"Cuartas consecuencias: Descubrimientos"
James frunció el ceño, estúpido Regulus -parece que Snivellus tiene frío-soltó Sirius, sacándolo de su ensoñaciónr-sería buena idea ayudar al pobre-una mirada entre el de lentes y el ojigris fue más que suficiente para saber que debían hacer. Ambos asintieron mientras sacaban rápidamente sus varitas.
-¡Aqua Eructo!-gritaron al mismo tiempo provocando que un potente chorro de agua saliera de ambas varitas.
Snape salió disparado contra una pared, quedando aturdido; sin embargo, el par de Gryffindors no espero que les regresaran el ataque.
-¡Stupefy!
-¡Expelliarmus!
Ambos chicos quedaron desarmados y desorientados, alzaron la mirada todavía confundidos. Sirius tuvo que morderse la lengua para no soltar una maldición, el estúpido Ravenclaw de la otra vez se había metido, el tipo lo miro ceñudo y él era Sirius Black, ni de joda dejaría que el estúpido le ganara en el duelo de miradas, ambos ojos destilaban repugnancia el uno por el otro.
-¡¿Qué pasa aquí?!-gritó la profesora McGonagall con un extrañado profesor Flitwick.
-Señor Thompson, ¿podría decirnos que paso?-preguntó Flitwick a su alumno.
El tipo les dio una última mirada antes de poner un rostro serio y girarse donde una McGonagall furibunda y un curioso profesor de Encantamientos- Potter y Black, le lanzaron un Aqua eructo al mismo tiempo a Snape, yo como prefecto me vi en la necesidad de intervenir al notar que fue una agresión sin total fundamentos, porque el intercambio de palabras o situaciones que pudieran incentivar a la parte agresora, fueron nulos, por lo que al notar que los presuntos tenían las varitas alzadas para ejercer otro hechizo, para evitar conflictos los desarme, me disculpo totalmente si afecte a Potter y Black, no fue adrede, y mis disculpas a ustedes por presenciar esta situación tan poco admirable- James boqueo levemente, ese tipo era un… Apretó los puños intentando contener la ira.
-Bueno el señor Thompson, es un alumno ejemplar y nunca se ha metido en problemas-menciono Flitwick a favor de su alumno-si no me equivoco, en estos siete años seria su primera infracción, y fue para controlar una situación que pudo pasar a mayores-McGonagall frunció el ceño pero asintió. Sirius los miro ofendido.
-Bien, entonces 10 puntos menos para Gryffindor, y Potter y Black tendrán un castigo, así que vengan después de clases a mi despacho-menciono la mujer retirándose con el ceño fruncido. Potter y Black miraron con aprensión a sus profesores, ¿Qué clase de trato era ese?
-Adiós Thompson-el profesor pequeñito se despidió de su Ravenclaw. Al parecer el desgraciado poseía de favoritismo por parte del diminuto profesor.
-Gracias profesor-el muchacho le sonrio al profesor, todos los presentes lo miraron estupefacto.
El chico camino en dirección de Regulus y Severus-espero que te encuentres bien Snape-el de ojos miel le sonrio-vamos Nath-el pelirrojo que estaba con él asintió poniéndose a su lado.
-¿Cómo?-pregunto bajo el pelinegro.
El prefecto de Ravenclaw sonrio divertido, Sirius y James pusieron cara de repugnancia-soy Ravenclaw, pienso rápido-el prefecto hizo un movimiento con su varita secando a Severus, después los dos Ravenclaw desaparecieron de la vista de todos.
Segundos después de que el tipo desapareciera, Sirius y James salieron con rostros llenos de rabia, no era raro ver a Sirius enojado, después de todo era temperamental; sin embargo, James no era de los que se enojaba tan rápido, por lo que, Remus solo pudo salir detrás de sus amigos con una mirada extrañada. Eso había sido muy raro.
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Salió de la clase de Encantamientos dando un portazo, las risas se escuchaban todavía, fuertes y claras, estaba a punto de meterles la varita por el trasero a los imbéciles de Potter y Black, ese era el lugar donde deberían estar las varitas de esos retrogradas, bramando maldiciones por lo bajo, siguió caminando, los imbéciles, aprovechando que el profesor no se encontraba por unos momento le habían teñido mechones de cabello con un azul chillón.
Murmuró otra maldición por lo bajo ya menos colérico, decidió regresar a las mazmorras, por lo menos no se les había ocurrido vestirlo, de nuevo, de mujer.
Atravesando un pasillo pudo ver al Ravenclaw de la vez pasada, el de ojos miel, iba con unos lentes de armazón grueso color negro, iba concentrado leyendo un libro de gran tamaño, tenía el ceño levemente fruncido, daba pasos irregulares por no mirar por donde iba, Severus sonrió levemente al verlo chocar contra una pared, el de lentes se sobo la frente, mirando efusivamente a los lados para ver si alguien lo había visto.
-Oh…-soltó el de ojos miel al verlo, un suave sonrojo se posó en el rostro del prefecto-Snape-carraspeo mientras cerraba el enorme volumen.
-Thompson-murmuro escuetamente el Slytherin.
-No sabía que eras partidario de las modas rebeldes-mencionó el muchacho de ojos miel alzando una ceja divertido.
Severus frunció el ceño-no lo hice yo-murmuro escuetamente sin saber porque no se había retirado.
-Black y Potter-concluyó rápidamente el de mayor estatura. Severus asintió levemente-bueno, por lo menos el color te queda bien, además de que podría pensar que te lo teñiste por el color de Ravenclaw-menciono como si nada el Premio Anual de Ravenclaw, Snape parpadeo confundido.
