- Alex, ¿has considerado, entregarme tu virginidad?
El castañito, que en ese preciso momento estaba degustando un poco de su gaseosa, se detuvo por varios segundos y pasó con fuerza como pudo (La verdad, casi se atoró), luego, miro a su amigo manteniendo su serenidad de costumbre y le respondió:
- … No. Jamás podría pedirte ese tipo de favores.
- Además, es sólo una pregunta hipotética ¿verdad?
- Sí – dijo Beyond, y regresó a su merienda, sin poder ver que Alex, entonces, se pasó la mano por la cara (Por suerte, era lo bastante inteligente como para no creer en esas palabras por más de un segundo) – Es que, la sola idea de que alguien pueda hacerte daño ¡me enferma! – y, en eso, destrozó la lata de su bebida en su mano y la arrojó al contenedor de la basura – No puedo llegar permitirlo. Sería igual a que me ofendieran a mí.
Alex encontró esa resolución bastante egocéntrica, pero no dijo nada, y sólo lo imitó, arrojando su propia lata, y también las envolturas del pastel.
- Igual, no es una solución bien pensada: Olvidaste algo.
- Sabes que no pienso bien cuándo se trata de afecto.
- La Srta. Nagame: Ella jamás permitirá que yo dejé de ser virgen mientras siga trabajando en su revista, y, sabes bien, que no podré renunciar hasta dentro de mucho tiempo – Alex agregó esto con un poco de resignación, y Beyond se estremeció un poco al recordar como su joven amigo llego allí.
(Pero ya lo recordaría con más detenimiento, en otra ocasión.)
- Podríamos mantenerlo en secreto – agregó el mayor, en tono de burla, cuando ambos retomaron el camino a su departamento – Igual, no sería la primera vez que le ocultamos algo a nuestra adorada carcelera.
- Ni me lo recuerdes – dijo Alex, sin compartir su humor – Me da miedo, si descubre alguna de nuestras trampas o mentiras.
- ¡Vamos, si yo puedo controlarla! Sabes que soy su mejor modelo. Y, ya te lo he dicho: El truco está en creerse tanto como ella.
- ¡Y también sabes bien que yo no puedo hacer eso!... Yo soy alguien demasiado simple como para compararme con la Srta. Nagame, o con contigo.
- Tú eres muchas cosas patéticas, pero nada simple. Y por ello gustas a todos.
- No a todos – murmuró el menor, para sí mismo.
- ¿Dijiste algo?
- ¡No, nada!
El camino continuó y no hablaron de cosas mucho más serias, hasta llegar a su hogar.
- Ah. Y olvídate de comentar esta solución con alguien más – dijo Beyond, cuando llegaron a la puerta, por si pudiera ocurrírsele – Ya te dije: Sería igual a que me ofendieran a mí, por lo que tendrás que esperar a que yo consideré el momento y lugar apropiados para dejarte ir, después de todo, es la menor consideración que me merezco por cuidar de ti ¿no crees?
Otra resolución increíblemente egocéntrica, que el castaño ni objeto.
“En ese caso, de cualquier modo, seguiré virgen toda la vida.”
A Alexander “Alex” Llynch (“A”, para sus fanáticos) le encantaba la idea de estar sujeto a los deseos de su adorado compañero de casa, Beyond Birthday, por el resto de sus días, si tan sólo él lo viera con un poco más de deseo y no como a un hermanito engreído y problemático, con un poco de ese tipo de atención, de vez en cuando, él se conformaría (ya que el amor reciproco era mucho pedir), pero ni eso podía tener. Tal vez lo mejor era resignarse, como lo había hecho a la situación de que estaría atrapado trabajando para la dama de acero el resto de su vida, al hecho de que, cuando Beyond tuviera al perfecto Elle Lawliet (¡A quién ni siquiera podía odiar porque también le inspiraba cariño!), se olvidaría de él. No pierdan de vista algo: Alex desea con todo su ser dejar ¡ya por fin! de ser virgen, porque piensa que eso, de cierta manera, podría ayudarlo a dejar de torturarse con imaginarse lo que sería estar entre los brazos de Beyond, pero, a la vez, desea que su primera vez sea suave y afectuosa, además de cubierta de deseo (así podría imaginarse que es BB igual que en sus sueños, por lo que no podía aceptar que fuera él mismo ni hipotéticamente), pero ¿quién podría hacerle ese favor? ¿Y sin que nadie ni Beyond, se enterara? ¿Quién podría tener una relación con él sin después querer alardear de ello?... Era una pregunta difícil, quizás imposible de responder… Quizás, era mejor sólo olvidarlo
- ¡Excelente, así es como les gusta! – (Flashes, flashes y más flashes) - ¡Te vez increíble! ¡Eso! ¡No tengas piedad!
