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James Sirius ¿Malfoy? por Lorcan Malfoy

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Notas del capitulo:

 


 

Disclaimer: todo pertenece a JotaKá.

James Sirius PVO


De hospitales y abrazos


I

— Tu padre no es tu padre... — abro los ojos como platos y la miro —. Tu padre es — se vuelve a atragantar y escupe un poco de sangre —. Tu padre es... ¡Draco Malfoy!

— ¿Qué? — la miro por la revelación pero veo como cierra los ojos y se apoya en mi pacho —. Mamá, por favor — la zarandeo un poco, muy asustado —. Mamá, venga... — cierro los ojos y los aprieto con fuerza —. ¡Mamá!

La zarandeo asustado y con los ojos aún llenos de lágrimas. Trago saliva un poco asustado y miro a mi madre. Suspiro algo tranquilo al ver que aún respira y la siento en el suelo, apartándole un poco de su propia sangre de la frente. Cojo mi varita como puedo mientras miro la plaza muggle en la que estábamos, y como ha pasado de ser una plaza bastante concurrida por poco más que un cementerio de inocentes.

Miro un charco de sangre y me estremezco al ver una verde serpiente teñiendo el cielo de color esmeralda. Expecto Patronum susurro y un feroz león plateado sale de mi varita. Que gran ironía, justo como menos me siento ahora, como un león. Me acerco al patronus y susurro:

— Tienes que llevarle este mensaje a mi padre. Papá — trago saliva, recordando aún las palabras de mi madre, ahora desangrándose en la pared. Pero no, no pienso decir nada, puede que sólo sea un divago o que sea cierto, pero no hasta que no sea seguro —, estamos en una plaza muggle, nos han atacado y mamá está muy grave. No tiene perdida, la plaza bajo la Marca Tenebrosa — ahogo un gemido al pronunciar su nombre y dejo que el león se aleje.

Me siento al lado de mi madre y paso una mano por su hombro, muy asustado, como un niño perdido en un centro comercial. Rompo mi camiseta y la pongo en su abdomen, intentando parar la herida, aunque no con mucho éxito. Trago saliva de nuevo, cada vez más asustado, cada vez deseando más que todo sea un puto sueño, una maldita pesadilla de la que voy a despertar con los típicos berridos de mi hermana y las muestras de afecto exageradas de mi hermano.

Mordisqueo la punta de la varita con nerviosismo, intentando pensar un hechizo que pueda para la herida para impedir que se muera, pero no se me ocurre ninguno. Aunque creo recordar uno, me habló de él mi padre cuando atacó a... ¿mi padre?

Me quito un poco de sudor con la parte externa de la muñeca y suspiro. ¿Y si es cierto que soy hijo de el Señor Malfoy? ¿Y si soy hermano de Scorpius? Ahogo un quejido de dolor al pensar en que ese mortifago del que tanto se queja mi abuelo Arthur pueda ser mi abuelo.

Cierro los ojos lentamente, intentando quedarme dormido, abrazando a mi madre. Pienso en qué diría mi abuelo o el padrino de mi padre si me viese en este momento. Una pequeña parte de mi cerebro, la más pesimista, piensa que se avergonzarían de mí y no querrían verme si estuviesen vivos. Soy un maldito cobarde que ha dejado que casi maten a su madre por su cobardería.

Miro una última vez el lugar donde estamos mientras me vence el agotamiento y los golpes que me he llevado por esa maldita mortífaga. No parece que nadie vaya a venir, como mucho las autoridades muggles. Aunque puede que ahora que el jefe de aurores sabe que unos magos han atacado y dejado una Marca Tenebrosa en el cielo ha pedido al ministro mugle que no mande policías. Por seguridad y por no comprometer al mundo mágico.

Me acabo quedando dormido entre los brazos de mi madre, como cuando era pequeño, solo que ahora soy yo quien la protege a ella y no al revés.


