- Tienen dos segundos para explicar ¡¿Quién es el responsable de esto?!
- … Srta. Nagame. – Light, ¡apenas podía creer su mala suerte!
“Después de todo, ahora estoy perdido”
La joven mujer venía vestida igual que cómo para cualquier día de intenso trabajo, seria, elegante y formal, aunque, con colores mucho más oscuros que de costumbre (Negro, gris y vino tinto), los cuales le daban un aire aun mayor de superioridad y peligro, y más con la expresión de descontento que traía en ese momento, y que a cada lado tuviera tres formidables y callados lacayos, cuatro de gran tamaño y fuerza, para las negociaciones hostiles, y dos más altos y regios, para la estrategia y la charla.
Los dos segundos pasaron y no hubo respuesta, sólo silencio e incómodos intercambios de miradas entre los chicos involucrados, por lo que la dama de hierro se acercó aún más a ellos, para descubrir, con su infalible instinto, al que debía decapitar.
- Exijo saber, – dijo en un tono, que señalaba que disfrutaría tener que averiguarlo por otros medios. - ¿por qué tres de mis mejores modelos se encuentran a esta hora de la noche en una sala de hospital? Un lugar público y sin protección. No autoricé tomas peligrosas para este día, ¿tienen idea de la cantidad que perderé si alguien se entera de quiénes somos y corre a la prensa? No he sacrificado tanto para proteger la integridad de lo mío para que cualquier periódico la ponga en duda ¡Una irresponsabilidad así, nos arruinaría!
Hubo otro breve silencio entonces, y Alex se ocultó detrás de Beyond.
- Srta. Nagame. – El pelinegro se atrevió a hablarle, entonces. – Le doy mi palabra de que tomamos todas las precauciones necesarias para venir aquí, además los médicos son amigos míos y no dirán nada sobre de la identidad de Elle. Y por los gastos no se preocupe que yo correré con todo lo que haga falta.
Pero, por primera vez, la gran labia y encanto, de su único rival a la hora de discutir, no fueron suficiente para detener la cólera de la joven jefa, que, rápidamente, puso su rostro a dos palmos de distancia de el de Birthday para callarlo y asegurarle de que nadie se iría de ahí hasta que ella tuviera en quién demostrar qué era lo que pasaba cuándo se hacían las cosas sin su consentimiento ¡y es que estaba más autoritaria que nunca! Para ella, la desobediencia era la peor falta de respeto e insulto ¡Y no la toleraba en lo más mínimo! Y el tronar de los nudillos de sus guardaespaldas no ayudaba para no ponerse nervioso y no revelar nada ¡¿Cómo pudo, Light, olvidarse de ella a la hora de planear su ridícula venganza contra el hermoso Elle?! Sin duda, iba siendo, cada vez más, el peor error de su vida, aunque sufrir la ira de la esposa del diablo no era nada comparado con lo que hubiera sido perder a su adorado en ese abismo. No, y hasta parecía un castigo justo. Además, no había otra salida: El resultado, si seguía callando, podía ser peor, y de ahí, después de Elle, al menos, Alex, tampoco se lo merecía. Así que, el castaño, luego de varios minutos de que una tensión insoportable, se vivió en esa sala, tomó mucho aire, y decidió confesarlo todo.
- Si no mal recuerdo, Yagami: Usted estaba al mando, el día de hoy ¿Qué pasó?
“Esto lo haré por ti, amor mío”
- Srta. Nagame, ¡yo soy el único culpable!
Light no había ni abierto la boca cuando una voz más llegó y le quitó su lugar. Era Elle, que acababa de salir de la sala contigua, y, al parecer, estaba perfectamente de salud.
Todos (Alex, Beyond y Light) se quedaron muy sorprendidos, mientras la Srta. Nagame, complacida, se acercaba lentamente a su, por fin, señalada, nueva víctima.
- Te escucho. – dijo, en tono detestable.
- … - Pero, Elle continuó decidido. – Dejé que mis sentimientos se interpusieran en algo tan sagrado como lo es mi trabajo. Llevé mi contienda personal con Light a otro nivel y puse en riesgo mi seguridad. Me arrepiento. Debe saber que le debo mi vida a él, y que no tuvo nada que ver con el accidente en los riscos.
El menor no había terminado cuando la Srta. Nagame tronó los dedos y uno de sus lacayos lo tomó de los hombros y le dio la vuelta, para que ella pudiera verlo bien. Light y los demás sintieron un nudo en la garganta, pero Elle ya se había echado la soga al cuello y nada podían hacer, y aunque fuera un espectáculo humillante era el menos duro de todos.
“Ya, déjalo. Maldita” – Light quería defenderlo, pero ya se había delatado bastante por un día. Pero, entonces, notó que era la primera vez que quería hacerlo no por su belleza desquiciante sino por la dulzura y nobleza que había demostrado para salvarlo.
La revisión terminó y el menor fue devuelto al suelo.
- ¿Estás ileso? – preguntó la jefa, para terminar - ¿No tienes rasguños o marcas en el cuerpo?
