No te desharás de mi Dumbledore.
Empezaron a llegar de a gota los miembros en cuanto Nymphadora aviso a Kingsley de lo acontecido. Prácticamente estaban dispuesto a revelar la ubicación del cuartel con tal de evitar un ataque de Mortífagos, después de todo Harry llegaría en unos pocos días y nadie quería el enojo del niño que vivió si no visitaba a su Padrino. Aunque el plan fuese malo y estúpido.
—¿Qué paso?— preguntó Albus cuando apareció, eso le traería problemas con Umbridge pero esto era más importante.
—Una… una… Mortífago está aquí— dijo Nymphadora, se le veía en el rostro la culpabilidad por permitirlo.
—No sabemos eso— dijo Remus a la defensiva mientras baja las escaleras.
—Pero Sirius dijo…
—Yo no dije que fuera, solo te advertí que podría ser y tu irresponsabilidad al traerla aquí en primer lugar— se defendió el animago.
—Pero dijo lobo… pensé que lo mejor era que Remus la viera, como él es uno.
—Una vez al mes… UNA VEZ AL MES— subió el tono Sirius.
—Cálmense…— impusó orden Dumbledore —¿dónde está ahora?—
—En mi habitación.
Albus asintió y emprendió el camino hacia arriba pero Remus le corto el paso.
—¿Qué harás Albus?
—No pensé que la considerarías un cachorro— el tono que ocupo Albus extraño a todos, pareciera que hablara cualquier otra persona, no la bondad andante.
—Pues sí, esta herida y no creo que sea lo mejor molestarla— dijo desafiante.
—Solo me asegurare de que no sea un peligro para nosotros y menos para Harry, el hijo de tus difuntos amigos— pues bien sabia donde herir.
La forma de hablar de Albus alertó a todos pero aun más a Sirius.
—Escuchaste a Remus, no subirás ahora Albus.
—Sirius— dijo una escandalizada Molly.
—Estas, después de todo, en mi casa— el ambiente inmediatamente cambio.
—Volveré…— sin más, Albus se dirigió a la chimenea pero le mandó una mirada de advertencia a Remus antes de marcharse.
Todos se miraron extrañados y sin saber que más hacer o decir.
—Remus— dijo Nymphadora a lo que el mencionado se dio vuelta y desapareció escaleras arriba.
—Moony…— susurro Sirius, sabía que las últimas palabras de Albus hirieron a su amigo.
Arlette despertó a la mañana siguiente por un extraño aroma que le agradaba. Se levanto y bajo guiada por el olor. Su estomago reclamaba comida y ella quería complacerlo.
—Despertaste— dijo la voz de una mujer —Remus— llamó Molly.
—Solo quiero comer un poco— dijo.
—Tendrás que esperar, estamos justos— podía distinguirse la desconfianza de Molly. Definitivamente su madre saco eso de ella.
—Da igual— iba a regresar a lo que Sirius se levanta y se le acerca.
—Ven, come lo mío— dijo y le señalo su plato.
—Sirius— reprendió en voz baja Molly.
—Buenos días— vio a Arthur entrar en la habitación seguido de Remus.
—No está mal, excepto que esa es comida de chucho— dijo con una sonrisa a lo que Sirius se quejo —es mejor esto—
—¿Carne?— preguntaron los presentes.
—Necesita proteínas y creo que esto te conectara con tu lobo interno.
—¿Remus?— pregunto Arthur.
—Uno de los hechizos afecto el núcleo de magia, en otras palabras la ascendencia lobuna se activo más y tu nivel de magia decayó un poco— explicó a todos los presentes.
—¿Puede ocurrir eso?— pregunto Sirius, no lo creía, jamás se entero de aquello.
—Se saben de pocos casos.
—¿Se transformara en… en un…? ¡Pero es una criatura pel…!— empezó Molly.
—Cuidado con tus palabras— advirtió Arlette a lo que algunos objetos de la Casa respondieron con una leve vibración —eso pasa solo una vez… el resto son tan normales como nosotros—
—Creo que somos familia— dijo Sirius, se le notaba perplejo, extrañado y por una parte alegre de que alguien le apoyara.
—¿Familia?— pregunto Kinsgley —¿ya se presentaron?—
—Arlette— dijo fijándose en los rostros de Lupin y Black —Pine…— dijo con un bufido. Sería más difícil de lo que pensaba.
—¿No deberías estar en la escuela?— dijo Molly a lo que Kinsgley asintió.
