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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Khan está cansado, solamente quiere dormir... morir... tal vez soñar.

 

De todas las maravillosas obras del monstruo de Stratford-upon-Avon, Hamlet es mi favorita. Tragedia entre las tragedias, el hijo que venga la muerte de su padre siempre tendrá algo que enseñarnos.

Dormir... tal vez soñar

 

"Vivimos igual que soñamos: solos."

El corazón de las tinieblas. - Joseph Conrad.

 

                                                                                McCoy no había dejado de balancearse sobre sus pies, hacia delante y hacia atrás, tratando de calmar a la pequeña en sus brazos. Cuando sus padres entraron al despacho, la niña adivinó en sus caras que iba a perder a su t'hy'la.


    - ¿Khan? - Preguntó entre pucheros.

   - No llores , ko-fu. - Spock la tomó de los brazos del médico. - Solamente va a dormir unos cuantos años.

   - ¡Spock! - Jim no podía creer que su marido le mintiese a la pequeña de aquella forma.

   - Cuando seas mayor, Amy, tú y Pavel le despertareis con un beso. Igual que en los cuentos de princesas. ¿Qué te parece? - Le decía dulcemente el vulcano a su pequeña.

   - No me guta eze cuento, papi. Yo tero etar con Khan... y con Pavel...

   - Spock, ¿por qué la engañas? ¿A qué viene eso? - Jim no sabía si su hija podría estar escuchando también sus pensamientos.

   - ¿Pero es que vais a dejar que le congelen? - McCoy soltó un puñetazo sobre su propia mesa. Todo sobre el escritorio se tambaleó.

   - Es su decisión, Leonard. - Explicó Spock con calma. - Quiere dormir... Amy, tu t'hy'la está muy cansado.

    La niña había dejado de llorar. Miró a su papi a los ojos, luego a su a'nirih, sorbiéndose la nariz y limpiándose con la manga de su vestido azul.

   - ¿No ze va a morir? - Preguntó la niña. Evidentemente sí había escuchado a Jim.

   - No... Solamente dormirá, ko-fu. Nadie va a hacerle ningún daño.

   - ¡Permíteme que lo dude, Spock! - Le gritó con cólera. - Le abrirán la cabeza, le sacarán los órganos, le... - El capitán no tenía ningún control sobre lo que estaba diciendo. Sentía la rabia y la impotencia en su interior y lo exteriorizaba en un enfado contra su esposo.

   Amy les miraba horrorizada. ¿A cuál de sus papás debía creer?

   - ¡Bueno, Jim...! No creo que los métodos de estudio de los científicos de San Francisco sean tan agresivos. - Se acercó a la niña y le acarició el pelo. - Tu padre está exagerando, Amy... no le hagas ni caso.

   - Khan tiene treinta y seis años, físicamente... claro. - No contó los más de trescientos que había pasado criogenizado y perdido en el espacio. - Amy, si tuviera que esperar a que cumplieses los dieciocho...

   - ¡...Sería demasiado mayor cuando pudiese casarse con él! - Terminó Jim la frase. Ya no parecía tan enojado.

   - Pero la Flota lo tendrá bajo custodia. ¿Cómo van a arreglárselas Pavel y Amy para recuperarle? - Preguntó McCoy.

   - Eso lo pensaremos cuando llegue el momento. - Respondió Spock acercando a la niña a su marido para fundirse los tres en un abrazo.

   - Bones... Prepara la cápsula y todo lo que necesites para... - No pudo terminar la orden. A Jim no le salían las palabras.

   McCoy obedeció a regañadientes. Si Khan había decidido ser congelado entonces... Al menos él se aseguraría de que todo funcionase correctamente.

 

 

                                                 Pavel se resistía a dejar que Khan se soltase de su abrazo. Le retenía apretando los muslos contra sus caderas, rodeando su cuerpo con brazos y piernas, agarrándole del pelo y empujándole la cabeza contra el hueco entre su hombro y su cuello.

       Khan notaba cómo la semilla de Pavel se le empezaba a secar sobre el bajo vientre, formando grumos entre los negros rizos de su pubis. Abrió los ojos y vio aquel lunar en su cuello. Lo miró tan de cerca que era lo único que alcanzaba a ver. Su lunar... soñaría con él mientras dormía. Y con cada peca de su espalda, con cada curva de sus piernas y sus brazos, cada pliegue de su piel, cada hueso de su cuerpo... Dormiría y soñaría con sus caricias, con su ojos aguamarina, con sus húmedos besos... Pavel, su precioso muchacho... Él sería su sueño eterno. Es lo que necesitaba: ¡Morir..., dormir! ¡Dormir!...¡Tal vez soñar!

