Preparándome para viajar.
Y como le había dicho a su primo, todo estaba listo. Sabía que de los años de su bisabuelo podía encontrar contactos para trámites.
Mundungus había muerto hacía tiempo pero dejo contactos -más bien se les descubrieron-. Ya había gastado todos sus galeones para cambiarse el nombre “legalmente”.
Consiguió con diferentes libros, “terminar” el hechizo. En un principio solo sería un espectador en el tiempo pero… después de las tantas modificaciones que logro traducir -agradecía las clases de Runas Antiguas- le parecía que si cambiaba algo SUPER importante este en verdad cambiaria.
Evitar el nacimiento de alguien era impensable… aunque a ella misma a estas alturas de la vida no le importase.
El hechizo terminado era en cierta manera peligroso, para viajar era necesario entregar una parte tuya. La mitad de tu vida se iba en que el hechizo funcionase, si vivirías 60 años originalmente el hechizo lo dejaría a 30, los cuales correrían en el otro tiempo y en el que corresponde que cortaría la vida aun mas a la mitad, 15 años y seria.
Había que esperar vivir muchos para que así, no fuera todo esto en vano.
Ya estaba en la semana después de clases.
Había guardado sus cosas, empequeñeció algunas prendas junto con el baúl con el que viajaría y el resto lo tendría al cuidado Joshua.
Solo había una manera de volver, que eso era con el contra-hechizo. Si eso llegase a fallar, se debería romper un contenedor con arena en un tiempo determinado para la persona salir del pasado. Para eso necesitaba a su primo. Era en el único que confiaba para cuidar algo de suma importancia, eso y sus otras pertenencias.
—¿Qué tengo que?— pregunto Joshua al verse rodeado de cosas y una esfera dentro de una caja.
—Viajare por mucho tiempo y la única forma de volver es con esto— tomo la esfera —para eso tiene que estar intacta—
—La cuidare con mi vida— dijo solemnemente.
—¿No me preguntaras nada?
—Aunque te pregunte, no te haría cambiar de parecer y ambos sabemos que cualquier otro lugar es mejor que tu casa— por eso ella no consideraba a su primo como menor si no que mayor, aunque nunca se lo dijera a la cara.
—Entonces lo cuidaras y vendrás por él cuando ya pasen 20 minutos.
El silencio reino la habitación en la casa de Arlette.
Joshua se acerco y la abrazo, no se verían en quizás cuantos años. El no sabía nada del hechizo para que así no saliera perjudicado o porque la fuesen a buscar, siendo Joshua su mejor amigo el debería saber algo.
—Al lado de la esfera ira un filamento de recuerdo con las instrucciones, espero que jamás lo tengas que abrir.
—Espero lo mismo…— otro abrazo y salió de la habitación.
Arlette se sentó en el suelo y con la varita quemo símbolos en la madera de toda la habitación, cada pared tenía algo similar a un pentagrama, con runas en diferentes idiomas y de diferentes magias, tanto blanca como negra.
Arlette se sorprendió al encontrar en el callejón Knockturn una copia bastante gastada del Necronomicón, ese libro era similar a la biblia para algunos magos, exceptuando que se necesitaba mucha concentración para no ser atraído por todo lo que tiene escrito, muchas personas sucumbieron y se volvieron locas o peor, murieron al intentar hacer los rituales escritos.
Ella siendo bastante astuta, hechizo el libro y conjuro un cuaderno copia, para después apuntar al Necronomicón mientras decía en voz alta la palabra TEMPUS, VIATOR y REDITUS.(*)
Con esto el cuaderno copiaba a medida que las hojas se movían por “el viento” cualquier párrafo que contuviera esas palabras, el único problema el desgaste de magia.
Para llegar a este día tuvo que beber muchas pócimas Vigorizantes, mucho Felix Felicis -así podía asegurarse un pequeño porcentaje de éxito- y Agudizadora de Ingenio.
Gracias a todo esto estaba presente en este día. Hoy habría Luna en Cuarto Decreciente. Se podía ocupar la noche o el día, Arlette prefirió irse en día y volver de noche por eso tenía todo listo para hoy.
Tomo lo último que quedaba de Felix Felicis para que así no hubiera ningún problema con sus padres.
Empezó con el hechizo.
Joshua estaba del otro lado de la puerta contando los minutos, las luces y la niebla que venía debajo de la puerta lo preocupaban pero sabía que solo así las cosas podrían ir a mejor y no solo para Arlette sino que para el también. No era ninguna novedad que su Padre tenía sentimientos encontrados por un amor adolescente que hasta el día de hoy lo tiene presente. Sí, se casó con su Madre pero ellos se conocieron a finales de sexto cuando ambos estaban despechados, durante séptimo se ayudaron mutuamente y cuando terminaron se dieron cuenta que ella estaba embarazada, no paso mucho tiempo y ambos estaban casados.
El asunto es que el “enamorado” de su Madre había muerto hacía años, no así el de su Padre quien al parecer volvió a hacerse presente por X motivo. Un día escucho a su Madre y Padre hablar de un escorpión.
Aun recuerda como su Madre dijo <<—“Te volvió a picar, espero que el veneno de la primera vez te haga inmune, tenemos una familia Albus”—>>… en un principio no lo entendió pero a medida que se enteraba de la situación de Arlette y lo que pensaba de su Abuelo William con el Tío Percy le quedo dando vuelta la duda… ¿Y si fuera un caso similar?
Arlette tenía la varita apuntando a su corazón mientras por unos cortes en las palmas de sus manos corría la sangre que representaría la mitad de su vida.
Las arenas se empezaban a teñir de rojo, igual que la esfera y la caja que lo contenía.
Los minutos corrían pero ella no sabía en qué dirección, una especia de torbellino la empezaba a rodear lo último que recuerda es algo húmedo y helado por todo su cuerpo.
Arlette había desaparecido de la escena.
Un estruendo sonó y Joshua supo que su prima ya no estaba. Al abrir la puerta el último hechizo puesto por Arlette se rompió y las marcas de lo ocurrido empezaron a desvanecerse hasta convertirse en polvo.
Fue al centro y tomo la caja, gotas de sangre corrían de un costado. La tomo con cuidado y envolvió en un pañuelo, con eso se dirigió a su casa junto con las cosas.
Jamás se enterarían de lo ocurrido…
¿Verdad?...
Continuara...