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T'HY'LA por KeepKhanAndKlingOn

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Notas del capitulo:

Todo se complica cuando tratan de sacar a Kozak de Rura Penthe. Hace cuatro días que Jim falta de su lado y Spock se pregunta dónde está su sa-telsu.


Contiene referencias a la película Star Trek VI: Aquel país desconocido, escrita por Denny Martin Flinn y Nicholas Meyer basados en una idea sugerida por Leonard Nimoy. Una de mis favoritas.

¿Dónde está mi marido?


 


 


                                                                         Jim apareció en las proximidades del recinto, entre unas rocas, muy cerca de un reducido grupo de prisioneros que estaba siendo guiado hacia la explotación de dilitio por un par de guardias. Se ocultó y esperó a que pasara el último para agregarse a la cola. Nadie le echó en cuenta.


         En el laberinto de túneles tuvo la suerte de dar con el cadáver reciente de un pobre preso bajorano. Le quitó las ropas y se las puso por encima. Los harapos cubrieron su jersey y sus pantalones negros. Apestaban. Era justo lo que necesitaba. Se restregó el pelo y la cara con el polvo de la mina. Cuando los guardas dieron por finalizada la jornada de trabajos forzados Jim y los prisioneros fueron guiados de vuelta al campamento.


 


          Una vez dentro buscó por todas partes a Kozak. Una mujer se dio cuenta de su continuo ir y venir. Le siguió y a solas le detuvo para hablarle.


   - Un humano... No se ven muchos por aquí. - Tenía la piel morena, los ojos color ámbar y brillantes. Fumaba un pequeño puro mientras le hablaba. - Los que vienen no sobreviven demasiado.


   - ¿Una mujer? Tampoco se ven muchas, ¿no? - Le contestó airado.


   - Bueno, tal vez prefieras este aspecto... - La mujer cambió de forma ante sus narices. Ahora era un muchacho rubio de piel blanca, los ojos permanecieron intactos.


   - ¡Un cambiaformas! - Exclamó Jim.


   - ¿Te gusto más así? ¿Prefieres a los chicos, humano? - Su sonrisa era perversa, chocante en aquel rostro casi angelical.


   - ¡No prefiero nada...! Estoy buscando a un klingon.


   - ¿Qué? Debes estar loco... si uno de esos te follara te mataría. Son unos animales, no serías capaz de aguantarlo.


   - Kozak... ¿Te suena el nombre? - Por la cara que ella puso Jim supo que le conocía.


   - No sé de quién me hablas... - Cambió de nuevo a la forma femenina y siguió fumando su puro.


   - Puedo sacarte de aquí. - Le susurró al oído.


   - Lo dudo... - Sus ojos amarillos le miraron con desprecio, como si fuera un insecto.


   Jim se acercó aún más y acarició sus senos, turgentes y duros, hasta arrancarle un leve gemido.


   - ¿Cómo he de llamarte mientras de satisfago? - Le preguntó lamiéndole el cuello.


   - Martia ... ¡Aaah! - La cambiaformas dejó caer el cigarro de la mano.


   - Me ayudarás a encontrar a Kozak... - murmuró besándola en los labios, - ...y yo te sacaré de este agujero.


 


                         Tuvo que hacerlo. No hubiera bastado con seducirla; tenía prisa por llevarse a Kozak de allí y Martia podría servirle de ayuda. Se acostó con ella. No sintió ningún placer. Hubo de luchar contra sus instintos, olvidar por unos minutos la promesa de fidelidad a Spock que realizó en sus votos de matrimonio. Le resultó difícil, pero sabía que su marido lo entendería.


    Martia disfrutó de su boca, de sus manos, de su miembro... A cambio le guió de madrugada hasta donde tenían al viejo general.


    Su antiguo rango le había concedido privilegios en la prisión. Nunca realizó trabajos forzados, no compartía celda y jamás le faltó vino de sangre para sus martinis o un exquisito plato de racht (gusanos vivos) para la cena.


    Jim no lo despertó. Le inyectó un hipospray y lo sacó a rastras ayudado por Martia. Una vez fuera del campamento buscó el comunicador en su bolsillo. Intentó hablar con Sulu, no recibía más que interferencias.


   - Hay un campo de fuerza rodeando todo el recinto. - Le explicó Martia. - Si tu plan es que nos teletransporten deberemos salir ahí fuera.


   - ¿Qué? - Guardó el aparato de nuevo en su pantalón. - Podías habérmelo dicho antes... este viejo gordo pesa una tonelada... - Se quejó tirando del cuerpo de Kozak.


