Algunas veces la oscuridad me recuerda a lo que era anteriormente, un pequeño abandonado por la sociedad, sobreviviendo día a día para poder permanecer con vida, paso a paso avanzando esperando alguna oportunidad para acabar con el sufrimiento que siento, mis padres no los conocí, unos amigos de ellos cuidaron de mi, permanecían con constante miedo a mi ser, el por que en ese entonces no lo entendía, pero ahora años después lo comprendo a la perfección, por eso hui de ellos, no me sentía cómodo ya que en varias ocasiones intentaron deshacerse de mi, así que les facilite las cosas y me fui.
En aquel entonces mis pequeños pasos resonaban por la solitaria ciudad de Florencia, hermosa en todo su esplendor pero aun así tan solitaria y despiadada para alguien olvidado como yo, vague por un buen tiempo, robando para mantenerme en pie, oculto de los demás, hasta que a mis 16 años una sed despertó en mi interior, era algo que simplemente no podía saciar con beber la mas fresca de las aguas, mi cuerpo reclamaba algo mas, lo necesitaba, lo deseaba, en aquel entonces, mi primera victima fue una dulce niña que se acercó a ayudarme, recuerdo sus dulces ojos mirándome con ternura aun después de ver como la luz de vida desaparecía de sus ojos, la sostuve entre mis brazos, su sangre corría por mis dedos, aun la culpabilidad me consume, pero ella fue solo el inicio de lo que mas adelante se convirtió en un ciclo de asesinatos.
Al principio algo torpes fueron mis ataques, por lo que algunas personas que se hacen llamar cazadores comenzaron a ir tras mi rastro, entonces entendí que si no quería ser cazado yo seria el que los tendría que cazar, pero primero debía controlar esa sed que lentamente acababa mi cordura.
Durante los próximos dos años transcurridos pulí mis habilidades de asesinato y con esto aprendí el manejo de armas que me resulto muy útil a la hora de cenar, rápidos y sin levantar sospechas, ocasionalmente aparecían cazadores en mi camino pero no era algo con lo que no pudiera lidiar, con el tiempo mi fama de asesino se hizo conocida y con esto obtuve un trabajo, sin siquiera buscarlo pero que fue de gran ayuda así comencé a organizar mi vida.
Frio y letal, cada trabajo era ejecutado con eficiencia sin levantar sospecha alguna, los que me buscaban pagaban lo que yo exigía con tal de tenerme a sus servicios, verlos tan desesperados de cierta manera me causaba diversión, las personas son tan indefensas que buscan alguien que haga su trabajo sucio, pero bueno para eso estaba yo, y con eso los años siguientes tuve la oportunidad de acomodarme en un acogedor apartamento, donde cada noche después de cada trabajo me disponía a descansar, siempre estaba esperándome mi fiel y único compañero, un camaleón que compre unos meses atrás, lo llame León, no requería mucho cuidado pero me encariñe con el así al llegar no me sentía tan solo.
Al cumplir 20 años apareció un hombre de extraña apariencia ofreciéndome un trabajo extraordinario, el cual dude al principio para aceptar, pero finalmente lo hice, lo que no esperaba era que aquel sujeto tenía preparada una emboscada para mí, el muy desgraciado resulto ser un cazador el cual llevaba buscándome la pista desde años atrás, deshacerme de el grupo que venia con él no fue tarea sencilla, pero finalmente lo hice pero no contaba con la fuerza que el poseía dejándome de un solo golpe fuera de combate.
Al despertar, mis ojos tuvieron que adaptarse a la oscuridad del cuarto en el que me encontraba, trate de ponerme en pie pero me encontraba encadenado, no era la gran cosa romperlas y salir de aquel cuarto, pero al intentarlo me di cuenta que no eran unas cadenas cualquiera, así que entendí que los Cazadores me tenían a su merced.
No recuerdo cuanto tiempo estuve en aquel lugar, lentamente muriendo de sed, pero el control que tenia ahora sobre mis instintos era mejor pero no duraría mucho a ese paso, me sentía débil, cosa que nunca me ha gustado, me hace recordar a todos aquellos que me rechazaron por ser algo que ni siquiera yo sabia con exactitud era, una cosa tenia clara, no era un humano normal, pero tampoco una de aquellas criaturas que devoraban sin piedad a la gente, un Vampiro. Años atrás me había hecho aquella pregunta a lo que después de tanto investigar di con la respuesta, soy aquella persona que no esta conectada con ninguna de esas dos clases, soy el que se encuentra en medio, un Dhampir.
