La primera vez que lo vi fue en la universidad.
Estaba sentado en una banca debajo de un gran árbol bebiendo una taza de café. No entiendo como alguien toma café en una tarde calurosa. Con el tiempo me di cuenta que esa era una pequeña adicción. El sol caía sobre el y hacia brillar sus mechas rubias platinadas. ¿Cómo es que alguien puede ser de piel tan blanca y cabellos tan rubios? Era el centro de atención de los estudiantes que pasaban por el parque de la universidad de las artes, pero el no prestaba atención. Su mirada estaba clavada en un libro, la portada decía “frases de ayer y hoy que los ingleses utilizan”. Por la pinta y el libro me di cuenta que no era de Inglaterra, entonces, ¿de donde venia aquel ángel rubio?. Si, definitivamente ya me volví loco. Todo el aura que lo envuelve exuda tranquilidad, nada que ver con el bullicio que los jóvenes hacen mientras caminan.
No lo pude aguantar, saque mi cámara y sin que nadie me viera tome un par de fotografías. Ya he tenido problemas por fotografiar a personas sin su consentimiento. He tenido mas precaución desde aquella vez en la que un grandulon casi me golpea por tomarle fotos a su pequeña hija. En mi defensa la pose de la niña saltando del columpio en luz de media tarde era exquisita. Revise las imágenes en la pantalla, si jugara un poco con las sombras, la foto seria épica. Justo cuando estaba por hacer una nueva toma sentí su mirada en mi cámara. Maldición, fui descubierto observándolo y claro, solo pude sonrojarme y salir corriendo. ¡Qué valiente!
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La primera vez que lo vi fue en la universidad.
Estaba sentado en una banca debajo de un gran árbol bebiendo una taza de café. No entiendo como alguien toma café en una tarde calurosa. Con el tiempo me di cuenta que esa era una pequeña adicción. El sol caía sobre el y hacia brillar sus mechas rubias platinadas. ¿Cómo es que alguien puede ser de piel tan blanca y cabellos tan rubios? Era el centro de atención de los estudiantes que pasaban por el parque de la universidad de las artes, pero el no prestaba atención. Su mirada estaba clavada en un libro, la portada decía “frases de ayer y hoy que los ingleses utilizan”. Por la pinta y el libro me di cuenta que no era de Inglaterra, entonces, ¿de donde venia aquel ángel rubio?. Si, definitivamente ya me volví loco. Todo el aura que lo envuelve exuda tranquilidad, nada que ver con el bullicio que los jóvenes hacen mientras caminan.
No lo pude aguantar, saque mi cámara y sin que nadie me viera tome un par de fotografías. Ya he tenido problemas por fotografiar a personas sin su consentimiento. He tenido mas precaución desde aquella vez en la que un grandulon casi me golpea por tomarle fotos a su pequeña hija. En mi defensa la pose de la niña saltando del columpio en luz de media tarde era exquisita. Revise las imágenes en la pantalla, si jugara un poco con las sombras, la foto seria épica. Justo cuando estaba por hacer una nueva toma sentí su mirada en mi cámara. Maldición, fui descubierto observándolo y claro, solo pude sonrojarme y salir corriendo. ¡Qué valiente!