    El Hamlet de Shakespeare temía los sueños que podrían sobrevenir en la muerte. Khan estaba impaciente por tenerlos.

   - Creo que han pasado más de treinta minutos... - Murmuró con su voz más grave.

   - No... Khan... ¡Por favor, mi amor...! - Pavel no le dejaba ir, no quería separarse de su cuerpo caliente y suave, de su amada piel de alabastro.

   - Quédate aquí. - Khan se levantó, consciente de que debía hacerlo así, de golpe.

   - Espera... ven... ¡Bésame! - Le tendía los brazos sentado en la cama.

   - ¿No te he dado ya bastantes besos? - Khan se alejó hacia la puerta, sabiendo que si volvía a aquella boca no podría salir jamás.

   - Khan... - Un nudo se le hizo en la garganta, le bajó por el pecho y le retorció las tripas. Lloraba... destrozado, roto, vacío... sobre la maldita almohada que conservaba su olor.

 

                       McCoy se quedó de piedra cuando le vio aparecer desnudo por el pasillo. Christine se retiraba con Amy en brazos a su habitación pero antes dejó que aquel hombre se despidiese de la pequeña.

    Khan acarició sus bucles azabache por última vez, mirándola con ternura le regaló su sonrisa.

   - Mi criatura imposible... Soñaré también contigo. - Inclinando su cabeza le rozó la frente con los labios en un silencioso beso.

   - Adiós t'hy'la... - Susurró la niña rozando con su manita la cara de Khan.

    La enfermera Chapel asintió con la cabeza y se llevó a Amy a la cubierta superior. Amy asomaba sus ojos por encima de los hombros de la mujer, contemplando la figura de aquel hombre extraordinario al que un día, estaba segura... tomaría por esposo.

   - ¿Podemos empezar? - Preguntó Khan dirigiéndose al doctor McCoy.

    Éste le recorrió el cuerpo con la mirada. ¿Qué era aquella mancha blancuzca sobre su pelvis? Levantó las cejas y se ruborizó. Girando ciento ochenta grados cogió de entre su material médico un hipospray para cargarlo. Las manos le temblaban ligeramente, fuera de control.

   - Siéntate en la camilla. - Le ordenó sin poder mirarle a los ojos.

      Jim y Spock seguían cogidos de la mano, observándole en silencio. No habían dicho ni una palabra durante toda la escena. Cuando Bones pinchó a Khan y antes de que el somnífero empezase a hacer efecto, Jim se soltó de Spock y se acercó a abrazarle.

   - Kirk... ¡Ojalá nunca nos hubiésemos conocido! - Era lo mejor que podía decirle a aquel hombre al que había causado tantas calamidades.

   - ¡Te voy a echar de menos... yerno! - Le susurró el capitán al oído.

   Jim le sonreía mientras le dejaba sentado con cara de tonto en la camilla.

   - Spock... Dile a Sulu que lo siento. Él lo entenderá. - Khan empezó a experimentar el vértigo y se sujetó a la mano del médico.

   - Vamos, túmbate en la cápsula. - Le ayudó McCoy con sumo cuidado.

    En ese momento Pavel entró como una exhalación. Descalzo, el torso desnudo, solamente vestido con los pantalones negros. No había dejado de llorar ni un instante y sus ojos estaban totalmente enrojecidos.

   - Khan... - Repitió su nombre inclinado sobre el criotubo.

   - Está a punto de dormirse Pavel. - Le dijo el médico haciéndose a un lado.

   - Proshchayte, moy dragotsennyy malchik... *(Adiós, mi precioso muchacho) – Musitó acariciándole la cara con la más dulce mirada de sus ojos azul hielo.

   - Uvidimsya skoro... Lyubimiy moy... *(Te veré pronto... Amor mío...) – Pavel tomó su mano entre las suyas y la acarició con sus dedos índice y medio.

 

      Spock se estremeció al ver la ozh'esta entre ambos. Se sujetó al brazo de su sa-telsu *(esposo) y al darse cuenta de que él estaba llorando lo abrazó con fuerza contra su costado derecho, apretándolo cerca de su corazón.

