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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

A Spock se le ha disparado el instinto paternal. Quiere proteger a Jim y a su bebé a toda costa. No dudará en hacer lo que sea necesario.

 Instinto paternal

 


                                                                              Spock no podía apartar los brazos de su sa-telsu *(esposo). El deseo de protegerles, a él y al kan-bu *(bebé), le resultaba irresistible. Al mismo tiempo observaba con detalle los rostros de sus compañeros de expedición. McCoy y el doctor Oetker continuaban con sus tricorders médicos a pleno funcionamiento, tomando datos de Jim y analizándolos una y otra vez. No parecían alarmados, simplemente sorprendidos ante el hecho de que el bebé hubiese cobrado vida de repente.

- Está rodeado por una bolsa gestacional. - Dijo Oetker.
- El líquido amniótico está limpio, todo parece ir bien. - Añadió McCoy.
- El feto se encuentra dentro de los parámetros normales de desarrollo. - Oetker asentía con seguridad mirando a su jefe.

    Uhura permanecía a su lado, con la mano apoyada en el hombro del capitán. En sus ojos se reflejaban ternura y curiosidad a partes iguales. La ayudante Landon y Chekov parecían mantener una discusión unos pasos más allá. A sus oídos vulcanos llegaron las palabras “grotesco” y “aberración” en la voz de Marta, así como “milagro” y “maravillosa” en la de Pavel.

- Será mejor que no comentemos a nadie lo que ha pasado entre Chekov y la niña, Jim. - Le dijo a su esposo mentalmente.
- Estoy de acuerdo. – Le respondió del mismo modo. - Es asunto de Pavel.

    El comunicador de Spock silbó de pronto. Cuando contestó, la voz de Márquez les advirtió que una anciana mujer metafisto se les acercaba desarmada. No parecía peligrosa así pues el tripulante la dejó pasar. Spock trató de recobrar la compostura, pero mantuvo a Jim pegado a su espalda, tratando de ocultar su abultado vientre ante los ojos de la extraña.

- No ze aladrmen, no ez mi intención cauzadrlez ningún mal...
    La voz de la mujer sonó en sus cabezas. Todos la miraban atónitos, extrañados por la suavidad con la que había accedido a sus mentes.
- ¡Usa las palabras, bruja! No tienes derecho a meterte en nuestros pensamientos... - Le espetó Marta con enojo.
- Lo ziento... dizcúlpenme... La única humana con la que he tdratado en mi vida fue la mujedr que me cdrió. - Respondió humildemente la anciana.

    Uhura miró con desaprobación a Marta, a punto de reprimirla por su inapropiada conducta. Se detuvo al ver cómo Spock se aproximaba a la metafisto; por su mirada fija en los ojos de la mujer le pareció que habían establecido contacto telepático.

- Zu nombdre edra Majel Badrrett. Fue la única zupedrviviente de zu nave, que zufdrió un ataque Klingon cedrca de aquí. Cuando llegó a Metafizto en una lanzadedra me encontdró zola, miz pdrogenitodrez habían muedrto. Ella ze hizo cadrgo de mí hazta zu muedrte. Loz de mi draza me habdrían abandonado a mi zuedrte. ¡Le debo la vida a aquella humana! - La anciana estaba respondiendo al interrogatorio mental del comandante, pero utilizando la voz tal como le había exigido Marta.
    
    Mientras la mujer metafisto hablaba pudo ver cómo el vientre de aquel hombre rubio parecía abultado por algún insólito motivo. Su cara de asombro dejaba a la vista la irregularidad de sus dientes. Uhura se dio cuenta y trató de ocultar a Jim con su cuerpo.
- ¡Ezo ez impozible! ¡Loz machoz humanoz no geztan a zuz cdríaz! - La anciana dirigía sus pensamientos a Spock, a quien consideró el jefe de aquella particular expedición.
- Nadie debe saberlo, mujer... ¿Cuál es tu nombre?
- Elpídia... Mi nombdre ez Elpídia. Majel me llamó azí. - Respondió en voz alta.
- Esperanza... Tu madre humana eligió bien. - Comentó Nyota, que de inmediato reconoció el nombre griego.
- Deben irze de Metafizto... zi Badrak ze entedraze de ezo... - Con su cabeza señaló a Jim. Parecía seriamente preocupada.
- Procuremos entonces que no se entere. - Le respondió Spock amenazante.

    Chekov, que se había ido acercando a su comandante, le llamó la atención sobre el tricorder que colgaba de su pecho en bandolera. Estaba pitando de nuevo. Probablemente había finalizado el análisis que él mismo programó antes de descender desde el Enterprise.

