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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Khan y Kirk se proponen trabajar juntos, mano a mano, para arrebatar los criotubos a los klingons.

 

Sopa de pescado

 

 

«Yo destruyo a mis enemigos cuando los convierto en mis amigos».

- Presidente Abraham Lincoln. -

 

 

                                                              McCoy observaba a Khan sin dejar de comprobar la pantalla de su tricorder. Le preocupaban sus bajos niveles de glúcidos en sangre, los efectos que podrían causar en él en interrelación con el duro golpe que había sufrido en su cabeza. No mostraba los síntomas habituales, su habla era normal, aunque sus pupilas estaban algo dilatadas... pero eso podía deberse a que no dejaba de mirar a Pavel y a Amy. Consideró que no se trataba de un ser humano corriente, las costillas ya estaban prácticamente soldadas, poseía una gran capacidad de autoregeneración. Sin embargo, cuando trató de levantarse, Khan se tambaleó por la falta de equilibrio.

   - ¿Estás bien? - Pavel le sostuvo por los brazos al darse cuenta del mareo que había tenido.

   - Creo que ahora sí necesito comer algo... - Respondió con la cara aún más pálida de lo acostumbrado.

   - Bones, llévatelo a la enfermería. - Sugirió Jim. - Iré a interrogar a esos klingons.

   - No conseguirás fácilmente que te digan... - Khan no pudo terminar la frase, todo le daba vueltas y las piernas se le doblaban bajo su propio peso.

   - De todos modos ordenaré a Sulu que ponga rumbo a HarOs... - Dijo Jim apartándose para que el doctor hiciera su trabajo. - Tengo la intuición de que es allí donde los renegados ocultan a tu tripulación.

   Khan le miró a los ojos, agradecido. Ahora contaba con su inestimable ayuda para recuperar a los suyos, y se preguntó por qué no se lo pidió la primera vez que le vio... ¡Tantas muertes se podrían haber evitado!

   - Soy un competo estúpido... - Murmuró camino de la enfermería, apoyándose en Pavel y el doctor McCoy, seguidos por Amy y la enfermera Chapel.

 

 

                                   Al Enterprise le llevaría cinco horas llegar hasta la Zona Muerta Romulana, en la frontera con el espacio Klingon. Cuatro si Scott apuraba al máximo la fuerza impulsora. Khan se recuperaba en la enfermería y Amy no se separaba de él. Pavel había regresado a su puesto en el puente donde todos le miraban tratando de comprender lo que había pasado.

   - Te eché en falta en Aldebarán B... - Murmuró Pavel a su amigo sentado a su izquierda en el puesto de navegación. - Me costó poner en marcha el pájaro de presa para salir del planeta.

   - ¿Qué estás haciendo tú con Khan? - Sulu le miraba como si no le conociera de nada.

   - Hikaru, yo... - Apartó la mirada de los controles para fijarla en los ojos del japonés. - Quiero a Khan, le amo...

   - ¿Has roto tu promesa con Amy? - No esperó respuesta, la adivinó en el brillo de sus ojos aguamarina. - ¿Con él? ¿Un asesino?

   - ¡No le llames así! - Protestó enérgico. - No le conosses, no sabes por lo que ha pasado...

   - Mató al almirante Pike... ¡A Jim! - Sulu se reafirmó en su sentencia.

   - Se arrepiente de todo eso, Sulu... Él ha sufrido tanto... Sólo quiere salvar a su gente. ¡Igual que el capitán dio su vida por todos nosotros, Khan solamente hisso lo que tenía que hasser!

   Sulu negó con la cabeza y volvió la vista a su consola. No podía entender la conducta de su colega. Pavel le rechazó cuando él se ofreció para darle sexo, empeñado como estaba en mantenerse fiel a Amy hasta el final, y sin embargo ¡había caído con Khan...! Con un hombre que estuvo a punto de destruir la nave sin importarle nada ni nadie salvo su tripulación y sus deseos de venganza. Le odió por todo aquello, con todo su corazón, en especial por haberle robado a su mejor amigo.