- No, Srta. Yo…
¡Y, entonces, la mujer lo abofeteó!
Fue un acto tan inesperado, que hasta sus propios sirvientes se estremecieron. La mejilla de Elle no tardó en enrojecerse, a lo que, ella, respondió de la siguiente forma:
- Te lo advertí la última vez, “L” Lawliet, y no quisiste oír. Estás suspendido hasta que eso sané. No quiero verte por el estudio, hasta entonces. ¡¿Quedó claro?!
- Sí, Srta. Nagame.
Un segundo después de oír la respuesta sumisa que tanto deseaba (y la halagaba) la mujer-demonio se dispuso a abandonar el lugar, tan peligrosa cómo había llegado a él.
- Deja un chequé en blanco en manos de esos doctores, pero que no se sobrepasen.
- Sí, señorita.
- Ustedes dos, quédense con ellos y que regresen a sus casas a salvo.
- Cómo usted ordene, Srta. Nagame.
- Mañana quiero esas fotos en mi escritorio, Yagami. Y, que no me decepcionen.
- Sí, señorita.
“Maldita”
Pasó un cuarto de hora más (en el que Elle se hizo revisar la nueva herida) y ya no hubo nada más qué hacer en ese lugar, por lo que los modelos se dispusieron a abandonarlo, en el vehículo seguro proporcionado por su ama y señora, sin dirigirle una palabra más al fotógrafo. No malentiendan: De ellos, sólo Beyond Birthday le echaba la culpa a Light, pero, ya habían sido demasiadas emociones en un día cómo para seguir, y sólo querían irse a descansar, lo que, de cierto modo, era un gran alivio.
“¡Maldita sea! ¡Yagami es el único culpable! ¡Cómo si Elle no hubiera tenido suficiente con el susto de muerte, ahora está suspendido por su culpa! ¡Si él y Alex no estuvieran, yo le…!”
- … Beyond
- ¿Qué pasa?
- ¿Me puedo quedar esta noche con ustedes?
- Por supuesto que sí, Elle. – dijo el ojos de sangre, olvidándose de su rencor por un momento. – Yo puedo dormir en el sofá.
- Gracias.
Beyond ingresó, entonces, junto a Alex y sólo Elle quedó afuera.
Pero, justo antes de que terminara de abordar, Light apareció…
- ¡Espera, quiero hablar contigo!
No hubo palabras ni acciones que los otros pudieran usar para evitar que el menor le regalara unos minutos de su tiempo (¡aparte de todo lo que ya había hecho!) al castaño, y eso que Light se demoró en hablar bastante después de que Elle se detuviera ¡No conseguía comprenderlo! ¡Y aunque por un largo momento estuvo a punto de dejarlo marchar sin una muestra de agradecimiento, al final no pudo hacerlo! ¡Su angelito lo había salvado de la mujer-demonio! ¡De perderlo todo y terminar en la calle! ¡Cómo si toda su triste existencia valiera en algo el ultraje que habían cometido contra su perfecto rostro! Light sufría una gran cantidad de sentimientos encontrados: El anhelo, la pasión que sentía, cada vez, que miraba a su Dios, de pronto disminuían, con el favor que le había hecho, y eran reemplazadas por una ternura y un deseo de protección encantadores ¿Cómo podía ser así tan rápido? ¿Acaso todo era gracias a la experiencia cercana a perderlo que vivió hacia unas horas? No lo tenía claro aún, pero todas esas nuevas emociones tenía que liberarlas de alguna forma cómo pudiera.
- … ¿Qué pasa, Light? – dijo Elle después de un rato para ayudarlo.
- … Yo… Tú… Lo que hiciste ahí… No tenías que… Yo no quería que… ¿Por qué lo hiciste? – dijo, finalmente, seguro de que esa era su mayor duda.
- ¿En serio no lo sabes? – dijo el menor, bellamente ruborizado. - Tú salvaste mi vida. – Light amplió la mirada, entonces (¡Lo había olvidado!) – Algo tenía que hacer por ti, y, además, no fue la gran cosa.
- … ¿Qué no fue la gran cosa? – Con ello, la lengua de Light se liberó un poco. - ¡Sabes que este empleo es mi único sustento! Si lo pierdo no me quedará nada. Elle, no me importa lo que hice antes, no evita que ahora este en deuda contigo, yo…
- … Light…
- … ¿Qué?
- Nunca antes me habías llamado por mi nombre.
Hubo un silencio largo, y Light sintió su rostro arderle.
(Afortunadamente, Elle miraba el suelo muy sonrojado.)
- No quiero que estés en deuda conmigo. – dijo el pelinegro, luego – Yo soy el que no tiene idea de cómo pagarte, ¿me ayudas?
- … No. – dijo Light con dificultad. – Porque el accidente fue culpa mía, y no estarías en deuda conmigo si yo no te hubiera puesto en esa situación… Además, cualquiera habría hecho lo mismo.
- Pero, lo hiciste tú. – dijo Elle, sonriendo.
Otros segundos de un tierno silencio.