- Señor... permítame ver los resultados. - Le pidió el joven alférez.
- Adelante, Pavel... - Dijo Spock entregándole el aparato.
    El genio abrió los ojos como platos, absorto en la pantalla de la caja negra.
- ¿Cómo? - Se preguntó. - ¡No lo entiendo! -Exclamó incrédulo.
- ¿Qué sucede, Chekov? - Intervino McCoy.
- Doctor, Spock... ¡miren esto! - Dijo mostrándoles el tricorder.
- Es el sol, el sol de Metafisto lo que le concede estas propiedades telepáticas tan singulares... - Comentó Spock viendo los datos.
- ¿El sol? - Preguntó McCoy. - Bueno, eso explica también lo del uranio-metamizado y su increíble poder energético. ¿Qué tiene de particular?
- Según esto, doctor... ¡lo que le sussede al capitán no es real!
- Explíquese, alférez. - Solicitó Spock en su tono más formal.

    Jim agarró la mano de Uhura. No podía creer lo que estaba escuchando. Ella le sostuvo con fuerza.
- El planeta entero funssiona como un amplificador de las ondas alfa, beta y gamma... que, como saben, afectan a nuestro serebro. - Levantó la vista para mirar a Spock con tristeza en los ojos. - La niña no está aquí realmente. El vínculo que sostiene con ella el capitán se ha visto incrementado al máximo nivel por la influenssia de Metafisto. Eso es todo.
- ¡No! - Gritó Jim adelantándose un paso sin soltar la mano de su amiga - ¡No es verdad! Chekov, tú la sentiste, notaste...
- ¡Jim! - Le detuvo Spock. - Debemos considerar la posibilidad de que Chekov esté en lo cierto.
- ¿Ah, sí? - Preguntó McCoy con ironía. - Entonces comandante, ¿cómo explica lo que nuestros tricorders médicos han detectado?
- Los aparatos estarán afectados también por las ondas magnéticas del planeta, doctor. - Aclaró Spock.
- ¿Y por qué mi tricorder y no el vuestro? - Señaló el aparato que Chekov sostenía entre las manos.
- Lo programé antes de bajar a la superfíssie, doctor. Ha estado todo el tiempo trabajando en el análisis. - Luego miró a su capitán con profunda conmiseración. - Lo siento... ¡Lo siento mucho capitán!


        Jim parecía desesperado. Nyota lo notó por la presión que ejercía en su mano, tan fuerte que tuvo que soltarse. El capitán negaba con la cabeza; si lo que decían era cierto, si el bebé no estaba verdaderamente allí... si continuaba en algún lugar desconocido, en el interior de la nave oscura... Pero él lo llevaba dentro, lo tenía en su vientre ahora, y no permitiría que nada ni nadie se lo arrancase. ¡Jamás!

    Ante las pasmadas miradas de todos la mujer metafisto se aproximó al capitán. Puso su mano sobre el hinchado vientre y, cerrando los ojos, se concentró en establecer contacto telepático con el bebé.
- Zu joven amigo tiene drazón. Ella no eztá aquí. Ez zolamente un dreflejo de zu unión. - Dijo antes de separarse y pedir disculpas por su atrevimiento.
- ¡No! ¡Miente! - Gritó Jim.
     La anciana se giró para mirar al comandante.
- Debe zacadrle de aquí o modridrá... cuando llegue el momento poddrá tenedr a zu hija... pedro zi entonzez continua en Metafizto zedrá fatal padra amboz. – Le dijo con pesadumbre.
    
    Spock se acercó a la mujer, puso su mano sobre su cara y sin encontrar resistencia penetró en su mente. Vio que lo que decía era cierto. La metafisto no estaba mintiendo.

- Señor Chekov, Uhura. Regresen al palacio y cierren el trato con Barak... - Los dos le miraron incrédulos, lo que les pedía era imposible. - ¡Hagan lo que sea necesario!
- Pero Spock, dijo que no firmaría si no era con el capitán. - Alegó Uhura.
- Badrak lez engañadrá... - Advirtió la anciana.
- ¡Iré a verle! - Se hizo oír Jim silenciando a todo el mundo con su voz.
- No puedes, no debe verte así... - Respondió Spock mentalmente, la compasión hacía que sus oscuros ojos brillasen con intensidad.
- Puede ocultadrle en mi caza. Aquí todoz me toman podr bdruja, nadie ze acedrca podr allí. - Les ofreció la metafisto.

    Spock estuvo de acuerdo. Ordenó a los doctores que acompañasen a Jim a la casa de la anciana.
- Pavel, Nyota... terminemos con la misión de una vez. - Encomendó a sus amigos. - Que Márquez les acompañe. Quiero a Johnson de guardia frente a la vivienda de esta mujer.
- ¿Alguna orden para mí? - Preguntó Marta, que ya empezaba a sentirse fuera de lugar con todo aquello.
- Usted sígame, ayudante Landon. Hay una mina de uranio-metamizado cerca de aquí. Debemos tomar notas de sus propiedades. Chekov, déjeme su tricorder...
    
    La expedición se puso en marcha siguiendo las instrucciones del comandante. Jim se volvió para mirarle un instante...
- Sabes que al final tendré que ir a ver a Barak... le conozco, no cederá...

    Spock no respondió. De hecho cerró su mente a su marido. No quería que leyera sus pensamientos sobre lo que la mujer metafisto le había dicho. Apretó el paso en dirección a la mina. A Marta le costaba seguirle.


Notas finales:

Gracias por leer. Y muchas gracias por los comentarios.


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