Capítulo 17: Trato.
En el auto, sólo había un silencio sepulcral.
Hiroshi no entendía qué pasaba. Después de que su obaa-chan, fue a buscar a su oto-chan, tardaron mucho y cuando volvieron, su oto-chan tenía una horrible cara demacrada y su abuela se veía muy preocupada. Cuando él preguntó sobre qué pasaba, su oto-chan le dijo que por andar de torpe, se había resbalado en uno de los pasillos y que se había caído muy fuerte llegando hasta llorar un poco, cosa que Hiroshi no creyó en lo absoluto, sin embargo, decidió no preguntar más, ya que suponía que aquello era lo correcto.
Cuando llegaron a la casa, seguían sin decir nada. Fue Kushina la primera en hablar.
—Bien, veré qué hago para cenar ¿te gustaría algo en especial Naru?
—No, yo lo único que quiero es irme a acostar. Si quieren, pueden pedir una pizza, hay dinero en el estante de la sala. Buenas noches —Naruto subió las escaleras ante las miradas preocupadas de su madre y su hijo.
Hiroshi estuvo tentado de preguntarle a Kushina qué pasaba, pero cuando estaba a punto de abrir la boca, Kushina habló:
—Bueno, entonces comeremos pizza ¿de qué te gustaría Hiroshi?
—Eh… ah… de pollo con champiñones, sin aceitunas.
—Claro, claro, sin aceitunas. Voy a llamar de inmediato —Kushina forzó una sonrisa y buscó su celular para pedir la pizza.
A Hiroshi no le quedó de otra más que quedarse con la duda. Esperaba que al otro día, todo volviera a la normalidad.
Kushina después de pedir la pizza, se sentó en una de las sillas de la mesa de la cocina a pensar sobre lo ocurrido.
Después de que encontrara a Naruto y éste se aferrara a ella se quedaron así por largo rato, ella abrazando a su hijo, hasta que éste se calmó.
—Naruto, hijo, dime ¿Qué te pasa?, ¿Por qué estas así?
—Mamá, perdóname, pero ahora no tengo ganas de hablar. Te prometo que cuando me sienta listo te lo contaré todo, pero ahora no me fuerces a hablar —le pidió/suplicó.
—Está bien.
—Y por favor, no le digas nada a Hiroshi.
—Pero Hiroshi no es tonto, estoy segura de que igual se dará cuenta de que algo pasa.
—Sí, pero si no le decimos nada, es mejor.
—Bien, no es como si yo en verdad pudiera decirle algo que no sé.
—Gracias.
—Ahora, vamos al baño a que te laves la cara.
—Sí.
Tras eso, fueron al baño y Naruto se lavó la cara hasta que esta estuvo más “decente”.
—Todavía tengo una cara horrible —se quejó Naruto.
—Bueno, si Hiroshi pregunta, dile que te caíste o algo así.
—Sí, tienes razón, es mejor que crea que soy torpe.
—Entonces no demoremos más y vamos.
—Sí.
A la final, esa había sido la tonta excusa que le habían dado a Hiroshi cuando éste preguntó y ella suponía que no se lo había creído.
—Estoy muy preocupada, quisiera poder entender qué es lo que le pasa y ayudar a mi hijo, pero si él no me tiene la confianza para decirme lo que le pasa, no puedo hacer nada —suspiró con pesadez.
—¡Obaa-chan, ya llego la pizza! —le gritó Hiroshi desde la entrada, a lo que ella fue para pagarla.
Naruto se sumergió en la tina del baño, dando un suspiro. El agua caliente le estaba ayudando mucho a relajar el cuerpo, más no su mente.
Tenía un gran dilema en la mente.
Le había dicho a Sasuke que alejaría a Hiroshi de él, pero ¿Cómo? No podía ir y simplemente cambiarlo de instituto. El Konoha High School, era el mejor lugar para Hiroshi, aunque ahí estuviera Sasuke.
Entonces ¿Qué hacía? No quería tener que decirle la verdad a Hiroshi, porque le destrozaría saber que su profesor al que le había tomado estima, era el padre que no lo había querido y que lo había despreciado. En parte, sabía que era su culpa por no haberle dicho antes a Hiroshi la verdad completa cuando pudo. Él lo único que había querido, era que Hiroshi no sufriera, ya que era muy pequeño como para atormentarlo con verdades tan dolorosas como lo era la historia entera, por eso, sólo había dicho que su padre no lo había querido y ya. Pero ahora Hiroshi, tenía la edad suficiente para entender la situación, pero eso no quería decir que no le fuera a afectar.
Tenía que pensar bien lo que iba a hacer.
Tenía que hacer lo que más favoreciera a Hiroshi y no le hiciera sufrir.
Tras pensarlo mucho, tomó una decisión.
