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El Hombre de los Kim ( kai, xiumin , sehun X luhan) por Onodera Gio

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Notas del capitulo:

gracia sa las personitas que me dejaron mensaje, se lo sagradezco demaciado. aqui les dejo el siguiente capitulo. 

Capitulo.1(segunda parte)

La primera cosa que sintió luhanera un calor delicioso. Después de haber sentido tanto frío, durante tanto tiempo, estaba seguro de que había muerto y había llegado al cielo. O quizá al infierno, a juzgar por la temperatura.

 

Entonces abrió los ojos y decidió que era el cielo, porque el demonio no podía ser tan atractivo como el hombre que estaba inclinado sobre ella.

 

Después de mirarle fijamente por un momento, se dio cuenta de qué estaba desnudo. En una bañera. Con un magnífico extraño mirándolo, completamente imperturbable ante su desnudez. Quizá en vez de babear, debería tener miedo.

 

—No voy a hacerte daño —dijo el hombre con voz serena, mientras se alejaba de la bañera—. Te encontré en la nieve.

 

Cruzó los brazos sobre el pecho y unió las piernas, tratando de esconder su cuerpo.

 

— ¿Dónde estoy? —preguntó, odiando el tono vacilante de su voz.

 

—En el Pabellón de Caza Tres Hermanos —contestó él. -¿Tienes alguna herida?- Se apretó el pecho y negó con la cabeza.

 

— ¿Dónde está mi ropa?

 

—En la secadora. Le dejaré una camisa hasta que se sequen. -A pesar del calor del agua, sintió un escalofrío y sus pezones se endurecieron. El hombre era muy tentador.

 

Tenía pelo oscuro y corto y hombros anchos. Era muy atractivo. Él se levantó, y el miró sus largas piernas, apretadas por los vaqueros. Casi gimió en alto cuando vio las botas de vaquero. Siempre la atraían los hombres que llevaban botas de vaquero. Jadeó cuando él lo sacó del agua. Antes de que pudiera protestar, lo envolvió en una toalla enorme y lo sacó del baño.Ahogó su sermón cuando él lo puso sobre la enorme cama. El juntó las puntas de la toalla y las apretó contra sí mismo.

 

Él le dio la espalda y desapareció en el armario. Segundos más tarde, regresó con una camisa de franela y un par de pantalones.

 

—Son muy grandes para ti, pero servirán hasta que se secarán tus ropas.

 

Se las dio, mientras que sus ojos le acariciaban el rostro. Debía tener miedo. Estaba en la casa de un hombre desconocido. Desnudo como el día en el que nació. Y aún así, no se sentía amenazado por él. Casi se rió de lo ilógico de la situación. La mayoría de los hombres la asustaban. Y con una buena razón. ¿Entonces, porque no estaba gritando? Por qué continuaba allí, mirándolo fijamente, ¿como si quisiera desnudarle? Debería salir por la puerta, corriendo como un loco.

 

En vez de eso, cogió la camisa que le ofrecía, estremeciéndose locamente cuando sus manos se tocaron. El fuego llenaba sus ojos y ardía su carne, cuando su mirada recorrió su cuerpo.

 

—Te dejaré vestirte —dijo él. Cuando acabes, ve al salón a calentarte.

 

—Gra… gracias —tartamudeó .

 

En cuanto él dejó el cuarto, se levantó, se quitó la toalla y puso la camisa. Le llegaba hasta las rodillas, y se arremangó las mangas hasta tener las manos libres. Se sentó en el borde de la cama, poniéndose los pantalones. Cuando se levantó, le cayeron hasta los tobillos. Los subió otra vez, pero volvieron a caerse, irritándola. Bien, él me vio con mucho menos. Por lo menos, la camisa era bastante bien. Esperaba que su ropa no tardara en secarse.

 

Echo un vistazo en el espejo de encima de la cómoda y se estremeció por lo que vio. Su pelo estaba hecho un asco y el tinte era espantoso. No había alcanzado el efecto deseado, lo de alterar su apariencia.

 

Se arregló la camisa e, indeciso, salió del cuarto.Atravesó el pasillo, echando un vistazo por todas partes. Al final, se paró y miró avergonzado. Lo miraban fijamente tres hombres, no uno solo. Tres magníficos hombres. Y allí estaba el, con nada más que una camisa. Empezó a retroceder, pero el hombre que la bañó, la agarró por el codo.

