Fin de curso.
Y llegamos a finales de 6to año. Los alumnos estaban relajados en su mayoría solo unos pocos entregaban trabajos para subir notas y poder pasar. La mayoría estaba en los terrenos disfrutando de lo poco que quedaba.
Los Merodeadores no fueron una excepción, hechizaron a Malfoy hasta hartarse porque ya no lo verían. Lo cual fue idea de Arlette para que así no molestaran a Severus.
Se ganaron quejas de Lily por su comportamiento tan infantil. Los profesores no podían hacer prácticamente nada aparte de regañarlos, no podían tenerlos encerrados -ya que sería un peligro- y no tenían forma de castigarlos, además eran los últimos días.
Lily quería pasar un tiempo con Remus pero sus amigos no lo dejaban marcharse por lo que entre tregua, promesa y amenaza, Lily termino compartiendo un día con ellos.
Fue un caos y quizás quedase ese día como el día en que James “casi reta” a Evans.
Si había algo que Potter no toleraba era que lo confundieran con las serpientes y que hablaran mal de sus amigos.
Por eso cuando Lily comento -para rectificar- algunas de las cosas que se escuchaban acerca de ellos, James quiso gritarle.
¡PERO ES QUE NO PODIA!
Estaban hablando mal de Sirius –más de lo normal- pero ahora también sacaban en la conversación a Walburga ¿Cómo? Ninguno entendía… y… y…
James y Sirius, ¿Juntos? ¿En plan amoroso? ¡El infierno se secaría antes de eso!
Potter se paro y apretó los puños hasta casi hacérselos sangrar. Quería gritarle a la pelirroja que tenía delante.
<<¡HE ESTADO ENAMORADO DE TI TODOS ESTOS AÑOS!... Y… ¿CREES QUE ME METERIA CON SIRIUS? ¿Acaso mis muestras de amor no son suficientes? Y si el perro fuera gay no sería conmigo… Hasta con Peter es más creíble. ¿Quién esparció tan ridículo rumor que tu lo crees? ¿Nos has visto de alguna forma cariñosa? NO. Porque es mi ¡HERMANO!>>
Remus y Sirius se miraron y sin que Lily lo notase la alejaron un poco. Peter por otro lado temblaba, pocas veces había visto la furia de Potter y no era buena, aun recuerdan como dejo a Snape después de que le dijera “sangre sucia” a Evans.
—¡POTTER PIENSA RAPIDO!— se escucho un grito.
James volteo y le dio una snitch en la cara.
—Bueno… está más que claro que buscador jamás será— comento Barty.
—¿Con esos anteojos?— pregunto Sirius.
—Solo nos asegurábamos— hablo Reg —vamos Barty, Dumbledore nos debe dinero—
Ninguno entendía pero con el golpe James volvió a la normalidad. Después Remus le explico a Lily la situación y le menciono de la vez que hablaron mal de Sirius cuando eran pequeños, la vez como dejaron llorando a Peter y de cuando lo hechizaban a él. Lily entendió que para James, ellos eran su familia y como tal la protegería y que no soportaba que degradaran a otra persona.
Remus fue muy neutral y claro en explicarle que mas de defender su honor, James odio que Severus dijera eso de quien para James era una de las mejores Brujas de su tiempo y él lo reconocía, lo tenía claro. Lily Evans podía llegar a ser Ministra si es lo que quería.
La confianza y orgullo que tenía James en Lily, causaron que durante el verano ella lo viera con otros ojos.
Por otro lado, Peter hechizó a Goyle y Zabini sin ayuda de nadie, sentía que ese año valió la pena y sobre todo las prácticas algunos fines de semana en la Sala de Menesteres.
Ya seguiría ensayando en verano para así mostrarles a sus amigos el próximo año lo que había mejorado.
Arlette agradeció a Barty y Regulus, ella sabía que era mejor estar pendiente de aquellos porque algo podría ocurrir.
¿Qué pidieron a cambio? Una ubicación donde poder despedirse como se merecía el año.
Al parecer ambos ya… se habían conocido íntimamente.
Por el secreto, otro secreto. Ellos no revelarían nada, solo así podían ocupar la Sala de Menesteres.