   Ella se rió a carcajadas. Sonaba como si tuviera una caverna en su interior. Jim no quiso pensar en cuál sería su verdadera forma.


 


 


                                   Pavel detectó al pájaro de presa demasiado tarde. Había llegado con su mecanismo de ocultación activo y cuando reveló su presencia ya estaban a su merced.


   - Ríndanse... o morirán. - El canciller Gorkon no se andaba por las ramas.


    Sulu tomó los mandos y se las arregló para esquivar el ataque.


   - ¡Dispara Pavel... cárgate a ese cerdo...!


   - ¿Qué crees que estoy hassiendo? - Chekov descargaba los fásers de la Volga sobre el eje central de la nave enemiga.


   - ¡Sulu! ¡Aquí Jim! ¡Súbenos... ahora!


   La voz les llegaba débil desde el planeta.


   - Yebát! *(Joder) ¡No hay sufissiente potenssia! - Gritó cuando vio que los daños causados a la otra nave eran mínimos.


   - ¡Déjalo, sube a Jim! - Le ordenó Sulu.


   Pavel saltó de su silla a la parte de atrás. Manipuló los controles del transportador y en la plataforma aparecieron Jim, el viejo Kozak inconsciente y... ¿una mujer?


   - Martia, mi yerno, Pavel. - Les presentó.


    Jim salió disparado hacia el puesto principal de táctica. Pavel miraba a aquella criatura de ojos amarillos que ante su cara de asombro cambió de forma hacia el muchacho rubio y angelical.


   - ¡Artillero! - Le gritó Jim. - ¡Ocupe su puesto!


   - ¡Sí señor...!


   - ¿Quién nos ataca? Informe, Sulu... - La misma voz de mando de siempre, la misma tensión en los hombros.


   - Se ha identificado como el canciller Gorkon, Jim.


   - ¿En persona? ¡Mierda! ¡Sácanos de aquí...!


   - Puedo lanssarle un torpedo... Scott cargó la santa bárbara.


   - ¡No! - Gritó Jim. - ¡Eso podría suponer un conflicto entre el Imperio y la Federación!


   - ¡Nos disparan...! - Advirtió Sulu.


   La Volga se estremeció y entró en barrena. Iban a estrellarse contra el planeta. Todo daba vueltas y Kozak acabó golpeándose la cabeza con fuerza contra el techo. Sulu recuperó el control justo a tiempo de hacer aterrizar el runabout sobre la superficie helada de Rura Penthe.


   - ¿Control de daños? - Preguntó viendo que Pavel y Sulu estaban bien.


   - Hemos perdido el motor issquierdo, hay una brecha en el casco.. ¡La nave está inutilissada! - Informó Chekov.


   - Intentaré contactar con alguna nave de la Flota. - Murmuró Jim acudiendo al puesto de comunicaciones.


   - Por si a alguien le interesa... - dijo Martia levantándose del suelo, - ...estoy bien, pero el gordo ha muerto.


   Jim se volvió a mirar cómo Pavel y Sulu giraban el cadáver de Kozak.


   - Temë kono-yarö! *(¡Perro!) Escupió Sulu sobre él.


   - ¡Hijo... de... puta...! - Pavel le dio un par de patadas en las costillas mientras le insultaba.


   - Veo que le teníais aprecio... - Bromeó la cambiaformas.


   - Un viejo conocido... - Jim se acercó a sus amigos y les abrazó por encima de los hombros. - Tenemos que pensar en cómo salir de esta. Gorkon localizará la nave... Hay que largarse.


   - No sobreviviremos ahí fuera. - Dijo Martia poniéndose cómoda en la silla de mando. - Hace demasiado frío. Soy partidaria de quedarnos y dejar que ese Gorkon nos detenga... total, volveremos a la prisión de todos modos.


   - ¿Has contactado con otra nave? - Preguntó Sulu.


   Jim negó con la cabeza.


  - Imposible, ninguna en un radio de cien kilopársecs. Poneos toda la ropa que encontréis. Habrá mantas ahí detrás. - Miró a Martia, dándole a entender que podría elegir entre seguirles o esperar a los klingon. Ella no se movió.


   - Jim... ponte esto. - Pavel le cubrió con un edredón que sacó de la cama donde la tripulación del Volga solía descansar.


   - Moriréis congelados... - Les auguró la cambiaformas a modo de despedida cuando les vio salir de la nave.