II

— Lumos Maxima — oigo una voz recitar el hechizo y abro lentamente los ojos. Al abrirlos con lo primero que me topo es con los ojos cálidos y preocupados de mi padre.

Me aparto un poco de mi madre para que mi tío Ron la pueda coge en brazos, y suspira un poco aliviado al ver que está viva aunque, como yo le he informado por Patronus, gravemente herida. Miro al cielo y veo que la marca a desaparecido, posiblemente gracias al hechizo Lumos de uno de los dos. Mi padre me coge en brazos, como cuando tenía cinco años y me llevaba a los partidos de Quidditch a ver a mamá competir.

Una pequeña lágrima resbala por mi mejilla, aunque no lucho por contener más. Me acurruco en el pecho de mi padre, con un gran suspiro, sin atreverme a decir nada. Alzo un poco la mirada, sin decir ni una palabra, y veo que la serpiente verde ha desaparecido, quizás por el lumos de antes.

Me hundo en su pecho mientras noto como nos aparecemos y cierro los ojos con fuerza. No me atrevo a abrirlos hasta que me deja en el suelo. Me pone una manta en el cuerpo, ya que estoy desnudo por arriba y me abrazo a ella con un poco de frío, pese a ser verano. Entonces lo abro y, antes de permitirme preguntar siquiera dónde estamos, noto los brazos de mi hermano rodearme y abrazarme con fuerza, temblando; noto sus lágrimas en mi hombro.

Y, claro, en este momento no puedo contener mis lágrimas, y me fundo en su abrazo, sin preocuparme de donde estamos o si estamos solos. Sólo me separo al escuchar a una enfermera acercarse y, poco después, llevarse a mi madre en una camilla.

— James — me llama mi abuela a mi espalda. Me giro y veo que está toda mi familia, al menos la mayoría de ella —. ¿Qué ha pasado, cariño?

Me limpio unos restos de lágrimas y me siento entre Teddy y la abuela, ante la atenta mirada de todos, aunque muy cansado. Bostezo un poco y asiento, intentando poner en orden mis ideas para poder contar todo lo pasado.

— Vamos, mamá y yo estábamos en la plaza muggle, comprando. Cuando escuchamos una explosión, eran dos mortífagos y una mortífaga, esta última parecía ser la jefa — trago saliva —. Nos atacaron, yo hice lo que pude por defendernos, ya que los hombres tenían presa a mi madre — me apoyo en el brazo de Ted, cerrando los ojos y suspirando con fuerza ante la atenta mirada de todos. Los abro de nuevo, aunque no me separo de él —. Hice lo que pude por defendernos... — repito —. Hubo una pelea y se fueron los dos.

Me encojo un poco en mi sitio, acababa de pasar y aún no me creo que lo haya hecho. Suspiro un poco al sentir las caricias de Teddy en mi cabeza.

— ¿Los dos? — pregunta Rose con curiosidad antes de que otros pudieran decir nada.

— ¿Qué? — pregunto confuso.

— Has dicho que os atacaron tres, pero sólo se fueron dos... — frunce ligeramente en ceño —. ¿Y el otro?

— ¿El otro? — repito —. Boom — hago gestos de explosión con las manos.

— ¿Y no oíste nada? — pregunta mi prima Victoire, quizás para cambiar de tema —. Quiero decir, como se llamaban o algo.

— De hecho si — me pongo recto en el asiento y me crujo la espalda —. El que murió, fuera como fuese, se llamaba Yaxley, creo recordar. El otro hombre... — pienso un par de segundos —. Barty. Y esa zo... mujer — me muerdo la lengua para no soltar ningún improperio delante de mi familia —, no sólo sé su nombre. Le vi la cara.

— ¿En serio? — traga saliva mi abuelo, algo nervioso al reconocer los otros nombres —. ¿Có-Cómo se llama?

— Pues dijo algo como mándale recuerdos a tu papi de parte de tita Bella así que supongo que... — me quedo extrañado al ver a los adultos estremecerse —. ¿La conocéis?

