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LIKE A CLOUD por Foxlady

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A la mañana siguiente Harry, tras limpiar la bola de pelos que la maldita gata disfrutaba vomitar todos los santos días en sus zapatillas, se vistió y se Apareció  a las nueve tras  Severus, directo a la Universidad de Cambridge, en donde el profesor de pociones y alto alquimista ofrecía sus clases magistrales para las carreras de Medimagia y Alquimia.

Hoy, con una docena de estudiantes de medimagia con sus clásicos atuendos celestes rodeaban al maestro, que con el bebé hábilmente acunado en el brazo derecho realizaba con la varita en el izquierdo todos los delicados toques y floreos mágicos que contenía el Control Neonato Mágico sano.

El bebé, un pequeño de dos meses con mejillas rosadas y grandes ojos oscuros seguía divertido las evoluciones de la varita, y en ocasiones intentaba atraparla, o alargaba las manitas para atrapar la mechitas que se escapaban del estricto clip que sujetaba la melena de Severus.

En un momento Severus sonrió, desligando la varita de los deditos inquisitivos con suavidad, reemplazándola por un sonajero, que el bebé empezó a chupar con entusiasmo de inmediato. Harry se cruzó de brazos, apoyado en la puerta esperando que acabase la clase, sorprendido y un poco conmovido al ver el cuidado y la habilidad con que Severus manejaba al bebé, sus manos grandes y descoloridas por las pociones inesperadamente gentiles.

El bebé se durmió en su brazo y Severus intentó dejarlo en la cuna, pero a su protesta sonrió y siguió meciéndolo mientras hechizaba una tiza para que escribiera en la pizarra las últimas indicaciones. Cuando al fin tocó el turno de los estudiantes de practicar los hechizos calmantes, el bebé se mostró soñoliento y malhumorado de ser colocado en la cuna, pero al terminar la última ronda, Severus volvió a cogerlo, y para la fascinación de Harry, lo mudó hábilmente mientras daba las tareas y obligaciones asignadas a la clase, que también lo miraba con sorpresa.

El bebé volvió a la cuna muy adormilado, y Severus dio por concluida la clase, permitiendo a los alumnos salir, con lo que Harry se acercó a él mientras Severus guardaba sus instrumentos.

- No tenía idea que te gustaban los bebés.- dijo, ojeando al pequeño bulto dormido.- Dónde conseguiste eso?-

- Es un él, Potter, no un eso.- dijo Severus secamente.- Es un ward de St Mungus: sus padres muggles intentaron ahogarlo cuando se encontraron con un bebé que levitaba a voluntad; si no hubiera pasado un Auror cerca en ese mismo momento…- agregó, frunciendo el ceño.- Y después preguntan por qué existen los mortífagos…-

- Cállate, Severus!- dijo Harry, mirando nerviosamente a ambos lados. Los alumnos ya habían salido, pero a Harry lo ponía nervioso cuando Severus mencionaba su pasado: considerando que sólo una movida de último minuto de Dumbledore había revelado su rol de espía, su perdón ministerial por actividades pasadas no significaba que una amplitud de gente no quisiera mandarlo al paredón de fusilamiento.

- Cómo se llama?- dijo Harry inclinándose sobre la cuna.

- Por ahora, Arthur, como todos los bebés sin nombre de Inglaterra.- dijo Severus, cerrando su maletín, y colgando su túnica.- Vamos a mi oficina; allí podemos revisar tu… HARRY!-

Harry retrocedió de un salto asustado, pero era tarde; la correa de su mochila, colgada descuidadamente sobre un hombro, había enganchado el pitorro de una pesada tetera de piedra llena de poción que estaba en un anaquel cercano, y al moverse bruscamente, la pesada tetera cayó y se partió en mil pedazos, enviando fragmentos de piedra y un gran salpicón de poción chorreó a todas partes, incluyendo los jeans de Harry, el piso y la pared, y para espanto del exSeeker, gotas cayeron en el bebé, que empezó a gritar inmediatamente.

- Quítate los jeans rápido!- gritó Snape, alzando al bebé en volandas y sumergiéndolo en el barril de baba de dragón que mantenían cerca, uno de los pocos impermeabilizantes universales que existían, efectivamente ahogándolo. Harry sintió el ardor en sus pantorrillas y metiendo ambas manos en otro barril cercano, se untó ambas piernas rápidamente, demasiado familiarizado con los accidentes en pociones. Espantado, vio que sus jeans descartados humeaban.

- Qué era eso? Qué demonios era eso?- gritó, viendo a Severus sacar a un bebé que gritaba indignado y agitaba sus bracitos con manchas rojas. Severus lo desvistió rápidamente, musitando varios hechizos, uno de los cuales pareció hacerlo dormir y quedarse inmóvil.