(Y Beyond empezó a tocar el claxon.)
- ¿Qué te parece si lo arreglamos terminando esta guerra? – se atrevió Elle, a proponer, finalmente. – Sé que nunca me verás con agrado por cómo eres, pero si puedes tratar de llevar todo en paz, yo también lo haré.
- Hecho. – aceptó Light, y agregó en voz baja. – Además, ya no soy el de antes.
- Es cierto. – concordó Elle, empezando a alejarse – Ya eres amigo de Alex.
Luego subió al vehículo, el cual arrancó de prisa y desapareció de la vista del castaño.
Hubo más silencio y el fotógrafo no se movió de donde estaba por largo rato, cómo fuera se sentía agotado, aunque más libre ahora que había hablado con su amor… ¿Amor? Si seguía hablando consigo mismo sin pensar, acabaría por perder la cabeza.
“¿Por qué se puso celoso al mencionar que ya soy amigo de Alex?” – se cuestionó, tiempo más tarde, cuando ya estaba por ingresar a su departamento. – “¡Cierto, Alex!”
¡Alex le había salvado la vida a él! ¡Justo después de que él salvara a su ángel, y con un cable de luces! ¡Y ni siquiera le había dicho buenas noches antes de que se fuera!
“… Diablos… Tendré que compensárselo mañana, sin falta…”
Pero, al día siguiente, no hubo tal oportunidad muy pronto, puesto que, ni bien terminaron la primera sesión, Light fue llamado al infierno (La oficina de la jefa) para recibir la respuesta acerca de sus fotos… ¡Diablos! Si en esos instantes no hubiera estado con deseos de ahorcar a la Srta. Nagame, le hubiera gradecido mucho por ella.
- … ¿Qué quiere decir eso? – dijo Light, despacio, para estar seguro.
- Que están aprobadas, Yagami. – continuó ella, de nuevo, ocupada con sus cosas, sin mirarlo. – Lo felicito, tiene el aumento acordado y está a cargo de la sesión oficial para el nuevo número. Seleccione bien a sus modelos, pondré todos los equipos a su disposición para empezar la semana que viene… ¿Necesita saber algo más? – preguntó entonces, puesto que Light no se movía de dónde estaba.
- … No, señorita.
- Entonces, retírese que tiene trabajo que hacer. Bien hecho.
“¡Lo logre!” - Sin duda, aquella era la sensación de una victoria vacía. - “Un día tendré suficiente dinero para no tener que volver a bajar la cabeza nunca, ante gente cómo ella ¡y entonces... Aunque, nunca lo hubiera logrado si no fuera por Alex ¡Cierto, Alex!”
(¡Pero qué fácil era olvidarse de ese niño!)
Light corrió entonces de vuelta al estudio y tuvo la suerte de hallar a su amigo saliendo, entonces, sin manifestarse directamente se acercó a él y lo tomó de la mano.
- … ¿Ah?... Hola, Light. – Alex recibió esto con una dulce sonrisa.
- Tenemos que hablar. – dijo el mayor, correspondiendo. – Acompáñame.
Y, así, ambos se encaminaron a otro sitio, sin poder evitar ser mal vistos por alguien…
“Maldito, Yagami. Ahí va, otra vez” –… que decidió seguirlos…
- ¿Aceptó la propuesta? – repitió Alex, un minuto más tarde cuando Light le dio la buena noticia en una sala vacía. - ¡Felicidades!
- No, no merezco que te alegres así por mí, y menos después de cómo me he comportado. Es gracias a ti que tengo este aumento y que sigo vivo para recibirlo. – Light decidió expresarle su gratitud, entonces. – Ayer me salvaste de caer en ese gran abismo, Alex. Muchas gracias.
Alex amplió la mirada pues también lo había olvidado, y, muy sonrojado, respondió:
- … No fue nada… Ni sé cómo pude actuar tan deprisa.
- ¿Cómo es que sabes usar un látigo así? Eso es algo que no me esperaba de ti.
- Es… una larga historia. – dijo Alex, tímido, aunque ya sentía suficiente confianza hacía Light para contarle todo sobre él.
- Bueno, podemos hablar de ello esta noche. – decidió seguir el castaño, seguro. – Porque quiero invitarte a cenar en señal de amistad y agradecimiento.
“… ¿Qué es esto?”
- … ¿En serio? – Alex jamás se había visto más bonito y sorprendido. – Light no tienes que… - pero, finalmente, aceptó, abrazando a su amigo, muy feliz. – Gracias, ¡te lo agradezco mucho!
“… Alex…”
- No.- rió Light, también contento – Yo te lo agradezco a ti, eres el mejor.
Y entonces, sin saber exactamente porque lo hizo, el mayor besó suave al pequeño ojos de almendra en su frentecita, provocándole a este una sorpresa aún mayor que cualquiera de las anteriores, y que, además, un odio más venenoso que ninguno se desatara contra su persona, aunque, eso ultimo, no pudiera saberlo en ese momento.
“¡¡Maldito, Yagami!!”
