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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Pavel no quiere perder a Khan y le suplica que no le abandone. Él no soporta el vínculo, está agotado y quiere dormir... para siempre.


Recomiendo encarecidamente leer este capítulo escuchando el tema “Arrival of the Birds”, de The Cinematic Orchestra. También podríais ver el vídeo “Evolution of Love- Khan/Chekov” (buscad así en youtube) que con esa melodía tan emotiva ha inspirado parte de esta historia.

Quédate conmigo

 

                                                        Pavel acariciaba su espalda desnuda con mimo, estaba cubierta de hematomas por todas partes. Besó cada moratón con extraordinario cuidado. Deseaba que su poder regenerativo duplicase su velocidad para volver a ver la piel limpia de alabastro que tanto le subyugaba.

   - No soporto esa sensación... - Murmuró Khan.

   Pavel dejó de besarle.

   - Me refería a Amy... a lo que sea que le hace a mi cabeza, no a tus besos. - Se giró y tomó la cara de Pavel entre sus manos.

   - No es ella quien lo hasse... Es nuestro vínculo, el tel. - Intentó explicarle. - Yo también me sentí raro las primeras vesses. Luego te acostumbras y lo echas de menos cuando no está.

   - Dudo que pueda acostumbrarme a algo así... Es demasiado intenso para mí. Pavel yo nunca... - Calló al ver el brillo de unas lágrimas en los ojos aguamarina.

      No sabía cómo expresarlo, pero Khan nunca se había sentido amado. Ya le abrumaba bastante el cariño que le mostraba el muchacho. El vínculo superaba con creces su escasa capacidad emocional.

   - ¿Tú nunca qué? - Preguntó Pavel buscando en su boca la respuesta.

      El beso se convirtió en un libro abierto para el joven genio ruso. En él leyó que aquel hombre, en sus treinta y seis años de vida... o en sus trescientos cincuenta años, mejor dicho, había sentido jamás un amor semejante al que ahora vivía. Khan se apartó frotándose de nuevo las costillas. Se sentó al borde de la cama, tratando de respirar con dificultad.

   - Siempre he estado solo. Nací solo. Ni siquiera tuve padres, Pavel. - Le dijo Khan recordándole que no era otra cosa que el resultado de un experimento genético.

   - ¿Y tu tripulassión? - Le preguntó el chico.

   - Eran como mi familia, sí. Pero yo estaba al mando. ¿Has oído alguna vez hablar de la soledad del líder? Ellos eran mi responsabilidad, Pavel... y les he fallado. - Khan ocultó la cara entre las manos. Por el movimiento de sus hombros parecía estar sollozando.

   - Yo también he tenido parte de culpa... - El joven alférez se estremeció al recordar los criotubos flotando en el espacio tras la explosión de la nave klingon que él mismo había causado.

   - No digas eso... no podías saberlo. - Khan tomó la mano del muchacho, sin darse cuenta buscaba sus dedos índice y corazón con los suyos.

   - ¿Ves esto? - Le dijo Pavel sonriendo, enseñándole cómo sus cuatro dedos habían quedado enfrentados casi por arte de magia.

   Khan observó la forzada posición de sus manos y le miró extrañado, no reconocía el gesto.

   - ¿Significa algo? - Preguntó fijando sus ojos azules en los de su joven amante.

   - Los vulcanos lo llaman ossh'esta. - Pronunció con su terrible acento ruso. - Es... su forma de besar.

   - No somos vulcanos, ¿por qué...? - Khan se detuvo en su pregunta. Ya conocía la respuesta. Los dos estaban vinculados a su pequeña criatura imposible.

   - Ya nunca más estarás solo, amor mío. Amy y yo estaremos siempre unidos a ti. - Le rozaba el dorso de la mano mientras le hablaba, tal y como había visto hacer a Jim y a Spock tantas veces.

 

 

                                     Jim entró al despacho de McCoy seguido por un cauteloso Spock que cerró tras de sí con clave. El médico seguía sentado a su mesa, con los brazos cruzados sobre el pecho y cara de estar muy enfadado.

   - ¡Bones... eres un maldito bocazas! ¿Qué pasaría si alguien de la Olympia te oyera hablar así? - Le grito el capitán nada más entrar.

   - Entonces habrá fuga... - Dijo McCoy descruzando los brazos y cambiando su ceño fruncido por unas cejas levantadas.

   - Eso lo decidirá Khan. - Argumentó Spock.

