle impidiéndole discutir.
- Vamos, Spock... Fueron raptados por la nave oscura. Tú y yo sabemos perfectamente lo que estarán pasando en estos momentos.
- Tal vez en esta línea temporal las cosas sean diferentes. Hasta ahora, por lo que hemos comprobado, lo son. - Spock se mantenía en sus trece.

        Jim suspiró profundamente. No iba a ser sencillo salirse con la suya pero contaba un par de ases en la manga.
- Considerando los hechos con atención las diferencias entre este Universo y el nuestro no son tan relevantes. Admite que Nirshtoryehat *(Imposible) está en camino...

        Spock casi se atraganta con su lasaña al oír aquello. Bebió un largo trago de su copa. Jim aprovechó para rellenársela: si él también se embriagaba, aunque fuera solamente un poquito, todo resultaría más sencillo.
- No pronuncies su nombre, Jim... - Le rogó Spock. - Es demasiado doloroso. Ni siquiera pude asistir a su boda con Chekov y despedirme antes de quedar atrapado en este mundo.

        El almirante le miró emocionado. Pensó en su hija casándose con Pavel, imaginó lo feliz que sería junto a él. Dibujó en su mente un hogar lleno de alegría, de hijos... ¡sus nietos! De un lado sintió un intenso júbilo, del otro la tristeza de saber que no les vería jamás. Bebió de nuevo. Spock masticaba con parsimonia, la mirada perdida tal vez en el mismo ensueño. Era el momento de subir la apuesta.
- Cariño, piensa en lo asustados que estarán los muchachos si ha ocurrido... ¡Si el joven Spock está viviendo lo que tú mismo viviste!
- No, Jim... no insistas.
- Por todos los dioses, amor mío... ¿No podemos al menos llamarles y comprobar que todo va bien?
- Acordamos que no les daríamos información alguna sobre su posible futuro. - Repitió por enésima vez. - Además... ellos se pondrían en contacto con nosotros si lo considerasen necesario.

        Jim negó con la cabeza. No había ligado más que doble pareja de ases y jotas cuando Spock parecía contar con una escalera, pero no podía rendirse. Era hora de sacar el otro as.
- Si cometen el error de bajar al planeta Metafisto, Spock sufrirá terriblemente... ¡Casi te pierdo allí!
- ¡Basta! - Levantó la voz. - Tienen que vivir sus vidas, no las nuestras. Y que fueran abducidos por una nave del exterior de la Galaxia no implica que vayan a tener una hija...
- ¿Por qué te comportas de un modo ilógico? - Le espetó. Acababa de sacar un tercer as de a saber donde.
- ¿Ilógico? - Spock levantó las dos cejas al tiempo que fruncía los labios. Jim sabía darle donde dolía. - Explícate. - Le solicitó con calma.
- Sí, cielo... Supongo que es por tu implicación emocional. Tú mismo has dicho que no haberte podido despedir de Nirshy antes de quedar aquí atrapado, no haber podido asistir a su enlace con su t'hy'la, te resultaba demasiado doloroso. - Tenía una mano inmejorable, Spock iba a caer con todo el equipo.
- Es posible, reconozco que todo ello me afecta profundamente. Pero aclárame, ¿en qué estoy siendo ilógico?

        Kirk mostró su sonrisa de medio lado. Ya le tenía. Full.
- Hasta ahora nos hemos topado con un Sarek alternativo, otro Jim y otro Spock que están tan unidos como tú y yo, otro Bones, otra Nyota... que curiosamente también es pareja del otro Scotty... ¿Me sigues?
- Todos tenemos nuestro reflejo, comprobado. - Spock bebió de su copa paladeando lentamente el delicioso vino.
- Entonces, amorcito... ¿Cómo no iba a existir nuestra Nirshy?

        Se miraban fijamente a los ojos, ambos los tenían húmedos por la memoria de su ko-fu *(hija), tan lejos ahora en el tiempo y el espacio, tan inalcanzable.
- Deja que les llame. Solamente preguntaré cómo se encuentran y si por alguna casualidad tienen previsto detenerse en Metafisto...
- Adelante. Hazlo. Pero yo no quiero saber nada, Jim.

        Spock se retiró de la mesa llevándose su plato, cubiertos y copa a la cocina. Jim se quedó sentado un momento. Bebió un par de sorbos más de Oporto para celebrar su victoria. Luego recogió el resto de la mesa y abrazó a su amado por la espalda mientras éste ponía el lavavajillas.
- Les llamaré mañana. No estés tan tenso, cariño, no le conviene a mi corazón.
- Querrás decir al mío.
- No, lo he dicho bien. Cuando te molestas conmigo te comportas de una manera distante, eso hace que mi corazón sufra.
- Jim... durante la cena... ¿has estado jugando una imaginaria partida de ajedrez contra mí?
- ¿Ajedrez? Poker, cielito... y he ganado. - Se jactó tomándole de la cintura y girando su cuerpo hasta tenerle frente a él para besarle.

        El embajador se dejó hacer. Era lo justo. Perdió la partida y ni siquiera había reconocido el juego. ¿O se había dejado ganar a propósito? Acabó semidesnudo sobre la isla de la cocina, con Jim entre sus piernas empujando con todas sus fuerzas. Una sartén se estrelló contra el suelo en el preciso instante en que de su garganta brotaba un gemido de placer.

Notas finales:

Gracias por leer. Espero que os guste. Me encanta recibir comentarios, lástima que seáis tan tímid@s...

Por cierto que Metafisto no existe, que sepamos los humanos, jajaja. Va a ser divertido inventarse todo un planeta con sus habitantes, su cultura, su aspecto y bueno... un mundo nuevo. Me lo voy a pasar pipa con eso.


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