   - Chekov, lo siento mucho hijo... pero debo cerrar el criotubo. - McCoy le pasaba la mano por la espalda, tratando de no ser brusco a la hora de apartarle de Khan.

   - ¿Ya se ha dormido...? - Preguntó en voz baja.

   - Sí, el proceso ha comenzado. - Respondió el doctor ocupado en conectar el soporte vital suspendido de la cápsula.

   Pavel colocó con mimo la mano de su amante sobre su propia pelvis, ocultando así los restos de semen enredados entre el vello púbico. Una pequeña sonrisa se asomó a su boca. Algo de mí permanesserá contigo, pensó.

       Jim y Spock le tendieron los brazos cuando se volvió hacia ellos. El chico se dejó estrujar entre sus cuerpos. Sentía la mano del capitán en su nuca. No quería llorar... no podía. Ya no le quedaban lágrimas.

 

 

 

                                                   Aquella noche Pavel daba vueltas entre las sábanas sin poder dormir. Khan hacía horas que había partido hacia la Tierra a bordo de la Olympia. Ya no sentía su presencia y eso, le dolía terriblemente. Había pasado la tarde con Amy, Spock y el capitán pero... ¡No iba también a meterse en la cama con ellos! Sabía que su t'hy'la sí lo haría, porque eran sus padres y tenía tres años. La envidió.

        Persiguiendo el sueño se puso a calcular... En sólo quince años Amy sería mayor de edad y podría... No, ¡mejor no seguir por ahí! Seguro que se convertía en una mujer muy hermosa. Para entonces él tendría treinta y siete. Khan seguiría teniendo treinta y seis cuando fueran a buscarle. Bien. Disponía de quince años para planear cómo hacerlo.

      Habría que investigar dónde le llevaban... San Francisco... La Federación tiene allí su sede militar y ¿dónde hacen experimentos los científicos de la Flota? La Academia... Se dijo. En sus sótanos. Pavel dejaría el servicio activo, podría trabajar como adiestrador o profesor, o incluso implicarse en alguna investigación... Ya encontraría la forma. ¡No pensaba dejar solo a Khan! ¡Ni a Amy! Esperaba que Spock no se empeñase en vivir en Nuevo Vulcano...

       Su cabeza no dejaba de elucubrar, barajar posibilidades, hacer planes... cuando alguien llamó a su puerta. Eran las dos de la madrugada. ¿Quién podía ser?


    - Pensé que tal vez te costaría dormir... - Le dijo Sulu mirándole a los ojos con profunda tristeza.

   - Pasa... Sí, yo... - No podía ocultar que había permanecido despierto.

   - Spock me dio un mensaje de Khan. Me pedía disculpas. Le dijo que yo lo entendería pero... - Sulu arrugó la frente y se encogió de hombros. - ¿Tienes idea de por qué me iba a decir “lo siento”?

   Pavel sonrió y se abrazó al cuello de su amigo.

   - Ven... nessesitamos dormir... - Le llevó de la mano a la cama y se tumbó a su lado. Se envolvió el cuerpo con sus brazos y cerró los ojos con un profundo suspiro.

   - Pavel... - Sulu se acopló a su espalda, siguiendo el ritmo de su respiración hasta quedarse dormido.

 

                Despertaron por la mañana abrazados el uno al otro. Sulu tenía una erección matutina. Giró a su amigo hasta ponerle boca arriba y fue a besarle en los labios pero Pavel abrió los ojos y le ofreció la mejilla.

   - Buenos días, Sulu... - Le saludó desperezándose.

   - Ven... - susurró el piloto, - ...tengo algo para ti... - Dijo cogiéndole la mano y llevándosela a la entrepierna.

   - ¿Qué hasses? Yebát! *(¡Joder!) - Chekov saltó de la cama y casi tira a Sulu al suelo al hacerlo.

   - Yo... Creía que tú... - Su cara se puso roja en un segundo.

   - No, Sulu... ¡Nunca y escúchame bien, nunca estaré con nadie más que con mis t'hy'la!

   - Ya... Khan y Amy... ahora vas a serles fiel a los dos, ¿no es eso? - El piloto se había puesto en pie y le lanzaba una mirada llena de odio. - ¡Perfecto! ¡Ya entiendo por qué tu kare *(novio) me pidió disculpas!

      Salió por la puerta a toda velocidad, maldiciendo que fuese automática. Con gusto hubiera dado un fuerte portazo.

 

Notas finales:

Gracias por leer. Gracias por los comentarios. Espero que disfruteis con la historia.


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