Un humano con poderes de aquellas criaturas despreciables, que irónico pensar que soy esto a pesar de que intento no convertirme en un vampiro, a decir verdad no me he cruzado con alguno, pero siempre he sentido su presencia a mis alrededores, pero no les prestaba atención, mientras ellos no se entrometieran en mi camino, yo no me entrometería en el suyo, no necesitaba mas dolores de cabeza.
Note como abrían la puerta que se encontraba en frente mio, cerré los ojos para poder adaptar mis ojos a la luz que ahora se filtraba e iluminaba toda la habitación, inclinando la cabeza un poco, lentamente abrí mis ojos y levante la vista encontrándome con una silueta femenina en frente, que comenzó a acercarse a mi, cuando estuvo mas cerca, note como ella se acomodó a mi altura ya que me encontraba sentado en el suelo, y me sonreía cálidamente, un sentimiento que nunca llegue a experimentar, por lo que me resulto molesto, pero a ella no le importo, acerco su rostro al mio y pude notar que su cabello era azulado, al igual que sus ojos, pero un detalle especial que tenia ella era aquella flor dibujada bajo su ojo derecho, era una persona bella en verdad, pero no era nada mas.
Ella notando lo reacio que era soltó una dulce risilla, mirándome fijamente por unos cuantos momentos más, hasta que comenzó a hablarme.
-Así que, nuestro gatito asustadizo por fin esta con nosotros..jeje
-Hmm…-le mire fríamente, desviando la mirada a la pared que resulto ser lo mas interesante en ese momento.
-Mou, no seas así mira que ponerte así solo porque te atrapamos, deberías agradecer que aun permaneces con vida.
No respondí nada, sinceramente esperaba que barrieran el piso conmigo no terminar como un maldito recluso que lo dejan morir de hambre, mis sentimientos los mantenía muy ocultos, pero por alguna razón ella noto eso, sonriendo aun mas.
-Pero bueno no todo es malo, además solo esperaba que escucharas mi humilde petición, mi querido Dhampir
Me miro fijamente, pero ahora su mirada era fría y calculadora, y su tono de voz dejo de ser meloso a uno casi cortante.
-Quiero que te unas a la organización, y trabajes para nosotros, eres muy conocido por tu precisión a la hora de matar, por lo que serias de gran ayuda, por lo que quiero que lo hagas.
Aquellas palabras llamaron mi atención, le mire directamente a los ojos, en los cuales reflejaba ningún tipo de duda, pero aun así formule mi pregunta.
-¿Qué gano con unirme a ustedes?
Aquello pareció alegrarle, por lo que volvió a sonreír, pero manteniendo aquel semblante serio.
-Además de superar tus buenos Honorarios, y de que permanecerás con vida…podrás averiguar aquello que tanto te ha estado atormentando
Abrí mis ojos ampliamente ante aquella respuesta, acaso ella sabia.
-No me mires así, se todo lo que necesito saber, entonces que me dices?
Asentí con la cabeza dando a entender lo que ella quería.
-Entonces no siendo mas, mi nombre es Luce y el tuyo?
-Reborn
Sin mas, desde que me liberaron de aquel cuarto, comencé a trabajar no solo con Luce que resulto ser la jefe a cargo de la organización, sino también con 5 personas mas, entre ellos se encontraba Fon, un oriental muy amable y pacifico, pero que al igual que él era implacable en cada uno de sus trabajos, también estaba Coronello un militar algo infantil y que con el pasar de los meses se convirtió en un gran amigo y molesto rival, hasta que me entere de su mas grande secreto, el amor que le profesaba a un superior de él, una joven llamada Lal Mirch, instructora de todos los nuevos reclutas y que de vez en cuando nos acompañaba, es divertido molestarlos a ambos ya que siempre terminan golpeando a Coronello, dejando a la parejita también esta Mammon una extraña persona y que simplemente se mueve por el dinero, ya que siempre escoge los trabajos con gran recompensa, y aquel tipo de cabello verde que siempre me saca de quisio, Verde el cual es un genio pero aun asi me resulta molesto por lo que no participo en trabajos con el, y finalmente mi lacayo Skull, siempre quiere lucirse a pesar de lo débil que suele ser.