- Poción comelotodo, Potter, el ácido más fuerte que tengo… tienes suerte de haya estado diluido y en una tetera ceramizada en piedra! Eres un torpe idiota! Si le hubiera bañado la cabeza, lo habrías dejado sin cara!-

- Fue un accidente! Dios mío, no quería hacerle daño!- dijo Harry olvidado de sus piernas heridas y acercándose a ver al bebé.

- Son quemaduras leves, pero me preocupa que le haya caído en el párpado… maldita sea, Potter, ahora nunca más Prewett me permitirá demostrar nada con uno de sus bebés!-

- Lo siento! Dios mío, lo siento tanto! Qué hacemos? Vamos a St Mungo?- exclamó asustado, a lo que Snape tensó los labios.

- Qué? Te crees que allá hay un medimago o un alquimista que sepa más sobre pociones que yo?!-

- Sólo decía… no te erices ahora! Qué hay que hacer?-

- Por ahora, lo llevamos a casa y te metes en la tina con él y mi poción regenerativa.- dijo Severus, envolviendo al bebé en su colcha y su propia capa.- Luego, veremos.-

 

 

 

Cuando llegaron a casa, fue con auténtica ansiedad que Harry llenó la tina, se desvistió, y obedeció a Severus rellenándola con las hierbas y sales indicadas. Severus finalmente echó con su propia mano una copa de una poción espesa y blanca, e indicó a Harry que se metiera dentro: la sensación era extrañamente oleosa, y pronto dejaron de dolerle las piernas, acomodado en el agua tibia de la gran bañera de porcelana blanca que era una de las debilidades de Snape.

- Ahora sujétalo bien y no te quedes dormido.- dijo el maestro de pociones, colocando al bebé sobre el pecho de Harry, tras cubrirlo con una toallita.- Reposa con él… mantenle húmeda la cara.- agregó, mojándose la mano y pincelando el rostro del niño. Harry lo siguió con la mirada, sus verdes ojos más suaves sin los lentes, y sonrió al fin algo adormilado.

- Cómo es…  que eres tan bueno con los bebés?-

- Te recuerdo que era el único maestro de pociones entre los mortífagos.- dijo Snape con arrogancia.

- Y eso qué tiene que ver?-

- Que una gran parte de ellos tenía hijos. A quién crees que calzaban con preparar la fórmula y hacer de magopediatra, si no confiaban en nadie más?-

- No! Estabas a cargo de la sala cuna de los mortífagos?- dijo Harry con una risotada incontenible.

- Todo el jardín infantil… y después a Slytherin.- dijo Snape con exasperación , echándose el pelo atrás.- Crié a los hijos de Lucius, de Stefan, de Octavius… crié a los hijos de todos mis amigos… muchos de ellos huérfanos.-

- Siempre ha sido un misterio para mí porqué no te enganchaste a ninguno. Esos Slytherins babeaban el suelo que tú pisabas, hubieran estado felices…-

- No me interesan los mocosos, Potter.-

Harry señaló a sí mismo y al bebé en su pecho, que dormía tranquilamente, con un gesto expresivo.

- Tú nunca fuiste un niño.- dijo Snape, sus ojos intensos, inclinándose y besándole la marca en la frente.- Tú siempre has sido un hombre, ahora más que nunca.-

- Lamento ser tan torpe… espero no haberlo lastimado muy serio.- dijo Harry cerrando los ojos bajo el beso y acariciando al bebé, que sólo tenía manchas rosadas en brazos, piernas y un párpado, ahora.

- Estará bien.- susurró Snape, profundizando el beso, descendiendo por su rostro. Harry, incapaz de usar las manos para guiarlo o atraerlo, sosteniendo al pequeño, aceptó el beso con hambre, allí completamente desnudo en la tina mientras Severus, sentado en el borde, estaba completamente vestido. Pero cuando se apartaron para tomar aire, Severus emitió una risita.

El bebé se había despertado, y los miraba con ojos muy abiertos.

- Creo que es hora de comer.- dijo Harry, viéndolo tratar de levantar la cabeza haciendo unos gorgoritos. El pequeño se agarró de su pelo y tiró, haciéndolo quejarse, y Snape se enderezó, sin poder evitar una sonrisa.

- Sécalo con cuidado y ponte una bata. Voy a prepararle mi mejor leche con esencias como disculpa, y veremos qué puedo prepararte a ti.-

- Tengo sugerencias!- dijo Harry con una sonrisa predadora.

- No delante del niño, Potter!-


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