Cubrirlos el último día fue toda una odisea, como nunca algunas personas la buscaban, entre ellas Malfoy y Black.
Muchas veces Arlette quiso arrojar la toalla pero al verlos llegar a la cena, se dio por pagada, la cara de felicidad, amor y sonrojo la alegraron y mas al ver que Regulus dudo en sentarse.
Para Remus y Severus las cosas fueron muy similares, se despidieron de sus amigos y dejaron preparadas las cosas para no hacerlas mañana a última hora. Con todo organizado se fueron a dormir plácidamente.
Arlette salió es anoche y fue el Lago Negro, se sentó justo en el lugar donde Hagrid la encontró. Había hablado algunas veces -no tantas como quisiera- con el semi-gigante, tomo de su té el cual seguía en este tiempo sabiendo raro y lo acompaño en otras al Bosque Prohibido.
—¿Qué ocurre?— pregunto el Rey de Roma.
—Hagrid…— saludo ella —nada… solo recordaba, ha pasado un año.
—Un gran año…— dijo con una sonrisa bonachona —sea como sea y aunque sea el último día, deberías estar adentro y no aquí—
—Por favor— pidió ella pero Hagrid no se veía convencido —necesito aclarar algunas cosas— con eso el mayor no se pudo quejar, haciendo como si no la hubiera visto siguió caminando.
Arlette después de una hora se paro y se dirigió al Sauce Boxeador.
Ya en la casa de los gritos, la recorrió. Pocos imaginarían que destruirían la casa en un futuro, en un ataque de los Mortífagos que escaparon. Harry fue el que más lamento la perdida de ese lugar. Kingsley Shacklebolt le había propuesto reconstruir otra pero no era lo mismo, jamás sería lo mismo.
Observo todo, cada detalle, de la casa y de lo que causaba el lobo.
Sin darse cuenta se durmió en la misma habitación donde en un principio se encerraba a Moony. En la misma cama o colchón sobre el suelo. La madera no era lo mejor y el metal tampoco, por eso Poppy y Remus decidieron dejar solo el colchón, ya sea como sea era más cómodo que el suelo.
—¿Dónde está Arlette?— pregunto un preocupado Remus.
—Debe estar con sus compañeras— dijo James pero Remus negó.
—Hable con Lily y no fue a dormir anoche a su cuarto.
—Ya aparecerá— trataba de auto convencerse Sirius, con el tiempo le tomo mucho cariño a ella.
—Chicos… ya casi es hora… debemos abordar— decía Peter mientras observaba alrededor por si aparecía.
Resignados subieron al tres, caminaron por los vagones y se fueron a su compartimiento. Los cuatros estaban pegados a la ventana observando.
Pero por el camino del castillo no venia nadie, no así por el de la Cada de los Gritos como Peter se los hizo notar a sus amigos.
Y si, era ella la que venía caminando.
Una muy helada y tiritando Arlette se acerco a los chicos cuando entro al compartimiento.
—¡Merlín, está congelada!— decía un alterado Remus mientras abría su baúl y sacaba una manta.
—¿Qué hacías allí?— pregunto James luego de que el color volviera a los labios de la chica.
—Hace mucho frio… pese a que estemos empezando el verano— Remus y Sirius la apegaron más a sus cuerpos en el abrazo y empezaron a sobarle espalda y brazos para que entrara en calor más rápido.
—Aun no me respondes.
—Fui… solo quería un momento a solas— dijo luego de un rato.
El tren empezó a sonar. Peter se alarmo.
—Chicos… nos movemos…— los otros se dieron cuenta que se alejaban de la estación.
—Tranquilos… yo también me voy— dijo luego de un momento Arlette, sabía que estaban preocupados por ella, supuestamente se quedaba en Hogwarts.
—¿Si?
Ella asintió.
—Mi tío me consiguió una pieza en un lugar chorreante— informo. Sus amigos sonrieron pesando que la irían a visitar o podrían contactarse con ella —pero no estaré allí, solo iré para enviarle una lechuza diciéndole que aun vivo… tengo unos asuntos pendientes—
Y era verdad… aun no estaba segura de muchas cosas.
Continuara...