— Puede que si — dice Bill, con la voz un poco temblorosa.

— Aunque esperamos que no — continúa Percy de igual manera.

Me quedo un par de segundos mirándolos, con curiosidad. Parece que no están dispuestos ha decir de quien se trata. Miro a Teddy, ya que es el mayor de los más pequeños y quizás la conoce.

— ¿No será... — comienza éste — la que mató al amigo de mi padre, Sirius?

Molly, por toda respuesta, asiente lentamente. Trago saliva, ¿la mujer que mató al padrino de mi padre? ¿Bellatrix Lestrange? No puede ser. He oído hablar mucho de ella, una mujer muy sádica, la mano derecha de Voldemort y, sobre todo, como mi abuela la mató en la Segunda Batalla Mágica.

— Pero... — comienzo, tartamudeando un poco —. Ella... ¿no había muerto?

— Si — responde mi abuela, con los ojos mirando a ninguna parte —. De hecho lo sé de primera mano.

Cierro los ojos con fuerza, algo asustado. He oído hablar de ella lo suficiente como para saber que estoy vivo de milagro.

— Pero, James. Y no te tomes esto a mal — alzo la vista para mirar a George —. Si mataste a Yaxley, ¿cómo sigues vivo?

— Porque maté a Yaxley — respondo como si fuese lo más obvio del mundo y luego los miro. Sonrío con un poco de tristeza y continúo —: Dijo que no se esperaba de mí eso y que por hacerlo seguiría con vida — me encojo de hombros, queriendo dejar de pensar en eso, pero no creo que sea tan sencillo.

— Osea... — comienza tía Hermione, intentando comprender todas las palabras —. Lo que quieres decir es que esa mortífaga usó a uno de sus compañeros para divertirse.

Me muerdo el labio nervioso, temiendo que no me creyesen y que me acusasen de mortifago, de traidor o de algo por el estilo. Pero Hermione continua, y no se responde a sí misma eso precisamente.

— Yo, en ella me lo creo. Ya sabéis que decía Dumbledore le gusta jugar con su comida antes de comérsela.

Aprieto aún más los ojos ante las palabras. Con miedo, más miedo aún al no saber si el siguiente en ser atacado voy a ser yo o mi madre. Sólo quiero despertar de esta pesadilla en la que se está convirtiendo mi vida. Despertar y no encontrar a mi madre en una sala de hospital, de que mi padre no tenga que estar dando vueltas delante mío de un lado a otro, intentando descubrir cómo sigue viva esa mujer, deseando que no haya usado ningún Horrocruxs.

— Chicos, chicas, tías y tíos — corta Teddy antes de que cualquier otro pueda decir nada —. Hoy a sido un día muy duro. James se ha enfrentado a una de las mortífagas más peligrosas, por no decir la más, y ha resultado casi ileso. Así que es mejor que descanse — me coge en brazos con la misma facilidad que como si tuviese 5 años. O puede que esté tan débil que no tengo ni peso. Me acuna un poco entre sus brazos y acabo quedándome dormido, aunque sin apartar el miedo de mí todavía.


III

En la habitación:

Harry toma entre sus manos las de su esposa y las aprieta, con un poco de fuerza y un poco de ternura. Hace esfuerzos por contener las lágrimas mientras siente un par de palmadas en la espalda por parte de su mejor amigo/cuñado. Se gira y le mira.

— Harry... — traga saliva al ver a su amigo tan mal, aunque no puede evitarse sentirse igual o incluso peor, demonios, es su hermana pequeña —. ¿Crees que se pondrá bien? — y pone una cara como si su hermana estuviese llena de arañas gigantes y sólo él pudiera ayudarles.

— Si, por supuesto que si — responde Harry, sacando un optimismo que ni él mismo sabe de dónde sale —. James ha sido muy valiente, ¿no crees?