   - Sí, cariño, por supuesto que le consultaremos qué quiere hacer... - Jim apoyó las manos en la mesa del médico, sentándose y cruzando su pierna derecha sobre la izquierda, dejándola caer en un nervioso balanceo. - ¡No vamos a subirle al pájaro de presa a la fuerza y lanzarle al espacio sin más!

   - ¿Y si no quiere irse sin... ya sabes quién? - Preguntó Bones, intentando apartar el trasero del capitán de delante de su cara con un manotazo.

   - Pavel hará lo que quiera hacer. - Respondió Jim echándose unos centímetros a un lado y agarrando la mano del médico para evitar que volviera a palmearle el culo. - De todas maneras nuestra misión ha terminado. ¡Nos envían a casa, Bones! ¿No te hace eso feliz?

   Jim se inclinó sobre la cabeza de su amigo y le dio un sonoro beso en la frente. Bones se apartó poniéndose en pie de un salto.

   - ¿A casa? ¿Hablas en serio? - Su sonrisa de oreja a oreja parecía que se le fuera a salir del rostro.

   Sin pensar lo que estaba haciendo se abrazó a Spock, solamente porque le tenía delante. Cuando notó que él no le correspondía le soltó con cara de granuja.

   - ¿Tú no te alegras, duende de sangre verde? - Le preguntó riendo.

   - Soy consciente de la felicidad que puede provocar la idea de regresar al hogar, doctor. - Respondió levantando su ceja izquierda. - Sin embargo la preocupación que tengo en estos momentos por Khan, por Pavel y por mi propia hija me impide compartir contigo este arrebato de alegría, te ruego que me disculpes.

      Las palabras del vulcano cayeron como un jarro de agua fría sobre la cabeza del médico.

  - Spock, no seas melodramático... - Le aconsejó Jim burlón, levantándose de la mesa y apoyando la mano sobre el hombro de McCoy. - No te va nada, créeme.

   - ¿Papi? - Una vocecilla salió de detrás de un sillón.

   Amy asomó su carita empapada en lágrimas. Había escuchado toda la conversación. La idea de perder a sus dos t'hy'la, o siquiera a uno de ellos, le hacía sentir una pena demasiado grande para caber en su pequeño corazón. Lo notaba estallar en su costado derecho.

   Spock la tomó en sus brazos. La niña lloraba con la cabeza apoyada en su pecho.

   - Nam'uh hayal, ko-fu... *(Cálmate, hija) – Le susurraba en vulcano mientras acariciaba sus rizos azabache. - Tu tel con los dos es sagrado, siempre estaréis unidos.

   Jim apretaba inconscientemente la mano que aún tenía sobre el hombro de Bones.

   - ¡Ay! ¿Me estás haciendo la pinza vulcaniana? - Se quejó el médico medio en broma.

     McCoy, al ver la cara descompuesta de su amigo, se fue derecho a la puerta y la abrió. Se giró y le quitó a Spock la niña de los brazos. Amy se dejó coger sin parar de llorar, aferrándose al cuello del médico.

   - Id a hablar con Khan, ¡ya! - Les dijo a sus amigos con una firme sacudida de su cabeza. - Yo me quedaré con ella...

   - Papi... no tero que Khan ze mache... ni Pavel... ¡Papi, no!

   - ¡Shhhh, mi tesoro! A'nirih se ocupará de todo. - Jim besó a su pequeña y salió detrás de su marido hacia la habitación donde descansaba Khan.

 

                                                        Chekov volvió a ponerse el jersey, apurado en cuanto vio a su capitán aparecer por la puerta. Khan se lo había quitado buscando el contacto de su piel al abrazarle.

   - Disculpad la interrupción, pero hay un asunto urgente del que tenemos que hablar. - Les dijo Jim con seriedad.

   - Déjame adivinar... ¿Tu almirante ha hecho planes para mí? - Preguntó Khan con completo cinismo.

   - Duke ha ordenado tu inmediata criogenización. - Jim fue directo al grano. No había tiempo que perder. - Escucha, la nave klingon...

   - No voy a huir, Kirk. - Sentenció Khan interrumpiéndole tajantemente.

   - Amor mío, por favor... escaparemos juntos, tú y yo... - Pensó Pavel sabiendo que él le escucharía.

   - ¡No hagas eso! ¡Sal de mi maldita cabeza! - Le gritó al muchacho llevándose las manos a las sienes. - Por favor, no lo soporto... - Le rogó bajando la voz.