Asi los 7 Fuimos nombrados los Arcobalenos de la Organización de cazadores, los mas fuertes de esta, y asi mi sobrenombre comenzó a ser conocido como "el Arcobaleno del Sol", y mis años de trabajo limpio y despiadado para ellos comenzó, a medida que también investigaba aquel asunto que tan perturbado me tenia, aquello me guio a un nombre…Primo di Vongola.
Siguiendo su rastro, me tope con que él había desaparecido siglos antes de que yo hubiese nacido, pero su descendencia perduro en la tierra, consulte con Luce ese tema y ella me explico que el ultimo de los descendientes del Clan Vongola, era un Vampiro escurridizo que llevaba eludiendo a la Organización desde tiempos inmemorables, aunque tampoco era seguro que permaneciere con vida.
-Una presa difícil de Cazar, eh?
-Reborn te interesa el trabajo?
Asentí en afirmación, y ella inmediatamente me brindo toda la información recopilada con los años, pero aun así no fue de mucha ayuda, eran cosas muy vagas por lo que tuve que investigar por mi cuenta, en eso se me fueron dos años completos, el tipo tenia la apariencia de un adolecente por lo que fue difícil hallarlo, ya que también tenia muchas propiedades por el mundo, aun así seguí su rastro hasta el ultimo lugar en el que fue visto, una pequeña ciudad llamada Namimori, quien lo diría era un lugar acogedor, pero yo no iba de turista, tenia trabajo que hacer por lo que las semanas en las que estuve allí investigue algún hecho irregular, y al poco tiempo lo vi.
Era un chico de cabello alborotado de color marrón, ojos achocolatados, pero que mostraban un profundo vacío y piel pálida, era de esperar que estuviera así, ya que ni siquiera tendría corazón, pero aun así no lo perdió de vista, estaba junto a una jovencita que se veía algo pálida pero que conservaba una brillante y enamorada sonrisa, hablaban mientras se dirigían a la casa de él, los seguí y días después me dispuse a inspeccionar la casa, entre fácilmente, así que seria fácil sorprenderlo.
Escuche como la puerta de entrada se abrió y dio paso al que imagino fue a mi objetivo, acompañado de alguien mas, escuche atentamente y al parecer estaban haciendo de las suyas, en mi opinión nunca me falto la entretención para mi cuerpo, pero no la veía necesaria así que me concentre nuevamente pero comencé a ceder a la tentación cuando un embriagante olor a sangre inundo la casa, el Vampiro estaba comiendo, por lo que sentí pesar de la pobre victima, hacia mas de 3 semanas que no probaba la sangre, que el olor me estaba haciendo perder el control, hasta que sentí como abrían nuevamente la puerta y la cerraban, la cena no duro por lo que los pasos de alguien subiendo las escaleras se hizo presente.
-Tomare una ducha antes de hacer mis deberes
Apunte mi arma a la cabeza del pequeño que se encontraba de espaldas
-Eres muy bueno, como para que no haya notado su presencia, Señor Cazador.
-Estaba muy ocupado para notarme al parecer.
-Quien sabe, pero a que debo la visita?
-Simplemente vengo a terminar mi trabajo
Vi como se comenzaba a dar vuelta era un joven muy lindo, sus ojos se tornaron marrones con tonos anaranjados, en sus labios un hilillo de sangre se asomaba, acomode mejor mi fedora mientras relamía mis labios para seguir con mi tarea.
-Entonces señor cazador, puedo tener mi ultimo deseo?
Nuestros ojos se encontraron, realmente eran unos hermosos ojos, pero sabia que así como eran de hermosos también eran peligrosos, por lo que permanecí frio e impasible.
-Lo siento tengo cosas mas importantes que atender
-Enserio, esta bien…entonces le recomiendo que haga lo que vino a hacer
Sonreí ante aquella arrogancia por lo que no le di mas vueltas, hale del Gatillo y dispare, pero no fue un disparo letal, solo lo deje inconsciente, le necesitaba vivo pero eso no quitaba el hecho de que cuando se recuperara, estaría en un lugar peor que el infierno, en la organización.