—¿Y qué me confundan con una criatura oscura y maldita? siendo que solo un licántropo se transforma una noche al mes— recalcó aquello nuevamente pero esta vez mirándola directamente a los ojos. Molly desvió la mirada.
Arthur carraspeo.
—Bien, me presento…— empezó Shacklebolt.
Arlette le resto importancia.
—Los conozco a todos…
—¿Si?— preguntó Tonks, quien estuvo callada desde el comienzo.
—Soy buena en legeremancia aunque no tan buena como… un amigo— se mordió la lengua para no decir Severus, conocido en oclumancia tenia la manía de meterse en las mentes de sus alumnos durante los exámenes, lo último que le confesó que haría, eso antes de desaparecer para siempre.
—Interesante— escucharon a Albus —creo que fue bueno traerte hoy Severus—
—Arlette— saludo a lo que ella abrió los ojos incrédula <<¿Podría ser?>> —deberías cerrar tu mente—
—Mierda…
—¿Qué haces aquí?— fue directo al grano Dumbledore.
—Te conocía más simpático… ¿Cómo esta Abe?— pregunto en cambio.
Albus con un movimiento de mano “sello” la habitación.
—Albus…— dijo preocupado Arthur.
—¿Es necesario?— pregunto Arlette —creo que si… ya que…— le miro —le permitiste a Voldemort llegar hasta donde esta…—
Cuatro varitas le apuntaron y tres pares de ojos la observaban, dos con asombro y uno amenazante. Severus era el único que permanecía imperturbable.
—Sabes… cualquiera con tiempo puede conseguir información en los callejones— explicó —gracias por la comida Remus pero creo que es mejor regresar al Caldero… será extraño que no aparezca—
—Lo dudo, te quedaras aquí— sentencio Albus.
—¿Permitirías que una supuesta aliada de Voldemort se quede aquí… con el niño que vivió?
—No jugare tu juego.
—Y yo no dejare de ser una piedra en el zapato. Me las pagaras Albus… todo lo que me has hecho a mí y a mis amigos— hizo un movimiento de mano y Albus fue empujado hacia el lado. Se paró para salir de la habitación y al pasar junto a Albus le miro —no dejare que me drenes más magia— sin más salió.
Para todos fue difícil acostumbrarse a la presencia de Arlette pero no tanto para los Merodeadores. Habían decidió que ella no saliera de la habitación de Lupin mientras Harry estuviera en la casa pero las cosas no salen como quieren.
Una pelea con Molly y Sirius fue a la habitación de Remus a lo que Harry lo siguió y la vio.
—Eres igual que tu Padre y si, en definitiva tienes los ojos de tu Madre… aunque creo que eres más guapo que James— dijo a lo que Sirius desmayo a Harry y mando a buscar a Remus.
Ambos la bombardearon con preguntas a lo que ella señalo una foto, era fácil deducir lo demás.
Pero es que si, todos le decían lo mismo pero nadie mencionaba que conservaba la sonrisa de su madre y la estupidez de James, junto con su mala suerte para terminar castigado y en problemas.
Los Merodeadores eran más descubiertos por culpa de James que por una broma.
—¿Quién es ella?— pregunto Hermione.
—Una gran pregunta, una gran excelente pregunta— dijo Arlette —soy tu padre— todos quedaron extrañados —mucho juntarse con muggles, ellos entienden— se encogió de hombros.
—Una…— empezó Sirius.
Molly iba a abrir la boca cuando Remus la interrumpió.
—Mi hija— la tensión se podía cortar con un cuchillo.
—Un desliz…— explico Sirius, todos podían notar la molestia en sus palabras.
—¿Me creerían si dijera que nací de dos hombres?— todos la vieron como si le hubiera crecido otra cabeza —creo que no— susurro.
—¿Por qué dices eso?— pregunto un escandalizado y asqueado Ron.
—Porque Lupin acaba de decir que soy su hija y los adultos saben que la casa responde a mi magia— dijo a lo que solo Hermione abrió los ojos.
—Significa— explico a sus amigos —que tiene sangre Black—
—Podría ser…— empezó Tonks.
—¡NO!— escucharon a Remus, Sirius y Arlette.
—Pero aun queda la madre de Malfoy…— comento Harry.
—¿Cissa?— pregunto Arlette —tiene complejo de celos con Luc, aun no sé como aguanto a s… sus compañeros en Hogwarts— aparento un escalofrió.
Remus, Sirius y el recién llegado se extrañaron del comentario, solo ellos conocían esa faceta de Narcissa o... Cissa.
Continuara...