   - Khan, si te quedas aquí... - Jim se desesperó y le sacudió agarrándole por los brazos. - ¡Acabarás en San Francisco, congelado y listo para que unos putos científicos te loncheen el cerebro...!

   - ¿Volveré a dormir? - Dijo, o más bien suplicó, mirando a Jim con los ojos húmedos por las lágrimas.

   - ¿Es lo que quieres, Khan? - Le preguntó Spock directamente. - ¿Dormir...?

   El vulcano interpretó como un sí la mirada azul ártico que le estaba atravesando el alma.

   - Dadnos media hora, por favor. Que McCoy prepare el criotubo entre tanto. - Les pidió Khan.

   Jim negaba con la cabeza.

   - Pero... el pájaro de presa... ¡podrías escapar! - No comprendía por qué se estaba rindiendo.

   - Vamos, sa-telsu. - Spock le cogió del brazo y le arrastró fuera de la habitación. - Khan ya ha tomado su decisión.

   Los dos salieron del cuarto para regresar al despacho de McCoy.

    Pavel se dejó caer sentándose sobre la cama. No podía dar crédito a lo que Khan había dicho. Cuando él se le acercó trató en vano de levantarse. Un pesado brazo se lo impedía apoyado sobre sus hombros.

   - Moy dragotsennyy malchik... *(Mi precioso muchacho) – Musitó Khan abrazándole contra su voluntad.

   Pavel dejó de revolverse entre sus brazos y rompió a llorar desconsolado.

   - No me hagas esto... No quiero perderte... - Se sorbió la nariz y buscó su boca, su lengua, sin encontrarla porque él se había apartado.

   - Es lo mejor... Nunca debí despertar de mi sueño. - Le enjugó las lágrimas con la palma de su mano. - Lo siento Pavel. Tú perteneces a mi criatura imposible. Un día serás muy feliz con ella. Yo... - Bajó la mirada al suelo, perdiéndola en un tiempo muy lejano. - Debería estar muerto.

   - No, Khan. Soy tan tuyo como de Amy... los dos te pertenessemos y tú a nosotros. - Le levantó la cara sosteniendo su barbilla para mirarle a los ojos. - Aún no entiendes lo que significa el vínculo, pero un día lo comprenderás. - Aseguró Pavel.

   - Tenemos media hora. - Dijo quitándole de nuevo el jersey al chico.

   - ¡Khan... no...! - Exhaló dejando que su amante le clavase los dientes en la clavícula.

   - Voy a hacerlo, Pavel. - En sus labios se dibujaba una triste sonrisa. - Voy a comerte entero y a escupirte después.

   Khan se abalanzó sobre el muchacho tumbándolo en la cama. Acariciando sus caderas le bajaba la cinturilla de los pantalones. Con sus besos dibujaba rastros de cometas por toda la piel de su pecho. La mano alcanzó su ingle caliente y se introdujo por debajo de la ropa interior. Deseaba darle placer, poseerle en cuerpo y alma, dejarle un buen recuerdo de aquellos últimos treinta minutos... antes de irse a dormir para siempre.

      Pavel se dejó hacer, se entregó a las caricias correspondiendo a sus besos sin dejar de llorar, plenamente consciente de que aquello era una despedida. Jadeó bajo su peso cuando le tuvo dentro, empujando con sus caderas y arqueando la espalda cuando la vibración en su interior hacía tensarse todo su cuerpo.

     Hubo un momento en que las rodillas de Pavel presionaban las caderas de Khan, ambos apretando las sábanas con sus puños cerrados, la respiración agitada y un gemido sonando en sus gargantas... Se miraron a los ojos y el instante se volvió eterno.

   - Te amo... - Susurró Khan.

   - ¡Quédate conmigo...! - Le rogó Pavel.

   - Te amo... y yo nunca he amado, no me lo merezco...

   - Por favor... ¡quédate conmigo!

   - ¡No quiero hacerlo! Eres mi peor crimen. ¿Cómo he podido ser tan estúpido? ¿Cómo he podido hacerte esto?

   - Khan... ¡Quédate... aaaaahhh... - El orgasmo le sorprendió con un calambre en las piernas y tuvo que estirarlas. Su amante, con el abdomen húmedo por la cálida descarga, se vació en su interior hasta caer rendido sobre su cuerpo. - ...So mnoy! *(¡...conmigo!)

 

Notas finales:

Gracias por leer. En la mesita he dejado pañuelos de papel. Gracias por los comentarios.


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