“Por favor, ya no soporto esto” – pero por más que le desagradara, Light tenía que reconocerlo: Beyond se veía increíblemente sensual sobre esa mesa de operaciones (parte del ambiente de una sala de torturas) modelando un ajustado traje de médico hecho con cuero negro, una camisa oscura abierta y un látigo en la mano ¡Por fin se cumplía uno de los sueño más anhelados de muchos de sus fanáticos y la pesadilla más grande del castaño!: Ahora imaginándose a ¡su L! cayendo rendido ante esa belleza salvaje, no podría dormir – “Como si con anoche, no hubiera tenido suficiente” – se dijo, aunque sin duda recibiría una muy jugosa comisión por ese juego de fotos, la tortura estaba apenas empezando - “Sé que esas miradas de odio son para mí” – A BB tampoco le hacía ninguna gracia que fuera él, precisamente, el que tuviera que fotografiarlo de cerca, pero, entonces, la puerta del estudio se abrió y dejó pasar a otra figura – “…Vaya, qué lindo… Tal vez, este día no sea tan horrendo después de todo...”
El recién llegado era Alex, ya listo para tomar su lugar, todo un regalo para sus devotos que de seguro agotarían en muy pocos días todos los ejemplares del siguiente número, sin más encima que una camisa larga de hospital tan blanca como su pureza, la piel rosada a base de un bello maquillaje con brillo que le hacía resplandecer al acercarse a la luz y el cabello adorablemente desordenado, además de los dulces labios pintados con el jugo de una fresa. Todos le prestaron toda su atención al castañito, ni bien entró (Menos Beyond, que se acercó a la maquillista para que le retocaran las manchas de sangre) y lo situaron sobre la dichosa mesa, con las piernas abiertas (cubierta apenas, de los muslos para arriba), grilletes en las muñecas y almohadas para que descansara su preciosa carita, que pronto hizo todo el trabajo.
“L” era la obsesión más grande de Light, pero cuando le pidieron, al castaño, que hiciera las primeras tomas cercanas de aquel más joven angelito (que hacía de la víctima de un sádico, en esa ocasión), este tuvo que controlarse mucho para que no se le cayera la baba: Alex era un manjar, un dulce tierno y exótico, te daba la impresión de que su piel podía deshacerse con el más mínimo contacto y cada pose que asumía era más desquiciante que la otra. Todas las imágenes salieron perfectas, entonces, Beyond tomó su lugar a su lado y la situación fue mejor (para todos menos para Light, obvio), las tomas se sintieron más completas y abrazadoras, y sobre todo porque el menor supo dibujar en su rostro una indiferencia que te hacía pensar que, en esa situación, ya no le importaba nada que pudiera hacerle su verdugo y sólo esperaba su final mientras este disfrutaba de él.
- Sé que es un poco fuerte, – dijo LillyAi Nagame, revelando su presencia en la sala cuando terminó esa sesión – pero nuestro público llevaba pidiéndolo varios meses, y ya era hora de recompensarlos un poco… ¡Alex, estuviste magnifico! – Y entonces, se acercó al modelo para abrazarlo por los hombros – Sigue siempre así ¿ok?
- Sí, Srta. Nagame
- ¡Aprendan todos de ellos! – dijo la jefa, entonces, señalando a “A” y “BB” – Tienen una correcta química juntos, como pocos. Si siguen así, pronto idearemos nuevos escenarios para que los realicen ¡Ahora, continúen! ¡Rápido!
“A lo mejor, la próxima vez sea un escenario más romántico” – pensó Alex, con una ligera ilusión (aunque dudaba que fueran a fotografiarlos en algo así cómo en una cita, el que pudieran ponerlos en una cama con rosas y otras flores no le parecía nada mal)
Tan distraído estaba el castañito torturándose con eso, que no se dio cuenta cuando chocó con la mesa de trabajo de Light y tiro barias de sus baterías para las cámaras.
- ¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! – dijo el menor, exageradamente mortificado.
- … No, no te preocupes. No paso nada – dijo el fotógrafo, agachándose para recoger todo (evitando mirarle las piernas)
Aún así a Alex le parecía muy mala su acción, y quiso ayudarlo a levantar, y por ello, al tocar el piso con sus rodillas desnudas, se lastimó con un trozo de plástico picudo.
- ¡Ay! – exclamó el menor, llevándose la mano a la herida.
- ¿Estás bien? – Light muy amable, lo atendió – Toma, ponte algo de esto – y le alcanzó un trozo del algodón con un poco de alcohol medicinal.
El modelo quedó encantado con ello.
“Es lindo ¿Por qué pensé que no?”
Entonces, llegó alguien más a la escena
- Alex, ¿qué pasó aquí?
Esa voz, hizo que a Light se le cayeran, de vuelta, las baterías: Era Elle, llegaba para su siguiente sesión y había visto, con dolorosa envidia, cómo su fotógrafo era amable con otro modelo cuando a él de haberle hecho perder el menor tiempo lo hubiera corrido. Pero el mayor no pudo hacer nada para amortiguar su pena, y sólo se limitó a dedicarle la misma mirada de indiferencia para luego retirarse a otro sitio a prepararse (“Así es cómo debe ser, mi dulce ángel” – pensó). Elle lo miró hasta que desapareció de su vista como deseando tener algo para retenerlo, y entonces recordó, gracias a Alex, que habían quedado para almorzar juntos, esa tarde, junto con Beyond ¡El lindo pelinegro se reanimó, pues aún guardaba la esperanza de que Light aceptara ir con ellos! Sólo necesitaba el momento apropiado para proponérselo, pero, como es de suponerse, ni la suerte ni la esposa del diablo estuvieron de su parte:
- Olviden la ropa de gala – dijo LillyAi Nagame, a los vestuarista que ya se preparaban según el plan – Vamos a volver un poco más locos a nuestros fanáticos con este número. Elle, cariño: Quítate todo, y ponte en el lugar de “A”.
“NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO”
¡¡Maldita mujer!! ¡¡¿Que no se cansaba de torturar a la gente?!! ¡¡Ahora, Light tendría las imágenes de ese sádico encima de su Dios de la Inocencia (que se vio más inocente que nunca) grabadas en piedra por el resto de su vida!!... Luego, estuvo la sesión individual, y la mente de Light consiguió algo de alivio, pero no menos tortura: Elle se vio más hermoso e inalcanzable que nunca ¡parecía contento! (a pesar de sólo llevar encima una delgada manta) ¡cómo si quisiera que todo terminara pronto para acercársele ¡Ah, pero no! ¡No podía volver a caer en la misma trampa del día anterior! ¡Era un suicidio!... Además, necesitaba desahogarse urgentemente, ¡ni bien pudiera salir y esconderse! ¡No tenía tiempo para nada! ¡Y todo era su culpa!... Pobre angelito, de nuevo sufriría mucho sin saber su crimen
- Light, ya que terminamos de trabajar ¿podemos hablar un minuto?
(¡Maldición! ¡Light tenía que huir ya, o acabaría violándolo en medio de ese pasillo!)
- No. No puedo. Vete y déjame en paz.
- Pero, ¿por qué? ¿Te sientes mal? ¿Tienes fiebre?: Estás todo colorado.
(O ese niño había crecido en los tiempos de antaño, o cumplía un plan perverso.)
Light se hizo para atrás con tal brusquedad, ni bien L quiso tomarle la temperatura con su mano, que asustó al joven pelinegro.
- Perdón, yo sólo quería ayudar.
- ¡Me ayudarías más, quitándote del medio! – le gritó el castaño, haciéndolo a un lado, para avanzar por el pasillo - ¡Ya estoy harto, L! ¡Siempre es lo mismo contigo, me estorbas! ¡Metete esto en la cabeza, yo no quiero ser tu juguete! ¡¡Así que ya déjame en paz!!
El mayor se marchó corriendo, y L se puso a llorar.
Más tarde, Alex caminaba por los pasillos más altos: Beyond le había encomendado buscar a su amigo porque, luego de separarse para cambiarse, al terminar la sesión de fotos, no lo volvieron a ver y si no se apresuraban perderían la reservación. Aquello era muy tonto, Elle jamás subiría más que del piso número diez: No le gustaba estar sólo (al igual que a él), pero entonces ¿dónde podía estar? Ni modo: Llamaría a su compañero para decirle que no encontró a su amigo.
Pero, entonces, ni bien Alex, se acercó el celular al oído*, un sonido muy extraño capturó su atención: Era algo así como un constante jadeo y venía del armario del conserje, al final del corredor en dónde estaba. El menor tragó saliva, y primero pensó en irse, pero, finalmente, la curiosidad le ganó (¿Y si alguien tenía problemas?) y ni bien se asomó por la cerradura, lo descubrió todo.
“¡¡Beyond tenía razón!!” – pensaba Alex, más rojo y sudoroso que nunca, mientras corría escaleras abajo – “¡¡Light mintió, y está enfermo por Elle!! ¡¡Tengo que decirle!!”
Alex llegó hasta el primer piso, y en la recepción divisó a las dos personas con las que tenía que hablar en uno de los sofás ¡Perfecto, así sabrían todos! Pero, ni bien se dispuso a llamar su atención se detuvo a observar con tristeza como Elle lloraba. Sí, el pelinegro estaba llorando y el ojisangre, en vano, trataba de consolarlo ¡¿Qué le pudieron haber hecho para que su pusiera así?! No cabía duda, esas eran lágrimas por desprecio amoroso, por la persona que más te interesa.
Alex se quedó en silencio y los escucho por un rato:
- Ya, Elle, por favor, no sigas. Me vas a matar – le suplicó Beyond, deseando que le dijera quién le había hecho daño para traerlo a arrodillarse delante suyo.
- No. Déjame, Beyond. Quiero desahogarme para poder pensar ¡Necesito entender, ¿qué anda mal conmigo?! ¡Esto es algo que nunca había sentido! ¡¿Pero porque tengo que sentirlo ahora?!
Hubo silencio y sólo se escucharon los sollozos del menor
Pero, minutos más tarde (cuando Alex ya estaba por revelar su presencia), Beyond tomó la barbilla de Elle y le dijo con sus ojos fijos en los suyos:
- Tú no tienes nada de malo, Elle, déjame convencerte
Beyond besó a Elle, e hizo pedazos el corazón de Alex**
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