-¿Qué?-la pregunta escapo de los labios del menor.
-Sí, ya sabes, podría tomarse que lo hiciste por algún interés romántico, no me molestaría ser yo-agrego el pelinegro, un suave sonrojo se posó en las mejillas del Slytherin.
Thompson soltó una risita-era broma, Snape-Severus lo fulminó con la mirada-pero para que no te sientas raro-rápidamente el cabello del de ojos miel se tiño completamente de un tono de cabello igual que el de los mechones de Snape.
-¿Cómo?-pregunto dubitativo Severus.
-Soy metamorfomago- respondió con simpleza el muchacho-supongo que si no eres el único, no te sentirás tan cohibido y así me doy por servido-Snape lo miro extrañado-oh, bueno, debo irme, debo regresar a la biblioteca, tal vez pueda conseguir el tomo que necesito, fue un gusto verte Snape-el muchacho de cabello azul se dio la vuelta-ah, por cierto, puedes llamarme Evans-el tipo le dio una sonrisa antes de desaparecer de la vista del ojinegro.
Ese tipo era jodidamente raro, pero, en lo personal no le desagradaba, el Ravenclaw parecía gustar de humor negro y sarcástico como el de él.
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Sirius caminaba silencioso al lado de James, ambos siguiendo a Filch para el castigo de esa noche, Black estaba sintiendo una quemazón rara en el pecho, frunció el ceño al recordar ese día.
James y él, le habían teñido el cabello a Snape de color azul chillón, bueno, unos cuantos mechones, si el grasiento de Snape le gustaba tanto Ravenclaw, ellos le estaban haciendo un favor, gruñó levemente al recordar la tarde, el estúpido de Thompson había entrado al Gran Comedor con el cabello completamente azul chillón, el mismo tono que el de Severus, y más de una chica se había tirado prácticamente encima del Ravenclaw, que se disculpó con cortesía, por eso a nadie le extraño cuando Snape entro con el cabello parecido, en realidad, varias personas se quedaron viéndolo fijamente, para el disgusto de Black, eso no era justo, solo él y otras personas sabían de la existencia del Slytherin y ahora todos se lo quedaban viendo, ¿Qué se creían? Chasqueo la lengua, molesto.
-Tienen que limpiar todo esto sin magia-el hombre de actitud grotesca, les confisco las varitas y los dejo en la sala de Trofeos. Ambos Gryffindors suspiraron fastidiados, solo por una simple bromita. Y el estúpido de Snape se lo merecía, si se lo merecía.
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-Últimamente no dejan a Severus en paz-Lily se había sentado al lado de un enfurruñado James-por cierto, creo que la tarta que apuñala Black es la tuya-menciono casualmente la pelirroja.
-¡Joder, Sirius!-James le quito el postre, pero ya no había nada que se pudiera salvar.
Potter puso el plato con los restos del postre en frente de él, Lily observo detenidamente como el de lentes no dejaba de dar miradas a la mesa de Ravenclaw para pasarla rápidamente a la mesa de Slytherin, la muchacha de ojos verdes siguió analizando la situación-¿entonces?-pregunto de nuevo la Gryffindor.
-¿Qué?-pregunto escuetamente el buscador de Gryffindor, Evans torció la boca en una mueca, intentando pasar por alto la descortesía tan antinatural con la que la trato Potter.
-Severus-musito la pelirroja.
Por primera vez desde que llego, el castaño le regreso la mirada-¿Qué pasa con Snape?-Lily apunto eso, no lo había llamado Snivellus o con otro apodo.
-Que últimamente parecen molestarlo más-expreso con el ceño levemente fruncido la muchacha.
-Pensé que ya no tenías vínculos con él, Evans-la voz de James salió amarga mientras le daba una mirada fea.
Algo dentro del cerebro de la pelirroja conecto-oh, mierda-murmuro mientras sentía que palidecía, se puso de pie rápidamente abandonando el Gran Comedor, ante la atónita mirada de James, que nunca la había escuchado decir una mala palabra.
Casi al instante otro-mierda-se escuchó, pero esta vez de Remus, que miraba con la boca levemente abierta a Sirius, Black solo miraba extrañado a su amigo licántropo. Casi haciendo lo mismo que Lily, Lupin se puso de pie y salió del Gran Comedor.
Sirius y él se miraron extrañados, ¿Qué carajos le estaba pasando a las personas? Peter les regreso la mirada confundido. Demonios.
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Lily suspiró con tristeza, casi quería reírse de las ironías de la vida, seguía sin poder creerlo del todo, pero ahí estaban los hechos, nunca en su vida se lo hubiera podido imaginar, pero de cierta forma, se sentía feliz, tal vez, con eso, Severus pudiera empezar a sentirse más feliz, Potter no era tan malo, en realidad era buena persona, si no fuera así, ella no se hubiera enamorado, por eso lo ayudaría, el tipo era demasiado idiota para darse cuenta que le pasaba, ella lo ayudaría.
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Remus se encontraba todavía choqueado, ya entendía el porqué del comportamiento tan extraño de Sirius, el rubio trigueño se mordió nerviosamente los labios. Inhalo profundamente intentando quitarse la sensación de inquietud, bueno, no era tan malo, Severus no era malo y él lo sabía, además Sirius se lo merecía. Sonrió levemente, Sirius se estaba comportando como nunca antes lo había visto, como un estúpido enamorado y como su amigo, lo ayudaría. Era hora de agradecerle de alguna forma todo lo que había hecho por él.