Tengo ... ¿tiempo?, reloj de arena.
Quedaba solo una semana de clases. Arlette sentía que quedaba poco tiempo pero no tenia manera de averiguarlo, le decía que algo pasó o podía pasar.
Solo Joshua podría romper el contenedor y eso solo era si el contra-hechizo no funcionaba. Uff… ya le dolía la cabeza, definitivamente viajar en el tiempo era todo un cacho.
Debería dejarle una señal a Joshua que atravesara los años para que así el rompiera la esfera diciendo la fecha exacta que decía el mensaje, esto era sumamente peligroso, podía ser que muriera, se cambiara la fecha o que nunca llegara el mensaje a destinatario.
Lo peor de todo esto es que no podía permitir que su yo futuro lo descubriera por tal razón tenía que hacerlo llegar después de la fecha en que se marcho, donde todo podría ocurrir.
—Arlette— le llamo Peter.
—¿Qué pasa?— el menor llego donde ella pero antes de hablar recupero el aire.
—Te llego esto— le paso una cajita. Tenía un envoltorio azul y dos cintas, dorada y plateada —no dice de quien es—
—Raro…— la iba a abrir pero sus amigos le quitaron la caja de las manos.
—¿No has aprendido nada?— pregunto un muy alterado James Potter.
—¿No?— el cuarteto negó.
—Jamás…— empezó Sirius —jamás se abre algo que no tiene remitente—
—Y menos aun si lo tiene— termino Remus.
—Con lo pasado aprendimos a asegurarnos— decía James.
—Por tal razón lo revisamos antes con varios hechizos— término por explicar Peter.
En eso los cuatro lo dejan en el suelo y empiezan a lanzar hechizos contra la pobre cajita. Después de un momento en donde no ocurrió nada, Peter la levanto y se la entrego a Arlette.
—Todo bien— dijo con una sonrisa que ella correspondió.
Ellos eran los Merodeadores no ella, por eso rasgo el papel y abrió la tapa como si nada. Adentro había un reloj, similar a los Muggles pero en vez de ser plano y con números tenía el dibujo de un reloj y arena negra.
—Raro— comento ella.
—¿Raro? ¡Es increíble!— decía James mientras lo veía —tienes un reloj de arena—
—¿Qué tiene?
—Estos relojes tiene la particularidad de predecir a quien lo posea sus años de vida, pasa por toda la gama de un arcoíris Muggle pero terminando por el color negro, mostrando 8 colores en total, mientras más cercano este al negro menos tiempo te queda— explico el futuro Profesor.
—¿Entonces?— sus amigos la miraron y señalaron el reloj —bien…— cedió.
Se puso el reloj y la arena empezó a girar, un lindo color verde apareció y al lado se conservaba una delgada línea de arena blanca que estaba en la mitad.
—Bueno… tienes la mitad de tu vida… solo vivirás otros 16 años— decía un molesto Sirius.
—Pues no me…— pero la arena volvió a girar.
Ahora señalaba un lindo color naranja y la arena blanca estaba casi hasta el tope.
—Raro— dijeron los cinco.
Pero Arlette entendió, el primero era con el hechizo y el segundo con lo que “viviría” en ese tiempo.
Sin más lo hechizo y el reloj se convirtió en un collar.
—Ahora parece un giratiempo— dijo James.
—¿Verdad?— pregunto entusiasmada Arlette —es más cómodo llevarlo—
—Como sea, debes cuidarlo— informo Remus, a la mirada de Dumbledore suspiro y procedió a explicar nuevamente —estos tipos de relojes son controlados de la misma forma que los giratiempo por el Ministerio, traspasan toda lógica de la magia y hechizos o encantamientos para señalar cuando vivirá una persona—
—¿Ósea que si… lo ocupa alguien que se va a batir a un duelo… sabrá si morirá o no?— Remus asintió.
—Es algo bastante peligroso— añadió.
Arlette trago saliva, por nada del mundo dejaría que alguno de ellos siete le pusiera las manos encima.
—Aunque no entiendo porque mostro dos cosas— decía Sirius.
—Da igual… vayamos a disfrutar de la última semana— cambio de tema.
—Se acabaron los exámenes— complemento un extasiado James.
<<¿De dónde viniste?>> se pregunto Arlette en la noche mientras observaba el pequeño reloj. Fuese como fuese, lo aprovecharía y si bien algo malo ocurriese podría desaparecer de allí.
Continuara...