Salió de la tina, secándose con una gran toalla para después, ponerse el albornoz que estaba colgado en la puerta del baño y salió de éste. Ya en su cuarto, pensó en que tendría que volver a hablar con Sasuke. Aquello no le gustaba, pero tenía que hacerlo y esperaba que Sasuke también pusiera de su parte.
Al otro día, en la mañana, Naruto se levantó más repuesto, incluso hasta sonreía, dejando muy desconcertados a su madre y a su hijo.
—Hoy pareces estar de buen humor —le comentó Hiroshi, para después darle una mordida a su tostada con mermelada.
—¿Y por qué no? Hoy hace un bonito día y es viernes —cogió el plato con tostadas que Kushina le dio y untó mantequilla en una de ellas.
—Tienes razón, es viernes —dijo Hiroshi con emoción.
—Hoy sales más temprano ¿verdad? —le preguntó de repente Naruto.
—Sí, a la 1:30 ¿Por qué?
—Por nada.
El desayuno transcurrió normal y cada uno se fue a hacer lo suyo.
Sasuke miraba distraído por la ventana del auto de su hermano, quien iba conduciendo ese día.
El día anterior, no había pegado ojo en toda la noche y eso se notaba con sólo mirar las ojeras que había en su cara.
—Sasuke, por favor relájate —le pidió Itachi cuando se detuvo por un semáforo.
—¿Cómo me pides que me relaje después de todo lo que pasó ayer?
—Sé que lo de ayer, no fue nada bueno para ti, pero eres un profesor que tiene que dar clases hoy y no puedes pararte con esa cara y con esa actitud delante de tus alumnos. Debes actuar profesionalmente —volvió a poner el auto en marcha cuando cambió el semáforo.
—Lo sé, pero maldita sea, no puedo, me aterra llegar al instituto y saber que mi hijo ya no aparecerá más —se revolvió el pelo con frustración.
—Sólo trata de no atormentarte en vano, no por lo menos hasta que hayamos llegado y comprobado todo.
—Está bien —Sasuke intentó relajarse, pero no pudo, aun así trató de poner una expresión serena para no preocupar a su hermano.
10 minutos después, Itachi estacionaba el auto en el estacionamiento del instituto y ambos bajaron de él para entrar en el recinto y dirigirse a la sala de profesores a recoger lo que necesitaban para sus clases.
—Bueno, te dejo y procura no asustar a tus alumnos —le dijo Itachi en el pasillo afuera de la sala de profesores.
—No lo haré.
—¿Lo prometes?
—Sí —Sasuke vio como Itachi le ofrecía el dedo meñique con una sonrisa— ¡No me jodas!
—Jaja ¿lo ves? Ya recuperaste tu humor. Nos vemos —Itachi salió huyendo antes de recibir un posible ataque de su hermano quien lo despidió con una pequeña sonrisa.
Agradecía mucho tener un hermano como Itachi, ya que si él no estuviera, él sería una persona muy perdida. Por lo que, con mucho más ánimo se dispuso a ir a sus clases hasta que…
—Sensei —se escuchó una voz a sus espaldas, una que él conocía muy bien.
—Namikaze —dijo y volteó viendo a un Hiroshi muy sonriente.
—Sensei, yo quería disculparme por no haberme podido despedir de usted ayer, pero mi oto-chan me arrastró con él y no pude hacer mucho y yo no quiero que usted piense que soy un grosero —se excusó apenado.
—No-no te preocupes.
—¿No está molesto? —inquirió Hiroshi.
—No, para nada y mejor vete a clases, que el timbre ya sonó.
—¡Claro! Nos vemos sensei.
Sasuke vio como Hiroshi se iba corriendo y sintió una gran alegría inundar su pecho. Por un momento, cuando Hiroshi le habló había temido lo peor al pensar en que tal vez venía a despedirse y se alivió mucho al saber que no era eso. Su hijo estaba ahí y parecía no saber nada, lo que era mejor. Él no podría vivir sabiendo que su hijo lo odiaba.
Sin poder evitarlo, esbozó una gran sonrisa y fue hacia el salón en el que le correspondía dar clases a esa hora. Cuando volviera a ver a Itachi, se lo contaría.
Daban casi las dos de la tarde, cuando Naruto ingresaba en el Konoha High School.
Había dejado su auto estacionado en otra parte, cerca de ahí, ya que si entraba con él podía llamar la atención.
Tampoco quería ir a adentro, así que se dirigió hacia la parte del estacionamiento. Suponía que Sasuke saldría por ahí y cuando saliera, lo increparía.
Estuvo esperando, alrededor de 15 minutos en los cuales, ya estaba perdiendo la paciencia cuando al fin lo vio salir.
Tan guapo como el día anterior… Maldición, se golpeó mentalmente por pensar así. Él no tenía que estar pensando en lo guapo que se veía. No. Estaba ahí por su hijo, sí, por él estaba ahí.