Ron sólo asiente, mirando a su hermana un poco asustado. Tiene el abdomen liado y vendado y tiene marcas de lucha por todo el cuerpo.

Harry aprieta los puños al verla de ese modo, el daño que ha hecho esa mujer, que mató a Dobby y su padrino y que ahora esté viva otra vez. Lo que más le asusta es que pueda seguir viva gracias a magia oscura, como un Horrocrux.

Se estremece de solo pensarlo y se gira.

— Vamos, dejémosle descansar a ambos.

— ¿Ambos? — pregunta con algo de curiosidad, saliendo junto a Harry.

— Si, voy a llevarme a James a casa que descanse un poco. Hoy a sido un día muy largo para todos.

Ron vuelve a asentir, conforme hasta llegar a la sala de espera donde está toda nuestra familia conmigo dormido entre los brazos de Teddy.


IV

Abro los ojos lentamente al sentirme zarandeado por alguien y vuelvo a ver los ojos esmeralda de mi padre frente a mí. Me bajo de los brazos de Teddy con una pequeña sonrisa y me estiro como un gato antes de ponerme en pie.

— ¿Qué tal está? — pregunto curioso y miro por la sala, un poco nervioso al ver tanta gente a mi al rededor. Como si fuese un mono de feria o algo por el estilo.

Están todos, mis cinco tíos con sus cuatro mujeres y todos sus hijos. También están Neville, su mujer y sus dos hijos. A quien no veo es a Lorcan, aunque supongo que no quieren darle sustos o algo por el estilo.

— Estable — responde mi tío Ron secándose una pequeña lágrima de la mejilla —. Por ahora respira, eso es bueno.

Asiento un par de veces ante lo dicho y vuelvo a mirar por la sala.

— ¿Y Lorcan? — pregunto curioso y me muerdo el labio.

— No le hemos avisado, James. No queríamos preocuparle.

Vuelvo a asentir. Claro que yo tampoco quiero preocuparle. Pero mi padre, o Harry, o quién sea sabe lo nuestro, así que debería haberle avisado. Aunque sólo sea para informarle.

— ¿Quieres que le avisemos, cariño? — pregunta mi padre, haciéndome sentir mal por pensar que no lo es. ¿Cómo va a tirarse mi madre a Draco, con lo mal que habla de él?

— Si, por favor — siento los brazos de Teddy rodearme de nuevo y suspiro, dejándome abrazar.

Miro a Victoire y me disculpo con la mirada por acaparar a su novio. Pero parece demasiado preocupada por mí, su primo, como para preocuparse por eso.


V

Como media hora después entran en la sala de espera donde estamos —en la que el medico nos ha dicho que tenemos que estar hasta que operen a mi madre— cuatro personas. Una mujer rubia de ojos plateados y una larga melena que golpea contra su baja espalda a medida que camina. A su lado hay un hombre de ojos castaños, muy parecidos a los mios solo que en un toque más claro, su pelo es corto y castaño. Delante hay dos chicos, dos años menores que yo, gemelos.

Uno de los chicos, el que lleva su pelo rubio un poco más largo que el otro, corre hasta mí cuando me ve.

— James — llega hasta mí y me abraza —. ¿Estás bien?

— Claro que estoy bien, Lorc — bajo un poco la cabeza. Aunque yo esté desearía no estarlo si así pudiera estarlo mi madre.

— ¿Seguro? — me mira por la cara, haciendo que me sonroje ante la atenta mirada de todos los de la sala.

— Si, Lorc, seguro.

—¿Y tu madre?

— Operandola, pero creo bien — suspira un poco aliviado y se aparta. Sus mejillas se tiñen de color escarlata al mirarlos a todos.

— Este... yo... — se aparta un poco; me pongo en pie.

— Sé que este no es el mejor momento pero... — paso mis brazos por su cuello —. Este es Lorcan, mi novio — lo atraigo a mí y lo beso, delante de las familias de ambos y sin importarme lo que digan.


Continuará


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