 

 

                                          El capitán y su primer oficial interrogaron a los prisioneros para descubrir, con ayuda de la tacto-telepatía de Spock, que Jim había tomado la decisión correcta: Kozak se ocultaba en HarOs y sus intenciones no eran otras que provocar una guerra con la Federación de Planetas Unidos. Tenían que pensar en algo, un plan para poder recuperar los criotubos dejando al margen a la Flota.

 

             Ambos entraron a la enfermería. Christine acababa de traerle una bandeja con comida a Khan. Jim tomó a su pequeña en brazos, le dio un beso en la frente y se la tendió a la enfermera pidiéndole que se la llevase de allí. La niña no estaba muy contenta con la idea y protestó.

   - A'nirih, no tero irme. ¡T'hy'la...! - Decía señalando a Khan que se incorporaba en la cama para comer.

   - Mi criatura imposible, tengo que hablar con tus papás de cosas de mayores. - Le dijo a la niña con una tierna sonrisa en los labios.

   La pequeña consintió en separarse de él y cesó de revolverse entre los brazos de Chapel. A Jim no dejaba de sorprenderle que su hija llamase t'hy'la a Khan. ¡Había salido a su tatarabuela, no había duda! Se encogió de hombros y dejó escapar una breve risa entre los labios.

      Khan levantó la tapa del bol y puso cara de asco al ver su contenido. El vapor del caldo caliente le llegó a la cara y arrugó la nariz.

   - Es sopa de pescado... lo que pediste. - Murmuró McCoy al ver su reacción.

   - Lo sé. Detesto la sopa de pescado. - Cogió la cuchara y empezó a comer. Tras cada bocado su cara reflejaba una expresión de repugnancia.

   - Si no te gusta... ¿por qué la has pedido? ¿Por qué te la comes? - Preguntó Jim, casi a punto de echarse a reír con sus muecas.

   - Contiene exactamente lo que mi cuerpo necesita. Debo estar recuperado cuando lleguemos a HarOs. - Continuó con otra cucharada.

   - Al respecto... tenemos un problema. - Dijo Spock con su postura más adusta y vulcana, las manos entrelazadas a su espalda.

  - No podemos penetrar en la Zona Muerta de Rómulo con el Enterprise. - Explicó Jim. - Eso provocaría la guerra que Kozak quiere.

   - Entiendo... - Dijo Khan echándose a la boca otro trozo de pescado hervido, cerrando los ojos con desagrado al masticar.

   - ¡Tenemos la nave klingon en el hangar! - Exclamó Jim de repente, con una sonrisa de medio lado dibujada en el rostro. Los ojos le brillaban, tenía una idea.

   - Iré a ver en qué condiciones se encuentra. - Spock salió de la habitación, esta vez no hubo beso para su esposo. Estaba demasiado tenso con toda la situación.

   - Bones, ¿puedes dejarnos a solas un momento? - Preguntó el capitán mirando a su mejor amigo.

   McCoy frunció el ceño camino de su despacho. Naves klingon, la Zona Muerta romulana... Sabía que la sonrisa torcida de Jim les metería en líos.

   - Trabajemos juntos, Khan. - Le dijo una vez solos, acercando una silla a la cama y sentándose para tener los ojos a la misma altura.

   - Tú estás al mando, Kirk. - Ya casi había terminado con la sopa. - Es tu gente, tu nave.

   - Entonces cuéntame tus planes... - Le pidió echándose atrás sobre el respaldo.

      Khan dejó el bol vacío en la bandeja y ésta a su vez sobre la mesita. Miró por la claraboya a su izquierda, hacia la nada. A velocidad de curvatura sólo vio la oscuridad del vacío y los borrosos destellos de la luz de cientos de estrellas sobrepasadas.