 

—No tengas miedo. A propósito, soy Kai —la hizo entrar en la sala, a pesar de su renuencia

 

—. Ésos dos son mis hermanos, Sehun y Xiumin . El les miró, nervioso e inseguro, usando el cuerpo de Kai para protegerse de las miradas.

 

—No dijo nada sobre hermanos.

 

—Yo te dije el nombre del rancho —contestó él, risueño. Encontró su mano y la acarició.

 

—No te preocupe, cariño. Nadie va a hacerte daño.- Luhan se estremeció. No de miedo, si no del sex appeal de aquella voz. ¿Cómo podía sentirse seguro con un desconocido? Se lamió los labios.

 

—Soy Luhan —su voz era poco más que un murmullo. Uno de los hermanos se levantó del sofá y lo empujó hacía la chimenea.

 

—Acércate al fuego, para calentarte —su voz ronca, parecía chocolate derretido. ¡Oh, Señor! Debo estar soñando.

 

— ¿Cuál de los hermanos eres tú? —preguntó, vacilando por un momento.

 

—Soy Xiumin —le sonrió ampliamente.

 

Tiró ligeramente de su mano y ella le dejó acercarla al fuego. Xiumin era tan grande como Joe. La única diferencia entre ellos eran los ojos. Ambos tenían el pelo oscuro y corto, casi negro. Pero Kai tenía ojos verdes y Xiumin , castaños claros. Los ojos de Sehun eran azules, oscuros y fríos, era un poco más ligero que sus hermanos y su pelo marrón cobrizo, un poco largo, le llegaba hasta los hombros. Tenía una mirada salvaje, bárbara, era el tipo de hombre que una mujer quería domar instintivamente. Parecía el más joven, pero Luhan no estaba seguro. Todos eran atractivos, con edades cercanas, mientras que kai debía ser el mayor.

 

Xiumin le hizo sentarse en una butaca, cerca del fuego. Después, estiró las manos al fuego, dejando al calor difundirse por el cuerpo.

 

Estaba nervioso. Todos la miraban fijamente. Podía sentirlos.Todos lo habrían visto desnudo.¿Era por eso qué le miraban con tal intensidad? Kai alimentó el fuego.

 

— ¿Qué te pasó, LuHan? ¿Por qué estabas caído en el foso? Ni siquiera estabas vestido para este tiempo. LuHan tragó, inseguro de como contestar. Buscó rápidamente una disculpa admisible.

 

—Mi coche se estropeó un poco más abajo, en la montaña. Salí a buscar ayuda. Debo de haberme caído. Realmente, no me recuerdo.— La mayor parte era verdad. Lo era todo, pero no quería dar más detallas.

 

— ¿Estás seguro qué estás bien? —habló Sehun , por la primera vez. Sus ojos le examinaban, intentando arrancar sus secretos. Era el más tranquilo, más serio, más desconfiado.

 

—Estoy bien, realmente —miró a Kai .

 

—¿Mis ropas se han secado? Debo irme. Sehun frunció el ceño, Xiumin se tensó, la expresión de Kai se ensombreció.

 

—No creo que debes salir con ese tiempo —dijo Kai con firmeza. Xiumin asintió.

 

—No hay razón para irte, puedes quedarte aquí hasta que te sientes mejor. Sehun y yo iremos a buscarte el coche y lo remolcaremos hasta aquí, para cuando lo necesitas.— La incertidumbre lo hizo hesitar. Lógicamente, debía seguir lo más lejos posible, pero aquí se sentía seguro,y estaba cansada de huir. Se miró las manos e intentó controlarse el temblor. Estaba muy cansado y no conseguía recordar la última vez que había comido. Kai se arrodilló a su lado y agarró su barbilla con su grande mano.

 

—No tienes que irte a ninguno lado, cariño. Puedes quedarte aquí mismo. Cuidaremos de ti.

 

Si Luhan pensó que no podía excitarse más, se había equivocado. Aunque se lo dijo gentilmente, se sentía la orden. Querían que se quedara.

 

—Yo... yo no sé —cerró los ojos y se mareó; luchó para abrirlos de nuevo, pero la sala se movía a su alrededor. Y todo se oscureció.


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