El agua estaba fría, Magnus me había hecho el regalo de una ducha helada,pero así era mejor. La necesitaba.
El agua comenzó acubrirme el cuerpo mientras yo me mantenía inmóvil, inmerso en imágenes sobre Alec, Isabelle…
Clary.
Abrí el grifo al máximo para que la ducha me aclarara las ideas. El encuentro en el pasillo había sido doloroso pero no por el puñetazo, sino por los recuerdos. Magnus decía que tampoco los había olvidado ,¿qué sabrá él sobre no olvidar? Su vida gira en torno a perder a sus seres queridos. Ha perdido a su amor, pero tarde o temprano iba a pasar. Le costará olvidar, pero lo hará. Tiene toda la eternidad para hacerlo.
Sin embargo estar con él hace que no me sienta tan solo. Me ayuda a no penar constantemente en el dolor. No puedo saber con certeza si tendré un mañana, pues aunque sé que Clary querría que siguiera vivo, ¿vale la pena vivir en un mundo sin ellos? Quizás no.
Apago la ducha lentamente y el espejo se desempaña mostrándome el reflejo de mi cuerpo. Estoy más flaco, pero mis músculos no son fáciles de doblegar. Las Marcas resaltan sobre la piel, la del parabatai también. Sacudo la cabeza y cojo la toalla, secándome y saliendo del baño a toda velocidad.
Cuando cruzo delante de la biblioteca veo chispas azules bajo la puerta. La idea de Magnus destrozándolo todo casi me agrada pero el Instituto es lo último que queda de mi familia.
Entro rápido, sin llamar y descubro a Magnus jugueteando con magia. Me acerco con curiosidad. Su reacción de sorpresa al verme de repente a su lado hizo que intentara darme una patada pero por suerte soy más rápido que él.
-¡Jace!- al ver que era yo se llevó una mano a la boca, pero para tapar la risa.
-Tranquilo gatito. Por suerte para ti soy desalentadoramente bueno en combate.
-Más bien desalentadoramente ególatra en toalla.
-¿te crees el único que sabe palabras complicadas?-me paré frente a él, divertido.
- ¿En este instituto? Oh no-tuvo que bajar la vista para verme a los ojos ¡qué alto es!- mi gato también vino.
Sonreí, y de repente me ví inmerso en su mirada. No puedo negar que son hermosos, con el iris cambiacolor y las pupilas de gato. Es hipnótico.
Me dí cuenta de que su mirada se perdía en mi cuerpo, haciéndome sentir estúpidamente desnudo. De hecho lo estaba.
-¿mirando mi cuerpo diez?-por sus ojos cruzó un brillo extraño, casi una advertencia.
-Las marcas…Alec…-ya no pudo seguir, y su bajón me alcanzó a mí también.
Me desmoroné y salí corriendo mientras sujetaba la toalla. Entré a mi habitación y me enfundé unos bóxers antes de tirarme sobre la cama.
¿Cómo hizo para hacerme olvidar el dolor durante un minuto? Estar con él parece mi únicavía de escape.
Cierro los ojos cansado, con la mirada de Magnus en la mente.
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