 


 


                             El frío era demasiado intenso y arreció cuando el viento empezó a soplar. Buscaron refugio entre unos peñascos. Calentando una roca con uno de sus fásers, se apretujaron bajo las mantas para conservar el escaso calor.


          Entretanto Gorkon encontró la Volga. Abofeteó al cambiaformas a pesar de que había tomado el aspecto del chico rubio.


   - Maw' tok, Kaf'la! *(¡Cómo puede ser!) - Exclamó cuando vio el cuerpo de su viejo tío Kozak. - La casa D'Ghor lamenta tu pérdida...


   - Los humanos han huido, pronto estarán muertos. - Dijo Martia volviendo a su forma de mujer.


   - ¡Les daremos caza! - Gritó Gorkon.


   - ¿Ahí fuera? ¿Estás chiflado? ¡Soy un preso fugado, exijo que se me lleve de nuevo a la prisión! - Martia no tenía ninguna gana de emprender una loca persecución por aquella tierra helada.


   - ¡Vendrás con nosotros! Tú les conoces... - Gorkon fue tajante.


 


                           La expedición, formada por el canciller, la cambiaformas y dos soldados klingons, empezó su andadura. Siguieron las huellas sobre la nieve hasta que la tempestad las borró. Luego sacaron los instrumentos de localización y no tardaron en dar con los tres. Hubo disparos. Jim acabó con el canciller a pesar de que no quería hacer tal cosa.


   - ¡Mierda...! ¡Joder! - Maldijo su mala suerte.


   - ¡Jim! - Gritó Sulu disparando sobre su cabeza. Un soldado klingon había estado a punto de matarle.


   - ¡No escaparás! - Pavel salió corriendo tras el otro soldado y lo abatió.


   - ¡Perfecto! - Protestó Martia. - ¿Y ahora qué?


   - Su pájaro de presa... ¡busquémoslo! - Ordenó Jim. - Es nuestra última posibilidad de escapar...


   Cogió a Pavel por la cintura para compartir con él su calor bajo el edredón y echó a andar. Sulu y la cambiaformas les siguieron de cerca, cubiertos por la misma manta.


 


 


 


                                                                                Habían pasado ya cuatro días desde que Jim y los chicos se habían marchado. Spock ya no sabía qué pensar, así que aquella mañana se presentó en el despacho del almirante Duke. No esperó a que la asistente de la puerta le anunciara. Entró directamente a pesar de que ella trató de impedírselo.


   - ¡Duke! - Le llamó la atención. - ¿Dónde está Jim?


  - Cariño tengo que dejarte, un vulcano furioso ha entrado en mi despacho... - Sujetaba un pinganillo contra su oreja mientras alzaba su mano derecha con gesto de parar el avance de Spock. - ¿Qué? ¿Que si ha entrado en Pon Farr? ¿Y qué narices es eso, Paul? ¡Oh... vaya... espero que no! Ya te contaré esta noche... - Rió antes de cortar la comunicación. Con un gesto despidió a su secretaria que salió cerrando la puerta. - Siéntate Spock.


   - Hace cuatro días, Duke. ¿Dónde está mi marido?


   - Lo siento. Eso es confidencial.


   - ¿Dónde le has enviado? - Su grito hizo temblar toda la habitación. - O me lo dices ahora mismo o te juro que...


   - ¡Basta! - Dijo dando un tremendo puñetazo sobre la mesa. - No puedo decirte nada. Hace días que no tenemos noticias suyas, sí... pero confío en él, sé que cumplirá con la misión y regresará a salvo.


   - ¿Y si no lo ha conseguido... y si necesita ayuda? - Spock suplicó, rogó... - Sólo dime un lugar. Iré a buscarle, no implicaré a la Flota en esto. Pero por favor... dime dónde enviaste a mi marido. - En sus ojos oscuros se agolpaban las lágrimas.


   Duke miró la fotografía sobre su mesa... Paul... ¿Qué no haría él por su pareja? Cualquier cosa... salvo traicionar a la Federación.


   - Lo siento mucho, Spock. Ten fe. Tu chico sabe defenderse.


   - ¡Vete a la mierda Duke! - Spock se levantó y se marchó dando un portazo.


      La secretaria le miró pasar asustada. Spock se dio cuenta de lo humano que había sido su comportamiento y sintió que de buena gana se comería un sándwich de pollo.


 

Notas finales:

Gracias por leer. Agradezco los comentarios. Espero sea de vuestro agrado.


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