   - Tengo que recupera a mi tripulación. Son mi familia, la única que tenido... hasta ahora. - Las últimas palabras no se atrevió a pronunciarlas en voz alta. Pavel, Amy...

   - ¿Qué harás cuando eso ocurra? - Jim también estaba pensando en su hija y el joven alférez.

   - Hace trescientos años les convencí para abandonar la Tierra en lugar de quedarnos a luchar hasta el final. No quería más muertes. Pretendía llevarles a otro planeta, un mundo nuevo, donde poder vivir en paz. - Cerró los ojos y una lágrima se desbordó por sus párpados resbalando lentamente junto a la recta nariz hacia la sensual boca.

   - ¿Te irás con ellos? - Jim se echó hacia delante, conteniendo el impulso de enjugar aquella lágrima.

   - Se lo debo. Sólo había cincuenta y cuatro. Conté las cápsulas cuando los klingon me despertaron. - Miró a Jim con desesperación en los ojos, sin llegar a formular la pregunta. ¿Qué había pasado con los otros dieciocho?

   - Lo siento. El Bahía Botánica, la nave donde os transportaban, fue destruida. Me temo que el resto de criotubos se perdió. Los klingons no son conocidos precisamente por su piedad.

   Khan cerró los ojos de nuevo. Jim no pudo evitar cogerle las manos, mostrándole sus sentimientos. Empezaba a tenerle cariño. Al fin y al cabo, un día sería también su yerno...

   - ¡Les recuperaremos! A los cincuenta y cuatro. Podrán tener una nueva vida, otra oportunidad... Pero tú... - Jim tragó saliva. Ahora tenía los ojos azul hielo clavados en los suyos. No sabía lo que Khan estaba pensando, aunque su intuición le decía que era algo muy doloroso.

   - Me iré con ellos, me necesitan. Soy su jefe, Kirk. Su comandante... Un día fui su príncipe y les goberné durante años en paz y prosperidad. Sin mí caerían en la soberbia que nos es innata, en la violencia y las ansias de venganza contra la humanidad que nos creó. - Sus palabras estaban cargadas de la sabiduría que le había proporcionado la experiencia.

   - A Pavel y a Amy eso no les va a gustar. Tal vez quieran seguirte... - La sola idea de separarse de ellos le hizo temblar. Ahora eran las manos de Khan las que apretaban las suyas.

   - Jamás te separaría de tu hija, Kirk. - Khan sonó más grave que nunca. - Pavel... que decida lo que quiere hacer, aunque no creo que abandone a la niña. Su vínculo con ella es muy fuerte.

   - Igual que el tuyo. Te llama t'hy'la... No creo que soportes tenerla lejos. - Jim sabía bien de lo que estaba hablando. Si Spock faltara de su lado enloquecería.

   - Yo soy más fuerte, podré aguantar su ausencia. - Khan confiaba, tal vez demasiado, en sus extraordinarias cualidades como humano genéticamente modificado.

 

            Las constantes vitales de Khan se habían alterado súbitamente. McCoy observó el monitor de su despacho que le avisaba del corazón latiendo más rápido de lo recomendable. Acudió a asomarse a la habitación. Permaneció junto a la puerta, de espaldas a Jim, viendo cómo ambos hombres mantenían la mirada fija la una en los ojos del otro, cogidos de las manos, sin percatarse de su presencia. Sintió un escalofrío recorriéndole la columna. Si le hubiesen dicho hace cuatro años que iba a ser testigo de algo así no lo habría creído. ¡Khan y Kirk amigos! Se dio la vuelta para regresar a su mesa, arrepintiéndose por un segundo de haber usado la sangre de Khan para revivir a Jim. Pero solamente por un segundo.

 

Notas finales:

Gracias por leer y ánimo a la hora de comentar. Espero que os guste la historia.

P.D.:  Que levanten la mano las que se cambiarían por una Amy de dieciocho años...

¡Yoooo yooooo!


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