Sin dudar más, se acercó lo suficiente para que Sasuke lo viera. Notando la cara sorprendida de éste. Recién entonces, reparó en la presencia del otro hombre junto a Sasuke. Era pelinegro y vestía ropa deportiva, además, de tener un gran parecido con Sasuke.
De repente, se le vino a la mente una conversación que había tenido con Sasuke durante el festival, en el que le mencionó que tenía un hermano. Suponía que ese hombre era aquel hermano.
—Naruto ¿Qué haces aquí? —escuchó que le preguntaba Sasuke.
—Vine a hablar contigo ¿a qué más?
—Bueno, yo… no me lo esperaba.
Itachi, al ver la tensión de su hermano, decide intervenir.
—Hola, mucho gusto Naruto, mi nombre es Itachi y soy el hermano mayor de Sasuke —Itachi le extendió la mano, pero Naruto no se la recibió.
—Tengo poco tiempo, así que iré directo al grano —dijo Naruto mirando fijamente a Sasuke con odio e ignorando totalmente a Itachi quien guardó su mano.
—Te escucho.
—Tras pensarlo mucho, he llegado a una solución que nos beneficiará a todos.
—¿A todos?
—Sí.
—¿Y de qué se trata?
—Es un trato y espero que lo aceptes, aunque bueno, no te queda de otra —relajó un poco su expresión y habló—. Dejaré que sigas viendo a Hiroshi, pero sólo si prometes que jamás le dirás la verdad.
—Pero…
—Mira, si yo hago esto es porque no quiero que Hiroshi sufra. O dime ¿quieres que sufra y que además, te odie? Yo creo que no, aunque su odio te lo tienes bien merecido.
—Yo…
Sasuke no sabía qué decir. El trato que Naruto le proponía, no se lo esperaba. En pocas palabras, Naruto le dejaba ver e interactuar con su hijo, pero sólo si prometía callarse la verdad sobre su paternidad para siempre. Eso no le agradaba, aunque concordaba en que Hiroshi no se merecía sufrir con tal cruel verdad.
—Te advierto que, si no aceptas, yo le diré toda la verdad —le amenazó presionándole.
—¡¿Qué?! Pero eso… —trató de decir Itachi.
—Está bien —Sasuke fijó su mirada en Naruto. Se veía tan bello con esa chaqueta y ese pantalón, ambos negros que se ajustaban tan bien a su cuerpo. Se golpeó mentalmente por estar pensando esas cosas en esos momentos, pero no podía evitarlo. Naruto jamás pasaría desapercibido para él.
—Muy bien, entonces tenemos un trato.
Inesperadamente, Naruto le extendió la mano. Se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo con eso, por lo que Sasuke se apresuró a tomar esa mano tan suave y cálida, cerrando así el trato con Naruto, quien retiró la mano de inmediato.
—Eso sería todo —Naruto empezó a caminar para irse, pero Sasuke lo detuvo.
—¡Espera! —Le gritó y Naruto le volteó a ver, bastante enfadado— Dime ¿te volveré a ver?
Aquella pregunta descolocó a Naruto ¿acaso Sasuke quería seguir viéndolo? Pues si era así, él no, claro está. Lo que menos quería en este mundo era ver la cara de Sasuke y estar cerca de él. Siquiera el estar ahí en ese momento, le disgustaba.
—Naturalmente, tendremos que vernos en las reuniones, pero serán las únicas veces, que te quede claro —y tras decir eso, se marchó rápidamente.
Sasuke se sintió agobiado. Tenía todas las cartas en su contra. Naruto había sido muy inteligente y las tenía a su favor.
Estaba atrapado en las manos de Naruto. Si él quería, lo podía destruir.
—Sasuke ¿está bien que lo dejes así? —le preguntó Itachi, notablemente preocupado.
—¿Y qué otra opción me queda? Tú mismo viste que Naruto prácticamente me amenazó. No puedo hacer nada. Naruto me tiene en sus manos.
—Pero ¿podrás vivir así?
—No creo, pero prefiero eso a que mi hijo sufra. Prefiero que él piense toda su vida en mí como su profesor del instituto a que me odie por ser su padre. Prefiero ser sólo un ente distante al que con los años, olvide, lo prefiero…
Itachi notó como a Sasuke se le quebraba la voz. No, no era bueno pensar que sería sólo un profesor para su hijo por el resto de su vida. Pero no tenía otra opción. Debía aceptar. Era eso o nada.
—Sasuke…
—Pero —Sasuke recuperó la compostura y miró a su hermano—… mientras pueda estar cerca de Hiroshi, aceptaré todo lo que venga —le dio una pequeña sonrisa reconfortante.
—Ya veo —a Itachi no le quedó de otra más que aceptar. Sea como sea, él siempre estaría cerca de su hermano. Ya lo había abandonado una vez y aquello había resultado mal, por lo que ahora procuraría estar ahí siempre al lado de su hermano, como su gran apoyo.
Continuará…